LAS FURIAS Y LAS PENAS
El candidato rupturista del descontento no tiene
nombre aún, pero sí perfil y carácter. En esta nota algunos especialistas
anuncian ese retrato decisivo para el año 2026.
Alonso
Zambrano
En
HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 731, 2MAY25
O |
positor al gobierno
y al Congreso, de origen rural, contestatario, con visión descentralizadora y
dispuesto a combatir a la delincuencia con “las armas” que se requiera. Dicen los analistas consultados
para este reportaje que enfrentamos un escenario similar al de 1990. Así es el
perfil del “candidato de la furia” que podría dar la sorpresa en las elecciones
del 2026.
A menos de un año de los comicios electorales, su
identidad aún es un misterio. No se trata de un NN sino de un “personaje” que por ahora está
al margen de los medios convencionales y de las encuestadoras. No obstante,
aseguran los analistas, su aparición es cuestión de tiempo.
“No tengo dudas de que va a surgir un candidato que canalice la indignación
generalizada que hay en el país”, dice Paulo Vilca, investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).
“El candidato de la furia podría ser uno y el de la mano dura estilo Bukele podría ser otro. (...) Pero quien logre agrupar esos intereses tendrá más chances de pasar a segunda vuelta”, dice Fernando Tincopa, politólogo y analista del Centro Wiñaq.
“Ese outsider sería una figura que intente imitar a un autócrata.
Hay la sensación de que el Estado no te protege y eso hace parecer que las
instituciones no funcionan (...). La población buscará un líder que concentre el poder si a cambio
erradica la inseguridad”, dice la politóloga Katherine Zegarra.
“Debe conocer la crudeza de vivir en los pueblos del Perú profundo. Eso no es cuestión de ideología”, dice Luis Cruz, dirigente de la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro).
Por ahora las encuestadoras de alcance nacional sólo
se han fijado en aspirantes limeños. Datum pone en cabeza a Carlos Álvarez
(66%), Hernando de Soto (53%), Francisco Sagasti (50%) y Alfonso López Chau
(50%). Ipsos catapulta a Keiko Fujimori (11%), Rafael López Aliaga (6%) y
Carlos Álvarez (6%). En cualquier caso, los votos en blanco y viciados suman
mayoría.
“Estamos en un nivel de inseguridad muy parecido al
que se experimentó en los ochenta y noventa. Toda esa furia se concentrará
contra el gobierno actual (...). Dina Boluarte va a ser una piñata a la que, en
elecciones, le van a disparar desde todos los flancos. Conforme avancen los
meses, vamos a ver lo que va a ocurrir con los partidos que la han sostenido. Nadie gana siendo oficialista en
un país donde hay tanto rechazo a la presidenta”, dice Fernando Tuesta, politólogo de la
PUCP.
El analista sostiene que lo más probable es que el “candidato de la furia”
provenga del sur. “La furia es un tema más presente en el sur porque es
donde se sufrió mucho en la época de la violencia y del terrorismo. Estoy
hablando de Apurímac, Ayacucho, Puno
y Cusco”, dice Tuesta. “El
outsider -añade- no necesariamente mantendrá un vínculo estrecho con un
partido político o con una ideología”.
“En los últimos tiempos, en Perú, los lineamientos
de izquierda o derecha han sido borrados (...). En el caso de Pedro Castillo, él
no ganó por Perú Libre sino por el impulso que le dio la red magisterial”,
dice.
Felipe Supo Condori, sociólogo
de la Universidad de San Marcos y docente en la Universidad del Altiplano, en
Puno, asegura que los votantes de Castillo podrían volver a inclinar la balanza
el 2026.
“El bolsón fuerte de Castillo fue el magisterio. Y
fueron los docentes de las comunidades campesinas y de los centros poblados
los que sirvieron como socializadores de su campaña (...). Todo ese sector
ahora está buscando un
líder que levante la bandera de lucha contra el sistema, que tenga cosmovisión andina y
que sea contestatario”, sostiene Supo.
“Como en la época de Sendero Luminoso, la inseguridad
ha vuelto a ser el problema más importante del país y será el punto principal
para estas elecciones. La diferencia es que en los ochenta teníamos partidos
institucionalizados. Ahora tenemos el escenario tan polarizado y fragmentado
que han aparecido los “surfistas” de la política: candidatos que pueden representar
cualquier cosa”, dice Fernando Tincopa.
“Bukele, el mandatario salvadoreño, está demasiado
presente como ejemplo inmediato. La gente tiene la imagen de que ese es el tipo de gobierno ideal”,
añade el politólogo del Centro Wiñaq.
“Nosotros
hemos descartado totalmente a Perú Libre por su alianza con el fujimorismo.
Ellos han hecho una coalición
con la derecha para atropellar nuestros derechos”, dice Orlando Sanga Yampasi, presidente de
las rondas urbanas de San Román (Puno).
“Todavía no ha surgido un partido o candidato que
logre aglutinar los votos del sur. Definitivamente, no va a ser Verónika Mendoza, cuya figura
ya está desgastada. Y Antauro, como candidato al Senado, tampoco da un gran
arrastre de votos. Hay candidatos
que todavía no han cobrado relevancia, pero habría que hacerles seguimiento,
como es el caso de Vicente Alanoca,
candidato aimara”, dice Fernando Tincopa.
“La izquierda no tiene un liderazgo consolidado. Y
en sectores urbanos está desprestigiada por el antecedente de Pedro Castillo.
(...) El candidato que
recoja propuestas anticentralistas, exhiba posturas frontales contra el
Congreso y el gobierno actual tiene mucha oportunidad de ganar las
elecciones”, dice Paulo Vilca, del IEP. <<·>>
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