BOLIVAR Y EL PERU
…
“La dominación de Santa Cruz
fue el instante en el cual las dos naciones gemelas, Perú y Bolivia, parecieron
comprender y remediar el error de su separación, y se reunieron para
constituir una vasta y poderosa república federal. Geográficamente y étnicamente
unidos ambos países, hasta el extremo de que quizá no haya en la historia
ejemplo de división más arbitraria, el Alto y el Bajo Perú tienen como profunda
base común el indestructible elemento indígena, la vieja nacionalidad incaica,
sobre la cual se asientan al cabo, y mal que nos pese, como sobresecular
cimiento. La organización de los Incas se arraigó y perdura en ellos con fuerza
incomparablemente mayor que la que alcanzó en el Ecuador actual, con el que
siempre ha sido y es tan flojo y débil, por no decir nulo, el lazo de la
hermandad india. Vino a continuar y consolidar ésta la íntima unión colonial, porque
durante más de dos siglos y medio de dominación española la Audiencia de
Charcas —marco administrativo del cual surgió en la Independencia el estado de
Bolivia— estuvo comprendida dentro del virreinato peruano, del propio modo y
con iguales títulos que lo estuvo más tarde en él la Audiencia del Cuzco, y en
el mejicano la de Guadalajara. Sólo a fines de la colonia, en 1776, cuando la
creación del virreinato de Buenos Aires, fue desmembrado el Alto Perú del
Bajo, y unido a las comarcas del Río de la Plata, con las que no tenía ninguna
afinidad natural. Al iniciarse el movimiento de Emancipación todo parecía
indicar que Charcas se incluiría en la gran nacionalidad que había de formarse
con el Virreinato de La Plata o, que cediendo a sus históricas tendencias,
gravitaría de nuevo hacia el Bajo Perú, hasta reincorporarse en él. Esto era
muy hacedero todavía en 1825; pero Bolívar, hombre funesto para nuestra patria, consintió, con el
fin de debilitar al Perú, en la constitución de las provincias altas como una
república independiente que llevara su propio nombre para su consagración, del
mismo modo que había fomentado y realizado poco antes la segregación de
Guayaquil. Y así, al paso que reunía en el Norte países tan heterogéneos e
inasimilables, como Venezuela y Nueva Granada, para satisfacer su personal
ambición megalómana, permitía aquí la separación de lo homogéneo é idéntico,
para evitar toda competencia a la Gran Colombia. Quedó Bolivia constituida…”
…
“Para los peruanos que conservamos la
conciencia de la nacionalidad y de sus seculares destinos, la República Boliviana,
el Alto Perú, es el país fraterno por excelencia, amada duplicación del
nuestro, la hermana predilecta y gemela con quien nos ligan los más íntimos,
indestructibles y sagrados vínculos… nuestras patrias son recíprocamente viva
prolongación la una de la otra... Los dos Perúes, fueron uno solo en el alborear
de las culturas precolombinas, en el magnífico Tahuantinsuyu de los Incas… Las
Audiencias de Lima y Charcas eran, entre todas las americanas, las más
relacionadas y solidarias entre sí. Y cuando ya en las postrimerías de la edad
de la Colonia, en el último cuarto del siglo XVIII, exigencias bélicas de
remotas fronteras orientales nos separaron en dos virreinatos distintos,
gobernadores perspicaces y experimentados protestaron con ardor contra esa
disgregación artificial, que contrariaba evidentes mandatos de la economía y
la política. La fuerza de las cosas se sobrepuso a las arbitrarias
disposiciones legislativas; y en la Independencia y la época republicana
volvieron a reunirse las dos fracciones del gran Perú tradicional, con la
Confederación del insigne Santa Cruz, y los tratados, por desgracia efímeros,
de Pando y de Terrazas.”
José de la Riva Aguero
“OBRAS COMPLETAS Tomo
VII: La Emancipación y la Republica.
Ed. PUCP, Lima 1971 p.
197 y ss.y Págs.
213-214:
“Cuando el Libertador, hace
más de un siglo, acogió las ideas de algunos políticos de la época y trazó
sobre el mapa una línea que dividiera el Gran Perú, en Perú y Bolivia, —línea
que posteriormente pretendió borrar el gran caudillo Kholla Mariscal Andrés de
Santa Cruz—, no imaginó siquiera el formidable daño que su actitud causaba,
desde todo punto de vista, a una tierra que se hallaba estrechamente unida por
los vínculos de la prehistoria, la raza, las costumbres y, especialmente, por
el alma de sus pueblos.
No intento profundizar en los
motivos que determinaron esa división, que constituye el más grave error de la política sudamericana de
todos los tiempos y que tantas y tan funestas consecuencias ha tenido para el
Gran Perú. Hoy mutilado, para su cultura, su bienestar político, social
y económico… Algún día, — que ojalá no se halle lejano —, aparecerá en el
horizonte político de América el gran caudillo que, a manera de cirujano, unirá
este cuerpo dividido y mutilado, este Gran Perú partido por el mismo corazón,
que en una mitad se llama Perú y en la otra Bolivia, y que en épocas pasadas,
hace miles de años, era un país cuya influencia cultural, política y social se
extendía a ambos hemisferios…”
Arthur Posnansky
“PASADO HISTORICO DEL
GRAN PERU”.
Ed.: Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia.
1940 p. 7
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