TESTIMONIO DE AMISTAD CON
WALTER PAZ QUISPE SANTOS
José
Luis Velásquez Garambel
¡Me quedé ciego por leer literatura de poca
calidad, por eso les recomiendo que lean verdadera literatura y no esa
porquería que escriben estos arribistas!:
Walter Paz, un lector impenitente.
N |
o existe
metáfora significativa para escribir sobre lo que representa y simboliza la
partida de un amigo, y al decir “amigo” desde un principio deseo mostrar que
estas líneas no serán objetivas, nadie que se precie de ser amigo de alguien
puede ser objetivo, por el contrario, nos gana la emoción y el apego, el cariño
y la memoria.
Recuerdo
que a inicios del 2000 Juan Rivas Apaza me llevó a la Dirección Regional de
Educación para presentarme a su compadre, a Walter Paz Quispe Santos, con quien
mantuve una amistad de 22 años, con altibajos, con momentos emotivos, de
algarabía, tristeza, de risas, de jolgorio y también otra vez de penas. Creo
que nada en la vida tiene la estabilidad o el equilibrio perfecto, como dice el
dicho: “no hay dolor que dure cien años”, tampoco hay alegría que dure tanto y
nuestra amistad fue precisamente así, un velero que soportó días de hermoso sol
y brisa; pero también de lejanías.
A diciembre
del 2022 quedé profundamente adolorido nuevamente por la partida de Walter, sus
últimos años fueron tristes, pero pesó en él la valentía de afrontar esos
momentos dolorosos a los que lo había aorillado la diabetes, la perdida de la
visión y una dolorosa hemodiálisis que su esposa e hija sobrellevaron
estoicamente, nadie más que ellas para guardar en el corazón esos tristes
momentos por los que atravesó Walter.Walter Paz Quispe Santos
Yo no
hablaré de esos momentos, sino de los tiempos en que nos tocó pasar. Antes del
2000 había oído hablar de él en el magisterio regional, yo era un joven que
había elegido un azaroso camino, el de la investigación social y con toda
sinceridad Walter tenía la fama de egocéntrico, la de una persona que no suele
mirar hacia sus congéneres como iguales y creo que en cierta forma era así,
para esos años sus lecturas le habían hecho creer que era más que el resto y a
mi me caía pesado, no suelo cruzarme por el camino de gente así, por lo que
rehuí siempre al cruce de palabras con ese tipo de personas; sin embargo Juan
Rivas me atormentaba y no me dejaba en paz, deseaba que Walter y quien escribe
estas líneas nos reuniéramos, sin desearlo acepté.
Creo que
Walter tampoco tenía una idea adecuada sobre mí, creo que también aceptó a
regañadientes, de hecho, almorzamos los tres, realmente tenía un ego
desmesurado y también el mío era terrible, no fue un encuentro que digamos
amistoso, por el contrario, creo que ambos no deseamos volver a vernos o a
encontrarnos. Poco después Walter ganó una beca a España donde estudió un
master en lingüística aplicada, se hizo alumno de Teun Van Dijk (uno de los padres
de la lingüística del texto), supe que en Barcelona pasaba por momentos
realmente dramáticos, que estuvo hospitalizado, que la nostalgia se apoderó de
él al punto que le obligó en algunos casos hasta escribir a quienes estando en
Puno jamás habría escrito u hablado.
En una de
esas noches me escribió, en esa época se estaba poniendo de moda el Messenger,
y solíamos tener conversaciones largas, entre chismes y chismes nos hicimos
amigos, al volver de Barcelona había dejado por esos lares varios kilos y el humor
que lo caracterizaba, era más humano y quizá fui testigo de esos cambios, paso
a paso, a su regreso nos ayudamos ambos, él a ponerme al día con las lecturas
europeas, los giros lingüísticos y filosóficos que se estaban dando, la nueva
literatura y por supuesto la música, por mi parte yo lo ayudé a readaptarse, a
reacomodarse en nuestra pequeña aldea.
Había
dejado atrás el ego y regresó con una generosidad poco usual, durante esos años
mi condición laboral había mejorado un poco, me había hecho amigo de Julio
Tumi, de Percy Yabar, ellos me habían ayudado a establecerme como profesor del
Post Grado en Lingüística Andina y en el Post Grado en Educación,
respectivamente, convencí a ambos en incorporar a Walter como profesor de los
dos post grados, así fue, ambos asintieron y durante unos años creo que ambos
postgrados disfrutaron de uno de los mejores docentes de los últimos años, pese
a las propuestas no pudimos incorporarlo al pregrado, no imagino los aportes
que habría hecho en este ámbito, los estudiantes habrían ganado; sin embargo y
sin hacer malas ausencias fueron algunos “amigos” quienes se opusieron, no
debería sorprendernos que Bourdieu dijera que cada quien “defiende su espacio
de poder”, pues las aulas universitarias también representan un espacio de
poder, quizá vieron en Walter una amenaza, ya que tenía una formación más
sólida, actualizada y obviamente más dinámica.
Entablamos
varios proyectos, por esos años yo me desempeñaba como editor del diario Los
Andes, ese espacio nos permitió brindar apertura a las inquietudes
intelectuales, con Walter codirigimos un semanario que se llamaba “totoria”
(cuyo nombre fuera acuñado por Hernán Cornejo Rossello-Dianderas), participó
activamente en nuestras ediciones dominicales, su colaboración fue cada vez mayor
puesto que Los Andes recuperaba el sitial que tuvo en décadas pasadas, yo pasé
a ser accionista, junto a nuestro amigo Waldo Gomez y años después asumí la
dirección, proyecto en el que perdimos nuestro poco capital.
Jamás
olvidaré que Walter solía brindar la más selecta bibliografía a sus estudiantes
del postgrado de la UNAP tan generosamente, así fue formando una comunidad de
lectores actualizados, críticos; sin embargo también el mal iba en aumento.
Una de las
etapas más ricas para el magisterio puneño se dio cuando Walter asumió el
puesto de Especialista en Comunicación de la DREP, creo que fue el momento más
nostálgico, solía, desde ese espacio organizar cursos de actualización para
docentes del área de comunicación provincia por provincia, creo que todas las
Unidades de Gestión Educativa y sus especialistas tuvieron en él al más
dinámico organizador, creo que fueron años maravillosos en que Puno volvía a
tener la vanguardia pedagógica.
Entre el
2007 al 2011 trabajamos el Proyecto Educativo Regional y la propuesta de
Currículo Regional (que no era el folclorizado que se difundió después), al
punto que el Ministerio de Educación hizo propia la inserción del enfoque por
competencias, la transversalidad y el dominio de especialidad debían ser el
pilar de esta mirada, el modelo de la Comunidad Europea se acomodaba para tener
una perspectiva adecuada sobre aspectos neurálgicos sobre la educación. Walter
tuvo la acertada perspicacia de invitar a especialistas de la UNAP para que se
unieran al equipo e hicimos talleres en toda la región, en todo este proceso
CARE, Marina Figueroa y Edmundo Cordero jugaron un papel importante, creo que
no se habría concretado sin los fondos brindados por CARE, también gracias al
apoyo de Saul Bermejo, una experiencia de esa magnitud no se ha vuelto a
repetir en la región Puno.
Mientras mi
actividad docente se conjugaba con la de director del Fondo Editorial de la UNA
por encargo de Lucio Ávila, fui formando parte de un movimiento político a
invitación del entonces rector de la primera casa de estudios, fueron muchos
amigos los que unimos esfuerzos para desarrollar un proyecto político pensando
en Puno. Recuerdo que entre Alberto Rodríguez y yo propusimos a Walter Paz para
representarnos como Consejero Regional, así empezaba una etapa política, no
estaba en planes de Walter, nos costó convencerlo, Juan Vilca es testigo.
Perdimos las elecciones regionales; pero logramos que Walter sea elegido
Consejero, fue el más inquisitivo, el Consejero que con argumentos sólidos
defendió los intereses de la región, y en toda esta etapa jamás se quejó de su
mal que también iba avanzando a pasos agigantados.
La década
que pasó fue muy agitada, organizamos muchos eventos culturales, la primera
feria del libro y las cinco siguientes, las enormes colecciones de libros
editados, la vida política encarnizada, creo que esa agitación política
desgastó mucho a Walter. Sus viajes al extranjero fueron escapes fructíferos, a
pesar de tener muy poca producción poética fue traducido al Chino mandarín, yo
edité la segunda edición de “Obituario del búho”, también pude editar un libro
realmente buenísimo sobre “El discurso Argumentado”, quedó en proyecto un texto
sobre “Socio Lingüística”, sé que gracias a la agencia de Pio Mamani, Walter
llegó a publicar un panorama de la pintura puneña y que gracias a Juan Vilca
publicó otro libro sobre la pintura y las artes plásticas en San Román, acto
heroico y realmente osado ya que Walter había perdido la vista y se encontraba
con hemodiálisis.Jose Luis Velásquez Garambel
La
condición de su salud le impidió tener el dinamismo que lo caracterizaba y eso
empezó a quebrar su moral. Walter solía llamarme en las noches o en las
madrugadas, llegábamos a tener largas conversaciones telefónicas, del modo más
doloroso recuerdo que así empezó nuestra amistad, hablando casi toda la noche,
todas las noches, antes por chat y veinte dos años después por teléfono.
Sin
mezquindades Walter era uno de los intelectuales más dotados de las últimas
generaciones, hay días en que se me vienen a la cabeza frases y extractos de
conversaciones, de anécdotas que se irán conmigo, de vaivenes que nos tocó
vivir, he vivido la perdida de amigos verdaderos, de esos que solo se avistan y
se conocen en las adversidades.
Antes de
partir, tres o cuatro días antes recibí la última llamada y sus palabras me
estremecieron: “estoy mal, me operan el martes, la válvula para la hemodiálisis
está fallando, al gobierno no le conviene que siga viviendo, hay mucha gente
que me odia, deben estar rezando para que me muera, solo te pido que cargues mi
ataúd, así como amigo, solo te pido que cargues mi cajón”, tres días luego, un
martes, mi amigo Walter Paz falleció pocos minutos antes de las seis de la
mañana y yo tuve que cargar su ataúd.
Mis
condolencias a su esposa, hija, madre y hermana, creo que solo las dos ultimas
me guardaban un poco de estima, las dos primeras debieron detestarme porque les
quité un tiempo irrecuperable al lado de su ser querido, no hay excusas, pero
ambos, mi amigo y yo gozábamos hablar y chismorrear de literatura, de arte, de
música, nos divertía arrancarle ira a la gente que no sintonizaba con nosotros
y Walter solía soltar una carcajada cuando eso ocurría, hay noches en que aun
oigo esa risa burlona.
Nuestras
vidas han sido un torrente de exageraciones, hasta pronto querido amigo, me
toca seguir envejeciendo, ir quedándome cada vez con menos amigos, ya solo hay
rostros y rastros de gente conocida, hacen tanta falta Rafael Vallenas y Walter
Paz, amigos que entregaron todo por la lectura. La expresión del título la dijo
en una de sus últimas presentaciones en un congreso internacional sobre
Gamaliel Churata. <>
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