EL ARTE POPULAR COREOGRÁFICO
DE PUNO
Escribe : Guillermo Vásquez Cuentas
Acuarelas: Aurelio Medina, MOSHÓ
Desde
hace aproximadamente doce mil años, la región altiplánica ha sido cuna y
escenario de sucesivas culturas. Uros, Pukaras, Tiahuanacos y los señoríos o
“reinos” aymaras, entre ellos los Lupaccas, Collas, Omasuyos, Pacajjes,
Carancas, Callahuayas, Collaguas y otros, han ocupado distintos sectores de la
gran Meseta del Collao en distintas etapas históricas. Como es natural, en cada
uno de esos tiempos y en cada uno de esos espacios geográficos y sociales, se
han ido creando, transformando o sustituyendo variedad de productos culturales.
Ese multifacetismo cultural aborigen, sufrió luego el embate de los
procesos de aculturación y transculturación durante el Incario, la Colonia y la
República. Como resultado de esos sucesivos choques, apoyado en la tradición,
apareció un nuevo multifacetismo cultural sincrético, que como todo en la
experiencia humana, va cambiando y adecuándose a los tiempos, aunque mantiene
una formidable diversidad cultural forjada en un proceso histórico milenario.
Danza y música en el altiplano puneño
En ese bagaje cultural se han destacado con particular relieve, la
música y la danza, tanto en forma independiente, como en la coreografía
popular, es decir en la conjunción de ambas expresiones artísticas. Y es ésta
forma participante y holística la que ha ganado mayor divulgación ante los ojos
de los peruanos y extranjeros, aunque con limitaciones y claras desventajas
frente a la difusión otras expresiones regionales de arte popular, como las de
Junín o Ancash, debido a su procedencia fronteriza, a la secularmente
postergación que Puno ha sufrido y aún sufre y a la lejanía de Puno respecto a
los centros políticos y culturales de la capital de la República.
Esfuerzos aislados durante la segunda mitad del pasado siglo y parte de
la primera, se concretaron en la organización y actividad continua de entidades
dedicadas al cultivo de la música y las danzas puneñas. Tales entidades fueron
(y algunas son) citadinas y localizadas en la ciudad de Puno. Algunas, como el
conjunto Masías, la Agrupación Puno de Arte Folklórico y Teatro APAFIT, el
Centro Musical y de Danzas Theodoro Valcárcel, Puno Andino y multiples
“estudiantinas”, llevaron muestrarios del arte popular coreográfico a públicos
capitalinos y de principales ciudades y algunos países (Chile, Bolivia,
México).
La Festividad de la Candelaria ha ganado renombre en el exterior. Así
lo atestigua la considerable cantidad de turistas extranjeros que asisten
anualmente a ella. La impresión de placas fotográficas y la grabación de vídeos
que viajan luego a diversas latitudes, son apreciados por cada vez más personas
muchas de las cuales terminan visitando Puno para admirar el Concurso de Danzas
Autóctonas, el Concurso de Danzas Mestizas (llamadas con supina huachafería
como “de Trajes de Luces”) y la Gran Parada Folklórica y Veneración a la
Virgen, certámenes que en cada caso duran todo un día y que son organizados
todos los años por la Federación Regional de Folklore y Cultura de Puno, cuyas
instituciones afiliadas pasan el centenar.
Como se ve el arte coreográfico puneño
La práctica de la coreografía popular puneña constituye sin duda, un
fenómeno que no tiene parangón en otros departamentos del Perú, en los que si
bien existen muchas y bellas estampas de las que todos debemos sentirnos
orgullosos, no llegan sin embargo a las características de gran diversidad y
numero, así como al cultivo permanente, masivo e institucionalizado a través de
organizaciones sociales ad hoc, como ocurre en Puno.
José María Arguedas en un muy difundido, citado –y muy recurrido-
artículo publicado el 12 de marzo de 1967 en El Comercio bajo el epígrafe
“Puno, la otra Capital”, después de participar en la Festividad sentenció
enfáticamente: “No creemos que exista en
América un acontecimiento comparable, en cuanto a danzas y música, con la
fiesta de la Virgen de la Candelaria de Puno” y agregó “En ninguna región del
Perú y sin duda de América, pueden, encontrarse tan variadas y tantas danzas
como en Puno”.
En la actualidad, familias íntegras, círculos de amigos y vecinos de
barrio con no pocos invitados venidos de distintos lugares, se agrupan en torno
a los conjuntos de danzarines que buscan mostrar, con creatividad e ingenio, el
rico acervo cultural, musical y coreográfico a los visitantes nacionales y
extranjeros.
Además de los casi 15 días de música y danza en la festividad de la
Patrona de Puno, hay que tener en cuenta el nutrido calendario de actividades
del mismo género que tienen lugar en todas y cada una de las provincias del
departamento de Puno a lo largo de todo el año. También integran este
extraordinario movimiento popular de danza y música, las fiestas de celebración
de aniversarios, así como las “Paradas Folklóricas” organizadas en unos casos
por universitarios, en otros por maestros de distinto nivel y los desfiles de
alumnos de educación secundaria, primaria e inicial.
Puno en Lima
En Lima existe un movimiento institucional sólido dedicado al cultivo y
exposición de la música y danza puneñas. Hace varias décadas la difusión de las
manifestaciones coreográficas del altiplano, ya se habían mostrado al público
limeño tanto en las visitas de “embajadas folklóricas” venidas de Puno y que se
presentaron en los teatros más importantes del medio, como en la labor de
asociaciones de puneños radicados en Lima, tales como “Cuerdas del Lago”,
“Balseros del Titicaca”, “Los Hermanos Paniagua”, Centro Musical Puno,
Estudiantina Brisas del Titicaca, Los Genios, Sariri y otros.
En nuestro tiempo, cabe mencionar a la Asociación Central Folklórica
Puno, propietaria de un coliseo ubicado Ate, en el que domingo a domingo
desfilan ante un público siempre numeroso, conjuntos de danza representando a
sus numerosas entidades asociaciones. Por su parte, la Asociación Cultural
Brisas del Titicaca, sin duda la más poderosa de las instituciones de puneños, mantiene
un acreditado local en el cercado de Lima, en el cual se muestra el folklore
puneño y peruano durante cuatro días a la semana. El Club Departamental Puno,
tiene organizado un elenco de danzas que compite con los de otras entidades que
cuentan con ellos, tales como la Asociación Puno de Arte y Tradición ASPAT y el
conjunto “Altiplano” que hizo varias presentaciones en Europa.
En febrero de 2000 Canal N de Lima transmitió por primera vez en
directo desde Puno las incidencias del Concurso de Danzas en Trajes de Luces,
versión XXXVII. Televidentes de la
capital y de algunas ciudades del Perú pudieron apreciar a cerca de cuarenta y
cinco mil personas, entre danzantes, músicos y directivos, entre los que se
cuenta quince mil danzarines, mostrando el esplendor de sus coreografías. En la
actualidad, esa estadística es mucho mayor.
Lucha por resistir el embate cultural
exótico
La “globalidad” y la “modernidad”, como fenómenos notables de turno en
la coyuntura mundial –sujetos como todo, al cambio y evolución-, traen consigo
el peligro cierto de que las expresiones culturales nativas o vernáculas de las
naciones puedan desaparecer o desvirtuarse de modo irreversible, por efecto de
la gran presión que sobre la conciencia de los pueblos de todos los países
subdesarrollados, como el nuestro, ejercen las potencias de occidente,
valiéndose de los grandes avances alcanzados en la tecnología de las comunicaciones.
Frente a esa posibilidad hay una lucha tal vez sorda pero intensa por
resistirse a las tensiones aculturadoras que provienen de los países desarrollados.
Si la rica diversidad de manifestaciones culturales del arte popular de
la región de Puno, que pertenece al Perú y al mundo, languideciera,
desapareciera o se transformara -desvirtuando sus esencias-, en algo distinto a
lo que es hoy, como parecería que viene ocurriendo desde hace buen tiempo,
estaríamos frente a un descalabro sin precedentes en la cultura puneña y
peruana.
En el Artículo 1° de la Ley N° 24325 promulgada el 5 de noviembre de
1985 se reconoció a la ciudad de Puno, como “Capital del Folklore Peruano”. Esa
medida legislativa, significó en realidad el reconocimiento oficial que hizo la
representación nacional vigente en ese momento histórico, en nombre de todos
los peruanos, a la extraordinaria riqueza del arte coreográfico popular
existente en el departamento de Puno.
Sin embargo, esa ley no ha representado en cuanto a sus efectos, mayores
ventajas comparativas para ese departamento, más allá de un simple acto legal
declarativo. Ese carácter puramente declarativo de la norma no ha contribuido a
dinamizar la actividad artística popular del departamento de Puno y como tantos
otros, ni ha traído beneficios tangibles para la promoción y salvaguardia del
arte coreográfico en Puno.
¿Qué hacer?
Como resulta lógico, un primer aspecto de la solución al problema que
se acaba de plantear, es buscar por todos los medios la permanencia de ese rico
bagaje cultural.
Urge desarrollar un conjunto de medidas de diverso carácter, tanto por
el Estado como por la sociedad civil, que confluyan en esa protección a su
permanencia y legitimidad.
Postulamos la creación de un Instituto Puneño de Arte y Cultura Popular
dependiente del Ministerio de Educación cuya misión no podrá ser otra que estudiar
científicamente la gran diversidad de manifestaciones culturales de la región
de Puno, para su registro, difusión y promoción de su cultivo y mantenimiento.
Es necesario que la República del Perú como Estado soberano proteja la
cultura de su elemento constitutivo básico, cual es el pueblo, creador de esa
cultura. Esa protección es tanto más necesaria y perentoria si se advierte que
en una región de su vasto territorio como es la de Puno, se ha mantenido y
desarrollado como producto de sus avatares históricos milenarios, un crisol de
manifestaciones culturales de gran diversidad que debe preservarse para el Perú
y la humanidad.
En el Artículo 21° de la vigente Constitución Política del Perú ha
quedado establecida la obligación del Estado de proteger los objetos culturales
por su calidad de patrimonio nacional.
El arte popular coreográfico de Puno, comporta no sólo los ritmos
musicales distintos y la plástica expresada en los movimientos corporales,
“figuras” o mudanzas propias de cada estampa coreográfica, danza o baile, sino
que utiliza una serie muy amplia de elementos que van desde los instrumentos,
la creación musical en sí, los atuendos o vestimenta y las tradiciones
explicativas mismas sobre el origen de cada estampa, elementos que en conjunto
reclaman protección legal.
El Instituto propuesto contribuiría notablemente al crecimiento de la actividad
turística mediante la muestra permanente e intensiva del arte popular coreográfico.
Cerca del 100% de los turistas nacionales que llega a Puno, lo hace por el
aspecto “folklórico”, mientras que el 15% de los turistas extranjeros que llega
a Puno lo hace por el mismo motivo.
Es posible predecir que la implementación progresiva de las acciones y
medidas que se desprendan de la creación de un organismo público regional
dedicado en forma especializada al arte y cultura regional, propiciarán un
ámbito más organizado para el cultivo, práctica, exhibición y divulgación del
acervo coreográfico regional, lo cual, con el apoyo de medidas propagandísticas
y difusoras, posibilitará una mayor afluencia de visitantes a la región,
incrementando el ingreso de divisas y los ingresos fiscales, todo lo cual
redundará en el mejoramiento de los ingresos de las familias en Puno y
contribuirá a disminuir los gastos de los participantes en las diversas
festividades que tiene lugar en Puno.
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