domingo, 20 de noviembre de 2016

PERIODISMO PUNEÑO

EL PERIODISMO POLÍTICO
EN PUNO
Escribe: Rolando Waldo Gomez Poma | 
E
l problema de la lucha por una identidad étnica racial está pululando desde antes de la primera mitad del colonialismo. Hubo caciques que siempre quisieron imponer su poder, pero fueron sofocados por los españoles al ser nombrados como sus “escuderos”; obtuvieron determinados beneficios y para conservar esas “gollerías” no dudaron en ser capataces celosos de los intereses de sus amos, con lo que se desvirtuó la identidad. Esta forma de vivir holgadamente los catapultó a la negación de su raza y origen, mientras que sus congéneres continuaban ofreciendo la mano de obra gratuita hasta quedar en la inanición. Entonces el racismo en nuestra patria es histórica. En tiempos donde los ciudadanos puneños eran solamente los “letrados” se instauró el conocimiento abierto y sincero. Se entronizó la pedagogía basada en las propias experiencias de los discentes, el gran mentor de esa forma de concebir la educación fue el maestro José Antonio Encinas Franco. Uno de sus alumnos era precisamente Arturo Pablo Peralta Miranda –Gamaliel Churata– quien sublimó su labor intelectual basado en esas enseñanzas, logrando integrarse, mimetizarse y ser vocero de las usanzas nativas, plasmando para la historia un extremismo vanguardista surrealista en sus publicaciones.
Puno, por esas épocas, siempre tenía el privilegio de contar con las más recientes publicaciones europeas, porque desde el virreinato de La Plata (Argentina) se traían gran material escrito de los avances intelectuales del viejo continente (aunque la generación dirigida por Encinas Franco es la que más destacó en todas las áreas del conocimiento humano) que nutrió a la juventud letrada de la época. Uno de los documentos filosófico proletarios fue sin lugar a dudas la redacción del “Boletín Titikaka”, siendo el resultado de la transformación que tuvo “La Tea”, publicación que tuvo un carácter elitista y el tema del “indio” no tenía relevancia. Esta transformación en el análisis del tema indígena es sustancial para la incorporación de la identidad hoy conocida como “descolonización del saber”, este medio impreso es el inicio de una reivindicación de la cultura andina, claro que para el gobierno de turno significó una verdadera afrenta “comunista” y el tema del “indio” fue soslayado (en nuestros tiempos ésta forma de coacción podría ser interpretado como la criminalización del pensamiento ideológico y una censura al medio impreso), porque la vida política nacional tuvo idas y venidas.
Lamentablemente, desde el punto de vista ideopolítico, “el Boletín Titikaka” representó una verdadera amenaza para el status quo de la época, donde el gamonalismo, los terratenientes y el dominio de los rezagos hispanos eran latentes, recordemos que el voto de los representantes se consolidó con la reforma electoral del año 1896, siendo el requisito exclusivo para el ejercicio de la “ciudadanía” ser entendido en la lecto escritura, esta norma puso fuera de la “ciudadanía” a los millones de personas que eran de naturaleza humilde y los reconocían como “indios”, pero el año 1979 con las propuestas liberales y reivindicativas sublimadas por el conocimiento de las corrientes modernistas (Congreso Constituyente liderado por el aprista Haya de la Torre) se instaura la elección universal, dejando atrás la sapiencia en la lectura y la escritura, es ahí también donde refluyen los caudillismos
localistas, quienes operan con determinadas licencias que el estado de derecho les otorga.
Entonces, los exalumnos primarios de Encinas Franco comienzan por interesarse en el conocimiento modernista del viejo continente, se inmiscuyen en la problemática del congénere andino y trasuntan un itinerario excluyente para evocar esos conocimientos en postulados de vida política, convirtiéndose el departamento de Puno en la luminaria del saber nacional. Muchos investigadores, a este periodo (1910-1940) lo bautizaron como la “época de oro” del conocimiento andino, porque fue un constante proyecto de desideologización que pretendió humanizar al “indio” y lograr un desarrollo conforme a sus usos y tradiciones, además esta gesta no era fácil porque enfrente tenían a los empoderados por la cultura política de la época, quienes observaban con mucho rencor ésta iniciativa de enaltecimiento del conocimiento “indio” porque la apertura de nuevos saberes haría que estos se unieran y nuevamente tomaran por asalto sus tierras, dejándolos al desamparo.
“Hasta ahora no siendo Estados Unidos grandes productores de arte, el imperialismo estético en sus manifestaciones inmediatas, objetos, obras de arte en el América Latina europeo, pero el resultado educativo que produce no conduce menor al servicio del imperialismo estadounidense, pues en Estados Unidos las norma estéticas son de origen europeo. En cambio se da el caso que la burguesía americana, más fuerte que la indolatina y más cultivada, aprecia más los productos estéticos genuinos de Indo américa, lo que reduce a la burguesía de habla española a una condición aún más lamentable”. Boletín Titikaka Agosto 1927. Con este análisis soterrado e inhiesto de la realidad de la época, publicar un medio impreso tuvo que ser reaccionario y contrario a los postulados de la ultranza que gobernaba la época, donde los pobladores rurales solamente estaban destinados a no “filosofar” y sus conocimientos tuvieron que ser valorizados solamente por la presencia de un “cristo” viviente, tapando de cuajo los saberes propios de la naturaleza andina. Por ello el Boletín Titikaka pasa a formar una piedra en el zapato y establece las bases de una idea “comunista” aunque para los potentados de poder signifique una tea ardiente entre los letrados, claro que también surgió el “rijcharismo” culturalmente empoderado para conservar una vida saludable, bajo los cánones de la limpieza, orden y disciplina.
La intelectualidad puneña, formada por jóvenes visionarios bajo la nominación del “Grupo Orkopata”, tuvo como principal motivación el debate cultural y la pertinencia de los temas eminentemente andinos (muchos estudiosos de la sociología política, tratan de denotar la idea secesionista del yugo español en el pensamiento de los nativos andinos, por ello este grupo de intelectuales se esforzaron en buscar los orígenes de los saberes andinos para ponerlos en evidencia escrita), por ello casi siempre enarbolaron la palabra “indoamericano” que no es más que el reconocimiento de la grandeza cultural étnica de las culturas precolombinas. “Ninguna oportunidad más propicia que esta para agitar los sentimientos de solidaridad que existieron entre quechuas y kollas, y la verdad, cuando todos los pueblos se ponen de rodillas para reverenciar a la ciudad, que es el alma mater de la nacionalidad, el cuzco, nosotros los del Kollao, en este modesto homenaje que el Centro Cultural Titicaca en Puno, hace a la madre común en glorias y esperanzas, tenemos también que reconocer su pasado lleno de grandezas heroicas, su presente próspero y luminoso y su porvenir aún más luminoso, porque tiene que solucionar los problemas que la misma raza pone ante sí para poder seguir viviendo en medio de la civilización. Olvidar el problema de la tierra que es la fuente de la vitalidad indígena sería olvidar el pasado a quien en estos momentos reverenciamos con verdadera unción de creyentes y de apóstoles….”. Boletín Titikaka, Julio 1934.
"Parece amanecer ya una época de gloriosa fecundidad artística, encausada en los más lógicos senderos artísticos. Esto es un natural retorno a la fuente nativa, que hasta poco antes ha pasado desapercibida o incomprendida para la mayoría de nuestros artistas. Pero algo más importante es el hecho, es la circunstancia de que ese movimiento ha nacido en provincias. Es decir, principalmente del Cuzco, sede hasta hoy de los más notables dibujantes jóvenes y los cuales con excepciones rarísimas son portaestandartes de una estética profundamente peruana, de una doctrina virtualmente vinculada al paisaje nativo”. Tamayo, J. (1987) . Historia social e indigenismo en el Altiplano.
No solamente en Puno lograron instaurarse grupos para estudiar y revalorar la cultura ancestral de nuestros antepasados, hubieron los sectores protestantes del régimen, quienes utilizando lenguajes populares trataban de acceder al poder, por lo general fueron las gestas de los golpes de estado, donde los caudillos resultaron siendo los más beneficiados, aunque el interés de los nativos y sus mentes prodigiosas, trataron de infundir entre sus lectores ideas claramente contrarios al status quo, lo que significó una verdadera afrenta al conocimiento de la clase gobernante. Hubo una vez que el Propio José Carlos Mariátegui trató de comprender el problema del Indio, al parecer con resultados catastróficos, porque con los postulados mariateguistas se logró la sofocación de un intento de búsqueda de la identidad, porque arreciaron las prohibiciones.
Sinceramente, la gesta publicacional de un boletín impreso fue inalcanzable, porque en sus interiores tuvieron el propósito de poner el tema del indio pragmatizando los usos y
costumbres, los colaboradores prominentes de la época fueron Alejandro y Arturo Peralta, Óscar Cerruto, Magda Portal, César Miró Quesada, Luis E. Valcárcel, Serafín Delmar, José Carlos Mariátegui, Guillermo Mercado, Mateo Jaika, pudimos encontrar también un artículo redactado y publicado por Jorge Luis Borges. La lista de articulistas es vasta, pero el tinte político es de carácter socialista identificándose como pobladores nacidos entre las culturas nativas andinas y españolas, por lo que se consideraban mestizos.
“Nuestro Código es código de clase. Ya lo dije y un catedrático lo afirma que la mayor parte de la población del Perú quedaba sin código, que nuestro código se hizo para una sola clase, la clase nacionalista por excelencia, la más fuerte y la más numerosa, la indígena, no se la tomó en cuenta para nada. Los Indígenas de nuestra sierra y de nuestras montañas están en un plano muy diferente. Sus facultades mentales no están bien desarrolladas, su estado económico es ínfimo, sus hábitos, su temores, sus costumbres toda su ideología difieren del blanco, y ninguna es absorbida por la otra; dos culturas de diferentes grado de civilización; la del “misti” y la del Indio. Nuestros Código se hizo basado en la una, sin tomar en cuenta la otra”. Traverso. H. Titikaka – revista artística literaria y cultural indianista- publicación eventual 22 de julio 1932.
Es parte de un pensamiento libertario, que para muchos es parte del inicio de los postulados reivindicatorios que hoy se plasman en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, pero en los tiempos de los terratenientes, cualquier afrenta de este tipo pudo causar la muerte del que desacredite tal forma de tenencia de las tierras productivas, por ello se cree que en la ciudad de Puno hubo personas realmente cultivas en conocimiento que aperturaron sus ideas a una coexistencia entre los nativos andinos u originarios con los españoles asentados en la urbe y las haciendas, pero todo eso no pasó desapercibido por la ambición descomunal de la riqueza andina personalizado en los españoles.

Entonces, el Boletín Titikaka, lejos de ser un medio impreso donde la poesía reaccionaria surge, también es un instrumento ideopolítico, porque en diez años marcó un periodo de luz en el pensamiento de nuestros antepasados, a tal punto de que surgieran corrientes comunistas partiendo de esos postulados. No solamente en Puno se denotó estas ansias de conocer algunos de los temas de interés comunal por parte de los conquistadores, ahora se nota que cualquier candidato que luzca atuendo originario puede pedir ser electo, aunque su idiosincrasia sea no servir a la población.

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