miércoles, 3 de mayo de 2023

CREENCIAS POPULARES EN EL ALTIPLANO DEL COLLAO

 EKEKO

Elard Serruto Dancuart

Dicen que primero fue una sombra de piedra o la piedra de una sombra. Y que fue viniendo -era el tiempo en que los dioses subían a una barca en el lago y se despedían para bajar por un río que desaparecía abruptamente y aparecía en el mar- en un peregrinaje o una errancia apátrida que lo dejó en la horizontalidad interminable del altiplano. Dicen que bajó de un caballo y que entonces ya tenía la risa inmensa y los brazos abiertos de júbilo. Y que viajaba y viajaba, llevando no sólo los diminutos espejos encargados, los prendedores con

lagartijas sigilosas de plata, o los espigados huesos de vicuña para afilar los hilos de los telares. Dicen que llevaba, también, un cascabel y una pequeña campana que tintineaba en los caminos, y cuyo sonido guardaba los deseos de toda la gente por donde pasaba. Dicen, mientras fuma desaforadamente, y el incienso y las serpentinas lo envuelven con su cargamento de maletas atiborradas de billetes, de sacos de azúcar y arroz, de casas y autos que le cuelgan de los hombros, que lleva debajo del chullo una hoja de coca con su propio deseo que no puede cumplir. Dicen que en la miniatura de sus andanzas todo es posible, y por eso -entre los kioskitos atiborrados de miniaturas donde se repite el mundo- hay un hombre de andar ingrávido, que lleva buscando hace tiempo, un par de diminutos e intensos zapatos viajeros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario