LECTURAS
INTERESANTES Nº 735
LIMA
PERU 13 ENERO
2017
ANTICREDO
César Hildebandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 330, 13ENE17
p. 12
No
creo que el Perú esté en marcha hacia el desarrollo.
No
creo que, en general, el nuestro sea un país civilizado.
No
creo que tengamos un futuro brillante.
No
creo en nuestra prensa ni en la mayoría de nuestros llamados próceres y
patriarcas.
No
creo en la sinceridad de mis compatriotas.
No
creo que perdimos las guerras que perdimos sólo porque estábamos en
inferioridad de condiciones. Hubo mucho de cobardía y pusilanimidad.
No
creo en el Poder Judicial ni en la Fiscalía ni en los discursos de la CADE.
No
creo en la regionalización tal como está planteada ni en el centralismo tal
como lo padecimos.
No
creo en las cifras del INEI ni en el tamaño oficial de nuestro déficit
presupuestal.
No
creo en la Semana del Chilcano ni en el Día del Pollo a la Brasa.
No
creo en las redes sociales ni en la no-ficción ni en el cuento de una
narrativa peruana signada por el talento.
No
creo en la derecha moderna que sigue usando miriñaques ni en la izquierda que
no se atreve a condenar el socialismo degenerado impuesto desde el Kremlin.
No
creo, por supuesto, en la vieja derecha que nos pudrió desde Echenique.
No
creo en Obama ni en el país que representó y menos creo en el supuesto carácter
"anti-establishment" del señor Trump.
No
creo en la persecución de la felicidad porque sólo es posible ser feliz cuando
uno no la espera y ni siquiera la desea.
No
creo en la historia oficial del Perú ni en la historia benevolente del
civilismo.
No
creo que hayamos tenido un gran pasado prehispánico.
No
creo en la belleza de Lima ni en la pujanza social de aquellos campamentos
subhumanos donde metemos a los pobres.
No
creo en las plutocracias que se han apoderado de los medios de comunicación y
menos creo en "El Comercio", ese fenicio homenaje a la mentira
disforzada.
No
creo en las turbas pero sí en la indignación expresada como desprecio y
resistencia pasiva.
No
creo en el fujimorismo porque eso sería como creer en el tifus exantemático.
No
creo en el aprismo porque ahora es el colchón amarillento de un megaladrón.
No
creo que Martín Adán sea un gran prosista ni que Eguren sea un gran poeta ni
que Mariátegui haya fundado el marxismo latinoamericano.
No
creo que González Prada haya peleado como es debido en la batalla de
Miraflores, donde actuó en la reserva.
No
creo en la "filosofía" de Javier Prado y mucho menos en su padre, el
fugitivo, y mucho menos que menos en su hermano, el idiota de Manuel.
No
creo que Ramiro Prialé fuera un gran tipo porque de él partieron las más
promiscuas convivencias.
No
creo en nuestros procuradores ni en la lucha contra la corrupción.
No
creo en el Frente Amplio ni en la nueva franquicia de Verónika porque lo que
veo es más codicia electoral que principios. Ni creo en el cura Arana, que es
el resumen de la estrategia del caracol.
No
creo en el PPC, otro partido zombi, ni creí jamás en su líder, gran abogado de
Cementos Lima.
No
creo en el Congreso, ese establo, ni en la cifra repartidora, que convierte
minorías en mayorías aplastantes y procaces.
No
creo en el CNM ni en el TC ni en el CPP ni en el CSJM ni en el BID ni en
cualquiera de las putas siglas que pueblan los textos indigentes de los periódicos.
No
creo que el periodismo sea una gran profesión.
He
empezado a ser libre.
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