viernes, 4 de agosto de 2023

EL CAMBIO CLIMATICO Y SUS EFECTOS EN PUNO Y OTRAS REGIONES

LA PEOR SEQUIA

A la plaga del congreso y la repartija se suma una crisis hídrica que nos puede conducir, en algunas regiones, al racionamiento.

Ricardo Velasco

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 547, 3AGO23

La sierra está sufriendo la peor sequía de los últimos 59 años. Desde finales del año pasado la falta de lluvia y las altas temperaturas han batido récords. Esta semana una fuente del Servido de Meteorología e Hidrología (Senamhi) alertó a esta revis­ta sobre el sombrío panorama que sobrevuela las regiones de Puno, Cusco, Ayacucho, Tacna y Apurímac. El fenómeno del Niño Global, sumado a los efectos del cambio climático, está pasando factura con mo­ras pendientes. Lima también pagará las consecuencias.

“En setiembre del año pasa­do los expertos del Senamhi detectaron que un ciclo de sequías estaba próximo a suceder en el sur peruano. Eso se plasmó en un informe. La sequía empezó a finales del 2022 y se acentuó durante el verano. Ahora por El Niño Global es probable que ese déficit hídrico empeore”, dice a esta revista un alto funcionario del Senamhi.

Los especialistas de la ins­titución explican que estas proyecciones son producto de una combinación de facto­res que afectan directamente al sistema atmosférico conocido como “Alta de Bolivia”, responsable de las lluvias en los Andes. “Si tenemos un mayor calentamiento por el cambio climático y fenómenos de El Niño y La Niña más frecuentes que hace 20 años, entonces ese sistema se relaja y no genera precipitaciones en la sierra sur ni en la sierra central”, indica Sixto Flores, meteorólogo del Senamhi.

La entidad ya había proyec­tado esta situación hace más de diez años. En un informe publi­cado en el 2010, titulado “Es­cenarios climáticos en el Perú para el año 2030”, se advertía que el calor estaba acelerando los deshielos de los nevados y que esto en el futuro causaría “una disminución drástica de caudales que afectaría a la agricultura y el agua para consumo humano en muchas regiones del Perú”. En el Senamhi no descartan que la hora cero que se anunciaba en aquel informe se haya adelantado siete años. En el vecindario ya hay varios ejemplos dramáticos.

“En Bolivia hay lagos que ya se secaron por completo y la parte central de Chile sufre de una sequía hace más de una década”, dice un funcionario del Senamhi. Argentina atraviesa su peor sequía en 60 años; Uruguay vive una escasez de agua no vista desde 1947; y en el sur de Paraguay llevan tres años sufriendo una sequía que ha ocasionado la pérdida del 95% de la producción agro­pecuaria, según el portal BNA Américas.

En Perú el mapa meteoroló­gico también es preocupante. El Senamhi ha elaborado cuatro informes desde el año pasado advirtiendo que la sierra padece una sequía que ha roto con va­rios registros históricos.

El primer documento es de octubre del 2022. Pronos­ticaba lluvias “por debajo de lo normal” en la sierra de Piura, Cajamarca, Lambayeque y La Libertad, en el centro ocddental -Ancash, Lima, lea y Huancavelica- y en la sierra sur oriental -Puno, Cusco, Arequipa y Apurímac-. El gobierno de Castillo, entonces al mando del país, no reaccionó.

Los gobernadores de Are­quipa, Kimmerlee Gutiérrez, y Puno, Germán Alejo, tuvieron que tocar la puerta de Palacio para pedirle al maestro chotano que hiciera algo. Recién el 2 de diciembre Castillo declaró en emergencia “varios distritos” de ambas regiones. Fue un mero trámite burocrático que no sirvió de nada. “Una semana después empezó el paro por el tema político y no se hizo nada”, cuenta Julián Páucar Huanca, presidente de la Federación Departamental de Cam­pesinos de Puno. El pronóstico del Senamhi se cumplió: la falta de lluvias fue devastadora. El segundo informe, publicado en mayo pasado, dio cuenta de ello.

Este documento señala que, entre octubre y diciembre del año pasado, “las deficiencias (de lluvias) sin precedentes se extendieron en toda la región andina, en tanto en el verano del 2023, las deficiencias se centraron en el extremo sur oriental”. El documento aña­de: “Prácticamente en todo el altiplano persistieron las condiciones extremadamente secas”.

La sequía generó registros que sorprendieron a los expertos. Por ejemplo, se determinó que entre el 2022 y 2023 ocu­rrió el escenario más seco “de los últimos 59 años”. Según un reporte de julio, los caudales de los ríos Huancané (Puno), Tumilaca (Moquegua), Locumba (Tacna), Vilcanota (Cusco) y Mantaro (Junín) estuvieron “por debajo de sus registros históricos”.

El lago Titicaca presentó una reducción de su caudal que no se veía desde la tem­porada 1982-1983. “Desde que empezó la sequía, un metro y cincuenta centímetros del lago se han evaporado”, explica Six­to Flores.

La sequía de los primeros meses del 2023 dañó los cultivos en el sur y, en consecuencia, ha perjudicado dramáticamen­te el ganado. “Lo que sembra­mos de quinua, avena, cebada o pasto para el ganado, todo se ha secado. No recuerdo una cosa así desde hace 30 años”, señala el dirigente agrario Ju­lián Páucar, natural de Ayaviri.

Según cifras del gobierno regional de Puno, para noviem­bre del año pasado, cuando la escasez de agua redén comen­zaba, 35,094 hectáreas de cul­tivos se estropearon, siendo los más afectados los campos de papa y quinua.

En didembre del año pasado el Gobierno Regional de Cusco reportó 19,658 hectáreas de cultivos “perdidos y afectados”.

Las cosechas de maíz fueron las más afectadas. Y en Apurímac, la sequía dejó un saldo de 8,948 hectáreas de cultivos perdidos y 123,708 cabezas de ganado afectadas.

A la falta de lluvias también se sumaron las altas tempera­turas. Según el instituto me­teorológico, en noviembre y octubre pasados la región andina soportó temperaturas máximas de hasta 3 grados centígrados por encima de lo habitual. “Se observaron días  cálidos, muy cálidos y extre­madamente cálidos con una frecuencia de hasta 15 días consecutivos, y en algunas regiones como Puno y Ayacucho se registraron valores que igualaron e incluso superaron los récords históricos previos”, indica el informe.

Las consecuencias han sido mortales para el ganado. El mes pasado Luis Condori, alcalde del distrito de Ñuñoa, en Puno, anunció que la crisis climática ya ha ocasionado la muerte de 3,234 crías de alpacas en su ju­risdicción.

En mayo pasado el Ejecu­tivo amplió la declaratoria de emergencia hídrica en Puno y Arequipa e incluyó distritos de otras seis regiones -Junín, Apurímac, Huancavelica, Pasco, Ayacucho y Tacna-. El gobierno también repartió el “bono sequía” -de hasta 3,200 soles- entre 250 mil pequeños agricultores y ganaderos en 407 distritos. También activó el “seguro catastrófico agrario” por montos similares. Los agri­cultores dicen que las ayudas fueron sólo un parche.

Julián Páucar señala que ganaderos y agricultores con­tinúan afectados por la falta de agua. "Esas medidas no han cambiado el panorama. No hay agua, no tenemos pasto. Los canales de irrigación, los bofedales, los manantiales y los nevados se han secado. ”Los comuneros están vendiendo sus animales a precio de re­mate porque no hay con qué alimentarlos”, dice el dirigente,

En Tacna también viven el azote de la sequía. Juan Gar­cia Rojas, vocero de las juntas vecinales y asociaciones de vi­viendas del distrito Gregorio Albarracin, donde vive más del 50% de la población de la ciudad de Tacna, describe una crisis hídrica similar.

“Varias zonas de la ciudad reciben agua solo por horas. En nuestro distrito tene­mos agua gracias a los pozos subterráneos. Ahora esta crisis hídrica va a exponer más nuestra debilidad y va a afectar otros sectores como la agricultura”, dice.

Esta semana la Empresa Prestadora del Servicio de Saneamiento de Tacna ya anunció que ra­cionará el uso del agua en la ciudad.

Y las expectativas de cara al próximo año no son nada auspiciosas. El meteorólogo Sixto Flores señala que en los siguientes tres meses el déficit de lluvias continuará. “El panorama de las precipitaciones no es favorable, habrá lluvias por debajo de los promedios históricos”, asegura.

Los expertos del Senamhi ratificaron el pronostico hace dos semanas en una reunión a puerta cerrada. “Las condi­ciones hídricas deficitarias continuarán en los próximos meses en los ríos de la red hidrográfica del Titicaca, con categorías hasta debajo de lo normal, siendo estos niveles críticos de deficiencia”, dice uno de los documentos que los especialistas pusieron so­bre la mesa.

La sequía en el sur andino también afectará al suministro eléctrico. Según la revista Energía-Minería, las 200 centrales hidroeléctricas que actualmen­te funcionan en el Perú produ­cen el 63% de electricidad.

En junio pasado César Bu­trón, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Na­cional (COES), que agrupa a generadores, transmisores, distribuidores y grandes usua­rios industriales de electricidad, señaló a “El Comercio” que “la peor sequía en 22 años” había dejado “casi sin agua” a tres de los reservorios más grandes del país: Cerro El Aguila, Mantaro y Chaglla.

Los reservorios de Mantaro y Chaglla son los que se utili­zan para suministrar energía a la ciudad de Lima. A fines del año pasado, para evitar disrupciones en el servicio eléctrico, el COES tuvo que reactivar las centrales de Samay (Arequi­pa) e Ilo (Moquegua) y obte­ner energía quemando diésel, una opción cara y altamente contaminante.

 “Las centrales hidráulicas han bajado su producción fuertemente. El país está pro­duciendo 20% menos electri­cidad de lo normal. Las cen­trales están trabajando más de lo debido y consumiendo mucho combustible”, advierte el exviceministro de Energía Luis Espinoza.

La quema de diésel ha ele­vado los precios de la energía a los grandes consumidores hasta siete veces. Hace un mes el COES advirtió que otra alternativa sería usar gas natural o energía eólica y solar, pero solo hay diez pro­yectos en camino y no sería suficiente para cumplir con el abastecimiento.

“Si en el 2025 no llegan más proyectos y no hay nada más a futuro, vamos a empezar a quemar diésel (...). Estos es­cenarios de baja fuerza en los ríos podrían poner en jaque al sistema”, indicó César Butrón durante su presentación en la Expo Energía Perú 2023.

“Con el tiempo esa situa­ción va a terminar impactando en todos los clientes de electri­cidad. Si no equilibramos me­jor la situación -dice el exvi­ceministro Luis Espinoza-, no descarto que haya situaciones de racionamiento. <>

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