viernes, 4 de agosto de 2023

EL CAMBIO CLIMATICO Y SUS EFECTOS EN PUNO Y OTRAS REGIONES

LA PEOR SEQUIA

A la plaga del congreso y la repartija se suma una crisis hídrica que nos puede conducir, en algunas regiones, al racionamiento.

Ricardo Velasco

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 547, 3AGO23

La sierra está sufriendo la peor sequía de los últimos 59 años. Desde finales del año pasado la falta de lluvia y las altas temperaturas han batido récords. Esta semana una fuente del Servido de Meteorología e Hidrología (Senamhi) alertó a esta revis­ta sobre el sombrío panorama que sobrevuela las regiones de Puno, Cusco, Ayacucho, Tacna y Apurímac. El fenómeno del Niño Global, sumado a los efectos del cambio climático, está pasando factura con mo­ras pendientes. Lima también pagará las consecuencias.

“En setiembre del año pasa­do los expertos del Senamhi detectaron que un ciclo de sequías estaba próximo a suceder en el sur peruano. Eso se plasmó en un informe. La sequía empezó a finales del 2022 y se acentuó durante el verano. Ahora por El Niño Global es probable que ese déficit hídrico empeore”, dice a esta revista un alto funcionario del Senamhi.

Los especialistas de la ins­titución explican que estas proyecciones son producto de una combinación de facto­res que afectan directamente al sistema atmosférico conocido como “Alta de Bolivia”, responsable de las lluvias en los Andes. “Si tenemos un mayor calentamiento por el cambio climático y fenómenos de El Niño y La Niña más frecuentes que hace 20 años, entonces ese sistema se relaja y no genera precipitaciones en la sierra sur ni en la sierra central”, indica Sixto Flores, meteorólogo del Senamhi.

La entidad ya había proyec­tado esta situación hace más de diez años. En un informe publi­cado en el 2010, titulado “Es­cenarios climáticos en el Perú para el año 2030”, se advertía que el calor estaba acelerando los deshielos de los nevados y que esto en el futuro causaría “una disminución drástica de caudales que afectaría a la agricultura y el agua para consumo humano en muchas regiones del Perú”. En el Senamhi no descartan que la hora cero que se anunciaba en aquel informe se haya adelantado siete años. En el vecindario ya hay varios ejemplos dramáticos.

“En Bolivia hay lagos que ya se secaron por completo y la parte central de Chile sufre de una sequía hace más de una década”, dice un funcionario del Senamhi. Argentina atraviesa su peor sequía en 60 años; Uruguay vive una escasez de agua no vista desde 1947; y en el sur de Paraguay llevan tres años sufriendo una sequía que ha ocasionado la pérdida del 95% de la producción agro­pecuaria, según el portal BNA Américas.

En Perú el mapa meteoroló­gico también es preocupante. El Senamhi ha elaborado cuatro informes desde el año pasado advirtiendo que la sierra padece una sequía que ha roto con va­rios registros históricos.

El primer documento es de octubre del 2022. Pronos­ticaba lluvias “por debajo de lo normal” en la sierra de Piura, Cajamarca, Lambayeque y La Libertad, en el centro ocddental -Ancash, Lima, lea y Huancavelica- y en la sierra sur oriental -Puno, Cusco, Arequipa y Apurímac-. El gobierno de Castillo, entonces al mando del país, no reaccionó.

Los gobernadores de Are­quipa, Kimmerlee Gutiérrez, y Puno, Germán Alejo, tuvieron que tocar la puerta de Palacio para pedirle al maestro chotano que hiciera algo. Recién el 2 de diciembre Castillo declaró en emergencia “varios distritos” de ambas regiones. Fue un mero trámite burocrático que no sirvió de nada. “Una semana después empezó el paro por el tema político y no se hizo nada”, cuenta Julián Páucar Huanca, presidente de la Federación Departamental de Cam­pesinos de Puno. El pronóstico del Senamhi se cumplió: la falta de lluvias fue devastadora. El segundo informe, publicado en mayo pasado, dio cuenta de ello.

Este documento señala que, entre octubre y diciembre del año pasado, “las deficiencias (de lluvias) sin precedentes se extendieron en toda la región andina, en tanto en el verano del 2023, las deficiencias se centraron en el extremo sur oriental”. El documento aña­de: “Prácticamente en todo el altiplano persistieron las condiciones extremadamente secas”.

La sequía generó registros que sorprendieron a los expertos. Por ejemplo, se determinó que entre el 2022 y 2023 ocu­rrió el escenario más seco “de los últimos 59 años”. Según un reporte de julio, los caudales de los ríos Huancané (Puno), Tumilaca (Moquegua), Locumba (Tacna), Vilcanota (Cusco) y Mantaro (Junín) estuvieron “por debajo de sus registros históricos”.

El lago Titicaca presentó una reducción de su caudal que no se veía desde la tem­porada 1982-1983. “Desde que empezó la sequía, un metro y cincuenta centímetros del lago se han evaporado”, explica Six­to Flores.

La sequía de los primeros meses del 2023 dañó los cultivos en el sur y, en consecuencia, ha perjudicado dramáticamen­te el ganado. “Lo que sembra­mos de quinua, avena, cebada o pasto para el ganado, todo se ha secado. No recuerdo una cosa así desde hace 30 años”, señala el dirigente agrario Ju­lián Páucar, natural de Ayaviri.

Según cifras del gobierno regional de Puno, para noviem­bre del año pasado, cuando la escasez de agua redén comen­zaba, 35,094 hectáreas de cul­tivos se estropearon, siendo los más afectados los campos de papa y quinua.

En didembre del año pasado el Gobierno Regional de Cusco reportó 19,658 hectáreas de cultivos “perdidos y afectados”.

Las cosechas de maíz fueron las más afectadas. Y en Apurímac, la sequía dejó un saldo de 8,948 hectáreas de cultivos perdidos y 123,708 cabezas de ganado afectadas.

A la falta de lluvias también se sumaron las altas tempera­turas. Según el instituto me­teorológico, en noviembre y octubre pasados la región andina soportó temperaturas máximas de hasta 3 grados centígrados por encima de lo habitual. “Se observaron días  cálidos, muy cálidos y extre­madamente cálidos con una frecuencia de hasta 15 días consecutivos, y en algunas regiones como Puno y Ayacucho se registraron valores que igualaron e incluso superaron los récords históricos previos”, indica el informe.

Las consecuencias han sido mortales para el ganado. El mes pasado Luis Condori, alcalde del distrito de Ñuñoa, en Puno, anunció que la crisis climática ya ha ocasionado la muerte de 3,234 crías de alpacas en su ju­risdicción.

En mayo pasado el Ejecu­tivo amplió la declaratoria de emergencia hídrica en Puno y Arequipa e incluyó distritos de otras seis regiones -Junín, Apurímac, Huancavelica, Pasco, Ayacucho y Tacna-. El gobierno también repartió el “bono sequía” -de hasta 3,200 soles- entre 250 mil pequeños agricultores y ganaderos en 407 distritos. También activó el “seguro catastrófico agrario” por montos similares. Los agri­cultores dicen que las ayudas fueron sólo un parche.

Julián Páucar señala que ganaderos y agricultores con­tinúan afectados por la falta de agua. "Esas medidas no han cambiado el panorama. No hay agua, no tenemos pasto. Los canales de irrigación, los bofedales, los manantiales y los nevados se han secado. ”Los comuneros están vendiendo sus animales a precio de re­mate porque no hay con qué alimentarlos”, dice el dirigente,

En Tacna también viven el azote de la sequía. Juan Gar­cia Rojas, vocero de las juntas vecinales y asociaciones de vi­viendas del distrito Gregorio Albarracin, donde vive más del 50% de la población de la ciudad de Tacna, describe una crisis hídrica similar.

“Varias zonas de la ciudad reciben agua solo por horas. En nuestro distrito tene­mos agua gracias a los pozos subterráneos. Ahora esta crisis hídrica va a exponer más nuestra debilidad y va a afectar otros sectores como la agricultura”, dice.

Esta semana la Empresa Prestadora del Servicio de Saneamiento de Tacna ya anunció que ra­cionará el uso del agua en la ciudad.

Y las expectativas de cara al próximo año no son nada auspiciosas. El meteorólogo Sixto Flores señala que en los siguientes tres meses el déficit de lluvias continuará. “El panorama de las precipitaciones no es favorable, habrá lluvias por debajo de los promedios históricos”, asegura.

Los expertos del Senamhi ratificaron el pronostico hace dos semanas en una reunión a puerta cerrada. “Las condi­ciones hídricas deficitarias continuarán en los próximos meses en los ríos de la red hidrográfica del Titicaca, con categorías hasta debajo de lo normal, siendo estos niveles críticos de deficiencia”, dice uno de los documentos que los especialistas pusieron so­bre la mesa.

La sequía en el sur andino también afectará al suministro eléctrico. Según la revista Energía-Minería, las 200 centrales hidroeléctricas que actualmen­te funcionan en el Perú produ­cen el 63% de electricidad.

En junio pasado César Bu­trón, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Na­cional (COES), que agrupa a generadores, transmisores, distribuidores y grandes usua­rios industriales de electricidad, señaló a “El Comercio” que “la peor sequía en 22 años” había dejado “casi sin agua” a tres de los reservorios más grandes del país: Cerro El Aguila, Mantaro y Chaglla.

Los reservorios de Mantaro y Chaglla son los que se utili­zan para suministrar energía a la ciudad de Lima. A fines del año pasado, para evitar disrupciones en el servicio eléctrico, el COES tuvo que reactivar las centrales de Samay (Arequi­pa) e Ilo (Moquegua) y obte­ner energía quemando diésel, una opción cara y altamente contaminante.

 “Las centrales hidráulicas han bajado su producción fuertemente. El país está pro­duciendo 20% menos electri­cidad de lo normal. Las cen­trales están trabajando más de lo debido y consumiendo mucho combustible”, advierte el exviceministro de Energía Luis Espinoza.

La quema de diésel ha ele­vado los precios de la energía a los grandes consumidores hasta siete veces. Hace un mes el COES advirtió que otra alternativa sería usar gas natural o energía eólica y solar, pero solo hay diez pro­yectos en camino y no sería suficiente para cumplir con el abastecimiento.

“Si en el 2025 no llegan más proyectos y no hay nada más a futuro, vamos a empezar a quemar diésel (...). Estos es­cenarios de baja fuerza en los ríos podrían poner en jaque al sistema”, indicó César Butrón durante su presentación en la Expo Energía Perú 2023.

“Con el tiempo esa situa­ción va a terminar impactando en todos los clientes de electri­cidad. Si no equilibramos me­jor la situación -dice el exvi­ceministro Luis Espinoza-, no descarto que haya situaciones de racionamiento. <>

MAS SOBRE LA ALPACA

 LA FIBRA DE ALPACA EN EL PERÚ

¿QUÉ HAY DETRÁS DE ESE MILLONARIO NEGOCIO?

ALPAQUEROS DE ZONAS ALTOANDINAS GANAN SOLO USD 20 ANUALES POR CADA UNO DE SUS ANIMALES

Ojo Público 3AGO23

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n la Quinta Avenida de Nueva York, en Manhattan, Estados Unidos, la icónica tienda Bergdorf Goodman exhibe abrigos, chaquetas y faldas cotizadas entre USD 537 y USD 5.000, que pertenecen a marcas de lujo como la italiana Max Mara, la estadounidense Ralph Lauren, y la firma Miu Miu, del grupo Prada. Son prendas hechas con hilados de extrema suavidad y resistencia, los cuales se obtienen de alpacas criadas, principalmente, en las zonas altoandinas de Perú.

Este país posee el 87% de las alpacas que hay en el mundo, es decir, más de 4 millones de ejemplares, lo que le ha permitido mantenerse como el primer productor global de fibra, seguido de lejos por Bolivia y Australia, según datos del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri). Solo en 2022, el Perú facturó más de USD 187 millones por la exportación de fibra, tejidos, prendas y otros productos de alpaca, principalmente a Estados Unidos, Italia y China, mientras que en 2018 las ventas superaron los USD 202 millones.

En el primer eslabón de esta millonaria cadena productiva se encuentran más de 82.000 criadores de la sierra sur y centro del país que mantienen la tradición ancestral de cuidar, alimentar y esquilar a estos animales. Sin embargo, las ganancias que reciben a cambio son mínimas: la fibra que obtienen de una alpaca les genera apenas USD 20 al año. Cada uno de sus animales solo les puede ofrecer 2,3 kilos de fibra de forma anual, y cada kilo se cotiza a la fecha en USD 8,7 (S/31,3) en el mercado local.

Los alpaqueros viven en comunidades que, en su mayoría, se caracterizan por sus condiciones de pobreza, donde la agricultura es inviable debido al frío extremo. En estas localidades, su principal actividad económica es la crianza de los camélidos, pero, cada año, se les hace menos rentable continuar con este trabajo, sobre todo por las sequías y heladas que están reduciendo la disponibilidad de agua y pastos naturales para sus animales.

La crisis altoandina: sin agua ni pastos para las alpacas

En mayo de 2022, las familias de las zonas altoandinas de Cusco soportaron temperaturas inusuales: los termómetros marcaron cifras bajo cero, pese a que la temporada de heladas debía iniciarse recién entre junio y julio. Este año, la escena volvió a repetirse. Aquí, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, los animales amanecen con el pelaje cubierto de nieve y escarcha ante la falta de cobertizos que los protejan.

En comunidades como Pacchanta, Upisa y Pampacancha, ubicadas en Ocongate, uno de los distritos con mayor pobreza monetaria de la región, muchas crías mueren antes del parto o a las pocas semanas de nacidas debido a enfermedades como la neumonía. Algunos ejemplares adultos también fallecen por fiebre, infecciones o hambre, pues los pastos de los que se alimentan están congelados.

Juvenal Crispín es comunero de Pacchanta y cuenta que, en temporadas extremas como estas, cada familia alpaquera pierde más de tres crías. “Nosotros cuidamos entre 40, 80, 100 o 120 animales. Si se nos muere uno, imagínese la pérdida. El tiempo de gestación de una alpaca es de 11 meses, y solo pueden tener una cría por temporada. Tenemos que esperar que queden preñadas, que nazca la cría y que se haga adulto. Y, ya de adulto, solo se les puede esquilar una vez al año, en primavera”, explica.

La esquila o retiro del vellón de las alpacas se realiza en los meses de octubre y noviembre, previo a la llegada de las lluvias, pues eso asegura que los animales cuenten con pasto fresco para que recuperen su energía. Esto no sucedió en el año 2022. Las mediciones históricas del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) muestran que esos meses fueron los más secos de la región andina en los últimos 58 años. No hubo suficiente agua para los pastizales. 

Los alpaqueros explican que este fenómeno les obligó a suspender la esquila, para evitar el sufrimiento o muerte de sus animales por estrés térmico y hambre, sobre todo de los ejemplares que estaban en periodo de gestación. En temporadas de sequía, lo habitual es que los criadores roten sus rebaños a otras estancias de la comunidad en busca de pasto fresco, pero lo ocurrido fue tan extremo que no quedaban reservas.

La sequía en la sierra sur se acentuó por el fenómeno de La Niña y se prolongó durante los primeros meses de 2023, principalmente en Puno y Cusco, que ocupan el primer y segundo lugar, respectivamente, en la lista de productores de fibra de alpaca. El problema también alcanzó a las regiones de Arequipa, Huancavelica, Apurímac y Ayacucho, que fueron declaradas en emergencia por el Estado. 

“La sierra central y sur evidenciaron muerte de animales y un incremento en la incidencia de enfermedades en la población pecuaria, debido a la escasez de alimento (forraje) y agua”, confirmó el Senamhi en un informe técnico de mayo pasado. Según la entidad, en los próximos meses, El Niño costero y El Niño global podrían agudizar la escasez de lluvias en la sierra sur oriental.

"Chita"
Delmy Poma, presidenta del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (Desco), explica que, en los últimos años, las zonas de crianza de alpacas han soportado intensas e inusuales precipitaciones y heladas, seguidas de largas temporadas de sequía. Este fenómeno impide que el suelo retenga el agua necesaria para el crecimiento de forraje y pastos naturales, por lo que los camélidos están perdiendo su fuente de alimentación.

“La producción de forraje no da para más. El cambio climático está reduciendo la cantidad de pastos, pero, al mismo tiempo, las familias buscan criar más alpacas para ampliar sus ingresos. Esto se suma a una menor disponibilidad de agua porque los bofedales [humedales que retienen agua y propician la vegetación] se están secando. Sin lluvias y sin glaciares estos ecosistemas, que son claves para la alimentación de las alpacas, desaparecerán”, dice Poma.

Mary Quispe Rodríguez, presidenta de la Comunidad de Mujeres Andinas, una asociación que reúne a 32 artesanas que venden sus tejidos en el distrito de Chinchero, en Cusco, recuerda que la sequía que soportaron a fines de 2022 e inicios de 2023 fue muy dura: no había alimento para los animales ni fibra para hilar o vender.


“Cuando pensamos que ya había acabado, vino la lluvia, pero muy fuerte, con granizo. En mayo se adelantó de nuevo la nevada y malogró los pastos (...) Pedimos al Gobierno que nos ayude con medicamentos para las alpacas que se enferman, que nos capaciten en el uso de inyectables y que envíen más especialistas a las montañas para que nuestros animales no mueran”, dice.

En enero de este año, el Midagri lanzó el bono Recupérate Ya para apoyar a los criadores afectados por la sequía y la helada, que les permitía acceder a S/266 por cada alpaca, hasta un máximo de 12 ejemplares. Para los comuneros esta cifra es irrisoria, si se tiene en cuenta que el valor de una alpaca genéticamente mejorada, es decir, aquella que proviene de reproductores con fibras más finas, supera los S/20.000.

 El impacto de la crisis climática en la fibra

Es por estos meses, entre mayo y julio, que el técnico municipal Juan Luna Quispe recorre las comunidades ubicadas al pie del nevado Ausangate, en Cusco. En su moto, lleva medicinas, vacunas y equipos de fumigación para proteger a las alpacas de enfermedades infecciosas y parasitarias. 

Los criadores lo esperan desde antes que salga el sol para emprender juntos la caminata hasta sus corrales. Aunque Luna Quispe inicia su ruta de madrugada, las grandes distancias entre parcelas le impiden atender a más de cuatro familias hasta el mediodía. A esa hora, él debe volver a la municipalidad de Ocongate, donde realiza labores administrativas.

Luna Quispe también es alpaquero. Sin embargo, como ocurre con otras familias de la zona, no puede dedicarse exclusivamente a esta actividad porque las ganancias son insuficientes. 

Los hombres de la comunidad buscan trabajos paralelos en áreas urbanas o turísticas, mientras que las mujeres se dedican al cuidado y pastoreo de los animales. Son ellas las que recorren las montañas acompañando al ganado, al mismo tiempo que van tejiendo los guantes y gorras de alpaca que, luego, venderán en los mercados de Cusco. 

En la comunidad de Pacchanta una de las hilanderas de mayor experiencia es Ignacia Turpo Quispe. Ella trata de mantener la tradición enseñándole el arte textil a sus hijas, nietas y vecinas, pero cuenta que, cada año, son más los jóvenes que renuncian a ser alpaqueros o tejedores. La mayoría migra a las ciudades apenas acaba la escuela, con la esperanza de encontrar nuevas opciones de trabajo.

Su colega artesana Mary Quispe Rodríguez sostiene que ser alpaquero es rentable solo cuando se tiene más de 100 cabezas de ganado. Sin embargo, el 85% de la fibra que se comercializa y exporta en el país proviene de productores que poseen entre 20 y 100 ejemplares. 

Estas familias cuidan con esmero a sus animales, pero pocas acceden a capacitaciones para mejorar sus técnicas de alimentación, reproducción, esquila y categorización de la fibra, factores que ayudan a incrementar la calidad y cantidad de la misma.

Según las hilanderas de la Comunidad de Mujeres Andinas de Chinchero, el vellón de mayor finura que se obtiene al año de una alpaca solo alcanza para confeccionar dos chompas o un abrigo. Este tipo de hebra —antes conocida como baby alpaca— es la que se utiliza en las prendas de vestir de exportación. El resto de la fibra que se esquila se mezcla con otros textiles y se destina a alfombras, peluches u otros usos.

Daniel Arestegui Otazu, gerente de la Asociación Internacional de la Alpaca (AIA) y de la Asociación Civil Alpaca del Perú (Ascalpe), que reúnen a organizaciones civiles y empresas exportadoras, recuerda que, hace más de dos décadas, la oferta de esta fibra fina era de un 8%, pero ahora es mayor al 30% porque los productores se esforzaron en elevar su calidad. Sin embargo, la crisis climática también es un factor que impacta en el vellón que comercializan los alpaqueros. 

 Arestegui Otazu explica que, durante las temporadas de heladas o de sequía, el camélido usa su energía para sobrevivir, por lo cual su fibra crece más lento o varía de grosor, reduciendo así su valor en el mercado. “Es urgente tomar medidas de adaptación al cambio climático para que los animales no pierdan energía en los periodos de escasez. Hay experiencias que podrían replicarse, como inversión en pastos cultivados o la introducción de especies mejoradas. El Estado debe intervenir”, señala el experto.

En 2022, el Midagri inició el Proyecto de mejoramiento de la cobertura de servicios para el incremento del valor genético de alpacas, en respuesta al pedido de organizaciones de criadores de Arequipa, Puno, Cusco, Huancavelica, Ayacucho, Pasco, Junín y Apurímac. El mismo tenía el objetivo de beneficiar a 20.000 de los más de 82.000 productores que existen. En el marco de ese proyecto, el Estado ha realizado campañas de capacitación a productores, pero de forma focalizada y sin un monitoreo o seguimiento posterior. 

Luis Arce López, jefe de la Unidad de Articulación Territorial del Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural (Agro Rural), que depende del Midagri, explicó que, desde 2012, también existe el Plan multisectorial de heladas y friaje, para ayudar a los alpaqueros con medicinas, cobertizos y pastos cultivados para sus animales. Sin embargo, reconoce que no llegan a todos.

Para este 2023, Agrorural se planteó la entrega de 2.571 cobertizos en las zonas alpaqueras de mayor altitud, pero a la fecha se han entregado solo el 20%, pese a que las heladas ya llegaron a la sierra. Además, falta repartir el 7% de las 716 estructuras que se proyectaron para el año pasado. Arce López dice que parte de este retraso se debe a los procesos de selección de proveedores que incumplen los pedidos o requisitos.

“Solo en cobertizos hacen falta 78.089 unidades. Pero, con lo que entregaremos este año, reduciremos la cifra en un 16%. Nuestra labor es preventiva, y en respuesta al cambio climático. Por eso, también hemos entregado 17.810 kits veterinarios y kits de semillas de avena para que los productores siembren y reserven pastos en temporadas secas. Existe una gran brecha de atención en este sector, pero aquí debemos unirnos Estado, criadores y sector privado”, añadió.

 Los dueños del mercado local: Michell e Incatops

La cadena de valor en el negocio alpaquero va, desde la crianza de estos animales hasta la exportación de hilados o prendas de vestir y de textiles para el hogar. En el centro, están los acopiadores e intermediarios, que compran la fibra a los pequeños productores, porque estos no cuentan con una razón social, facturas ni organización para venderla directamente a las empresas.

El receptor final son compañías que transforman la fibra o la comercializan, como Itessa, Anntarah, Clamasac, Coopecan, Lanas Macedo y otras. Pero los que lideran el mercado son los grupos Michell e Inca. 

Ambos conglomerados peruanos han construido un modelo de negocio de integración vertical alrededor de la alpaca, el cual les permite estar presentes en casi todas las etapas de procesamiento de la fibra, desde la compra y venta, pasando por la clasificación, hilado, cardado o peinado, hasta su tejido y transformación en prendas o textiles. 

Según los datos de Aduanas, entre 2018 y 2022, ambos grupos económicos facturaron el 56% de las exportaciones de productos de alpaca en Perú, al vender 20.438 toneladas por un valor de USD 515 millones, sin incluir costos de traslado, seguros y flete. Sus principales destinos fueron China, Italia y Noruega.

Altoandina
El Grupo Michell fue creado en 1931, en Arequipa, por el empresario inglés Frank Michell y, actualmente, tiene como presidente de directorio a su heredero Michael Michell Stafford. Desde el 26 de enero de 2023, se sumó como socia independiente Cayetana Aljovín Gazzani, exministra en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, expresidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería y actual directora de empresas financieras y de Latina Televisión.

La empresa opera bajo la razón social Michell & Cía S.A., y es dueña de las marcas Sol Alpaca, Patapampa Apparel, Michell Factory Outlet, Michell Tops e Hilados y MFH Knits, con puntos de ventas en Chile, Perú y Australia. Además del proyecto educativo Mirasol y el fundo de mejora genética Mallkini, ambos en Puno, y el centro turístico Mundo Alpaca, que también cuenta con locales retail.

En 2021, según sus estados financieros, la empresa registró ventas netas por S/458,6 millones dentro y fuera del país, es decir unos USD 117 millones. Solo en exportaciones de productos de alpaca Michell & Cía facturó USD 93,9 millones, principalmente por ventas a Estados Unidos. 

En el marco de este reportaje, se solicitó una entrevista con algún vocero del grupo empresarial. Sin embargo, la gerencia de marketing declinó el pedido.

 A diferencia de este, el Grupo Inca, propiedad de la familia Pathey, tiene múltiples ramas de negocios que incluye el sector inmobiliario, financiero, servicios y software. No obstante, su buque insignia es el sector textil, a través de Inca Tops S.A, que maneja la tienda de fibras Amano y la empresa de investigación genética Pacomarca; así como la firma Incalpaca TPX S.A y sus marcas Kuna, Andean, Incalpaca e Ikual. En 2021, solo Inca Tops S.A. facturó USD 52,7 millones en ventas, principalmente a China.

El resto de sus inversiones están en el sector agroindustrial, con la productora de paltas, espárragos y quinua Agroinca PPX; la fábrica de zumos Frutandina, y la comercializadora de cochinilla Kero PPX. En el sector hotelero, gastronómico y turístico es dueño de Colca Lodge, Colca Explorer, Amazonas Explorer, Pachamama Gourmet y los restaurantes Ekeko, La Catalina, Don Calletano y Cocina Central, que operan en Perú. 

Como en el caso anterior, se contactó al grupo Inca a través de sus canales oficiales para solicitar una entrevista. Pero, hasta el cierre de edición, no hubo respuesta.

Ambos conglomerados han construido su imperio en base a una fibra de lujo que multiplica su valor en las etapas de procesamiento y comercialización. Aún cuando la prenda no lleve una marca de diseñador, el precio final es extremo respecto al costo del insumo: en las tiendas especializadas de Lima una chompa de la fibra más fina puede costar USD 200, mientras que un abrigo bordea los USD 540. 

En cambio, la ganancia de una familia que cría 100 alpacas será, en el mejor de los casos, de USD 2.000 al año, pues en ese tiempo sus animales solo producen 230 kilos de fibra que se vende a S/7.199, si es de buena calidad. Es así que, mientras los alpaqueros reciben USD 8,7 (S/31,3) por kilo de vellón, la misma cantidad de hilo procesado se exporta a un mínimo de USD 33,5

Zoilo Quispe Mayo, de 56 años, es uno de los alpaqueros de la zona altoandina de Ocongate que cría 120 ejemplares. Cuenta que mantener esta tradición —que es motivo de orgullo e importantes ingresos en exportación para el país— es una lucha solitaria. 

Para ampliar su rebaño, Quispe Mayo debe invertir alrededor de S/3.000 en cada macho reproductor. Pero, si quiere elegir un ejemplar que le provea crías con fibra mejorada, este le costará, aproximadamente, S/20.000. 

También tienen que adquirir medicamentos, forraje, alquiler de hectáreas con mejor dotación de agua o pagar por la construcción de canales para llevar este recurso hasta sus estancias en tiempos de sequía. A veces, dice, le es más rentable vender la carne por kilos que la misma fibra.

Arestegui Otazu, quien dirige asociaciones integradas por Michell e Inca Tops, considera que imponer un precio mayor a la materia prima solo encarecería el producto final. Según él, los costos de la industrialización se justifican porque las compañías exportadoras invierten en tecnología, pago de planillas y certificación de fundos que cumplen los requisitos de calidad, y que, por el contrario, el problema es el ineficiente sistema de crianza de los alpaqueros, con rebaños muy pequeños y con fibras no mejoradas.

“Es cierto que cuando los productores aglutinen su oferta podrán poner de rodillas a las empresas, pero no es que reciban poco. Tienen que ser más eficientes. El productor no puede pretender que el mercado le solucione el problema de tener solo 50 alpacas. En Australia, una persona maneja de 1.000 a 1.200 alpacas para que sea rentable. Es como decir que una tienda que solo vende 100 panes al día quiera ganar más vendiendo la misma cantidad a mayor precio”, dice.

No menciona que, en este caso, se trata de un producto de lujo, con el cual otros eslabones de la cadena están facturando importantes sumas de dinero. Tampoco que la materia prima son animales que mueren por condiciones climáticas que el alpaquero no puede controlar.

Roger Flores Quispe, presidente de la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) de Puno, considera que la Sociedad Peruana de Criadores de Alpacas y Llamas (SPAR) debería representarlos en todos los distritos y provincias, pero no funciona como un actor único. 

Frente a este pedido, Vicente Huaman Huanca, presidente de SPAR en Ocongate, reconoce que las organizaciones alpaqueras necesitan mayor coordinación con sus bases regionales para negociar con las autoridades locales y el sector exportador.

“En algunos distritos sus dirigentes actúan por intereses personales (...) Si queremos romper el monopolio de Incatops y Michell el camino es organizarnos y tener planta procesadora de fibra para industrializar nuestros productos. Una planta grande, no como la de Corani”, añade Flores Quispe. Se refiere a la primera Planta de Procesamiento de Fibra de Alpaca que el Gobierno inauguró en 2022, en Puno, y que no recibe la cantidad de fibra esperada porque la cadena productiva sigue abasteciendo a las grandes empresas. 

En Ocongate, más de 600 alpaqueros de 15 comunidades campesinas ya están enfrentando las heladas y granizo, previo a lo que el Senamhi estima será una temporada de mayor sequía por el fenómeno de El Niño, que les arrebatará a varios de sus animales. 

Para ellos, esto significará la pérdida de parte de su inversión anual y una mayor precariedad en su modo de subsistencia. Pero las empresas, que dominan las diferentes etapas de esta cadena de lujo, continuarán sus negocios porque han logrado aglutinar la oferta de fibra de alpaca. <>

OPINON: HILDEBRANDT SOBRE LA COYUNTURA PERUANA

 APLAUSOS QUE NO VALEN NADA

César Hildebrandt

Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE, Nº 647, 4AGO23

N

os trajinan. Nos quieren reducir a la categoría de víctimas aterrorizadas. Nos insultan.

Cómo no va a ser ofen­sivo que un congreso pla­gado de delincuentes de ambos géneros aplauda a rabiar a una presidenta sin re­medio y que la prensa tome eso como si fuera un plebiscito, una consagración, la ratificación de la legitimidad del gobierno. La embajadora de los Estados Unidos en Lima, que ha sido agente de la CIA y que quizá siga siéndolo, le susurra a la casa blanca que congratule a Boluarte y el de­crépito de Biden cumple el rito. El derechismo chavetero festeja el hecho como la aprobación de Washington al gobierno peruano, pero guarda silencio respecto de la carta que quince parlamentarios demó­cratas le enviaron al secretario de Estado denunciando la brutalidad del régimen de Otárola y Willax.

Todo da asco. Producen asco los militares que se prestaron a la parodia de disfrazar de asháninkas a unos pobres venezolanos desempleados en ese desfile que era pura apariencia. Porque la verdad es que el es­tado de la operatividad de nuestras fuerzas armadas pocas veces ha sido tan ruinoso.

Doble asco sus­cita la repartija de las comisiones en el congreso y a náusea sartreana induce la coartada que Perú Libre inventó para asociarse con el fujimorismo.

Escuchando los aplausos congresales al mortal discurso de Boluarte supe, de modo fulminante, que habíamos viajado otra vez por la máquina del tiempo y que el Perú era un país previo, que Odría estaba al mando, que Marianito Prado mataba a una ba­ñista en Ancón, que los rojos amenazaban el or­den y la civilización, que en el Club Nacional no entraban marrones y que ninguna marea cambia­ría la quietud de la orilla en este paraíso detenido. Hemos vuelto a la república que Gonzales Prada retrató. Pero esta es una versión barriobajera y abyecta de aquel país de encomenderos inmortales. El Perú actual no viene de la falsa aristocracia heredada, de las bibliotecas más o menos leídas, de la doctrina agustiniana y ni siquiera del ingenio azucarero o de los algodonales del sur chico. Viene del sicariato derechista. Viene del hampa. Viene de Los Niños y las fachadas de cartón.

Esta gente controla el congreso, el gobierno, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, los medios de comunicación. Y ahora quiere apoderarse -y lo va a lograr si el pueblo la calle no lo impiden- del Jurado Nacional de Elecciones, la ONPE, el Reniec y la Junta Nacional de Justicia. Es el fujimorismo sin Fujimori. Es la Yakuza con otros nombres. Y qué nombres: César Acuña, Vladimir Cerrón, la macrobiótica de So­mos Perú, las hilachas de De Soto. El Perú ha recaído en esa enfermedad de transmi­sión oral que es el fujimorismo, pero actúa como si nada pasara.

Dina Boluarte no gobierna. Administra apenas una imagen formal -con banda, ruido de talones castrenses y todo lo de­más- detrás de la cual está la derecha más agresiva de los últimos tiempos.

Para este sector estos años han sido una maravilla: perdieron las elecciones con Keiko Fujimori pero las ganaron con Dina Boluarte; están pensando en la sucesión del 2026 y para eso están limpiando impune­mente el terreno; han impuesto el terruqueo como detención preventiva para todo el que asome la cabeza; tienen el control de la prensa concentrada, la radio y la televi­sión. Sí: es el Perú de los 50. Lo que falta es que Boluarte se disfrace de María Delgado de Odría y empiece a repartir cosas.

Sin embargo, recordemos: el Perú de los 50 parecía una llanura congelada, un atas­co del tiempo, la eternidad en pantuflas y con caspa. Pero tras ese presunto inmovilismo estaban los campesinos, los apristas todavía rebeldes, los jóvenes envalentona­dos, los socialistas exiliados. Y ese palacio de cristal se deshizo: la ira de los poetas se convirtió en movimiento de tierras, adoptó la cara de Hugo Blanco, la sombra de Lucho de la Puente. Después llegaron los militares revoltosos, la reforma agraria, la restaura­ción de Morales Bermúdez y el fracaso de Belaunde y Alan García. Al lado de estos dos últimos, estuvo Sendero Luminoso re­cordándonos que el infierno del totalitaris­mo puede tentar a muchos de los que viven en el limbo de la injusticia permanente.

La atmósfera de estos meses, el aire de estos días de autocomplacencia derechis­ta, me devuelve, repito, a los años de las dictaduras primordiales del siglo pasado. Por eso retorno a Manuel Scorza, el de “Las imprecaciones”, y recito:

“¡Hagan lo que quieran!

Enfanguen al puro,

enjoyen al ladrón,

coronen al asesino,

enmierden al héroe,

cáiganse de risa.

¡Está bien, pero no me compliquen!”

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miércoles, 2 de agosto de 2023

NUEVOS VALORES DE LA POESIA PUNEÑA

 PILAR VILCAPAZA MASCO

Adolfo Huirse Cayro

Joven talento de la lirica altiplánica (es puneña y nació en Azángaro) presentó su más reciente poemario ‘Mama Hampi’, poemario del que la 27ª. FIL-Lima 2023 afirma ‘… vuelve con el rito de la curación que tiene su propia poesía, es poesía en sí misma, poesía inmensa, un universo de la mujer curadora, en el poemario se enlaza el rito de la curación y el de la escritura creativa’.

La acompañaron en la presentación la escritora y promotora cultural Enidsa Novoa Haro, Directora de Ojos de Papel Colectivo Cultural, participante invitada en festivales de poesía, parte de la antología literaria Octuvrid 19 de la editorial Alfa Zentaurix, publicó Pulso de Vida, 2019, Colmena Editores, directora de Ojos de Papel Ediciones; junto al también el escritor, conferencista y critico literario Julio César Barco Ávalos, fundador del Grupo Tajo, director de Lenguaje Perú en diversas plataformas, Administra en Facebook la página Poético Río Hablador.

Entre otros premios Premios obtuvo: Mención Honrosa Poeta Joven del Perú (2020), Huauco de Oro (2019), Gremio de Escritores (2018) Premio Especial Antenor Samaniego (2019) Finalista Sección Cuento Antenor Samaniego (2019).

Y, ¿quién es PILAR? Comunicadora Social, gestora cultural, periodista en Cultura y Política. Libros de poesía: Génesis Mujer (2013); Diarios de una Eromaniaca (2015); Cuervo Azul-Pájaros Huérfanos (2018).

Antologada en: Versos al Aire Libre – Cataluña, España (2015) y en la revista hispanoamericana de poesía De Sur a Sur en Verbo y Verso; en la revista virtual latinoamericana de Artes Literarias Zien Mil Mitos (2016). Está antologada en la revista hispanoamericana de poesía De Sur a Sur en Verbo y Verso; Poesía erótica escrita por 38 mujeres de España y Latinoamerica-2018. Partícipe en el Di Festival Edizione Internazionale Luino (TRAMONTANA DIVERSI) Italia (2019), además de diversos festivales y encuentros literarios de Cusco, Arequipa, Puno y ahora Lima.

Se presentó ayer 1 de agosto 2023 en el Salón ‘Nelly Diaz’ de Brisas del Titicaca.

NUESTROS RECURSOS NATURALES

 LA ALPACA DEL PERÚ

LA REPUBLICA 2AGO23

El camélido sudamericano tiene en nuestro país su principal hábitat.

El 87% de la población mundial de alpacas habita en el Perú. En los departamentos de Puno, Cusco, Ayacucho, Huancavelica, Apurímac y Pasco se encuentran las reservas principales de este camélido, de fina y apreciada lana, que constituye una de las fuentes principales de ingresos para las comunidades nativas de las zonas altoandinas. Según FAO, genera del 70 al 80% de los ingresos de los 90.000 alpaqueros que preservan los métodos tradicionales de crianza y esquila.

Se calcula que hay 3,7 millones de alpacas en el país, que surten con sus fibras un mercado mundial que aprecia la flexibilidad, suavidad, calidez y belleza de su lana. En sus 22 colores naturales, es comparable con otras fibras de alta calidad como el mohair y el cachemir. La producción de alpaca en textiles va ganando prestigio tanto en su versión artesanal como en la producción industrial.

Su éxito actual hay que asociarlo al enorme esfuerzo hecho por los alpaqueros peruanos para adaptarse a los requerimientos sanitarios y los estándares de calidad que se han ido introduciendo en su producción. Siendo su crianza una práctica ancestral de nuestros pueblos originarios que siguen trabajando prendas con su fibra y manteniendo un surtido y multicolor vestuario hecho con este material, también ha dado un salto cualitativo para llegar a ser procesada industrialmente y vendida a mercados internacionales.

Debemos recordar que la alpaca es un animal domesticado por los antiguos peruanos que han conocido y aprovechado la alta calidad de su lana.

En el 2022, la exportación de fibra de alpaca alcanzó los 340 millones de soles. Hay una enorme y millonaria economía que se basa en la venta del pelaje del camélido que es parte de la identidad cultural del Perú ancestral. Ese éxito, sin embargo, no se distribuye de forma equitativa con los alpaqueros peruanos, quienes no obtienen ganancias acordes a los precios internacionales.

Según Cepes, el costo de compra del kilo de vellón es de 8,7 dólares, mientras que la venta de la fibra procesada está en 33,5 dólares el kilo, para la exportación. Hay un enorme desbalance entre quien cría, protege y preserva a las alpacas de los peligros de la caza ilegal y de la depredación, y quienes comercializan su valiosa lana. Los alpaqueros reciben bonos estatales de 266 soles por alpaca perdida, mientras que un animal reproductor podría valer unos 20.000 soles.

Aún queda mucho camino por recorrer para dotar a los alpaqueros de tecnologías que permitan la preservación de la especie y nuevos mecanismos de protección ante la adversidad climática y la caza ilegal. Se trata de una de las especies más características de nuestra cultura milenaria, a la que celebramos cada 1 de agosto. <>

OPINION: LA ACTUAL SITUACION SOCIAL

 UNA ÉPOCA EMOCIONAL

Christian Reynoso

LA MULA 1AGO232

“Vivimos una época emocional”, dice Mauricio García Villegas, profesor y analista político colombiano. Y debe ser cierto. La emocionalidad del mundo hoy en día está determinada, en gran medida, por los efectos de los medios y las redes sociales, y cómo la avalancha emocional en la que se sustentan, influye en la ciudadanía, en la política, en la opinión pública, en cómo nos comunicamos y nos interrelacionamos; en suma, en el modo de entender y enfrentar la vida. El individualismo, la desconfianza, el miedo, la venganza, el odio, están más latentes que nunca, aunque a menudo no nos demos cuenta o nos parezcan políticamente incorrectos. Pues no es trabajo sencillo aceptar nuestra emotividad.

Pienso entonces en la emoción que han sentido los miles de ciudadanos que han visto el reciente desfile militar. Los aplausos y vivas a las Fuerzas Armadas, a sus armas y a sus materiales de guerra, que solo sirven para ser exhibidos en el desfile, porque luego no tienen utilidad. Pienso también en el temor de los peruanos, muchos de ellos quienes han asistido al mismo desfile, ante las hordas delincuenciales que asaltan a diario a los peruanos, sin contar con los asesinatos, violaciones, feminicidios. Pienso en la emoción de los delincuentes peruanos al saber que los delincuentes venezolanos los han desplazado de los titulares.

Pienso en las emociones de las personas que han viajado de Juliaca a Lima para pedir justicia por sus familiares asesinados, mientras la policía les echa gas para arredrarlos; el odio que deben sentir, ante la injusticia y la impunidad, debe ser muy fuerte, mientras escuchan a la presidenta peruana decir mentiras. ¿Y cómo estarán siendo manejadas las emociones, seguro aún latentes, de todos quienes tienen familiares muertos o desaparecidos en manos del terrorismo y las Fuerzas Armadas? O en la sensación de angustia y dolor si eres familiar de alguna mujer asesinada o ultrajada. Las emociones de esos hechos te marcan y te cambian la vida para siempre.

Las emociones nos desbordan a cada instante, con cada noticia, video, fotografía, post, link, mensaje de Twitter o cosa por el estilo al que accedemos por el celular, la computadora, la televisión, la radio, los periódicos, el WhatsApp, de los que somos dependientes. Pero también nos desbordamos emocionalmente por las preocupaciones, los problemas personales y familiares, las insatisfacciones, las posibilidades negadas de ser felices por causa de nuestros propios errores, la culpa, lo que hicimos y lo que dejamos de hacer, la pasión, las drogas, el alcoholismo, la sexualidad, la política, el dinero, la sobrevivencia, la muerte. Emociones viciosas, autoritarias, que van y vienen como la mar.

 

ARTE POPULAR PERUANO

RURAK MAKI,

ARTE POPULAR Y ARTESANÍA TRADICIONAL

Publicado en QUIPU VIRTUAL Nº 165, Ministerio de Relaciones Exteriores, 28jul23

La decimosexta edición de Ruraq maki («hecho a mano» en quechua), la principal feria de arte po­pular y artesanía de nuestro país, ha vuelto a abrir sus puertas en Lima, en el extenso vestíbulo y salas conti­guas de la sede del Ministerio de Cultura. La exposi­ción-venta reúne en esta nueva versión a más de ciento cuarenta expositores, de las veinticuatro regiones del Perú, que dan prueba de la vitalidad y autenticidad de sus tradiciones, muchas de las cuales hunden sus raíces en tiempos remotos.

Ruraq maqui permite, una vez más, apreciar la diversidad de expresiones que caracteri­za a nuestra cultura popular, manifestación inequívoca de la considerable variedad de comunidades históricas espar­cidas por todo el territorio na­cional, cuyo espíritu creativo y afirmación identitaria resultan palpables aquí también. El «patrimonio inmaterial» reunido en la feria da cuenta, igualmente, de los particulares y enriquecedores mestizajes plasmados en la artesanía y el arte popular de las numerosas comunidades que inte­gran el Perú. Si la salvaguardia de este patrimonio corres­ponde al Ministerio de Cultura, su continuidad depende del esfuerzo de los creadores populares, así como de la acogida que les dispense el público; de ahí la importancia de esta feria que, gracias al empeño de su funda­dora, Soledad Mujica, vela por sus principales valores.

Retablos ayacuchanos, cerámica awajún o de Chulucanas, filigranas de plata de Catacaos, ma­tes burilados de Junín, tejidos y bordados del Coica o de las comunida­des cuzqueñas, tallas en marmolina de Cajamarca o en piedra de Huamanga, figuras en madera balsa de la Amazonia y muchos otros objetos ar­tísticos y artesanales pueden ahora ser apreciados y adquiridos. Esta
nueva edi­ción de Ruraq Maki
cuenta también con la presencia de destacados artesanos de Bolivia, Colombia y Ecua­dor, países que integran con el Perú la Comunidad Andina de Naciones. <> 

PARA LA HISTORIA MINERA DE PUNO

 EL RESCATE DE ATAHUALPA Y

LAS MINAS DE ORO EN SANDIA

Paul Velarde García

L

a historia de las minas de oro de las minas en la provincia de Sandia se entrelaza con la época del Imperó Incaico y la llegada de los “conquistadores españoles” al territorio peruano. Este territorio que en su origen pertenecía a la provincia de Carabaya, albergaba una fuente importante de riqueza aurífera para los ¡ncas.

En el año 1532, el arresto de Atahualpa, el último emperador inca, marcó un acontecimiento trascen­dental en la historia de la minería en Sandia. Atahualpa fue capturado por Fran­cisco Pizarro en Cajamarca. como resultado de la incursión española en suelos peruanos. Para asegurar su liberación. Atahualpa no tardó en detectar la codicia de los españoles, así que jugò sus cartas.

Ejecución de Atahualpa

Asegurando que su imperio era inmensamente rico en metales y piedras preciosas, les propuso un trato si le devolvían la libertad, el les entregaría a su hermano Huáscar y un botín colosal. Esta estrategia se convirtió en una prioridad para el Inca. Atahualpa ordena reunir una gran cantidad de oro y plata para satisfacer las exigencias de Pizarro y asegurar su liberación. Los gene­rales y subalternos de Atahualpa traba­jaron incansablemente para reunir el pre­ciado metal exigido por Pizarro. Realizaron expediciones a diversas regiones y minas auriferas, incluyendo las de Sandia. Cada una de estas misiones desempeñaron un papel crucial en la obtención del oro nece­sario para el rescate del Inca en cautiverio. Atahualpa quería salvar su vida y recuperar su libertad, mientras que Pizarro estaba desesperado por hacerse con el tesoro Inca y ganar fama y gloria. Las cosas no pintaban bien para Atahualpa, pero el 13 de junio llegò el cargamento que esperaba que le salvase la vida: el oro de Cuzco, Puno, Kallawaya y Sandia, era el mayor botín de la historia, que una vez fundido se tradujo en veinticuatro toneladas de oro y plata.

Atahualpa cumplía así esa su promesa, esperando que sus captores, en nombre del rey de España le devolviesen lo que tan generosamente había comprado su libertad. Pero Pizarro no tenía intención de cumplir con su palabra. Pizarro quería quitarse de encima al emperador Inca, así que organizó un juicio-pantomima cuya sentencia estaba escrita de antemano.

En la noche del 26 de julio de 1533. Atahualpa fue conducido al centro de la plaza de Cajamarca, donde tenía que ser quemado, sin embargo, a cam­bio de abrazar la fe cristiana y bautizarse Atahualpa, que durante su cautiverio se había resistido a abandonar su religión finalmente cedió ante la amenaza de ser quemado. El fraile lo bautizo allí mismo y minutos después Atahualpa fue estran­gulado.

Después de la muerte del Inca Pizarro envía a una delegación -liderada por Pedro de Candía- a las mimas de donde se extrajo tan suntuoso botín de oro. Candía era conocido como el “griego” y fue uno de los trece hombres que acompañaron a Francisco Pizarro desde la isla del Gallo y que luego se convertiría en el primer alcalde de la ciudad del Cusco. Candía era un ferviente creyente de la leyenda de "El Dorado” (la mítica ciudad, de oro).

En la búsqueda de esta legendaria tierra, se enteró de la existencia de unas minas en el sur-oeste del Cusco que habría sido la principal fuente de oro utilizado en las piezas del Coricancha, el templo del sol en Cusco. En su propósito por explorar más territorios y siguiendo el antiguo camino de los Kallawayas, Pedro de Candia exploró te región de Puno y visitó minas como Lak’aya, Coraní en Carabaya y posiblemente Ananea. Poco a poco fue avanzando a las primeras estribaciones del territorio conocido como Hattun Kallawaya. Sin embargo, ninguna de estas minas cumplió con sus expectativas de encontrar El Dorado.

Movi­do por su insaciable ambición, Pedro de Candía se adentró aún más en la selva hasta que finalmente, el 24 de junio de 1540 llegó a Sandia tras un asombroso viaje a caballo y acompañado de un ejército, y des­cubrió un lugar donde encontró generosas pepitas de oro. Este hallazgo fue tan significativo que decidió fundar una Villa en ese sitio, a la que llamo San Juan del Oro que en la actualidad es un distrito de la Provincia de Sandia.

Seguidamente otros expedicionarios españoles se sumaron a la travesía, como Anzurez, Ñuflo de Chaves, Álvarez Maldonado. Recio de León y Diego de Zecenarro. A partir de ese momento se inició la explotación de las minas de oro en gran parte del territorio de Sandia, como Patambuco, Phara, Quiaca, San Juan del oro, Yanahuaya, Massiapo y Cuyo Cuyo.

Años más tarde, en 1542, se comenzaron a recibir remesas de oro, dirigidas a la corona española provenientes de este vasto territorio y de las más antiguas minas conocidas en el Perú, ubicadas en Carabaya o Kallawaya. Durante la epoca colonial, la minería en Sandia experimento un desarrollo significa­tivo. Desde 1542 hasta 1809. En Crónica del Perú de Pedro Cieza de León se hizo mención a la abun­dancia de oro en los rìos de Sandia. Se relató el hallazgo de una inmensa pepa de oro hallada en la Villa de San Juan del Oro, con un peso de 122 libras (55 kilos) que fue obse­quiada al rey Carlos V.

Estos descubrimientos y registros históricos harían más que extender ¡a popularidad de la inmensa riqueza de las minas en Sandia. La activi­dad minera atrajo a numerosos buscadores españoles, que se aventuraron en su sed de riqueza.

Las minas de Sandia se caracterizaban por tener galerías estrechas y sin luz, que apenas permitían el paso de un solo hombre encorvado. Aunque no eran minas de gran profundidad, estas minas subterráneas alcanzaban aproximadamente 70 metros de profundidad.

Durante el periodo colonial la explotación minera en Sandia fue una fuente de riqueza para los explotadores y una actividad económica importante en la región. Sin embargo, también trajo consigo la explotación y el abuso de los trabajadores, asi como el saqueo de los recursos naturales.

La provincia de Sandia, que anteriormente pertenecía a Carabaya, experimentó un importante cambio en su estatus durante la epoca republicana. Fue en el año 1855 cuando Sandia se convirtio oficialmente en provincia, separándose de Carabaya. Durante el periodo de la República (1821- 1980) la actividad minera en Sandia continuó desempeñando un papel relevante en la economía regional. Hoy en día, las minas de oro de los incas en la provincia de Sandia siguen siendo un testimonio de la riqueza y la complejidad de la historia minera en el Perú. <>

lunes, 31 de julio de 2023

TRIUNFO PERUANO INTERNACIONAL

 CUSCO SUPERA A CARTAGENA COMO LA MEJOR CIUDAD DE SUDAMÉRICA

Forbes Staff | julio 27, 2023

La antigua capital del Imperio Inca fue seleccionada como la ciudad favorita de los turistas gracias a su cultura y gastronomía.

La belleza de Cusco no requiere presentación: sus calles empedradas y su maravillosa arquitectura, la cual destaca por la sobriedad de sus muros, atrae a miles de visitantes nacionales e internacionales cada año.

Debido a ello, por quinto año consecutivo, la revista internacional Travel+Leisure la ubicó en la primera posición de su listado anual “10 Favorite Cities in Central and South America of 2023”, el cual es parte de su encuesta anual “World Best Awards”. En esta toman en cuenta la selección de miles de lectores, quienes votan considerando aspectos como la cultura, la gastronomía, la amabilidad de la gente, entre otros.

Pese a los problemas que en el último año enfrentó el destino turístico –debido a los conflictos sociales y problemas climáticos– la publicación destaca que ahora es el momento ideal para volver a planear una visita a Cusco y así disfrutar de su maravillosa propuesta culinaria con platos como el cuy al horno o una trucha frita.

Es de resaltar que en esta reducida lista Perú consiguió posicionar también a Lima entre las 10 mejores ciudades de la región, al ubicarse en la posición 9.

CIUDADES FAVORITAS DE CENTROAMÉRICA Y SUDAMÉRICA

La lista completa quedó de la siguiente forma:

1.   Cusco (Perú)

2.   Cartagena (Colombia)

3.   Sao Paulo (Brasil)

4.   Quito (Ecuador)

5.   Buenos Aires (Argentina)

6.   Mendoza (Argentina)

7.   Antigua Guatemala (Guatemala)

8.   Río de Janeiro (Brasil)

9.   Lima (Perú)

10.              Bogotá (Colombia)  

Cabe recordar que Cusco también está compitiendo para ser seleccionada como “Mejor Destino Cultural de Sudamérica” en los World Travel Awards 2023, los cuales se entregarán a finales de agosto 2023. Esta es la primera vez que la ciudad aspira a ganar dicho galardón.