sábado, 29 de marzo de 2025

PARA LA HISTORIA DE LA CIUDAD DE PUNO

“LA CALLE DE LOS ITALIANOS” DE PUNO

Augusto Dreyer

L

as arterias más importantes de la ciudad de Puno han sido y siguen siendo el Jirón Lima y, con menor importancia, el Jirón Arequipa, calles en las cuales se concentra el movimiento comercial, mercantil y bancario de la capital del Departamento de Puno. En la actualidad ambas calles concentran la actividad turística del principal puerto del lago Titicaca, con una gran variedad de restaurantes, posadas y tiendas de artesanía, dedicados a satisfacer los gustos y necesidades de los numerosos visitantes de Puno.

El jirón Lima comienza en el Arco Deustua construido en 1847, el monumento más importante de la ciudad para luego de recorrer de norte a sur por once cuadras, en las cuales se encuentran el histórico Parque Pino y sobre todo la Plaza Mayor de Puno, finaliza en la plazuela Pedro Vilcapaza, en donde antiguamente estaba ubicado el primer hospital de Puno. Ese pequeño hospital de arquitectura republicana que ya no existe en la actualidad tenía el nombre de San Juan Bautista, contaba con pocas plazas dedicadas tan solo a pacientes de la ciudad, no del campo, tampoco de provincias. En ese pequeño hospital mi madre me dió a luz en el año 49, cuando Puno no tenía más de 15,000 habitantes. El Jirón Arequipa es paralelo al Jirón  Lima y cruza también el movido y transitado Parque Pino.

La lancha "ITALIA"
El tramo del Jirón Lima comprendido entre el Parque Pino y la plaza Mayor es ahora de uso peatonal y es probablemente la vía más concurrida de la ciudad. En el siempre frecuentado y animado Parque Pino, se encuentra el pequeño templo de San Juan (la iglesia de los indios) el cual es el Santuario de la venerada Virgen de la Candelaria y, al lado opuesto, el centenario Colegio Nacional San Carlos. En la Plaza Mayor se erige la imponente Catedral de Puno (la iglesia de los mistis), y es el epicentro de la actividad administrativa y burocrática del Departamento de Puno, con las sedes de la Corte Superior de Justicia, la Municipalidad Provincial de Puno, la Prefectura Regional de Departamento y asimismo el distinguido Club Kuntur.

Durante la primera mitad del siglo XX al Jirón Lima y a un sector del Jirón Arequipa, se les conocía como “la calle de los italianos”. Ese apelativo se debió a que durante esa época vivían en ella varias familias de inmigrantes italianos los cuales tenían en las plantas bajas de sus casas importantes y prestigiosos establecimientos y negocios dedicados al comercio en la ciudad lacustre. Estos negocios tenían por clientela a gente adinerada de la región, ganaderos, latifundistas y propietarios de fincas, autoridades y funcionarios públicos, también a magistrados y abogados, militares y marinos. En general “la calle de los italianos” era el lugar concurrido por todos aquellos que buscaban artículos de calidad llegados principalmente de Europa, algunos difícilmente de adquirir en otros lugares del país. En Puno, en esas mencionadas calles, se podían comprar bicicletas Bianchi, motos Ducati, automóviles Europeos, ropa de moda, cámaras fotográficas, máquinas de coser y otros innumerables productos. Por otro lado, en los almacenes de abarrotes se ofrecían productos alimenticios de buena calidad tales como azúcar, arroz y fideos. También conservas, alcohol, chocolate y todo lo que la población pudiera requerir para la vida y el trabajo diario.

Puerto Puno, a principios del Siglo XX
Desde fines del siglo XIX, a causa de la pobreza y los estragos causados por las dos grandes guerras mundiales, miles de familias italianas emigraron al Perú en búsqueda de nuevas oportunidades económicas y un futuro mejor para sus hijos. La mayoría de inmigrantes italianos en el sur del Perú, y por lo tanto de Puno, tenían sus orígenes en la región italiana de Liguria con su capital Génova, en el noroccidente de la Península Itálica. Todo Liguria está bañado por las aguas del mar Mediterráneo y desde centurias sus pobladores fueron competentes marineros y hábiles comerciantes, como fue el caso del ilustre navegante Cristóbal Colón. Es por ello que los ligures y genoveses buscaron otros horizontes en donde poner en práctica sus habilidades innatas como marineros y comerciantes, siendo el lago Titicaca y el altiplano que lo rodeaba un lugar apropiado para lograr sus metas. Una buena cantidad de estas familias italianas se asentaron en las riberas del lago Titicaca, especialmente en la ciudad de Puno, el principal puerto del Titicaca, aunque también en diversos pueblos y pequeños puertos en las riberas del lago tales como Moho, Vilquechico,Yunguyo, en el lado peruano, y Guaqui y Puerto Acosta en el lado boliviano, por mencionar algunos de ellos. Sin olvidar la ciudad de Juliaca, que con la llegada del ferrocarril cobró gran importancia en la economía del altiplano puneño.

La ventaja económica de radicar en las riberas del lago Titicaca radicaba en que desde épocas coloniales el lago había sido el nexo de unión entre el Virreinato del Perú y el Virreinato del Río de la Plata. Es decir entre Lima en el Océano Pacífico y Buenos Aires en el Océano Atlántico. Debido a que la ruta más directa y rápida entre ambos virreinatos era a través del altiplano peruano-boliviano y el cruzar el lago facilitaba el largo viaje y también el transporte de bienes, mercaderías y productos que en esa época se realizaba a lomo de mula. Posteriormente, ya durante la República y con la construcción por la Peruvian Corporation del ferrocarril del sur entre Mollendo, Arequipa, Juliaca y Puno, el tráfico de viajeros y el transporte de mercaderías se hizo rápido, fluido y lucrativo. Además los barcos de la Peruvian Corporation cuando llegaban al puerto de Guaqui en Bolivia se conectaban con la línea férrea de los ferrocarriles bolivianos que transitaban hasta la ciudad de La Paz,

Algunos de los primeros genoveses que llegaron al Titicaca a fines del 1800, contaron con recursos económicos que les permitieron importar o construir embarcaciones para surcar el lago de una forma más rápida y eficiente que los pequeños veleros de madera y las balsas de totora de esa época. Ese es el caso de mi bisabuelo, el marino genovés Gerónimo Costa, quien se asentó en la ciudad de Puno en 1860. Gerónimo Costa adquirió en los Estados Unidos.

Almacen italiano (Album de Chucuito)
la goleta de doble mástil de nombre “Aurora”, que sería la primera nave con casco de hierro que surcaría el Titicaca, una embarcación con motor a vapor, construida en Estados Unidos aproximadamente en 1855. Gerónimo Costa organizó el transporte de la goleta hasta el puerto de Islay en Arequipa en donde la desmontó y la trasladó a lomo de mula hasta Puno, en donde las piezas fueron ensambladas de nuevo. Una vez montada y provista de los mejores equipamientos de la época la destinó al transporte de pasajeros y carga, rebautizándola como "Aurora del Titicaca". El viaje inaugural se dio el 7 de mayo de 1871, entre PunO y el puerto boliviano de Huarina. En esa época, personalidades como el sabio italiano Raimondi o el explorador James Orton fueron pasajeros de la goleta en sus viajes científicos en el Altiplano. En 1876 , con tan solo 6 años de servicio, la "Aurora del Titicaca" que regresaba de Moho al puerto de Puno, chocó con los arrecifes de la punta este de la isla de Amantani y se hundió en las aguas profundas del lago.

Una rama de la extensa familia Passano asentada en Yunguyo, era dueña de un gran almacén de productos y mercaderías importados de Estados Unidos y Europa. Los Passano de Yunguyo fueron propietarios de la llamada “Lancha Italia", una embarcación construida en Génova y que fue trasladada en piezas desde Génova hasta Mollendo, luego por tren desde Mollendo hasta el lago. En 1910 fue rearmada en Yunguyo para ser destinada al transporte de pasajeros y carga. Durante varios años hizo el servicio de cabotaje entre los puertos tanto peruanos como bolivianos del Titicaca. En 1923 dicha embarcación fue incendiada por competidores probablemente italianos, causando la muerte de dos trabajadores italianos que se encargaban del funcionamiento y mantenimiento del barco. Después de este criminal atentado, la “Lancha Italia” fue refaccionada y volvió a estar operativa, aunque eliminando el transporte de pasajeros y destinándola exclusivamente al transporte de carga.

En la llamada “calle de los italianos”, en el trayecto entre la Plaza Mayor y el Parque Pino, funcionaban las dos tiendas de los hermanos Secchi. Una dedicada a electrodomésticos, enseres de comedor y utensilios de cocina, ropa confeccionada, joyas y regalos, y muchos otros objetos de calidad. La segunda tienda se especializaba en juguetes y ropa para niños, diversos artículos para el hogar y asimismo ofrecía triciclos y bicicletas.

A una cuadra del Parque Pino, en esquinas contiguas en la intersección con el Jirón Libertad, estaban situados el negocio y la vivienda de la familia Parodi. El negocio fundado por Constantino Parodi a fines del 1800 continuó funcionando durante más de un siglo manejado por los descendientes de Parodi. El local de la tienda era amplio, con una sección de víveres y productos comestibles y otra de ferretería, con materiales y herramientas de construcción, ambas muy bien surtidas y con productos de buena calidad.

La familia Simoni vivía en una casa típicamente puneña en la intersección del Pasaje Grau, cuya planta baja estaba destinada a la venta y exhibición de motocicletas italianas marca Ducati y otros productos importados. Justo al frente estaba la casa y negocio de la familia Bacigalupo, otra familia genovesa asentada en Puno.

En la Plaza Mayor, quedaba el popular Cine Colón, una pequeña sala cinematográfica que pasaba películas sobre todo mexicanas y argentinas para el disfrute del público puneño. Ese cine era de propiedad de la familia Ratti quien poseía otra sala en la ciudad

Yunguyo: Almacenes de Passano y Audibert (Album Chucuito)
de Juliaca.

En el Jirón Arequipa, a mediados del siglo XX se establecieron tres negocios de propietarios italianos. A una cuadra del Parque Pino, la familia Passano construyó y abrió al público el amplio y moderno Cine Puno, el cine y teatro que durante decenas de años sería el lugar de entretenimiento y diversión más importante de los habitantes de la ciudad. La familia Passano era también propietaria del Hotel Ferrocarril, el más grande y cómodo de la ciudad, ubicado paralelo a la estación de ferrocarriles. La familia Firpo, llegada inicialmente para trabajar en los negocios de la familia Parodi, construye un inmueble para destinarlo a una moderna pastelería y panadería, cuyo segundo piso era la vivienda familiar. Por otra parte, en un caserón antiguo del Jirón Arequipa, la familia genovesa Panato instaló su vivienda destinando la planta baja del inmueble a un almacén de mercaderías muy bien surtido.

En la actualidad quedan muy pocos descendientes de los inmigrantes italianos en la ciudad de Puno y tan sólo unos cuantos negocios fundados por ellos. El Cine Puno, regentado por uno de los sucesores de Juan Passano sigue funcionando, pero únicamente como sala de eventos, conciertos, conferencias y concursos de baile y música. El Hotel Italia cerró hace dos años atrás y los descendientes de Chumpi Reveggino viven ahora en Arequipa. Las dos tiendas de los hermanos Secchi han sido convertidas en restaurantes. Uno de ellos manejado por el hijo de Jorge Secchi y el otro por el hijo de su esposa. El Hotel Ferrocarril fue cerrado y luego vendido, ahora es una dependencia más de la Universidad del Altiplano.

Pasaje Lima, hoy
Muchos de los hijos y nietos de los inmigrantes italianos en Puno y la región del altiplano, de jóvenes salieron para realizar sus estudios superiores en colegios y universidades fuera de Puno, principalmente en las ciudades de Arequipa y Lima, lugares en donde al finalizar sus estudios consiguieron trabajo, familia, estabilidad económica y se establecieron en esas ciudades Y, desafortunadamente para Puno, la gran mayoría de esos jóvenes no volvió para continuar la obra de sus progenitores en las riberas del Titicaca.

Incluso, con la prosperidad económica en Italia y el deterioro político, social y económico en el Perú en los últimos decenios, una buena cantidad de descendientes de los inmigrantes italianos, no solamente en Puno sino en todo el país, hacen ahora lo que se llama la migración inversa, es decir van la tierra de sus ancestros en búsqueda de nuevas oportunidades económicas y un futuro mejor para sus hijos.

Copenhagen, 24 marzo 2025 

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