PUNO: ¿EN LA SENDA DEL DESARROLLO?
Escribe:
Juan José Vera Del Carpio
Articulo publicado en BRISAS N° 1 Revista Cultural e Informativa de la Asociación Cultural Brisas del Titicaca. 28JUL14
No hay escrito sobre la situación de
marginalidad y pobreza de Puno que no haya denunciado las difíciles condiciones
de la mayoría de puneños, en especial el campesinado. Sin embargo desde el año
2010 se viene abriendo una ventana de optimismo. Por cuarto año consecutivo los
indicadores económicos señalan que la Región de Puno crece a un ritmo de casi el doble que la economía nacional.
El primer anuncio de ello lo hizo la Revista Strategia de la PUCP, en un
artículo de Rubén Guevara de CERES-CENTRUM, que destacó que mientras la
economía peruana creció a 5.8% Puno lo había hecho a 7.8%. Para quienes hemos
seguido de cerca las acciones de crecimiento económico de Puno, la noticia nos
pareció surrealista, pues la historia ha demostrado que la postergación
regional ha sido un hecho corroborado. Es más, me resultaba impensable hace una
década que Puno pudiera alcanzar cifras siquiera cercanas al crecimiento del
PBI nacional. Con audacia hablábamos de tasas cercanas al 5 ó 6%.
Uranio en Macusani |
Hace pocos días el Instituto Peruano de
Economía publicó su Indicador Compuesto
de la Actividad Económica (ICAE), que anualmente mide el crecimiento de las
economías de las regiones del país. Allí se señala que la Región creció en el
año 2013 en 9.1%, confirmando tasas de crecimiento similares de los años 2011 y
2012. El dato representa casi el doble de la tasa nacional, que el 2013
registró un 5,2%.
Cuatro años sostenidos a este ritmo ya va
creando una tendencia. ¿Estamos entrando a una senda de desarrollo sostenido,
que nos permitirá superar las condiciones de pobreza de cerca de medio millón
de puneños?.
La respuesta es simple. Debemos esperar por
lo menos unos tres años más para hablar de una tendencia a firme. Habrá que
esperar qué ocurre con la nueva conducción regional y las prioridades de
inversión pública que imprima y las condiciones que para la inversión privada
dicte.
Sin embargo, personalmente creo que la
tendencia va a continuar. Hay tres factores importantes que resultan sostenidos
en el tiempo y que de alguna manera han dado el vigoroso impulso al crecimiento
regional:
·
En
primer lugar está el desarrollo de la ganadería. De acuerdo al Censo
Agropecuario, en 1994 los pastos cultivados en Puno, base para el desarrollo de
la ganadería, eran alrededor de 3,500 hectáreas. El censo del 2012 contabilizó
25,000 y en los últimos dos años hay otras 5 mil hectáreas. Es decir, existe ya
una base sólida, permanente que apoya el desarrollo pecuario regional. A estas
pasturas debe agregarse alrededor de otras 30 mil hectáreas de avena forrajera.
En promedio significa un total de 60,000 vacunos mejorados, con 30 mil empleos
directos y 90 mil indirectos.
·
Un
segundo elemento a considerar es la explotación minera, la misma que tiene dos
flancos. La minería formal que con grandes inversiones genera empleo de calidad
e impulsa las cifras del crecimiento del Producto Regional y de la recaudación
de impuestos. Un segundo flanco es la minería aurífera informal desarrolladas
en las altas Punas de San Antonio de Poto, Carabaya y las cuencas del Tambopata
y el Inambari. Esta es una actividad negativa desde la perspectiva del medio
ambiente, el Derecho Laboral y la seguridad y responsabilidad social, pero con
capacidad de generar empleo, de difundir y expandir ingresos familiares y mover
una economía de consumo que da vida a importantes centros poblados. . Esta
minería debe reformarse, pero debe continuar produciendo.
·
Una
tercera fuente de estabilidad es la baja del crecimiento poblacional y la
creciente urbanización. Hoy la región cobija en sus ciudades al 65% de la
población y en el campo (a la inversa histórica) apenas el 35%, la mayoría
mayores de 45 años. La urbanización cambia los patrones de consumo, empleo y
aspiraciones.
Pero si bien la continuidad y profundización
de estas actividades aseguran la tendencia de crecimiento regional, por lo
menos en los próximos años, no debemos olvidar que aún existen otros recursos
incipientemente explotados, como es la producción de energía hidroeléctrica y
mejora de las condiciones sociales y ambientales para la explotación minera. Ojala
sigamos así por los próximos años y celebremos un bicentenario de la
independencia nacional acorde con nuestras aspiraciones de ver a Puno liberado
de sus flagelos históricos: hambre, pobreza y marginación.
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Juan José
Vera del Carpio nació en Arequipa en 1045. Estudió y se graduó como Ingeniero
Economista en la Universidad Nacional Técnica del Altiplano. Casado con Zelmira
Oyanguren Pérez, de familia ayavireña. El autor ha sido Director Regional del
Instituto Nacional de Planificación en Puno. Posteriormente ha sido Director
General del INP en Lima y ocupado elevados cargos en el Ministerio de Salud e
Instituto Nacional de Estadística. Ha sido uno de los co-responsables del
diseño y ejecución del IV Censo Nacional Agropecuario. Tiene escritos dos
libros sobre el desarrollo regional de Puno “Puno Perspectivas para el Siglo
XXI” (1988) y “Puno Entre la Pobreza y el Desarrollo” (2011). Actual
Administrador de los Fundos Agropecuarios de Antapaccay–Cusco.
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