viernes, 24 de mayo de 2024

HILDEBRANDT CONTINUA REFLEXIONES

 ENUMERACION CAOTICA

César Hildebrandt

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 687, 24MAY24

E

l congreso de los delincuentes.

La presidenta en estado de descomposición. El Tribunal Constitucional mafioso.

La sentina de Erasmo Wong como el Cable Canal de Noticias de estos tiempos.

La prensa de derechas sin principios ni correctores. La prensa de izquierda desaparecida.

La prensa independiente amenazada por la extinción.

Los marxismos hechos de­rrama magisterial.

Alias Vane defendida por quienes alguna vez leyeron “El antiimperialismo y el Apra”.

Darwin Espinoza rascándo­se los sobacos sin ser Charles Bukowski.

Los jueces que liberan nar­cos.

Los policías que asaltan en banda.

Los fiscales que encarpetan casos a cambio de dinero.

Los supremos de la inferio­ridad.

Los abogados que se prestan a todos.

Las putas que se visten de monjas de clausura.

Los canallas que solicitan compasión porque están otra vez aquejados de una grave en­fermedad.

Los columnistas al servicio del silencio.

Las cabriolas de quienes evaden compromisos.

El mutismo sobre el genoci­dio en Gaza, la internacional procaz de las derechas guerra-civilistas reunidas en Madrid, el liderazgo criminal de los Estados Unidos.

La fiereza en manos de la suciedad.

La pobreza como eternidad.

El desaliento como bajo continuo.

El racismo esgrimido por mestizos que habrían sido baleados por los nazis.

La chaira de los monopolios.

El machismo que mata a cuchilladas.

El feminismo plagado de brujas que proponen juicios sumarios y hogueras instantáneas.

El ridículo amado por casi todos.

Pobre PERU
El deporte de la envidia.

Las copas del olvido.

Los cementerios de reputaciones.

La infelicidad como propósito.

Acho y su sangre.

Las idioteces de Fossati.

La virgen de la candelaria.

Los 49 muertos sin culpables.

El sicariato como emprendimiento.

El tren de Aragua.

Porky y sus amigos.

Comunicore y el submarino amarillo.

A doscientos años de la batalla de Ayacucho que nos liberó del yugo español para luego some­temos al yugo de Bolívar, al yugo de los caudillos militares, al yugo de la plutocracia de la tierra, al yugo de la oligarquía vitalicia y, ahora, al yugo de la derecha bruta y achorada.

A ciento cuarenta y tres años de la entrada de las tro­pas chilenas a Lima (enero de 1881) después de nuestra derrota total en una guerra que las clases dominantes provocaron y enfrentaron con imbécil optimismo.

A Dios rogando y con el mazo dando.

Vivo en el país donde los la­drones muertos se convierten en próceres que extrañamos.

Sobrevivo en el país donde ya no es necesario violar la ley para ser un criminal porque la ley puede estar hecha por forajidos que representan el crimen.

Malvivo en el país donde la ig­norancia se convirtió en virtud y la estupidez en clave del ascenso social, como lo demuestra César Acuña.

Insisto en el país que tiene siglas en vez de partidos, abo­rrecimientos en vez de ideas, tenacidades siniestras en vez de destino.

Persisto a duras penas en el país que no aprende, no depura, no escarmienta.

¿Moriré como un idiota que­jándome del país que no pude dejar y cuya savia tóxica me hizo un adicto de las sombras? ¿Ni siquiera tendré el consuelo de París y el aguacero?

Esas preguntas son narcisistas: escucho a los esbirros mi­nisteriales defendiendo a la presidenta, su empleadora, y siento que, más allá del resultado y la enormidad del desafío, vale la pena seguir peleando. En momentos de­presivos como este, me repito: no puedes permitir que el Perú te derrote. Una locura salvadora me susurra que esto es el Bernabéu. La consigna que persigue al Perú es salvarse en los descuentos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario