POSIBLES ORIGENES DE
LOS LUPACAS
A |
Escribe: Efraín
Iturry Gandarillas*
ún
hay muchas investigaciones en curso y nada está dicho de manera definitiva, la
meseta del Collao o la hoya del lago Titicaca, constituye la cuna de las
culturas más antiguas que florecieron en América.
Muchos
antropólogos, filólogos, arqueólogos, investigadores, historiadores, locales y
foráneos siguen en la tarea de desentrañar los orígenes de los primeros
pobladores en esta vasta meseta del Collao.
Nos
interesa particularmente la presencia de los pobladores de la interrumpida
cultura lupaca cuya capital fue la ciudad de Juli, como la encontraron los
primeros españoles o ibéricos y la convirtieron en reducción modelo y escuela
de evangelización como precedente e inspiración para las reducciones de
Bolivia, Paraguay, Brasil, norte de Chile y norte de Argentina.
“La
antropología, la etnografía y la lingüística, han demostrado a través de los
estudios realizados en los diferentes estratos y lugares de la sierra interandina,
que tres razas aborígenes fueron las que vivieron en el altiplano peruano-boliviano,
tres clases de culturas distintas. Estas razas que se apoderaron sucesivamente
de este escenario fueron los arahuaques, los aymaras y los quechuas. (Leónidas
Bernedo Málaga, cultura Puquina, 1950.)
Los Uros Arahuaques
Según
ilustres americanistas, el gran macizo Guyano-brasileño fue la cuna de las
familias arahuac, que, en el transcurso de los siglos, se dividió en tres ramas
principales.
La
primera rama fue la de los ainos, que se dirigieron al norte y se establecieron
en las Guyanas y el Caribe.
La
segunda rama de los arahuacs, remontando el Amazonas, pasaron a las costas del
pacifico, llegando a establecerse en el norte de Chile, formando tribus como
los Comanchacos, Huanchacos, Tacames, Ayacameños, y Changos.
La
tercera rama, la más frondosa la de los uros-puquinas, remontando el rio Madeira
lograron franquear las montañas del oriente boliviano y se establecieron en el
extenso altiplano.
Los
uros-puquinas desde épocas muy remotas vivieron en la región de Umasuyo, que
era la región acuática del Lago Titicaca, dedicados a la pesca, recolección y
la caza de aves acuáticas, siendo expertos y hábiles navegantes en balsas
rudimentarias que ellos mismos construían de totora.
Arthur
Posnansky dice: ”la raza arahuac constituye el verdadero subsuelo antropológico
y lingüístico de gran parte de los pobladores de América”.
El
padre Bernedo Málaga, nos hace llegar la versión siguiente: “Los -uro-puquina
habían alcanzado un alto grado de progreso y engrandecimiento, siendo ricos y
poderosos. En estos momentos en el que el horizonte cultural de los puquinas se
encontraba capacitado para alcanzar una cultura superior, vino a sufrir un
golpe inesperado de consecuencias fatales, que paralizo todas sus actividades…”
Los Aimaras
Según
Posnasky, como resultado de un cataclismo geológico que destruyó Tiwanacu, los
caciques de los poblados subyugados, se dispersaron para formar reinos más
localizados, como los lupaca y collas.
Comparten
esta teoría Max Uhle, Emeterio Villamil de Rada, Belisario Cano, y muchos más.
Gente
de diversa procedencia y por sendas separadas y en oleadas llegan a estas
planicies cerca al lago Titicaca y las conquistaron sucesivamente, ellos venían
con algunos conocimientos de agricultura incipiente y pusieron en práctica el
cultivo de ciertas especies fáciles de domesticar, ocupando lugares aledaños y
cercanos a los ya habitados por los uros arahuac de habla puquina.
Al paso del tiempo estos nuevos habitantes y los primeros habitantes uros-arahuacs-puquinas, pasaron a constituir un pueblo incipiente de pescadores, navegantes, pastores y agricultores, domesticaron la llama, la alpaca, posiblemente la papa, la yuca, la quinua, la cañigua, etc.
Los
uros arahuacs, después de crear una civilización original, fueron presionados y
progresivamente desalojados por otros uros arahuacs procedentes de Coquimbo.
Muchos
estudiosos y algunos vestigios que aún subsisten, como es la adoración a la
virgen de Omasuyo o Umasuyo en la comunidad de Ccajje Chucasuyo, apoyarían esta
tesis de nuestros orígenes.
Existe
un primer testimonio, recogido de los labios de un curaca Chiriguano,” Un
capitán aimara llamado Cari que, saliendo del valle de Coquimbo (….) allegó
adonde agora es Chucuyto, de donde después de haber hecho algunas nuevas
poblaciones , pasó con su gente a la isla de Titicaca y dio tal guerra a esta
gente que digo que los mato a todos (Lingüística aimara, Cerrón-Palomino,
2000:277).
Según
Cieza de León, los aimaras son procedentes de “Coquimbo”, un valle del norte
chileno, y Hyslop demuestra la importancia
de un sitio altiplánico llamado Coquimbo como capital Lupaca y necrópolis de sus mallkus. Es decir, la ola aimara
que penetra en el Urcosuyo viene de mucho más al sur de lo que pretende Torero.
Dice
el historiador Bernedo Málaga “Los uros se hallaban diseminados por la extensa
planicie altiplánica formada por los lagos Titicaca y Poopó por esta relativa
extensión que ocupaban los uros se encontraban mezclados con los aimaras”.
Carlos
Troll, “….no se puede admitir que los aimaras y quechuas en tan reducido tiempo
que reinaron en la zona altiplánica, hayan podido domesticar a estos
auquénidos; porque para llegar a la perfección en la ciencia ganadera han
debido transcurrir muchos años”.
Por
lo tanto; de acuerdo a estas evidencias los lupaca procederían de la mezcla de
razas como uros-arahuacs-puquinas de origen atacameño y de las diversas etnias sojuzgadas
por los tiahuanaquenses, creando una
raza de lupacas de habla aimara.
Según
el censo realizado por el virrey Toledo en 1575, indica que el espacio cultural
del Collao se encuentra distribuidas en cuatro etnias:
Los
uros de lengua uruquilla y los uros de habla puquina; los aimaras; los
quechuas.
Finalmente,
los aimaras eminentemente dominantes se fueron apoderando e imponiendo su
lengua en casi todo el Collao. Ludovico Bertonio en su obra “Vocabulario de la lengua aimara”, cita
algunos grupos que hablan esta lengua: los Canas, Canchis, Collas, Pacajes,
Lupacas, Carancas, Quillaguas, charcas y Omasuyos. El aimara cubría una franja
NO-SE, en la región del Cusco, también estaba presente en la región de las
Yungas bajo la forma de mitimaes.
De
acuerdo a los informes de Garci de San Miguel, algunos reinos aimaras tenían
mitimaes en los valles de Larecaje, Capinota para la explotación de cocales y
bosques. La abundancia de testimonios etnohistóricos nos permite aclarar en
cierta forma, el panorama de la etapa de los reinos y confederaciones (1200
d.c.-1450 d.c.), característica a la historia collavina.
Los Quechuas
Cuando
todos los reinos aimaras pugnaban en su desarrollo social, religioso, económico
y político; surge la rivalidad entre vecinos collas y lupacas. En estas
circunstancias críticas en la que uno y otro bando se alistaban para la guerra,
Zapana fuerte en Atun colla y Cari en Chucuito; el Inca Viracocha hacia
estragos con su ejército expansionista por los valles del Cusco y Urubamba, con la intención de llegar al altiplano
aimara.
Los
jefes aimaras que se encontraban en pie de guerra, al enterarse del avance de los
cusqueños, posiblemente vieron la conveniencia de tener como aliado a los
quechuas. Cada cual vio sus intereses y no pensaron en hacer fuerza común para
enfrentar al invasor, al enterarse del avance incaico, envían a sus emisarios.
Cieza de León, cronista español nos dice: “…Los embajadores le expusieron el litigio que los separaba y los había conducido a la guerra. Cada uno le invitaba a ser su aliado. El Inca los consultó al oráculo que fue favorable apoyar a Cari; Viracocha al pasar por Canchis y Canas, vence la resistencia de estos. Se da la batalla en Paucarcolla en que intervienen 150,000 hombres y es tan sangrienta que pierden La vida 30,000 incluido su caudillo Zapana. Viracocha es recibido por Cari como vencedor y pactan ambos perpetua alianza”. (Cieza de León “La Crónica del Perú” p. 443”).
Sin
embargo, esta conquista del Collasuyo tuvo dos fases: la primera en la que los Collas
lucharon solos contra los ejércitos incas, y la segunda fase, los del sur lucharon
formando la confederación de reinos aimaras (Charcas, Carancas, Chichas,
Caracaras, Soras).
Terminada
las guerras de conquista en el altiplano (1438 a 1471), se ingresó a una etapa
de dominación Inca. El altiplano es incluido como una cuarta región del imperio
del Tahuantinsuyo con el nombre de COLLASUYO.
El reino Lupaca
El
reino Lupaca, ocupaba la orilla occidental del lago Titicaca, cuyos límites eran:
por el norte con el reino Colla, por el sur con el reino Pacajes hasta el rio
Desaguadero, por el este el lago Titicaca y por el oeste el Océano Pacifico, ya
que en algunos escritos son nombradas Moquegua, Sama, Tarata y Tacna como parte
de este gran reino. <>
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* Tomado de JULI ETERNO Nº 67
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