lunes, 26 de agosto de 2024

DANZAS DEL PUNO PROFUNDO

 MACHU TUSOJJ

Augusto Vera Béjar

Q

uien estudia la Historia Peruana podría pensar que el indio ha sido siempre un ser taciturno y desprovisto de cualquier tipo de alegría o carácter humorístico. Nada más alejado de la verdad.

La actitud humorística del indio no es explosiva pero sí sumamente irónica. Aunque es cierto que es un ser generalmente introvertido y que su risa es discreta y hasta tímida, sin embargo, es capaz de ser terriblemente mordaz cuando se refiere a la gente que desprecia.

No cabe duda de que los antiguos habitantes del Perú despreciaban a los conquistadores españoles debido, principalmente, a los abusos que cometieron, uno de los cuales fue el maltrato y violación de las indias, lo que provocó la aparición de mujeres públicas, hecho que no se presentaba en el Imperio Incaico, debido a las estrictas normas morales que lo re­gían.

Esa lasciva forma de ser del invasor, especialmente de los “viejos verdes" quienes aparentando mucha virilidad asumían actitudes grotescas, fue captada fielmente por el indio quien, mostrando su desprecio por estos seres y asumiendo una actitud vengativa, creó una de las danzas satíricas más expresivas que se conocen: el Machu tusoj, conocida también, en otros lugares del departamento de Puno, como Auqui-auqui, Kallamachos, Achachi ccumus y Kcopo-Kcopo. Estas danzas, con ciertas variaciones, representan personajes jorobados y con todo tipo de defectos físicos, los mismos que, pese a su manifiesta vejez, tratan de aparentar fuerza y virilidad.

El machu tusoj es lo que podríamos llamar una caricatura viviente. No existe duda acerca de que se trata de un personaje que busca representar al español de la Colonia, pues su indumentaria incluye el pantalón que se usaba en aquella época, ancho y ajustado debajo de las rodillas. Esta prenda se fabrica de lana o bayeta e invariablemente con piernas de distintos colores. Se sabe que se usó también la clásica levita, aunque hoy ha sido sustituida por el saco occidental.

Pero quizás lo más saltante del atavío del machu tusoj sean la máscara y el bastón. En efecto, la careta, que se fabrica de cuero o pellejo, es una representación exagerada de los rasgos fisonómicos del español. Posee largas barbas, como las del chivo, elaboradas de crin de caballo; la nariz es enorme y retorcida; en la boca aparecen dientes descomunales. Los ojos son rojizos y legañosos.  Los bigotes y las cejas aparecen exageradamente poblados.

El bastón es también deforme y retorcido. Se trata de un palo especial que se fabrica envolviendo una rama en un tronco que con el tiempo llega a introducirse en él, formando una espiral. Este bastón muestra claramente la intención de la danza ya que, por la forma en que es llevado, representa simplemente un elemento fálico que contribuye a mostrar el desprecio por el erotismo del invasor.

El machu tusoj no apareció seguramente en la época de la colonia, pues es sabido que para los indios estaban vedadas este tipo de manifestaciones que tocaban, de una u otra forma, al conquistador. Es muy posible que en los primeros años de la República se iniciara esta especie de revancha o venganza contra el opresor. Durante el baile, los danzarines asumen actitudes totalmente grotescas, la mayor parte de las cuales gira alrededor del bastón. De pronto se apoyan en él mientras, con la otra mano, hacen sombrilla a sus ojos como si quisieran ver mejor a la distancia.

Cuando bailan en grupo, los movimientos son igualmente grotescos y siempre cargados de erotismo y buen humor. Cada cierto tiempo dan pequeñas carreras acompañados de sonidos guturales, como gruñidos, hasta ocupar cada uno un nuevo lugar en el cual bailan siempre bamboleando el cuerpo encorvado.

Quien observa esta danza sin reconocer el verdadero espíritu de la misma, podría juzgarla como expresión de baja cultura. Sin embargo, hay que reiterar que no solamente se trata de una danza sino, como ya se ha dicho, de una verdadera caricatura viviente en la que se retratan todas las actitu­des lascivas y corrompidas que caracterizaron a muchos de los conquistadores españoles.

La música es simple y su temática está de acuerdo con el sentido de la danza. Generalmente el pequeño grupo musical se compone de quena, bombo y tambor, los cuales ejecutan un huayño alegre y cadencioso compuesto de dos periodos, cada uno de ellos de ocho compases binarios. Al final del segundo periodo, se incluye un pequeño ritornello que sirve para que los danzarines ejecuten movimientos alegres y graciosos que preparan el inicio de una nueva ronda de la melodía. Los danzarines utilizan el pulso de la música para sus movimientos laterales, los cuales se ejecutan sosteniéndose con ambas manos del bastón que se mantiene apoyado en el piso, mientras ellos mueven en forma exagerada las posaderas manteniendo las puntas de los pies firmes en el piso. Al finalizar el ritornello se produce un silencio, el mismo que permite a los danzarines ejecutar rápidas y graciosas carreras con el fin de conseguir una nueva ubicación.

Por momentos, los danzarines parecen esgrimistas: chocan entre sí sus bastones, siempre al compás de la melodía y luego hacen ademanes agresivos con el puño cerrado y amenazante. cuando trata de propinar algún golpe, pierden el equilibrio y a menudo caen al suelo. Se dice también que esta danza representa la fertilidad. En todo caso, las características satíricas son inocultables. En sus coreografías, el, indio revive toda la actitud corrompida atribuida al invasor.

El arte ha servido muchas veces para ridiculizar hechos y personas. Por ello, es seguro que el indio no ha podido encontrar mejor forma de vengarse de su opresor que ridiculizándolo, difundie3ndo sus defectos y despreciándolo públicamente. Esa es la misión del machu tusojj, caricatura viviente del altiplano. <>

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