GOLPES DE ESTADO
César Hildebrandt
En: “HILDEBRANDT
EN SUS TRECE” N° 726, 28MAR25
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edro Castillo dio un
golpe de estado desde la impotencia y terminó en la cárcel.
Keiko Fujimori dio un
golpe de estado congresal en 2016 y terminó con el gobierno de PPK. Su padre
dio un golpe de estado en 1992 y terminó en olor de multitud.
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Agustín Gamarra, miserable traidor a la Patria, invadió al Perú con tropas chilenas, para traer abajo la Confederación Perú-Boliviana |
Sánchez Cerro dio un
golpe de estado y fue declarado héroe nacional. Leguía, el presidente depuesto,
había dado un golpe de estado en 1919 en contra de José Pardo.
Velasco dio un golpe de
estado en 1968 y las masas lo encumbraron.
A Velasco le dieron un
golpe de estado en 1975 y las masas no movieron un dedo por él.
Odría dio un golpe de
estado en 1948 para que los hacendados se tranquilizaran y gobernó ocho años
imponiendo el miedo.
Los militares dieron un
golpe de estado en contra de Manuel Prado para evitar que el Apra llegara al
poder después de haber ganado las elecciones de 1962.
Nicolás de Piérola,
golpista congénito, dio su golpe después de que el traidor Mariano Ignacio
Prado huyera del país en plena guerra con Chile. Prado había llegado por
primera vez al poder por un golpe de estado por el que se proclamó dictador.
Fue un motín, el de
Balconcillo en 1823, el que llevó a la presidencia a José de la Riva Agüero y
Sánchez Boquete, el primer presidente del Perú. Que Riva Agüero terminara en
tratos con los
españoles y fuera perseguido por Simón Bolívar, eso es otro cantar.
Agustín
Gamarra no necesitó vítores ni votos para golpear con éxito al gobierno de José
de La Mar. Simplemente procedió.
Y así por
el estilo, desde los fracasados y mil veces muertos hermanos Gutiérrez hasta la
insurrección de Salaverry, pasando por las luchas de Castilla y Echenique o el
golpe de estado de Torrico, nuestra historia es la del caudillismo y el
tumulto.
Ahora mismo
vivimos en pleno golpe de estado. Porque resulta que quienes perdieron las
elecciones -las diversas de la derecha capitaneadas por el fujimorismo- son
quienes gobiernan. Y la mujer que hablaba de aquel oriental que nos engañó con
sus promesas y su tractor de lata es la que firma como presidenta sin serlo.
Este es un
gobierno montado sobre una ruma de cadáveres y el linchamiento de las
instituciones que sostenían la división de poderes.
Este es un
gobierno golpista que surgió de un golpe fallido, imaginado por un idiota.
Y este es el país en el que la
fábrica de leyes ha caído en manos de criminales, investigados y sospechosos.
Son ellos los que han tejido unas red legislativa que favorece a organizaciones
delictivas y dificulta la labor de
fiscales y jueces con vocación de justicia. Es como si Luis Pardo, el
bandolero, se hubiera puesto la banda presidencial.
La señora que va a Palacio convoca precozmente a elecciones para cambiar la agenda, para pedir chepa, para distraemos.
Lo que nos espera son
cuarentaitantas figuritas en una mega-cédula y unos comicios sometidos a las
leyes que el fujimorismo y sus aliados han trazado -y siguen perfeccionando-
con el objetivo de evitar alguna sorpresa.
La derecha controla la
prensa, el sistema electoral, el Tribunal Constitucional, el Congreso, los
residuos del Ejecutivo, la Defensoría del Pueblo, la Junta Nacional de
Justicia, el Ejército y la Policía. Hay un sector de la Fiscalía y un ala del
Poder Judicial que se resisten, pero Rospigliosi y Pepe Luna trabajan en ello y
están seguros de su éxito.
Y hasta César San Martín
se suma al miedo y “absuelve” a Vladimir Cerrón al mismo tiempo que lo condena
a pagar 250,000 soles de reparación civil.
Mientras tanto, la extorsión
cierra colegios, mata a indefensos, destroza emprendimientos. Y una ola
apocalíptica de bandidos indígenas, alentada por la escoria venezolana que
Maduro envió sin estampillas, toma ciudades y mina las bases mismas de la
convivencia social.
Desde un “cuarto de
guerra” que es salón de incompetentes, la señora que simula estar al mando da
un recuento de presuntos éxitos de comisaría, hace su número. Militares
metidos en compras dudosas, generales de la policía que nos deben muchas
explicaciones, asienten y confirman.
Alias Monstruo debe
sonreír. Él también ha dado un golpe de estado. El Perú es un golpe de estado
permanente. <ȯ>
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