domingo, 12 de enero de 2025

LOS MAYORES INCENDIOS EN LA HISTORIA DE LOS ESTADOS JUNIDOS

 FUEGO EN LOS ANGELES

Por Jorge Rendón Vásquez

U

n feroz incendio asola varios barrios de la ciudad de Los Angeles de Estados Unidos. Han ardido las casas, los vehículos y cuanto objeto había allí en unos 150 kilómetros cuadrados (unos 10 kilómetros de ancho por 15 de largo), algo así como la extensión de Santiago de Surco y San Borja en Lima.

Y, el fuego continúa avanzando, ganándole de lejos la batalla a unos 15,000 bomberos venidos de varias partes de Estados Unidos y a los aviones y helicópteros que derraman sustancias antiinflamables, como minúsculos puntos en movimiento sobre las proporciones dantescas de las llamas.

Nunca he estado en Los Ángeles, pero me es familiar por los personajes y paisajes de las novelas de Raymond Chandler, Ross MacDonald, Michael Connelly y James Ellroy, quienes, además de entretenerme, me han enseñado ciertas técnicas y algunos trucos de la narrativa. La tan popular vía Sunset Bouvevard, por donde circulan frecuentemente los personajes de esas novelas, ha sido malamente afectada.

Y, por supuesto, ya comienza la búsqueda de chivos expiatorios para entretener a la opinión pública.

Pero, ¿por qué ha sucedido esto?

Al parecer, se trata de un efecto del calentamiento global. Con el enorme consumo de combustibles fósiles por los vehículos, empresas y hogares de los 334 millones de habitantes de Estados Unidos, el aire de la atmósfera se ha calentado y, al elevarse por su menor peso, el espacio dejado ha sido llenado por el aire frío del océano Pacífico, creando una corriente de aire que encontró algunas briznas encendidas y las avivó, como se echa aire a las brasas cuando se hace un asado. Una vez activadas las hogueras, estas, al calentar el aire, lo elevan, generando nuevas corrientes de aire que alimentan vivamente las llamas. Y así de seguido. La combustión ha sido facilitada por la madera y el plástico utilizados como materiales de construcción.

La fotografías de los barrios afectados muestran paisajes arrasados y oscuros, semejantes a los de Hirosima y Nagasaki luego del estallido de las bombas atomicas que el gobierno de Estados Unidos dispuso se dejaran caer sobre ellas, en agosto de 1945, cuando sus poblaciones civiles hormigueaban en las calles, mercados, empresas, escuelas y hospitales o estaban en sus hogares. Y, entonces, solo fue una bomba por cada una de esas ciudades. Esta vez, la naturaleza ha sido magnánima: les dio tiempo a las poblaciones de los barrios que habrian de arder para evacuarlas.

La reconstrucción de los barrios y las casas destruidos por los incendios en Los Ángeles habrá de costarles al estado de California y al Estado norteamericano mucho dinero. Pero, ¿lo gastarán? Y, además, ¿disponen de la cantidad necesaria? Y si no la tienen ¿pedirán la cooperación de su población no afectada o tomarán en préstamo el dinero que requieran, aumentado más aún su gigantesca deuda pública? Además, ¿en qué nivel del orden de prioridades pondrán esos gastos? ¿Seguirán estando adelante los gastos militares?

De hecho, las empresas de seguros ya tienen una perspectiva difícil para pagar las sumas contratadas por riesgo de incendio y podría ser que no las paguen, salvo que el Estado y la Reserva Federal les presten dinero.

Como quiera que sea y ocurra, esta desgracia de Los Ángeles ha suscitado en las demás poblaciones del mundo sincera conmiseración.

(Comentos, 12/1/2025)



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