sábado, 3 de septiembre de 2022

ARTE POPULAR MUSICAL EN PUNO

 LAS ESTUDIANTINAS

Escribe: Julio César Arteta Jiménez

Tomado de JULI ETERNO Nº 50

L

as ya conocidas estudiantinas, o centros musicales que existen en el departamento de Puno, son agrupaciones musicales integradas por músicos no siempre de estudiantes, pese a ello, llevan el nombre de ESTUDIANTINAS, ya que todas las personas que los conforman son gente con dominio y habilidad para tocar los instrumentos musicales.

Están compuestas generalmente por: Charangos y/o Chilladores, que son los que darán ese sabor al huayño puneño, más si son solistas en el género cordillerano con mayor razón; acordeones, que con dulzura emiten melodías al tocar sus teclas que sobresalen en las canciones; mandolinas, instrumento que lleva la voz cantante en primeras, así como segundas y hasta terceras, contraltos y que es el sello característico de la música citadina; violines, que elevaran sus voces matizando con sublimidad las melodías pandilleras; guitarras, que harán base en la música con sus característicos bordoneos altiplánicos que se van perdiendo, para muchos difícil de ejecutarlos, les dan dulzura a nuestros huayños pandilleros; guitarrones, que son el tic, tac, del corazón del huayño y además llevan el compás de su estructura Algunas agrupaciones musicales de Puno llevan el Contrabajo, que siempre es ejecutado por uno de baja estatura.

También las estudiantinas están compuestas para los salones con la batería y ni hablar de las trompetas que son ejecutadas con las sordinas. Las quenas, zampoñas pinquillos que también viene a formar parte mínima las llamadas estudiantinas.

A modo de anécdota, las estudiantinas en los concursos que se realizan por la semana de Puno, hacen su preparación impecable en todo sentido, siempre introduciendo la habilidad, el puneño incorpora otros elementos que al final los hace como instrumentos.

 La Estudiantina que acompaña musicalmente a una familia, a un grupo danzante o a la Pandilla Puneña, constituye la expresión más nítida del desarrollo de la música popular en el Altiplano peruano. La costumbre de salir en “pandilla” al son de los diversos conjuntos músico-coreográficos, constituye una tradición muy antigua que probablemente se remonta a épocas prehispánicas. Sin embargo, la “pandilla,” acompañada musicalmente por un conjunto de cuerdas, o una “estudiantina”, tiene una historia relativamente reciente.

 Para tener un conocimiento casi cabal de las estudiantinas, hacemos un tanto de historia, diciendo que, las “estudiantinas o “tunas” españolas, se formaron en diversas universidades españolas, las que estaban compuestas por estudiantes que para sobrevivir y costear sus estudios se dedicaban a tocar por paga. De ahí, el nombre del conjunto: “estudiantina”.

Generalmente, las estudiantinas estaban compuestas por laúdes, guitarras, flautines y otros instrumentos de viento y diferentes idiófonos como el pandero.

Las estudiantinas españolas datan de mucho tiempo: Alfonso X el Sabio, tan temprano como es el siglo XI, se refiere a estos conjuntos musicales constituidos por estudiantes pobres en la Universidad de Murcia. La tradición de la estudiantina continuó a lo largo de los siglos en España y llegó a América con los conquistadores.

 En tiempos de la colonia y en los primeros años de la república, las diferentes estudiantinas fueron conformadas por españoles y criollos, quienes muy ajenos a la música y danza indígena, se dedicaron a interpretar géneros hispanos y europeos. Sin embargo, se tiene referencias que los jesuitas en el Altiplano y en particular en Juli, a partir de las últimas décadas del siglo XVI, como parte de su política de evangelización, tradujeron una amplia variedad de canciones españolas a los idiomas nativos y enseñaron a los indígenas a tocar instrumentos de cuerda.

Enseñaron también a los nativos las danzas populares hispanas, establecieron conjuntos musicales a la manera de las estudiantinas españolas. De modo, que los sectores populares y medios de los pueblos del Altiplano, especialmente en Juli, tuvieron la oportunidad desde muy temprano en la colonia, de conformar sus propios conjuntos musicales con instrumentos de cuerda.


Histórica fotografía: Centro Musical Juli, década del 50, siglo pasado

 En un complejo proceso que incluye el sincretismo, la modernización y otros fenómenos, los conjuntos altiplánicos al estilo de las estudiantinas españolas, fueron ganadas por la cultura aimara y terminaron como dispositivos que permitieron el surgimiento de una nueva forma de expresión de la música andina.

 La Estudiantina y Pandilla puneña, tal como se le conoce en la actualidad, se fue gestando en el siglo XIX como expresión de los sectores medios de la ciudad.

Con la independencia, las comunidades indígenas que en la colonia fueron declaradas propiedad del rey de España, quedaron a merced de los hacendados ávidos por extender sus haciendas y explotar al indígena, para exportar la lana que la Europa industrial de la época demandaba. Aparecen los sectores medios intermediarios de la clase dominante, constituida por comerciantes emigrantes de la costa y otros lugares de la sierra, abogados, burócratas, miembros del poder judicial y político, empleados, intelectuales, etc., quienes se constituyeron en los conspicuos habitantes de las ciudades y pueblos importantes del Altiplano; mientras los grandes hacendados en su mayoría prefirieron residir en otras ciudades como Arequipa o en la capital del país. Fueron estos sectores medios tradicionales, los que adoptaron la Estudiantina y Pandilla en el Altiplano como su expresión en las fiestas.


Una característica de estos conjuntos musicales en los pueblos aimaras y especialmente en Juli, era que se constituyeron en el centro de la alegría y convivencia de la juventud, caso especial la celebración de los carnavales, en que cada institución estudiantil, cultural o barrial tienen su estudiantina o conjunto musical para cada uno de los días, como “Entrada del Ño Carnavalón”, el “Jjatakatu”, el “Chiuchico”, y los días de las pandillas, así como para la celebración de los aniversarios de las entidades indicadas, haciendo derroche de calidad interpretativa, la creación de piezas musicales y canciones alusivas a cada ocasión; no olvidando que, en los primeras décadas del siglo pasado las estudiantinas eran utilizadas, para los matrimonios, bautizos y todas las fiestas sociales del ayer; y hoy, tan solo quedan recuerdos de los conjuntos que hicieron historia y los músicos que por su talento u otra habilidad se les recuerda con cariño. <:>

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