ORKOPATA
LLEGÓ HASTA JORGE LUIS
BORGES CUANDO EL FERROCARRIL ERA EL “INTERNET DE LA ÉPOCA”
Jorge Paredes Laos
EL
COMERCIO, 17/12/2025
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100 años surgió en Puno un movimiento que utilizó elementos vanguardistas para
reivindicar lo andino. Su impronta es revisada en una exposición en la Casa de
la Literatura.
Eran
tiempos de experimentaciones artísticas y manifiestos. También de la urgente
búsqueda de una nueva identidad que pusiera en primer plano a las postergadas
culturas quechua y aimara. Estos dos elementos parecen confluir en 1925 para la
aparición de Orkopata, un movimiento sui géneris surgido en el corazón del
Altiplano e impulsado por escritores, poetas, artistas y educadores que se
dedicaron a publicar boletines vanguardistas de proyección continental y a fomentar
‘universidades libres’ para discutir temas referidos a la educación y la
realidad indígena y literaria de entonces.
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| Famosa foto que muestra a parte del grupo de intelectuales que lo conformaron |
Tren al
sur
Con
motivo del centenario de esta agrupación, la Casa de la Literatura viene
presentando la muestra VANGUARDIAS DEL SUR. Idea, arte y polémica desde los
Andes, que pone en contexto la influencia de Orkopata en las primeras décadas
del siglo XX. Rodrigo Vera,
cocurador de la exposición, destaca el ambiente que se vivía entonces en esta
región del país, el cual permitió un movimiento de esta magnitud: “La idea es
mostrar la amplísima red cultural, intelectual y afectiva que Orkopata
construyó tanto a nivel local como continental, con Chile, Argentina, Uruguay y
México. Es sorprendente ver que en el primer número del Boletín Titikaka (el
órgano de difusión del grupo) aparecen comentarios del poeta argentino Oliverio
Girondo, después aparecerá también Jorge Luis Borges y el chileno Pablo de
Rokha y la pregunta que nos hacemos es ¿cómo sucedió esto? Entonces, resulta clave
entender que Orkopata surgió en un contexto de desarrollo de las ciudades del
sur, gracias a la construcción del ferrocarril. Era como el internet de la
época, pues permitía la circulación de información, imágenes y libros”, destaca
el investigador.
El Boletín Titikaka apareció en agosto de 1926 para promover, inicialmente, el poemario Ande, de Alejandro Peralta, pero pronto se convirtió en una especie de revista en la que se difundieron obras y grabados vanguardistas, así como el ideario cultural y político de Orkopata, vinculado sobre todo con la educación de las poblaciones indígenas quechuas y aimaras. Este énfasis por el papel modernizador de la educación se debió a la influencia del célebre normalista José Antonio Encinas. De niños, Churata, Emilio Romero, Alberto Mostajo, entre otros, se formaron en la escuela 881, el centro experimental que dirigía Encinas en Puno. Ahí se promovía un nuevo modelo educativo basado en las experiencias de los propios alumnos, con talleres de carpintería, artesanía, encuadernación y tipografía.
Se
sabe que Churata aprendió tipografía en la escuela, lo que le valió para
conseguir sus primeros empleos cuando era todavía un adolescente, y para
producir luego revistas culturales como La Tea, entre 1917 y 1920, y Gesta
Bárbara, entre 1918 y 1926.
Revistas
y mirada continental
¿Cuál
fue el ideario de Orkopata?, le preguntamos a Vera. “Ellos participaron de toda
una ola de reivindicación indigenista —responde el investigador—, pero estamos
hablando de un contexto en el que entre estos grupos también había pugnas. En
Arequipa, por ejemplo, estaba Chirapu
que tenía una conexión con el aprismo. Orkopata entró en diálogo con todos
estos grupos y se alineó a esta idea del indoamericanismo. La misma palabra nos
da ya algunas pautas. Ellos creían en lo indígena regional, pero conectado con
una reivindicación continental americana. La pregunta general que los va a
guiar era cómo pensar una modernidad desde los Andes”.
A
lo largo de la exposición se observan fotografías, reproducciones de las
carátulas y tipografías vanguardistas del Boletín Titikaka, extractos de los
poemas de Ande y una muestra de la diversidad de revistas existentes en el sur
peruano, las cuales se relacionan con publicaciones tan relevantes como Amauta,
fundada por la misma época en Lima, por José Carlos Mariátegui. “Hay una
preocupación directa en Orkopata por absorber tanto formal como ideológicamente
las vanguardias internacionales como el futurismo, el surrealismo e incluso el
constructivismo ruso —comenta Vera—. Ellos entendían la modernidad como el
espacio en que se introducían nuevos medios de comunicación como el
ferrocarril, la fotografía, el cine, el aeroplano, unidos con una sensibilidad
indígena ligada al mundo agrícola y al trabajo en la tierra”.
Cinco metros de poema
Aunque
no estuvo ligado directamente a Orkopata, la exposición establece una conexión
entre los postulados vanguardistas de Churata y compañía con la obra del
también puneño Carlos Oquendo de Amat y sus 5 metros de poemas aparecido en
1927. “Oquendo de Amat también estuvo en la escuela 881 y podemos decir que fue
parte de la red de los orkopatas, aunque vivó gran parte de su vida en Lima
—dice el curador—, y la asociación está también en la sensibilidad por la
tecnología moderna, particularmente en el cine, pero también en la máquina de
escribir y en la idea de espacializar el poema a lo largo y ancho de la
página”.
En
ese aspecto, toda esta vanguardia sureña realizó un juego constante con la
tipografía, con las imágenes y con la búsqueda de un lenguaje propio, algo que
explorará al máximo el propio Churata con El pez de oro, su obra mayor
publicada en 1957. Para entonces, Orkopata era solo un recuerdo. El grupo se
disolvió alrededor de 1930. El agotamiento de las vanguardias coincidió con la
represión de los gobiernos de Sánchez Cerro y Benavides que condujo al exilio a
varios de sus integrantes y los empujó hacia búsquedas más personales y
solitarias. <>



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