BOHEMIA ANDINA
Y
LA NOCHE DE SAN JUAN
Extracto del libro “EZEQUIEL URVIOLA Y EL INDIGENISMO PUNEÑO” de Augusto
Ramos Zambrano, Ed. Fondo Editorial del Congreso de la República; pp.77-80
…
L
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a noche
del 26 de diciembre de 1916, en una reunión habida en la calle Grau N° 10, se
funda en Puno una institución cultural con el nombre de Bohemia Andina, cuyo
principal mentor fue Emilio Romero, siendo su propósito el cultivo de las
ciencias, artes y letras. Nominaron como socios honorarios a Gustavo Manrique,
Celso Briones, Juan C. Rosell, Adrián Solórzano, Manuel A. Quiroga, César
Ponce, Eduardo Pineda Arce, José Frisancho Macedo, José Antonio Encinas,
Eladio Romero, J. Albino Ruiz, Moisés Yuychud, Daniel Rosell y Esteves, Adrián
Cáceres Olazo, Ignacio Frisancho, Carlos S. Meneses y Carlos A. Barreda, todos
ellos intelectuales muy distinguidos de la sociedad puneña, entre los que
figuran periodistas, poetas, juristas y funcionarios públicos, vinculados a
nivel nacional con escritores de Lima, Arequipa y Cusco. En aquellos años las
ciudades de La Paz y Buenos Aires constituían fuentes de conocimiento por la
estrecha relación que había entre los pensadores de esas localidades. Por ello
Bohemia Andina reunía a lo graneado de la intelectualidad puneña.
Los
socios fundadores de Bohemia Andina fueron Alex Franco Hinojosa, José Rosell y
Puga, Rafael Arias, José Salguero, Arturo Peralta, Víctor Villar, Luis de
Rodrigo, Ricardo Paniagua, Remigio Loza, Juan Jiménez, José María Franco,
Rómulo Vildoso, Guillermo Ormachea y Luis N. Chevarría. Como Presidente fue
elegido Emilio Romero por unanimidad, quien llama a sus condiscípulos
"amateurs de la cultura" y convoca a los estudiantes universitarios,
artistas, poetas, etc., a integrarse a las filas del grupo*. Proficua fue la
labor de Bohemia Andina, en cierta forma antecesora de Orkopata. Fundaron la
revista llamada La Tea, de la que salieron alrededor de veinte números.
Aunque el interés preferente era la literatura, no estamos solo ante un
"arte puro", ya que se percibe un marcado interés por los temas
sociales. El propio Romero, quien firma como "Pecopín", trata temas
de dicha índole y se compromete con la causa indígena. Bohemia Andina invitó a
distinguidas personalidades para dictar conferencias u ofrecer recitales como
Abraham Valdelomar, Alomía Robles y otros. Se organizaron representaciones
teatrales con actores de renombre y sus miembros desarrollaron una actividad
cultural hasta entonces inédita en el Altiplano puneño.
Ezequiel
Urviola no aparece entre los fundadores, aunque más adelante colabora con el
grupo. Emilio Romero, quien mostraba marcado interés por el teatro, concibió la
idea de escribir una pieza teatral con hondo contenido social, a la que puso el
nombre de La noche de San Juan. Esta pequeña obra fue representada por
jóvenes del grupo. El escenario donde se desarrollaba era la imaginaria
hacienda de Puma- tambo, en la que un feroz gamonal, Telésforo, desata un régimen
de explotación inicuo, pero su hijo Rogelio, estudiante de Derecho, de
sentimientos contrarios al padre, se enamora de Marta, hija de un pastor del
fundo, con la cual se halla a su vez comprometido un campesino llamado Antonio.
Marta sin embargo ama al hijo del patrón, pero sus padres han concertado ya el
matrimonio con el joven indígena e incluso cuentan con la autorización dada por
el patrón, quien será el padrino. En medio de estos amoríos, los indios de la
hacienda planean una insurrección para acabar con la vida del gamonal. Un
indio leal, José, advierte a Telésforo del peligro que se cierne, y lejos de
agradecerle ordena que lo azoten y lo encierren en un calabozo. Gracias a las
súplicas del mayordomo, se le concede libertad. Los indios, entre tanto, antes
de iniciar la rebelión acuden a un pakko (brujo) para conocer lo que
sucedería. El brujo aconseja que sigan adelante. Marta le confiesa a Rogelio el
amor que siente por él, haciéndole saber a Antonio que no lo ama. Empero, el
matrimonio ya estaba fijado para la noche de San Juan. Ese mismo día se inicia
la insurrección y Telésforo muere en manos de los indios. Rogelio también es
victimado por Antonio, naturalmente movido por los celos. Dominada Marta por
el dolor y la angustia, toma la fatal decisión de eliminarse bebiendo una
sustancia venenosa. Antes de caer en la agonía, danza una melodía fúnebre,
llamada Sumac ttica (hermosa flor). Al final el alzamiento se ahoga a
sangre y fuego por las fuerzas del orden.
Es
interesente observar a quienes interpretan a los personajes. Alejandro Franco
hace de gamonal; Arturo Peralta, quien se volvería en notable escritor bajo el
seudónimo de Gamaliel Churata, de Rogelio; Juana Luisa Ancieta, de Marta;
Ezequiel Urviola, de José, el indio azotado y encarcelado. La primera
representación tuvo lugar la noche del sábado 9 de junio de 1917 en el Teatro
Municipal de Puno. La Filarmónica de la ciudad, integrada por los maestros
Miguel Garcés, Eduardo Tavera, César Garcés, Jorge Rivera y Luis Bustinza,
dirigidos por Rosendo Huirse, fue la encargada de ejecutar los números
musicales, y en los entreactos Alberto Cuentas Zavala pronunció un encendido
discurso invocando al pueblo a luchar por el progreso del departamento y
ayudar a que salga de su letargo. También Villar Chamorro recitó poesía de su
creación. El público, que colmaba las instalaciones del teatro, pidió a Emilio
Romero que se hiciera presente en el proscenio, siendo largamente ovacionado.
Los
días siguientes el periodismo puneño elogiaba a Emilio Romero y a los actores;
y la representación fue considerada un acto cultural de gran importancia.
El Siglo comentaba: "Emilio Romero que comienza su carrera literaria
ha echado sobre sus hombros una tarea superior a las fuerzas de todo
principiante: un drama de tesis y de tesis palpitante, el problema indígena,
porque de fijo su propósito ha sido contribuir en lo posible a la redención
del indio de nuestras punas, perseguido, acorralado, convertido en mísero
paria dentro de su propia patria, por la codicia de los gamonales, por la
injusticia de las leyes y por la complicidad de las autoridades políticas y
judiciales de casi todas las provincias serranas"**.
Los
integrantes de Bohemia Andina tenían un compromiso con la deplorable situación
indígena, al tratarla sin tapujos y exigir que ella cese. En el caso concreto
de Urviola se puede decir que encontró en esa representación su verdadera
identidad. Los testimonios son unánimes al manifestar que Urviola quiso
convertirse en un indio de cuerpo y alma y lo logró, no encontrando mejor
manera de defender de ese modo a su raza.
…
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* La noticia
sobre la fundación de Bohemia Andina aparece en El Siglo, Puno, 28 de
diciembre de 1916, N° 644.
** Anónimo “Sin Título”. El Siglo,
Puno 13 de junio de 1917
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