Entrevista de Milagros Berrios a Rosa Palomino, primera locutora aimara, dirigente
indígena y promotora cultural.
-¿Tuvo miedo de hablar el
aimara?
-Sí. Cuando tenía 15 años, la gente de la ciudad (Puno) decía que el
aimara y el quechua no valían.
-Para ellos el aimara era una lengua de atraso; mientras que el castellano,
de desarrollo. Cuando llegué a la ciudad no podía hablar porque la gente me
jalaba el cabello. A puro golpe aprendí el castellano.
-Así es. He sufrido discriminación, pero esto también me dio energía
para llevar comunicación a mi pueblo...
-Sí. Cuando salió, las mujeres estaban contentas. Era un espacio
donde podían hablar. Gracias a ellas sigue viva la cultura milenaria del
Altiplano.
-Cuando escuchaban su voz y sus canciones, se sentían alabadas. Sus
esposos y vecinos les felicitaban. Es el espacio que logramos juntos.
-Me decían que este programa no tenía razón de ser porque el aimara
iba a desaparecer, que era por gusto...
-Siempre he dicho que no va a desaparecer porque, como decía (el indio)
Tupac Katari, detrás de mí habrá millones de millones. Las lenguas originarias
se están fortaleciendo.
-Las hermanas tenían mucho miedo de hablar. No querían porque los
hombres les habían dicho que ellas solo servían para estar en la casa.
Entonces, yo las motivaba: Nosotras sabemos, tenemos que demostrarlo.
Los hombres se reían, se burlaban, pero seguí adelante. Si yo no lo
hacía, ¿quién lo haría por nosotras? Las mujeres aimaras necesitamos que
nuestra voz se escuche, ya que siempre hemos estado en silencio.
-Son bastantes años. Más de 25. Y siempre tomando en cuenta lo que
decían nuestras abuelas: los aimaras todo lo hacemos con chuyma.
-Pues, "corazón". Las aimaras todo lo hacemos con el
corazón.
-Para mí, el aimara tiene mucho valor. Por ejemplo, cuando hablo mi
lengua originaria, tengo fluidez. Pero cuando hablo castellano, a veces se me
acaban las palabras, las ideas.
-Es la palabra de nuestros antepasados: ser aimara es ser más fuerte,
ser más trabajador, más recíproco.
-Jallalla... Lo que decimos se va a
concretar por nuestro trabajo.
-Ahorita no lo tengo.
-No tengo dinero para pagar el alquiler del espacio radial. Busqué
ayuda en varias entidades, pero nos dicen que no hay plata para eso.
-Cuando tu programa dura media hora, te piden 600 soles mensuales...
Pero no perderé la esperanza de que los pueblos originarios tengamos nuestra
propia emisora.
-Entrevistas, sociodramas, testimonios, canciones, cuentos...
-Si teníamos algún problema con las autoridades locales, lo presentábamos
con sociodramas o canciones.
-Sí. Una vez pidieron apoyo a un alcalde, pero este se negaba...
-Así es. Te la puedo cantar: (en aimara) Nuestras autoridades no
quieren escuchar a nuestra organización. Entonces, tenemos que ponernos
fuertes, organizamos y, de esa manera, nuestras demandas se escucharán como a
ciudadanos...
-A mí me gusta porque converso con mi pueblo y conozco sus
costumbres. También a las mujeres, las 'guardadoras' de nuestra identidad
cultural y de la fuerza.
-La discriminación que sufrí y lo que conocí en el extranjero.
-He visitado, por invitación, Alemania, Suiza, España, Holanda...
Todo eso me ha fortalecido.
-En Europa valoran la cultura de los pueblos originarios.
-Siempre he dicho que tengo una gran responsabilidad con mi cultura y
las mujeres. También he dicho que yo me moriré luchando y no quiero que
lloren. Lo que quiero es que pongan los casetes y los CD, me escuchen y digan:
¡Ahí está Rosa Palomino!
LA FICHA
•
Nací, crecí y vivo en el distrito de Platería, en Puno. Tengo 63 años y más de
20 los he dedicado a la radio. ¿Cómo aprendí? En la calle, con el pueblo.
También formo parte de la Red de Comunicadores Indígenas del Perú (REDCIP) y
soy presidenta de la Unión de Mujeres Aymaras del Abya Yala (UMA). Toda mi
labor es ad honórem. Recuerdo que un día intentamos pagar el alquiler del
espacio radial con chuño y papas.
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