El marqués de Torre Tagle, como sabemos, fue un traidor que se pasó con bártulos y todo a las filas realistas después de haber jurado fidelidad a la causa del independentismo. Nuestra diplomacia está asociada a esa memoria purulenta y, salvo raras excepciones, no ha hecho sino honrarla a su manera. Desde Carlos García Bedoya, no tenemos un canciller digno de llevar ese título. Joselo García Belaunde, por ejemplo, hizo de Gasparín. Y Rafael Roncagliolo se dedicó intensamente a nada. Pero quien está en la cima de la inexistencia es Popolizio, el canciller de algodón pima que obedece a Washington, rinde cuentas a Almagro, el de OEA, y ha logrado que la frontera norte sea una pampa donde solo se oye el ruido de los sellos y el paso decidido de quienes nos visitan para siempre.
***
Son tan
brutos que no pasan piola. Al contrario: les fascina sacarse la máscara,
mostrarse como lo que son, dejar el molesto disimulo. Por eso blindan al
delincuente que fue fiscal de la nación y que sigue sirviéndoles desde el
puesto que ocupa en la "junta suprema" del Ministerio Público. ¿Se
entró a la fuerza a una oficina previamente lacrada? ¡Minucias! ¿La orden del
descerraje la dio el delincuente que fue fiscal de la nación? ¡Qué importa! Lo
cierto es que esos crímenes menudos tienen que ser muy poca cosa para quienes
aman a quien creó el Grupo Colina, corrompió a las Fuerzas Armadas, le dio 15
millones de dólares de CTS a su compinche Montesinos y pudrió hasta el tuétano
a este país que creyó en sus lemas.
* * *
Cuando
el Chino mandaba, el chino Rodríguez Medrano hacía lo suyo en el Poder
Judicial. Cuando eso no fue suficiente, el Poder Judicial se mudó al SIN. Allí
están, como pruebas, los fallos que obtuvo Genaro Delgado Parker en contra de
sus hermanos y la sentencia "histórica" que Montesinos fabricó para
darles a los yanquis, no a los franceses, la propiedad de Yanacocha. Ahora, los
herederos de ese desagüe -o sea Luz Salgado, Carlos Tubino y Rosita Bartra-
dicen que el tibio gobierno de Vizcarra "maneja el poder judicial".
Es de matarse de risa. ¡Que vayan a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos,
esa de la que se burlaron toda la vida!
* * *
"Chacales
que el chacal rechazaría", dice Neruda en un poema de su libro dedicado a
la guerra civil española. Se refería, por supuesto, al fascismo ibérico que se
trajo abajo la república con ayuda aérea del nazismo alemán. ¿Cómo llamar a la
inmundicia fujimorista? ¿Cómo llamar al congresista César Segura, que se hace
invitar a Indiana, Estados Unidos, para no tener que acusar al delincuente que
fue fiscal de la nación y que pertenece a la banda de los cuellos blancos? ¿Cómo
llamar a esos hijos de la guayaba? ¿Hitos de la inmoralidad? ¿Referentes del
crimen? ¿Mojones en el camino hacia el infierno? Yo lo único que sé es que esa
gente va a tener que pagar todo lo que nos sigue haciendo. Como pagó, hasta sus
trémulos días finales, el ratero que cerró el Congreso en 1992. Como pagó la
lavadora de dinero con cara de Pepa Pig y a la que Hinostroza Pariachi quisiera
ver libre porque la siente hija suya. Como tendrá que pagar Rosita Bartra, la
fotocopiada Martha Chávez de los últimos años. ¡Basuras!
* * *
La
ministra de Trabajo apenas duerme. La desvela el hecho de que haya 500,000
ciudadanos venezolanos que trabajan en el sector informal. Pobre señora
ministra. ¿Estará tomando Rivotril? ¿O será Diazepán? ¿Y no le preocupa que de
los 17 millones y pico de peruanos de la PEA (Población Económicamente Activa)
haya 11 (once) millones en el sector negro de la economía -o sea sin CTS ni
seguro ni vacaciones ni gratificaciones-? ¿Eso no la turba, señora? ¿No la
perturba el hecho de que de los 17 millones y pico de la PEA sólo el 28 por
ciento esté en el sector formal? Pobre señora ministra. Pobre régimen.
(Publicado en HILDEBRANDT EN SUS TRECE)
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