“EL MODELO PRIMARIO-EXPORTADOR HOY SOLO GENERA BAJO CRECIMIENTO Y ALTA DESIGUALDAD”
PEDRO FRANCKE, EXMINISTRO DEL MEF COMENTA SOBRE LAS CIFRAS EXPUESTAS POR LA CÁMARA DE
COMERCIO DE LIMA
E |
l Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial alerta
que 11 millones de peruanos vulnerables podrían caer en pobreza sin
crecimiento sostenido. A pesar de un leve aumento del 4% en el primer
trimestre, el modelo de crecimiento actual es insostenible.
Dax Canchari LA REPUBLICA 8JUN25
Mientras gremios empresariales insisten en que la única
salida es más inversión privada, el exministro de Economía y
Finanzas Pedro Francke lanza
una advertencia: sin una
reforma tributaria profunda, una política industrial activa y un Estado capaz
de planificar, el modelo actual solo nos ofrece estancamiento, desigualdad y
descontento social.
—El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial
(IEDEP) de la CCL advierte que sin crecimiento sostenido, casi 11 millones de
peruanos vulnerables podrían caer en pobreza. Pero el país lleva más de una
década creciendo en promedio 3% sin lograr mejoras estructurales. ¿No es hora
de preguntarnos si ese modelo de crecimiento tiene un techo demasiado bajo?
Es una pregunta totalmente válida. Lo que estamos viendo es
que el crecimiento económico se ha ralentizado, especialmente en la última década,
y efectivamente ha sido demasiado bajo. Esto evidencia la necesidad de realizar cambios en
el modelo, particularmente en lo que respecta a una política industrial y de
desarrollo productivo mucho más sólida, que apoye especialmente a las pequeñas
empresas.
—El crecimiento de 4% en el primer trimestre se presenta
como una señal de recuperación, pero ¿es un rebote estadístico, un arrastre por
sectores puntuales como minería, o hay una base sólida detrás?
—¿Qué papel juega la debilidad institucional y la falta
de políticas industriales en ese estancamiento del crecimiento? ¿No estamos
pagando el precio de haber abandonado una agenda productiva hace años?
Aquí hay dos temas. Por un lado, no contamos con una
política de desarrollo productivo e industrial, especialmente orientada a
sectores clave como la industria, los servicios modernos, la imprescindible
modernización tecnológica del país, así como la pequeña y mediana agricultura.
Son sectores estratégicos que no han recibido el apoyo necesario por parte del
Estado. Por otro lado, también hay un problema institucional más amplio. La inseguridad ciudadana que
enfrentamos hoy, así como el actual desgobierno, son factores que actúan como
frenos muy fuertes para el crecimiento económico.
—En su gestión como ministro, se impulsaron bonos y
aumento del gasto público. Hoy se habla de inversión en infraestructura social.
¿Qué tan viable es eso sin una reforma tributaria de fondo que amplíe la base
recaudatoria?
La clave de todos los esfuerzos que ha impulsado el Estado
en los últimos años es, efectivamente, la reforma tributaria. El Perú necesita
mejorar su infraestructura, así como la calidad de la educación y la salud,
para potenciar su capital humano. Pero eso no es posible sin recursos.
En ese sentido, una reforma tributaria que permita ampliar
los ingresos del Estado es indispensable. Por eso, propuestas como la exoneración a la agroindustria
resultan totalmente contraproducentes.
—La CCL pone el énfasis en la inversión privada como
única solución. ¿No es una visión parcial y sesgada del desarrollo? ¿Qué está
faltando en esa narrativa empresarial?
Yo creo que la inversión privada y la inversión pública
deben ser complementarias. Hay elementos clave que deben ser impulsados desde
el sector público, como la infraestructura
—especialmente en comunicaciones y transportes—, así como las irrigaciones,
que son fundamentales para el desarrollo agropecuario en la costa, sierra y
selva. También es crucial promover el acceso al crédito y la incorporación de nuevas
tecnologías en las pequeñas empresas. Estas son tareas que le
corresponden al Estado; en muchos casos pueden consistir en apoyo o promoción,
pero deben formar parte de una política pública indispensable. El esfuerzo del sector privado,
por sí solo, no es suficiente.
—La pobreza rural es 14 puntos mayor que la urbana. ¿Por
qué ningún gobierno —ni de izquierda ni de derecha— ha logrado revertir eso en
serio? ¿Hay un divorcio estructural entre el Estado y el agro?
Sí. Me llaman especialmente la atención las recientes
declaraciones del ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Ángel Manero, quien,
por un lado, les dice a los pequeños agricultores que no deben pedirle nada al
Estado y que deben arreglárselas por su cuenta, y por otro lado, respalda la entrega de S/20.000
millones en exoneraciones tributarias a los grandes agroexportadores
—El Perú sigue dependiendo del precio de los minerales.
¿Es razonable seguir hablando de crecimiento sin diversificación económica
real?
Lo que hemos visto en los últimos años es que el modelo basado principalmente
en la minería y en la exportación de productos primarios ha llegado a un cierto
límite. Hoy, ese modelo solo permite un crecimiento bajo, acompañado de una
alta desigualdad y un Estado sumamente débil.
Por eso, aunque se requieren respuestas en varios frentes,
es indispensable construir una
visión más amplia del desarrollo económico, que incorpore sectores clave como
la industria, los servicios y la pequeña y mediana agricultura. Estos
deben ser pilares fundamentales de una nueva propuesta de desarrollo.
—¿Qué riesgos enfrenta el país si seguimos confiando en
que el “chorreo” del crecimiento llegará solo con más inversión, sin una
estrategia redistributiva explícita?
Ya estamos pagando el precio de esa política. Además de un crecimiento económico
ralentizado, enfrentamos una altísima desigualdad de ingresos —una de las más altas del planeta—,
lo que está generando un serio problema de descontento, desconfianza hacia el
Estado e inseguridad ciudadana.
La alta desigualdad hace que muchos, especialmente jóvenes,
vean el futuro sin esperanza y, lamentablemente, algunos se orienten hacia alternativas criminales.
La solución al problema de la inseguridad ciudadana no pasa solo por la acción
policial o del sistema de justicia, sino también por una respuesta social que genere empleo para los
miles de jóvenes que cada año ingresan al mercado laboral. Y eso
requiere, una vez más, un cambio
en el modelo económico.
—¿Qué medidas concretas permitirían empujar el
crecimiento hacia el 5% o más, pero con sostenibilidad e inclusión? ¿Es
solo un tema de inversión o de rediseñar el rol del Estado?
Hay varias deficiencias en las políticas actuales. Una es la
falta de infraestructura,
que sigue siendo un elemento clave. Otra es la debilidad del capital humano, especialmente en lo
que respecta a la educación pública secundaria y superior, así como en la salud
pública, que son fundamentales para potenciar las capacidades de las personas y
formar profesionales preparados.
Es necesario implementar lo que se conoce como políticas industriales o
políticas sectoriales, que impulsen sectores estratégicos en los que el Perú
debería hacer apuestas claras para su desarrollo. Por supuesto, todo
esto requiere, en buena medida, una reforma tributaria que dote al Estado de
los recursos necesarios, pero
también exige un buen gobierno, algo que ha estado ausente en los
últimos años.
—Se ha hablado de la urgencia de una transformación
productiva que nos saque de la trampa del crecimiento primario-exportador. ¿Qué
tan viable es avanzar en esa dirección en un país con debilidad institucional y
conflicto político crónico?"
Efectivamente, así como una política de desarrollo
productivo es indispensable, esta requiere un Estado con mayor capacidad de
gestión. Hablamos tanto de
capacidad técnica —es decir, meritocracia— como de una verdadera capacidad de
planificación estratégica.
Lamentablemente, en las actuales condiciones de
institucionalidad política, eso parece muy difícil. El desgobierno congresal
que enfrentamos hoy no permite siquiera pensar en las reformas más básicas. Creo que ahí existe un
entrampamiento serio que tendremos que resolver en los próximos años. <:>
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