domingo, 12 de febrero de 2023

OPINION: REFLEXIONES EN TORNO A LA COYUNTURA POLITICO SOCIAL

EL ARRIBISMO, DICTADURA Y DIGNIDAD

José Luis Ayala.

S

e entiende que toda persona vinculada a la cultura en general, es digna debido a la formación humanista que tiene. No se trata de alguien que ignore los principios básicos de la dignidad humana. Según el Diccionario de la Real Academia Española, es una cualidad de digno. Excelencia, gravedad y decoro de personas, manera de comportarse. Digno, merecedor de algo, que tiene dignidad o se comporta con ella.

La dignidad no solo entonces, una conducta ciudadana, una forma de observar y practicar los valores éticos y morales, es sobre todo un comportamiento digno frente a la sociedad en permanente cambio, a la realidad en rotación en que se vive. Toda persona es digna desde que nace, pero también todos queremos tener una muerte digna. Es decir, trascender la realidad en que se vive y construir una sociedad con valores humanos.

El ser humano a diferencia de los animales, se rige por conceptos relacionados a una evidente conducta pública, que a la vez le permite tener autonomía, reflexión, decisión y determinación. Sin embargo, tiene limitaciones como obligaciones con personas de su entorno, a quienes les debe respeto y solidaridad, de modo especial con el destino de las mayorías de seres humanos, que conforman las sociedades de su entorno cultural.

El concepto de dignidad y valores humanos tienen sus fundamentos básicos y provienen especialmente de la política, la ética, la religión, la filosofía, la cultura y particularmente de la moral. Todos los seres humanos se rigen por principios en una sociedad que respeta, la dignidad humana. Pero cuando el Estado o el gobierno rompen todos los principios de respeto a la dignidad humana, se convierte en un caos sumamente peligroso para la convivencia humana.

Cuando el Estado asume una postura fascista y acusa sin pruebas a ciudadanos de ser terroristas, es una clara señal de derrota política. Una lectura correcta del lenguaje oficial e inhumana represión, permite saber que al carecer de argumentos frente al reclamo de las grandes mayorías, la respuesta es matar a más peruanos.

Los responsables de las muertes de 80 peruanos saben que serán procesados, juzgados y encarcelados. Tendrán el debido proceso judicial y contarán con las garantías de un tribunal especializado. Así, el gobierno de Dina Boluarte pasará a la historia como una nefasta dictadura.

Cuando el Perú, académicos, escritores, historiares, la inteligencia, etc., etc., pero de modo especial la intelectualidad peruana, esperaba un pronunciamiento de parte de los eternos agregados culturales, no han dicho nada de nada. Al contario han guardado un silencio sepulcral. En otras palabras, han asumido un rol de complicidad francamente vergonzoso. ¿No saben acaso lo que realmente ocurre en el Perú? ¿No están informados respecto a una innecesaria violencia social? ¿Ignoran acaso que el fascismo criollo ha regresado con más fuerza? ¿Por qué se callan precisamente cuando es necesario que el mundo sepa lo que reamente ocurre en el Perú? ¿Con qué moral pueden representar a un Perú ensangrentado, lacerado y agredido?

El arribismo empezó en América con la indecente conducta de Cristóbal Colón. Luego vino Francisco Pizarro, traicionó al inca Atavalipa y mintió ante los reyes de España. Una inconducta no estudiada es la de Felipillo y otros jóvenes que no tuvieron otra opción que ser cómplices. Los arribistas durante la colonia y la República han logrado tener una suculenta pensión. No protestaron durante los regímenes de Sánchez Cerro, Benavides, Odría ni Morales Bermúdez.

“El arribismo -dice- Carlos Delgado Olivera, parece tener sus principales modalidades operativas. Una es la adulación servil a quien ocupa posesiones de poder. El lenguaje popular de tal modalidad consiste en el sobe; se soba al superior, al influyente, al poderoso, a quien puede dispensar favores y apadrinar el ascenso social. La otra modalidad del arribismo se expresa en la agresión verbal generalmente indirecta, en el ataque a mansalva, en el chisme, en la crítica destructiva, en el chiste peyorativo de implicaciones zahirientes y de doble intención. A esto el vulgo le llama raje, se raja de todo a quien el arribista considera competidor real o potencial por el ascenso a las estrechas vías de éxito y del reconocimiento”. 1

El ensayo de Dante Peláez en verdad es contundente cuando dice: “El arribista como agregado cultural es el más conchudo y cara dura de todos los arribistas ‘profesionales’. Espera el resultado de las elecciones generales. No dice por quién hay que votar, generalmente es un joven de derecha, ignorante, sumiso. Habla poco para que no lo ‘tasen’ como imbécil y mediocre. No opina, no dice nada del gobierno de turno. Es el eterno consejero cultural, el responsable de la imagen del Perú en el mundo. De modo que está obligado a ser un sabio en historia, un gran crítico literario. Sobre todo, está por encima del embajador cuando se trata de la Historia del Perú”. 2

Si los agregados culturales saben que el gobierno de Dina Boluarte es fascista y ellos son demócratas, ¿por qué no renuncian y denuncian los crímenes? ¿Con qué moral pueden hablar del Perú si desconocen tantas muertes? ¿Qué clase de intelectuales son que no renuncian por principios que rigen una conducta coherente? Sin embargo, nunca es tarde para tomar una actitud digna. Bastaría señalar la conducta de Raúl Porras Barrenechea, que supo decir no y asumió una actitud digna.

Sin embargo, nunca es tarde para asumir una digna decisión histórica.

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1.- Carlos Delgado Olivera. EJERCICIO SOCIOLÓGICO SOBRE EL ARRIBISMO EN EL PERÚ. Revista de sicoanálisis, siquiatría y sicología. México. Nro. 10. Pág. 44. 1968. México.

2.- Dante Peláez. EL ETERNO AGREGADO CULTURAL. Revista de sociología. Pág. 34. Ediciones Cantolao. 2000. Lima. 

Aimaras, dieron las talla, largamente




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