EL
PERIODISMO POLÍTICO
EN PUNO
Escribe: Rolando Waldo Gomez Poma |
E
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l problema de la lucha por
una identidad étnica racial está pululando desde antes de la primera mitad del
colonialismo. Hubo caciques que siempre quisieron imponer su poder, pero fueron
sofocados por los españoles al ser nombrados como sus “escuderos”; obtuvieron
determinados beneficios y para conservar esas “gollerías” no dudaron en ser
capataces celosos de los intereses de sus amos, con lo que se desvirtuó la
identidad. Esta forma de vivir holgadamente los catapultó a la negación de su
raza y origen, mientras que sus congéneres continuaban ofreciendo la mano de
obra gratuita hasta quedar en la inanición. Entonces el racismo en nuestra
patria es histórica. En tiempos donde los ciudadanos puneños eran solamente los
“letrados” se instauró el conocimiento abierto y sincero. Se entronizó la
pedagogía basada en las propias experiencias de los discentes, el gran mentor
de esa forma de concebir la educación fue el maestro José Antonio Encinas
Franco. Uno de sus alumnos era precisamente Arturo Pablo Peralta Miranda
–Gamaliel Churata– quien sublimó su labor intelectual basado en esas
enseñanzas, logrando integrarse, mimetizarse y ser vocero de las usanzas
nativas, plasmando para la historia un extremismo vanguardista surrealista en
sus publicaciones.
Puno, por esas épocas,
siempre tenía el privilegio de contar con las más recientes publicaciones
europeas, porque desde el virreinato de La Plata (Argentina) se traían gran
material escrito de los avances intelectuales del viejo continente (aunque la
generación dirigida por Encinas Franco es la que más destacó en todas las áreas
del conocimiento humano) que nutrió a la juventud letrada de la época. Uno de
los documentos filosófico proletarios fue sin lugar a dudas la redacción del
“Boletín Titikaka”, siendo el resultado de la transformación que tuvo “La Tea”,
publicación que tuvo un carácter elitista y el tema del “indio” no tenía
relevancia. Esta transformación en el análisis del tema indígena es sustancial
para la incorporación de la identidad hoy conocida como “descolonización del
saber”, este medio impreso es el inicio de una reivindicación de la cultura
andina, claro que para el gobierno de turno significó una verdadera afrenta
“comunista” y el tema del “indio” fue soslayado (en nuestros tiempos ésta forma
de coacción podría ser interpretado como la criminalización del pensamiento
ideológico y una censura al medio impreso), porque la vida política nacional
tuvo idas y venidas.
Lamentablemente, desde el
punto de vista ideopolítico, “el Boletín Titikaka” representó una verdadera
amenaza para el status quo de la época, donde el gamonalismo, los
terratenientes y el dominio de los rezagos hispanos eran latentes, recordemos
que el voto de los representantes se consolidó con la reforma electoral del año
1896, siendo el requisito exclusivo para el ejercicio de la “ciudadanía” ser
entendido en la lecto escritura, esta norma puso fuera de la “ciudadanía” a los
millones de personas que eran de naturaleza humilde y los reconocían como
“indios”, pero el año 1979 con las propuestas liberales y reivindicativas
sublimadas por el conocimiento de las corrientes modernistas (Congreso
Constituyente liderado por el aprista Haya de la Torre) se instaura la elección
universal, dejando atrás la sapiencia en la lectura y la escritura, es ahí
también donde refluyen los caudillismos
localistas, quienes operan con
determinadas licencias que el estado de derecho les otorga.
Entonces, los exalumnos
primarios de Encinas Franco comienzan por interesarse en el conocimiento
modernista del viejo continente, se inmiscuyen en la problemática del congénere
andino y trasuntan un itinerario excluyente para evocar esos conocimientos en
postulados de vida política, convirtiéndose el departamento de Puno en la
luminaria del saber nacional. Muchos investigadores, a este periodo (1910-1940)
lo bautizaron como la “época de oro” del conocimiento andino, porque fue un
constante proyecto de desideologización que pretendió humanizar al “indio” y
lograr un desarrollo conforme a sus usos y tradiciones, además esta gesta no
era fácil porque enfrente tenían a los empoderados por la cultura política de
la época, quienes observaban con mucho rencor ésta iniciativa de enaltecimiento
del conocimiento “indio” porque la apertura de nuevos saberes haría que estos
se unieran y nuevamente tomaran por asalto sus tierras, dejándolos al
desamparo.
“Hasta ahora no siendo
Estados Unidos grandes productores de arte, el imperialismo estético en sus
manifestaciones inmediatas, objetos, obras de arte en el América Latina
europeo, pero el resultado educativo que produce no conduce menor al servicio
del imperialismo estadounidense, pues en Estados Unidos las norma estéticas son
de origen europeo. En cambio se da el caso que la burguesía americana, más
fuerte que la indolatina y más cultivada, aprecia más los productos estéticos
genuinos de Indo américa, lo que reduce a la burguesía de habla española a una
condición aún más lamentable”. Boletín Titikaka Agosto 1927. Con este análisis
soterrado e inhiesto de la realidad de la época, publicar un medio impreso tuvo
que ser reaccionario y contrario a los postulados de la ultranza que gobernaba
la época, donde los pobladores rurales solamente estaban destinados a no
“filosofar” y sus conocimientos tuvieron que ser valorizados solamente por la
presencia de un “cristo” viviente, tapando de cuajo los saberes propios de la
naturaleza andina. Por ello el Boletín Titikaka pasa a formar una piedra en el
zapato y establece las bases de una idea “comunista” aunque para los potentados
de poder signifique una tea ardiente entre los letrados, claro que también
surgió el “rijcharismo” culturalmente empoderado para conservar una vida
saludable, bajo los cánones de la limpieza, orden y disciplina.
La intelectualidad puneña,
formada por jóvenes visionarios bajo la nominación del “Grupo Orkopata”, tuvo
como principal motivación el debate cultural y la pertinencia de los temas
eminentemente andinos (muchos estudiosos de la sociología política, tratan de
denotar la idea secesionista del yugo español en el pensamiento de los nativos
andinos, por ello este grupo de intelectuales se esforzaron en buscar los
orígenes de los saberes andinos para ponerlos en evidencia escrita), por ello casi
siempre enarbolaron la palabra “indoamericano” que no es más que el
reconocimiento de la grandeza cultural étnica de las culturas precolombinas.
“Ninguna oportunidad más propicia que esta para agitar los sentimientos de
solidaridad que existieron entre quechuas y kollas, y la verdad, cuando todos
los pueblos se ponen de rodillas para reverenciar a la ciudad, que es el alma
mater de la nacionalidad, el cuzco, nosotros los del Kollao, en este modesto
homenaje que el Centro Cultural Titicaca en Puno, hace a la madre común en
glorias y esperanzas, tenemos también que reconocer su pasado lleno de
grandezas heroicas, su presente próspero y luminoso y su porvenir aún más
luminoso, porque tiene que solucionar los problemas que la misma raza pone ante
sí para poder seguir viviendo en medio de la civilización. Olvidar el problema
de la tierra que es la fuente de la vitalidad indígena sería olvidar el pasado
a quien en estos momentos reverenciamos con verdadera unción de creyentes y de
apóstoles….”. Boletín Titikaka, Julio 1934.
"Parece amanecer ya una
época de gloriosa fecundidad artística, encausada en los más lógicos senderos
artísticos. Esto es un natural retorno a la fuente nativa, que hasta poco antes
ha pasado desapercibida o incomprendida para la mayoría de nuestros artistas.
Pero algo más importante es el hecho, es la circunstancia de que ese movimiento
ha nacido en provincias. Es decir, principalmente del Cuzco, sede hasta hoy de
los más notables dibujantes jóvenes y los cuales con excepciones rarísimas son
portaestandartes de una estética profundamente peruana, de una doctrina
virtualmente vinculada al paisaje nativo”. Tamayo, J. (1987) . Historia social
e indigenismo en el Altiplano.
No solamente en Puno lograron
instaurarse grupos para estudiar y revalorar la cultura ancestral de nuestros
antepasados, hubieron los sectores protestantes del régimen, quienes utilizando
lenguajes populares trataban de acceder al poder, por lo general fueron las
gestas de los golpes de estado, donde los caudillos resultaron siendo los más
beneficiados, aunque el interés de los nativos y sus mentes prodigiosas,
trataron de infundir entre sus lectores ideas claramente contrarios al status
quo, lo que significó una verdadera afrenta al conocimiento de la clase
gobernante. Hubo una vez que el Propio José Carlos Mariátegui trató de
comprender el problema del Indio, al parecer con resultados catastróficos,
porque con los postulados mariateguistas se logró la sofocación de un intento
de búsqueda de la identidad, porque arreciaron las prohibiciones.
Sinceramente, la gesta
publicacional de un boletín impreso fue inalcanzable, porque en sus interiores
tuvieron el propósito de poner el tema del indio pragmatizando los usos y
“Nuestro Código es código de
clase. Ya lo dije y un catedrático lo afirma que la mayor parte de la población
del Perú quedaba sin código, que nuestro código se hizo para una sola clase, la
clase nacionalista por excelencia, la más fuerte y la más numerosa, la
indígena, no se la tomó en cuenta para nada. Los Indígenas de nuestra sierra y
de nuestras montañas están en un plano muy diferente. Sus facultades mentales
no están bien desarrolladas, su estado económico es ínfimo, sus hábitos, su
temores, sus costumbres toda su ideología difieren del blanco, y ninguna es absorbida
por la otra; dos culturas de diferentes grado de civilización; la del “misti” y
la del Indio. Nuestros Código se hizo basado en la una, sin tomar en cuenta la
otra”. Traverso. H. Titikaka – revista artística literaria y cultural
indianista- publicación eventual 22 de julio 1932.
Es parte de un pensamiento
libertario, que para muchos es parte del inicio de los postulados
reivindicatorios que hoy se plasman en el convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo, pero en los tiempos de los terratenientes, cualquier
afrenta de este tipo pudo causar la muerte del que desacredite tal forma de
tenencia de las tierras productivas, por ello se cree que en la ciudad de Puno
hubo personas realmente cultivas en conocimiento que aperturaron sus ideas a una
coexistencia entre los nativos andinos u originarios con los españoles
asentados en la urbe y las haciendas, pero todo eso no pasó desapercibido por
la ambición descomunal de la riqueza andina personalizado en los españoles.
Entonces, el Boletín Titikaka,
lejos de ser un medio impreso donde la poesía reaccionaria surge, también es un
instrumento ideopolítico, porque en diez años marcó un periodo de luz en el
pensamiento de nuestros antepasados, a tal punto de que surgieran corrientes
comunistas partiendo de esos postulados. No solamente en Puno se denotó estas
ansias de conocer algunos de los temas de interés comunal por parte de los
conquistadores, ahora se nota que cualquier candidato que luzca atuendo
originario puede pedir ser electo, aunque su idiosincrasia sea no servir a la
población.
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