TÚPAC AMARU
Eduardo
González Viaña EXITOSA 17JUL19
La novela de
Aramayo abarca tres siglos desde el primer Túpac Amaru y pone en cuestión la
idea generalmente acogida de que la nuestra fue una colonia pacífica.
El próximo
Bicentenario parece ser el resorte que está motivando un auge de la novela
histórica. Por su lenguaje, “LOS TÚPAC AMARU 1572-1827” de Omar Aramayo es
magistral. Por el tema que trata es trascendente. Es una novela histórica
que hará historia.
José Gabriel
Condorcanqui, Túpac Amaru II, es el padre cusqueño de las libertades del mundo.
Antecede a los enciclopedistas en su idea de libertad tal como ellos la
concibieron, proclama la independencia del país, decreta la libertad de los
esclavos, anuncia la formación de la nación peruana con un Perú de un solo
cuerpo: indios, negros, mestizos y españoles de buena voluntad.
Es la más
formidable rebelión contra el poder del rey español. Compromete prácticamente
todo el Nuevo Mundo.
La novela de
Aramayo, de más de 700 páginas, abarca tres siglos desde el primer Túpac Amaru
y pone en cuestión la idea generalmente acogida de que la nuestra fue una
colonia pacífica. El mundo andino nunca se sometió. Fue una revolución
permanente que haría explosión con Túpac Amaru II.
Por la
extensión de los territorios involucrados y el movimiento de millones de
guerreros, superaría con creces a las guerras napoleónicas y fue una guerra
mayor que todos los conflictos europeos de ese tiempo.
Si ese
espacio es gigantesco, el tiempo histórico que abarca lo es más. Por sugerencia
de San Martín y de Belgrano, Juan Bautista Túpac Amaru, hermano de José
Gabriel, estuvo a punto de ser coronado rey de las nuevas repúblicas, incluidas
el Perú. Por lo menos, veinticinco movimientos revolucionarios entre ellos los
ya extinguidos de Uruguay y del Perú, levantaron su nombre como bandera.
En la
descripción del libro, Túpac Amaru II, hombre de 41 al momento de la gran
rebelión, era un mestizo de formación jesuita e influencia masónica, y anhelaba
una revolución de todas las sangres.
“Y la muerte
llegó por todos lados. La muerte estaba a la vuelta de las cosas, haciendo
chispa de rayo y nadie se daba cuenta. Ahicito nomás estaba sentada la señora,
bajo su rebozo oscuro y el rostro de estopa, la guadaña en alto, la uña veloz,
haciéndose la ausente, la vacía, la dormidita”.
El fragmento
citado es parte del lenguaje poético que usa Aramayo y convierte el libro de
Túpac Amaru en una gran epopeya y en el trance más doloroso de nuestra
nacionalidad.
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