K U S I L L O
Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas
Publicado en la revista "BRISAS", septiembre 2024
E |
s común caracterizar de la sociedad peruana en su triple
índole pluricultural, multiétnica y multilingüe. Hay
quienes dan por establecido que en nuestra comunidad nacional a lo largo y
ancho del territorio de costa, sierra y selva coexisten “más de cincuenta
diversas sociedades que tienen idiomas, costumbres, culturas, aspiraciones
distintas y que poseen características propias, costumbres singulares
alimentadas por la misma sangre y por ideales comunes[1].
Max Castilo |
En
ese marco, estas líneas tienen como fin divulgar lo que se ha dicho y lo que
dice de la figura de un danzante con características peculiares, que pervive con
rasgos costumbristas en el extremo sur del territorio peruano y altiplánico: El
Kusillo.
En renombrado escritor ya desaparecido, J Alberto Cuentas
Zavala[2] dice que como derivación de la danza de los diablos o
“diablada” el aimara ha creado al Kusillo
como una segunda versión representativa del espíritu del mal, cuya diferencia
esencial que lo separa del diablo consiste en que prescinde del temor que
infunde el “supaya (diablo)”, y lo
reemplaza con alegría manifiesta mediante el Kusillo. Kusisiña, en aimara es alegrarse a través de los dichos y las
actitudes humorísticas. Illa es portador, luego, Kusillo es el portador
de la alegría a la casa, de alegría jocunda llena de algazara, dando saltos
acrobáticos, y haciendo restallar estrellas de su chicote.
El vocablo “Kusillo”
No se encuentra el significado en el Vocabulario de
Bertonio. En el Diccionario de Lucca, dice: "C'usillo. Bufón, cómico,
payaso, gracioso, chistoso”, advierte Ubaldo Castillo[3].
Se estima que en el mundo aimara el kusillo aparece después de 1612, puesto que
el vocabulario de Bertonio no lo ha registrado.
La gran mayoría de estudios del Kusillo convienen en
que el vocablo “Kusillo” es de origen aimara y que es fiel traducción de la voz
española “mono”.
José
Portugal Catacora menciona en su libro Danzas y Bailes del Altiplano que el hombre altiplánico
conoce al mono mediante un personaje itinerante: «era un adivinador de la
suerte o suertero que llevaba consigo una jaula con un monito, un organillo
pequeño y una caja con fichas que contenían la suerte de la gente», Luego, los
indígenas se habrían inspirado en este movedizo animal para crear la figura danzante
que nos ocupa.
MOSHO |
La palabra aymara K’usillo significa mono
para Juan Luis Ayala Loayza[4]. Kusillisiri (hacer
monadas, hacerse el gracioso) se aplica al zalamero y chistoso. El sacerdote
jesuita Diego González Holguín menciona que la palabra «Kusillo»
significa mono tanto en quechua como en aymara. El K’usillo danza como
payaso pero representa al mono, animal que repite los actos humanos con
ironía.
Teorizando sobre el origen de la figura danzante “Kusillo”, el Portal Vive Candelaria tiene
escrito[5]
que “el mono es el animal que imita lo que hace el hombre, es el animal que
posee la capacidad de repetir los actos humanos. El hombre aimara, por su
parte, ha cogido la habilidad imitativa del mono para expresar, con sentido
humorístico, los defectos del hombre mestizo o blanco al que él genéricamente
llama «misti», y para hacerlo tangible ha creado la danza de los Kusillos o
monos”
No podían faltar, como es natural y dialécticamente
necesario, las posiciones discrepantes.
Henry Flores Villasante dice que “es común
aceptar que el “Kusillo” representa a un mono, pero esto es incorrecto. El mono
pertenece a la fauna de la Amazonía y no es nativo de las zonas altas de más de
3,800 m.s.n.m., por lo que no puede representar a esta región. Las
características del “Kusillo” no son de un mono, aunque haga “monerías” o cosas
graciosas”, anota.
Felix Paniagua Loza ubica a nuestros danzantes en los
pueblos de la Ceja de Selva de las provincias de Sandia y Carabaya, y
representan el culto al demonio”[6]. Según esto, los aimaras
no habrían sido los creadores del danzante Kusillo, sino los “mistis” de pie de
monte, o a lo sumo los “chunchos” de esas latitudes.
Kusi=alegre, Kusisiña=alegrarse
La palabra “Kusi”, tanto en aimara como en
quechua significan alegría y estrictamente, estar feliz. Consecuentemente a quienes
hacen reir con dichos y actitudes corporales, en el habla popular se les dice “Kusillos”.
Personajes como el “Kusillo” hay en muchas localidades
del Perú profundo. Las funciones de brindar humor a la gente e incluso de
ejercitar ciento sentido de crítica social a los poderosos del lugar de que se
trate, son muy parecidas. En cada pueblo toman diferentes nombres: Maqt’a,
Sajjra, huatrila, pablucha, ukuko (Cusco Qoyulluriti), kismamachus (Huancavelica) etc.
El kusillo hace sátira de los actos de los españoles
y mestizos. Es el danzarín que expresa el alma del pueblo. Imita los actos
reñidos con la moral y las buenas costumbres que realizaba el invasor y el
mestizo, principalmente contra la mujer indígena. También ridiculiza a las autoridades
informales y personas influyentes.
El mismita y el T’ejjeta
Son tenidos como coactores del Kusillo, acompañan a
los kusillos cuando estos forman parte de algún conjunto coreográfico que pasa
por calles y plazas.
El mismita, estaba disfrazado con un vestido burdo,
confeccionado con gruesos y viejos cordones de lana torcida, cuya
característica, era exhibir el órgano genital masculino enormemente deformado y
largo en dimensión y colores, que utilizaba para desafiar ridículamente su
exhibición, como órgano de fecundidad. Por considerarse obsceno, pagano y
inmoral se prohibió en algunas localidades este personaje y disfraz. La
palabra "mismita"
dice Enrique Cuentas Ormachea[7], pertenece al idioma
aymara y literalmente significa "cuerda
o soga de lana tejida en forma floja".
El “T’ejjeta”
(que significa tejido y amarrado) es una versión en extremo burda del mismita.
Su vestimenta aita de hilos gruesos y parches que se entrecruzan sin orden
alguno. Solían servir de auxiliares o ayudantes de los Kusillos. En nuestro
tiempo han desaparecido.
Vestimenta
Siguiendo a Ubaldo Castillo, dos elementos destacan
en el atuendo del Kusillo. Un capuchón de tela que cubre la cabeza totalmente,
con cara generalmente negra u oscura, “nariz
grande turbada hacia arriba, cachos grandes y pegados a las orejas largas y
protegidas de objetos punzantes, alfileres o espinos de qhealla”; y, “una larga leva o abrigo españolizado con
cuatro aberturas, que cubre el cuerpo hasta la rodilla, con aplicaciones
diversas de material autóctono, confeccionado de jerga gris tejida en telares
andinos.” Como elementos complementarios están “la pechera de seda de color vistoso; un chicote largo terminado en
zoguilla, que al hacer girar con fuerza y retener violentamente, produce un
sonoro chasquido. Como adorno portan un khirkincho (charango) un k'usillito o un K’amaqe o zorro disecado”.
Flores Villasante describe la indumentaria asi: La máscara de lana
que utiliza en la cabeza, por su forma y características, no tiene antecedentes
europeos; es andina y no se asemeja a un mono debido a sus “orejas de llama”,
“nariz larga y delgada” y adornos en la cabeza a manera de “cachos”. La ropa
que usa es un “frac” o “Spencer” de origen inglés, utilizado por la nobleza o
aristocracia. En algunas danzas, lleva un látigo y en otras un charango.
Además, suele hablar en “falsetto” para ocultar su identidad. En su
representación, el “Kusillo” tiene un aspecto “diabólico”, pero no del diablo
malo, sino del pícaro, alegre y revoltoso, siendo crítico o imitador de las
costumbres libidinosas de los humanos”.
Práctica y ocasiones
en que aparecen los Kusillos
La danza no requiere de previa organización y
homogenización antelada. Son jóvenes disfrazados que se lanzan a bailar
acompañando a otras comparsas. Se especula que ha podido ser una danza de masas
compuestas de jóvenes que se acomodan a alguna música especial. En la
actualidad son figuras de los conjuntos de sikuris
y de choqelas. En este último caso fungen
de ayudantes en el chaqo de la vicuña. Los Kusillos danzan solos o en grupos,
en forma desordenada y a veces descontrolada, lanzando chillidos, en su
fonación aflautada fingida invaden todos los rincones, convirtiendo estos
espacios en un amplio escenario de sus diabluras y actos picarescos, causando
la hilaridad de viejos y jóvenes. Cada danzarín se esmera en realizar
contorciones y acrobacias para demostrar su agilidad y viveza de hombre aimara.
La danza de los k'usillos
no cuenta con música especial. Cualquier interpretación musical es aprovechada
para demostrar su destreza histriónica y mímica de sensibilidad espontánea y
creatividad, orientada a distraer al público que goza de las k’usilladas. A
veces se les puede ver danzando al compás de un kirkincho o chillador que ejecuta
algunos de los k’usillos.
Alfredo Fuster señala que Se aprecia a este personaje en la Orko Fiesta de Juli, del 14 al 16 de septiembre, durante la danza Chuspi Chuspi, que marca el inicio de la siembra de quinua. Este personaje también simboliza la fertilidad, con su nariz representando el falo masculino. Su aparición en carnavales está vinculada al Allu Pacha, el tiempo de fertilidad, según Eyzaguirre Morales.
[1]
Centro Peruano de Folklore: FOLKLORE PERUANO.
DANZA Y CANTO, Ed. Escuela de Arte Popular, Lima 1997, p. 28
[2]
En CUADERNOS DE LA CULTURA PUNEÑA Nº
2 Octubre 1998. Ed. Brisas del Titicaca. Articulo “El diablo en la coreografía
aimara”, p. 7
[3] Ubaldo Castillo Espezua, LA CULTURA
POPULAR DE JULI. Arequipa 1996
[4] Juan Luis Ayala Loayza: Diccionario
Español-Aymara, Aymara-Español, Ed. Mejia Baca, Lima 1988
[5] VIVE CANDELARIA, 9ENE2017
[6] Felix Paniagua Loza: GLOSAS DE DANZAS DEL
ALTIPLANO PERUANO. Separata del “BOLETIN DE LIMA” 1981
[7] Enrique Cuentas Ormachea:
PRESENCIA DE PUNO EN LA CULTURA POPULAR Ed. Nueva Facultad, Lima 1995 p.147
Juan de la Cruz Machicado |
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