LECTURAS INTERESANTES Nº 907
LIMA PERU
30 JULIO 2019
SEMBRANDO PARA LA IZQUIERDA
Juan Tafur LA REPUBLICA 21 Jul. 2019 |
“De mantenerse las cosas como están, el gran destino del voto molesto será la izquierda. E importará poco la campaña de la derecha...”.
“De mantenerse las cosas como están, el gran destino del voto molesto será la izquierda. E importará poco la campaña de la derecha...”.
El
penoso desenlace de Alejandro Toledo le coloca el puntillazo final
al proceso político inaugurado luego de la implosión del fujimorismo,
comúnmente denominado el periodo de la transición democrática.
Veronica Mendoza |
Todos
los gobernantes que sucedieron a Valentín Paniagua están
comprometidos en el escándalo Lava Jato. Unos más que otros, algunos aún con
algún grado de incertidumbre, pero mediana o directamente tocados por el
trasiego de corrupción desplegado en el país.
Es
inevitable que esta caída en desgracia de los voceros de la democracia
recuperada luego del autoritarismo de los 90 repercuta políticamente en el
futuro inmediato. A pesar de los notables esfuerzos fiscales y judiciales en la
lucha anticorrupción, la gente está irritada. El voto del 2021 va a ser un acto
de malhumor. La corrupción descubierta ha calado hondo en el desapego ciudadano
de la democracia y sus cauces de relativa normalidad.
En
principio, el gran beneficiario de este descrédito del establishment debiera
haber sido el fujimorismo, bajo cuya referencia negativa se
construyó la narrativa de la transición, pero la increíble torpeza política
de Keiko Fujimori ha logrado sepultar (por lo menos en lo que
a ella concierne para el 2021), cualquier posibilidad de desagravio colectivo
de los 90, vilipendiados por una clase política que demostró ser tan o más
corrupta que el fujimorismo auroral.
El
saldo, sin embargo, está muy lejos de ser tranquilizador. No se vislumbra en el
horizonte centrista o derechista algún partido o candidato capaz de empinarse
sobre los escombros y de expresar algún aliento que siembre optimismo en la
desencantada ciudadanía.
Las
apuestas disruptivas, radicales, refundacionales, provienen, más bien, de la
izquierda, la que, de seguir el pasmo centroderechista, será quien coseche a
manos llenas el 2021.
La centroderecha no
está leyendo correctamente la coyuntura. El desastre de la transición post fujimorista exige plantar cara a una
propuesta de cambio. La gente lo pide y en esa medida va a calificar a los
candidatos que se presenten. Y hasta el momento, solo se aprecia ese esfuerzo
regenerativo desde la izquierda.
De
mantenerse las cosas como están, el gran destino del voto molesto será la
izquierda. E importará poco la campaña de la derecha atribuyéndole las
experiencias fallidas de Ollanta Humala y Susana
Villarán, porque justamente la izquierda que tendremos al frente el 2021
acusa a ambos de haberse centrado en aras de contentar a la derecha. En esa
medida, no se sienten corresponsables y la radicalidad de su discurso, sin duda
hará difícil emparentarlos. Impacto electoral no tendrá esta campaña.
Tampoco
servirá de cauce de contención centrista o derechista la creciente clase media
en el país, que si bien es mayoritaria ve tambalear su presunta conciencia
política o ideológica al son del medible deterioro de la economía. El instinto
de conservación del statu quo alcanzado cederá su paso al afán
de modificar de raíz el escenario político y económico.
El
reclamo de cambio constitucional y de alteración del orden macroeconómico puede
parecer absurdo y disparatado para la derecha, pero satisface el deseo popular
de patear el tablero y empezar todo de nuevo, que la corrupción alimenta.
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