martes, 14 de enero de 2025

REVISTA ALTIPLANIA DE LUTO

 ADOLFO HUIRSE CAIRO

Por Bruno Medina Enríquez

D

estacado periodista puneño -hijo del conocido compositor de música popular puneña Rosendo Huirse- en cuya sangre destilaba profundamente el puneñismo y la música que desde niño cultivó y practicó, pero fue ganado desde su primera juventud por el periodismo que ya lo practicaba en "RADIO LA VOZ DEL ALTIPLANO" donde en los primeros años 60s, conducía un programa llamado "Correspondencia Musical", muy sintonizado en aquel tiempo en que la radio aparecía como el único medio de comunicación. Llegó a gozar de una sintonía casi total pues atraía la audiencia los fines de semana, por su singular estilo de ofrecer la música de su tiempo, acompañando saludos de la gran audiencia que le escribía, a través de notas enviando saludos a los radioyentes de La Voz del Altiplano a las que daba lectura.

Esa afición al periodismo se explica quizás porque nació un día que en el tiempo se convirtió en la víspera del "Día del Periodista", ocasión que era celebrada por Adolfo, familiares y amigos por ese doble motivo. La afición se convirtió en su actividad principal cuando se traslada a Arequipa, donde ya empieza seriamente a practicar esa sublime profesión que no abandonaría de por vida, y que, por supuesto, le dio muchas alegrías y sinsabores. Alli, como redactor del diario EL PUEBLO destacó profesionalmente, lo que le permitió con mucha joven experiencia trasladarse a Lima y ser fácilmente captado en el diario EXPRESO de aquellos años 70s. cuando el diario pertenecía a los trabajadores; hecho que le permitió vincularse con la elite del periodismo capitalino, asumiendo funciones en diversos gremios de periodistas.

Sus excelentes crónicas y reportajes elevaron su capacidad de análisis de la sociedad y del quehacer diario, cuya práctica le permitió elaborar textos precisos, utilizando la palabra adecuada en el momento oportuno en sus redacciones. Asi se convirtió en un casi eterno corresponsal de medios de comunicación extranjeros, en especial EXELSIOR de México y EL PAIS de España, que semanalmente publicaban sus acertados reportes para la comunidad peruana en el extranjero deseosa de enterarse de lo que sucedía en el Perú, en tiempos de mucha convulsión social.

Su crítica al sistema y a la vida política nacional, le trajo algunos sinsabores, que supo superar con creces, ya que su habilidad y profesionalismo le permitió ser parte de otros medios de comunicaron escritos como "El Observador" o El Nacional" donde ejerció la dirección.

Sin embargo, lo que más le gustó en la práctica de su vida fue la defensa de la cultura originaria. En el espacio donde estuviera defendía la autenticidad del folklore puneño, campo en el que era un irrestricto defensor y tenía una elevada cultura sobre lo que significa el cultivo y la defensa de la cultura puneña, en especial cuando hablabamos de música, que por cierto la practicaba cuando tenía a su alcance las teclas de un piano, que aprendió a tocar desde niño en su hogar.

Cuenta mi madre que cuando visitaba a su prima (la madre de Adolfo), en la ciudad de Puno, era una obligación que el niño Lalito de 5-6 años interpretara algunos temas musicales para alguna tía que estaba de visita breve; concierto infantil que siempre iniciaba con el Himno Nacional. Ese legado musical de su padre Don Rosendo, lo cultivó con creces en su vida, de ahí que fuera resistente a la influencia boliviana en la música puneña. Es emblemática aquella frase que decía y repetía en conferencia o disertación que tenía oportunidad de hacer, respecto a las sayas, caporales y tuntunas: "Es música linda, pero es ajena".

En esa orientación durante muchos años condujo un programa radial dedicado exclusivamente a la música puneña, con amplio conocimiento de ello, especialmente en RADIO DEL PACIFICO de Lima, programa que no ha sido superado por nadie, por la calidad de su conducción y amplísima información que difundía sobre la música puneña por ese medio. Para suerte personal contamos con algunos de esos programas grabados.

Su mayor labor cultural llevó a cabo en la comunidad puneña en Lima, la realizó por medio del Club Departamental Puno y la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, donde además de conductor de grandes Jornadas Culturales que cambiaron la imagen institucional, ha sido el obligado y calificado director de la revista que dicha institución publica, que a saber, el número de ediciones es incalculable, como es el sello cultural que le ha impreso a esas ediciones.

Como persona, hijo de una familia digna, supo cultivar la amistad imperecedera, porque quien era su amigo era "su amigo de verdad" ya que te decía las cosas como son y sin guardarse alguna crítica.

Además de ser un referente nuestro, lo tendremos como al primo querido, y al amigo sin par, porque será difícil contar con alguien que se parezca a Adolfo Huirse Cairo, el popular LALITO, (para algunos el tio lalitro) a quien deseamos que la Pachamama lo acoja cálidamente en su seno y lo cobije tiernamente por la eternidad.

LALO HUIRSE ¡¡¡PRESENTE!!!

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