MACHU TUSOJJ
Augusto Vera Béjar
Q |
uien estudia la Historia
Peruana podría pensar que el indio ha sido siempre un ser taciturno y
desprovisto de cualquier tipo de alegría o carácter humorístico. Nada más
alejado de la verdad.
La actitud humorística
del indio no es explosiva pero sí sumamente irónica. Aunque es cierto que es un
ser generalmente introvertido y que su risa es discreta y hasta tímida, sin embargo,
es capaz de ser terriblemente mordaz cuando se refiere a la gente que
desprecia.
No cabe duda de que los
antiguos habitantes del Perú despreciaban a los conquistadores españoles
debido, principalmente, a los abusos que cometieron, uno de los cuales fue el
maltrato y violación de las indias, lo que provocó la aparición de mujeres
públicas, hecho que no se presentaba en el Imperio Incaico, debido a las
estrictas normas morales que lo regían.
Esa lasciva forma de ser del invasor, especialmente de los “viejos verdes" quienes aparentando mucha virilidad asumían actitudes grotescas, fue captada fielmente por el indio quien, mostrando su desprecio por estos seres y asumiendo una actitud vengativa, creó una de las danzas satíricas más expresivas que se conocen: el Machu tusoj, conocida también, en otros lugares del departamento de Puno, como Auqui-auqui, Kallamachos, Achachi ccumus y Kcopo-Kcopo. Estas danzas, con ciertas variaciones, representan personajes jorobados y con todo tipo de defectos físicos, los mismos que, pese a su manifiesta vejez, tratan de aparentar fuerza y virilidad.
El machu tusoj es lo que
podríamos llamar una caricatura viviente. No existe duda acerca de que se trata
de un personaje que busca representar al español de la Colonia, pues su
indumentaria incluye el pantalón que se usaba en aquella época, ancho y
ajustado debajo de las rodillas. Esta prenda se fabrica de lana o bayeta e
invariablemente con piernas de distintos colores. Se sabe que se usó también la
clásica levita, aunque hoy ha sido sustituida por el saco occidental.
Pero quizás lo más
saltante del atavío del machu tusoj sean la máscara y el bastón. En efecto, la
careta, que se fabrica de cuero o pellejo, es una representación exagerada de
los rasgos fisonómicos del español. Posee largas barbas, como las del chivo,
elaboradas de crin de caballo; la nariz es enorme y retorcida; en la boca
aparecen dientes descomunales. Los ojos son rojizos y legañosos. Los bigotes y las cejas aparecen
exageradamente poblados.
El bastón es también
deforme y retorcido. Se trata de un palo especial que se fabrica envolviendo
una rama en un tronco que con el tiempo llega a introducirse en él, formando
una espiral. Este bastón muestra claramente la intención de la danza ya que,
por la forma en que es llevado, representa simplemente un elemento fálico que
contribuye a mostrar el desprecio por el erotismo del invasor.
El machu tusoj no
apareció seguramente en la época de la colonia, pues es sabido que para los
indios estaban vedadas este tipo de manifestaciones que tocaban, de una u otra
forma, al conquistador. Es muy posible que en los primeros años de la República
se iniciara esta especie de revancha o venganza contra el opresor. Durante el
baile, los danzarines asumen actitudes totalmente grotescas, la mayor parte de
las cuales gira alrededor del bastón. De pronto se apoyan en él mientras, con
la otra mano, hacen sombrilla a sus ojos como si quisieran ver mejor a la
distancia.
Cuando bailan en grupo,
los movimientos son igualmente grotescos y siempre cargados de erotismo y buen
humor. Cada cierto tiempo dan pequeñas carreras acompañados de sonidos
guturales, como gruñidos, hasta ocupar cada uno un nuevo lugar en el cual
bailan siempre bamboleando el cuerpo encorvado.
Quien observa esta danza
sin reconocer el verdadero espíritu de la misma, podría juzgarla como expresión
de baja cultura. Sin embargo, hay que reiterar que no solamente se trata de una
danza sino, como ya se ha dicho, de una verdadera caricatura viviente en la que
se retratan todas las actitudes lascivas y corrompidas que caracterizaron a
muchos de los conquistadores españoles.
Por momentos, los
danzarines parecen esgrimistas: chocan entre sí sus bastones, siempre al compás
de la melodía y luego hacen ademanes agresivos con el puño cerrado y amenazante. cuando trata de propinar algún
golpe, pierden el equilibrio y a menudo caen al suelo. Se dice también que esta
danza representa la fertilidad. En todo caso, las características satíricas son
inocultables. En sus coreografías, el, indio revive toda la actitud corrompida
atribuida al invasor.
El arte ha servido muchas veces para ridiculizar
hechos y personas. Por ello, es seguro que el indio no ha podido encontrar
mejor forma de vengarse de su opresor que ridiculizándolo, difundie3ndo sus defectos
y despreciándolo públicamente. Esa es la misión del machu tusojj, caricatura
viviente del altiplano. <>
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