PINCELADA
MUSICAL
Testimonio vivencial del mágico mundo de la
música puneña
Por: Javier
Salas Avila
Artículo incluido en la
publicación “PUNO 345 ANIVERSARIO”,
producida, editada y publicada por JOLUCAVA
Import Export EIRL
y dirigida por María
Elena Catacora Valdez
Noviembre 2013. Impresa
en Lima.
Puno, región de preponderantes temperaturas
frías, ha sido por el contrario, un espacio excepcional para hallar calidez
en materia de producción intelectual y artística.
Las Gestas Vilcapazinas, el ideario educacional
de Encinas, la elocuencia de More, el pincel Humarediano, la Música de los
Valcárcel, los versos de Choquehuanca, han dado brillo y majestad al
pensamiento puneño y han hecho de esta tierra, la singularidad expresa de la
majestuosidad idiosincrática, en el intermitente camino de la historia de los
pueblos del altipampa.
El arte, jamás ajeno al latido vivencial de las
colectividades humanas, también ha hecho residencia vital en la cosmografía
puneña.
Foto: José Catacora Valdez |
Es conocido que sus antecedentes se encuentran
en las civilizaciones preincas como Nazca, Paracas, Moche, pero por razones no
del todo fundamentadas, a medida que pasaban los años, esta rica modalidad de
expresión musical, ha tenido mayor arraigo, profusión y desarrollo, en la zona
circunlacustre al lago Titicaca. Lo más singular y relievante en el contexto de
esta filosofía musical, es como todos sabemos, la particularidad de la música
dialogal y que lleva implícita la óptica que tiene el habitante kollavino
respecto del mundo en el que vive.
Datan de mucho tiempo, referencias relacionadas
a que grupos de danza y música lugareños, visitaban la imagen de la Virgen de
la Candelaria durante su fiesta, desde finales del siglo XIX, y entre los que
más destacaban, eran agrupaciones sikurianas que con su gesta musical, coadyuvaban
decididamente al ámbito devocional y de empoderamiento cada vez más importante
de su estilo ancestral.
El Departamento de Puno, ha sido testigo de
conocidas agrupaciones sikurianas que forjaron tradición con su presencia en el
panorama festivo tradicional altiplánico; en el rubro de varios bombos, la
afamada agrupación Qantati Ururi, marco época con su inconfundible sello y
sabiduría, y guarda el privilegio de pertenecer al estilo más antiguo en
relación a las propuestas citadinas como los Siku- morenos, entre los segundos,
están de otro lado, el Conjunto de Sikuris Obrero y el del Barrio Mañazo, que
son colosales muestras de tradición, y que a lo largo de su existencia, han
delineado todo un estilo trascendental que ha servido como un espejo de
proyección continua hacia diversas latitudes.
Hoy en día, decenas de jóvenes de ambos sexos,
integrando numerosas agrupaciones, ponen su esmerada cuota de arte, y hacen que
la tradición musical sikuriana sobrepuje a su historia y vuelva redimida a propulsar
desde las orillas del mágico lago, un mensaje subliminal, que sepa a aromas de
cactus, viento y granizo, ahí están: Juventud Obrera, Zampoñistas del
Altiplano, Zampoñistas Lacustre, entre muchos otros, y en la modalidad de
varios bombos, AJP 27 de Junio, 27 de Junio Nueva Era, Ujmaya, Fuerza Joven etc.
entre otros, que hacen de la ciudad lacustre, la rica
vertiente inagotable de la aerofonia autóctona con ritmos de reciedumbre y
fortaleza espiritual.
A lo largo y ancho del departamento, se oirá
el sonido de los Sikus o Phu- sas, en cualquier momento del año, pero será en
la Fiesta de la Candelaria, donde todas las agrupaciones se vistan de gala,
para hacer retumbar los espacios kollas con el ritmo sincopado de su estirpe
sikuriana.
La valiosa cordofonía, con aires foráneos
La mayoría de formas musicales y danzarías
que han tomado esencia del sincretismo cultural, han perfilado su desarrollo,
a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y en ese sentido, los estilos de
música cordofónica venidos de occidente, fueron adoptados sometiéndose a
procesos de regionalización bien definidos en cuanto a la usanza
interpretativa, más conocida como "estilo".
Las estudiantinas tuvieron mucha vigencia en
los salones de la Lima de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, y como
toda actividad potenciada en la capital, la consecuencia inmediata es su
rápido reflejo en el interior del país.
Es así que desde entonces cada región y
espacio citadino del interior del país, tomó ejemplo de las nuevas corrientes
musicales del momento y engarzó a este nuevo estilo, sus vivencias, sus
querencias, su idiosincrasia, etc. de donde empezaron a fluir el ritmo puneño que luego se hiciera peculiar y
característico de la tradición citadina.
Mucha agua ha corrido bajo el puente desde
entonces, y se lee en las páginas de la historia sonora puneña, nombres de
indeleble huella como, Eladio Quiroga, Alberto Rivarola, Rosendo y Jorge
Huirse, Víctor Cuentas, Víctor Masías, etc, que configuraron con su maestría el
sello característico que significaría la madurez plena del estilo musical
pandillero.
Charanguista Erick zubieta |
Les siguen, otra brillante generación de
autores e intérpretes, Néstor Molina, Carlos Rubina, Castor Vera, Augusto
Portugal, Augusto Masías, Julián y Virgilio Palacios, que definieron estilos y
consolidaron la majestad de la Marinera y la pandilla Puneñas.
Son dignas de mencionar agrupaciones que
sirvieron para perennizar la amplia temática altiplánica, Los Intimos, La Lira
Puno, el Centro Musical y de Danzas Theodoro Valcárcel, El Conjunto Orquestal
Puno, El Centro Musical Ayaviri, la Agrupación de Arte Azángaro, Los Chiriguanos
de Huancané, El Centro Musical Puno, El Centro Musical Juli, el Centro Musical
Yunguyo, el Centro Musical Unión
Juliaca, el Centro Musical llave, el Centro Musical Acora, El Centro Musical
Macusani, la Estudiantina Chucuito, Centro Musical Rodolfo Montes de Oca, entre
muchos otros, que tuvieron en sus filas a preclaros instrumentistas de la
música mestiza puneña.
Tanto la despensa filosófica musical del
sikuri, como la música mestiza cordofónica, se han patentado como los símbolos
de la "Marca Puno", y no existe latitud alguna en el mundo adonde
llegue un puneño, que no tenga el testimonio vivencial de estas dos modalidades
de expresión musical y que por lo tanto, lo distingan entre otros, de ser el
portador de esta singular y
valiosa herencia cultural.
La fiesta de la Candelaria y la presencia de las Bandas de música.
Las Bandas de música y su presencia en el
escenario musical del Departamento de Puno son posteriores, y su desarrollo ha
estado íntimamente ligado al proceso de crecimiento de la Fiesta
de la Virgen de la Candelaria. Fue aproximadamente en la década del 50 del
siglo pasado, que estas entidades musicales van tomado forma y presencia en
nuestro ámbito.
El impacto que significó por aquella época, la
fuerte expansión musical de las Big Band americanas, hizo que se despertara en
la colectividad musical, el deseo de sumarse al dominio de los instrumentos de
viento de metal y de caña, a esta coyuntura, se sumaron otras
"modas" del momento como la aparición de la Sonora Matancera o el
Conjunto de Dámaso Pérez Prado, o el caso de los mariachis en las películas
mexicanas. Este auge comercial influye para que en muchas zonas del país, se
vaya cambiando el ropaje instrumental de muchos conjuntos, y es el caso en el
valle del Mantaro en que se incluyó el saxofón, y el clarinete que se sumaban
al arpa y el violín, tomando además, el nombre de Orquestas Típicas, en
alusión o copia directa, de los conjuntos formados en Argentina para
interpretar el tango.
Como fuera, el proceso de desarrollo de las
bandas de música se acrecentó y Puno, no podía ser la excepción, hacia 1964 el
empresario Ernesto Núñez trae por vez primera a un conjunto de diablada
boliviana a la Fiesta de la Candelaria, se crea tal expectativa que se copia
el molde exacto de los pasos, y el ritmo en allegro de la nueva música que a su
vez, tiene la base rítmica de una forma popular europea. Entre las bandas más
famosas provenientes de Bolivia están La Pagador de Oruro y la Primo Aranda de
La Paz, esta última vino por primera vez a Puno en 1965 contratados por la
única morenada de entonces, la Morenada Orkopata.
El avance de las bandas de música peruanas en
la fiesta, fue lento, las bandas de Bolivia, eran las preferidas por los
conjuntos participantes de la fiesta, no solo por la "moda", sino que
también, por la notable calidad en materia del dominio de la técnica
instrumental; esta situación fue cambiando poco a poco, por la intervención,
entre otros, de los siguientes factores:
Desarrollo de la Especialidad de Vientos en las
Escuelas de Música de Puno, Juliaca y Pilcuyo, además de la creación de la
Escuela de Arte de la UNA Puno. En su momento, la auspiciosa presencia de la
Diablada Amigos de la Policía nacional, permitió que su banda de músicos,
reforzada con instrumentistas de Arequipa y Cusco, hicieran i demostración
técnica de cómo puede mejorar el aspecto de la interpretación, y entonces al
ser ellos, banda ganadora del año 1995, de algún modo coadyuvaron el empoderamiento
de las bandas peruanas la fiesta más fastuosa del Perú.
Actualmente, podemos mencionar con satisfacción
el concreto avance de las agrupaciones musicales que tienen efectiva presencia
en nuestra fiesta mayor, destacan con luz propia entre otras: Banda Orquesta
"Liberal", y la "Súper Impacto" de Puno, la "Real
Majestad" y los "Reyes Jachas" de Juliaca, a las que se suma
famosa "Súper Andino" de Pilcuyo, todas estas entidades, han
alcanzado niveles de desarrollo técnico cada vez más apreciables.
La
Música de otros formatos, en manos de puneños
El vivir en Puno, hace que quienes transitamos
por sus callecitas solariegas, al abrigo de los cerros tutelares, seamos
participes y testigos de innumerables jornadas de creación, recreación e
interpretación musical, bajo formas distintas de las expuestas líneas arriba,
no eran solo las estudiantinas que se enseñoreaban los 3 de noviembre por la
noche, venidos de cada capital de provincia, o en carnavales; tampoco eran
solamente las bandas que con sus potentes sonoridades inundaban de frenético
ritmo las calles de la ciudad, la segunda semana de febrero.
También había puneños prestos a pulsar un
charango, o percutir una pandereta, o digitar una guitarra eléctrica, son
añorables los años en que por alguna fiesta en el Club Kuntur o en el Club
Unión, o aun en el coliseo, podíamos oír y disfrutar de la música de los
Jocker's con Julio Masías, Fuego Caliente con Víctor Catacora, los Raybans de
Alex Delgado, los Fenders de Daniel Bailón, o los Tebano de Daniel Becerra, más
adelante, los Triax de Germán Humpiri, y actualmente, entre otras agrupaciones
nuevas, la Orquesta Zeta Show.
Tampoco la ciudad se pudo sustraer, al inmenso
arraigo de la música llamada latinoamericana, muchos recordarán, a Color Viento
de los hermanos Bueno Ramírez, Tierra Nueva de los Bolaños, y uno de los más
populares en la ciudad los K'ana Jallu, más adelante el Grupo Expresión de los
hermanos Coacalla y posteriormente Kaphia de los hermanos Mengoa, al que se
suma actualmente el grupo Nayjama.
En el caso de la música de tuna, relacionada
evidentemente con la reapertura de la Universidad Nacional del Altiplano, en
1968 Virgilio Palacios Ortega, funda la Tuna Universitaria de Puno, entidad
musical que albergó a muchas generaciones de estudiantes aficionados a la
música, que marcaron una época de oro para esta prestigiosa agrupación
estudiantil, a partir de 1993, cuando toma el nombre de Tuna mayor, me nombran
como director musical, para dirigir la que fuera la última producción
discográfica, atesorando recuerdos de cinta y capa en memorables noches de
ronda.
En el caso de la música coral, no fuimos muy
prolíficos, la historia habla de los coros escolares que organizaba Don Carlos
Rubina, todos así lo recuerdan, recientemente casos notables son el Coro
Adventista de Chullunquiani en Juliaca y el Coro del Instituto Pedagógico de
Puno bajo la dirección del destacado maestro Félix Zambrano Velásquez, quien
supo inculcarme el amor al arte coral. Debo mencionar aquí a Nelvar Ticona y
Jorge Bueno, permanentes exponentes de este arte en nuestra tierra. En lo personal,
tuve la ocasión de dirigir la "Coral Moroni" de la Estaca Puno de la
Iglesia de Jesucristo, además del Coro Polifónico del Gobierno Regional y el
Coro de la Gerencia Departamental del Seguro Social de Puno.
Cerraré esta sección, haciendo mención a
conjuntos de música criolla, como el recordado Trio Masías, el Dúo Puno de
Nazario Ticona y Alejandro Tejada, a su vez, el mejor instrumentista de
guitarra popular en la historia musical de Puno, el Trío del Recuerdo de
Claudio Aguirre, el Trio Azul de Luis Pari Chevarria y Walter Yupanqui, el Trió
Universitario, y el afamado Conjunto Fantasía Criolla de Waldo Vera, Juan
Palao, Edgardo Rodríguez y Dulio Trigos.
La Academia en la Música puneña Mariano Béjar
Pacheco, músico melgarino (Nuñoa) nacido en 1893, fue de los primeros músicos
académicos, autor de las obras "El Pueblo del Sol" "Andinola
Aymara" y de la ópera "Melgar", importante investigador e
instrumentista de violín.
Víctor Cabrera Echave, otro singular maestro de
la música, pianista, el inventor de la Echavina, de 17 cuerdas que el
interpretaba magistralmente, es autor de la Suite Puneña N° 1 entra otras
importantes obras.
Rosendo Huirse Muñoz, nació en Santa Rosa de
Melgar el 29 de febrero del880, dirigió las Estudiantinas "Centro Musical
Literario Ayaviri", el Centro Musical Puno y la Sociedad Musical Lira
Carolina, es autor del Himno a Puno, Ondas del Titicaca, Paja Brava, la
Fandanguera, etc.
La figura de Jorge Huirse Reyes, es un caso notable y excepcional, nace en
Puno, un 30 de agosto de 1920, se constituye en uno de los más brillantes
pianistas de la música popular latinoamericana y acompaña con solvencia a los
mejores cantantes de tango en Argentina y de música criolla como los
Trovadores, María de Jesús Vásquez, el Dúo Irma y Oswaldo, etc. Dirige la
Orquesta Sinfónica del Teatro Colón de Buenos Aires y en Lima la Orquesta de la
Guardia Republicana, se le reconoce como uno de los mejores arreglistas para
formato a gran orquesta de la música popular.
Theodoro Valcárcel Caballero, Puno, 19 de
octubre de 1900, uno de los más insignes maestros de la música universal nacido
en Puno, toda una genialidad en el manejo de los recursos técnicos en la
producción musical académica, El año de 1927, una comisión especial de altos
representantes de la cultura española, formularon la iniciativa de echar los
ojos a iberoamérica a fin de averiguar el nivel, status y la producción
artística en el nuevo mundo y viajó un comisionado especial, para invitar a lo
más selecto de los artistas de los países latinos, a fin de que se congregaran
en Sevilla dentro del marco de la exposición internacional del año de 1929.
Dicha comisión seleccionó a Theodoro Valcárcel Caballero para representar al
Perú y el maestro dejo a Suray Surita, embelesar Europa, con la fineza entretejida
de sus brillantes notas emergidas del majestuoso lago, rodeado de níveas
cumbres. Sevilla se rindió a la majestuosidad kollavina y el Perú entero, tuvo
a su mejor representante.
La huella señera que dejo el gran Theodoro, fue
sabiamente transitada por Edgar Valcárcel Arze, el sobrino más talentoso de la
dinástica familia, el maestro Edgar fue nuestro amigo personal, recuerdo bien
cuando lo invité a acompañarnos a la Paz Bolivia, siendo yo director de la Tuna
Mayor de la Universidad Nacional del Altiplano, con el objeto de grabar nuestro
CD en Discolandia, él nos acompañó en dicho viaje, y conocimos de cerca su
decencia, docencia, humildad y modestia extremas, cuando estuvimos grabando
dicha producción innumerables personas empezaron a preguntar por el maestro,
entre estos dignos visitante se encontraban Alberto Villalpando y Ramiro
Soriano, insignes músicos bolivianos que querían departir con el maestro y
ofrecerle una grata estadía en su país.
Rosendo Huirse |
Las
salas de mayor prestigio en el mundo, saben de la valía del maestro y su
mensaje composicional basado siempre en el repertorio de altipampa, demostraron
que el amor que sintió por Puno fue más grande y fuerte que cualquier
adversidad, y su alma noble, conjugó lazos con los vientos vesperales, acaso
siempre testigos de su mensaje infinito.
Hoy, con el elevado despliegue de los grandes
maestros, se yergue imponente la nueva figura trilógica de los Valcárcel,
Fernando Valcárcel Pollard hijo del maestro Edgar y actual director titular de
la Orquesta Sinfónica Nacional del Perú.
Herencia,
tradición y sentimientos
Desde la tarea pedagógica llevada a cabo en las
aulas de la Escuela Nacional Superior de
Folklore José María Arguedas, he visto la apremiante necesidad de entender los
hilos conduc- tores que determinan las precisiones y características
propias de los esti¬los de la música de las diferentes re¬giones del país. No
hubo, pero debe¬ría de haberla, una escuela que a mí me enseñara a interpretar
una Mari¬nera Puneña, con ese propósito pro¬pulsé, organicé y asumí la creación
de la Escuela de Arte de la U.N.A. Puno, pero una vez más, tras mi par¬tida a
Lima, los alienados, buscaron ansiosamente, darle la espalda al universo
pedagógico de la música popular. Sin desmedro de lo univer¬sal, hay que apostar
por preservar, y cautelar nuestra música tradicional.
La música puneña la construimos intérpretes de
diversas generaciones, en el hogar, en la calle, en carnavales, en los
cumpleaños y demás fiestas, la manera exacta de tremolar la mandolina la
aprendí de mi padre, Juan José Salas Mendoza y de la mano directa de Augusto
Masías, mi maestro de música en la Gran Unidad San Carlos, de Don Castor Vera Solano, cuando mi padre me llevaba a
los ensayos del Conjunto Orquestal Puno, aprendí también por transmisión
directa de Don Ricardo García Núñez, en el Centro Musical Puno, esa fue la
escuela inalterable del estilo musical pandillero, donde se gesta la
personalidad intrínseca de nuestra
música. Usualmente se llega a reconocer en la historia musical de los pueblos a
los compositores y/o directores de mayor trascendencia, pero mayormente quedan
en el olvido los intérpretes, los verdaderos cultores del quehacer musical y
hablando de la escuela estilística asumida
en las calles de la sabiduría permanente, quisiera mencionar nombres de
ilustres amigos que mantuvieron con celo la majestad sonora y aromática de los
aires musicales kollavinos; Darío Manzanares, Félix Carrión, Dulio Trigos,
Waldo Vera, Huberto Hinojosa, Víctor Catacora, Vicente Lezano, Simón Miraval,
Francisco Carrión, Fernando Montes, Gualberto Bolaños, Oswaldo Aguilar, Javier
Fuentes, Edgardo Rodríguez, Juan y Armando Palao, Julio Masías, Hernán Soaña,
Graciano Rubín de Celis, Julio Salas, Dante y Arcadio Frisancho, Alejandro
Tejada, Raúl Montesinos, Jorge "Coco" Candía, Pedro Málaga, Fidel
Mendizábal, Elisbán Ramos, Percy, Coco y Oscar Bueno, Leónidas Calvo, entre
muchos otros valiosos interpretes con quienes trasuntamos el espacio vital del
universo musical puneño.
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