LA
PEOR SEQUIA
A
la plaga del congreso y la repartija se suma una crisis hídrica que nos puede
conducir, en algunas regiones, al racionamiento.
Ricardo Velasco
En HILDEBRANDT
EN SUS TRECE N° 547, 3AGO23
La sierra está sufriendo
la peor sequía de los últimos 59 años. Desde finales del año pasado la falta de
lluvia y las altas temperaturas han batido récords. Esta semana una fuente del
Servido de Meteorología e Hidrología (Senamhi) alertó a esta revista sobre el
sombrío panorama que sobrevuela las regiones de Puno, Cusco, Ayacucho, Tacna y
Apurímac. El fenómeno del Niño Global, sumado a los efectos del cambio
climático, está pasando factura con moras pendientes. Lima también pagará las
consecuencias.
“En setiembre del año
pasado los expertos del Senamhi detectaron que un ciclo de sequías estaba
próximo a suceder en el sur peruano. Eso se plasmó en un informe. La sequía
empezó a finales del 2022 y se acentuó durante el verano. Ahora por El Niño
Global es probable que ese déficit hídrico empeore”, dice a esta revista un
alto funcionario del Senamhi.
Los especialistas de la
institución explican que estas proyecciones son producto de una combinación de
factores que afectan directamente al sistema atmosférico conocido como “Alta
de Bolivia”, responsable de las lluvias en los Andes. “Si tenemos un mayor
calentamiento por el cambio climático y fenómenos de El Niño y La Niña más
frecuentes que hace 20 años, entonces ese sistema se relaja y no genera precipitaciones
en la sierra sur ni en la sierra central”, indica Sixto Flores, meteorólogo del
Senamhi.
La entidad ya había
proyectado esta situación hace más de diez años. En un informe publicado en
el 2010, titulado “Escenarios climáticos en el Perú para el año 2030”, se
advertía que el calor estaba acelerando los deshielos de los nevados y que esto
en el futuro causaría “una disminución drástica de caudales que afectaría a la
agricultura y el agua para consumo humano en muchas regiones del Perú”. En el
Senamhi no descartan que la hora cero que se anunciaba en aquel informe se haya
adelantado siete años. En el vecindario ya hay varios ejemplos dramáticos.
“En Bolivia hay lagos
que ya se secaron por completo y la parte central de Chile sufre de una sequía
hace más de una década”, dice un funcionario del Senamhi. Argentina atraviesa
su peor sequía en 60 años; Uruguay vive una escasez de agua no vista desde
1947; y en el sur de Paraguay llevan tres años sufriendo una sequía que ha
ocasionado la pérdida del 95% de la producción agropecuaria, según el portal
BNA Américas.
En Perú el mapa meteorológico también es preocupante. El Senamhi ha elaborado cuatro informes desde el año pasado advirtiendo que la sierra padece una sequía que ha roto con varios registros históricos.
El primer documento es
de octubre del 2022. Pronosticaba lluvias “por debajo de lo normal” en la
sierra de Piura, Cajamarca, Lambayeque y La Libertad, en el centro ocddental
-Ancash, Lima, lea y Huancavelica- y en la sierra sur oriental -Puno, Cusco,
Arequipa y Apurímac-. El gobierno de Castillo, entonces al mando del país, no
reaccionó.
Los gobernadores de Arequipa, Kimmerlee Gutiérrez, y Puno, Germán Alejo, tuvieron que tocar la puerta de Palacio para pedirle al maestro chotano que hiciera algo. Recién el 2 de diciembre Castillo declaró en emergencia “varios distritos” de ambas regiones. Fue un mero trámite burocrático que no sirvió de nada. “Una semana después empezó el paro por el tema político y no se hizo nada”, cuenta Julián Páucar Huanca, presidente de la Federación Departamental de Campesinos de Puno. El pronóstico del Senamhi se cumplió: la falta de lluvias fue devastadora. El segundo informe, publicado en mayo pasado, dio cuenta de ello.
Este documento señala que, entre octubre y diciembre del año pasado, “las deficiencias (de lluvias) sin precedentes se extendieron en toda la región andina, en tanto en el verano del 2023, las deficiencias se centraron en el extremo sur oriental”. El documento añade: “Prácticamente en todo el altiplano persistieron las condiciones extremadamente secas”.
La sequía generó
registros que sorprendieron a los expertos. Por ejemplo, se determinó que entre
el 2022 y 2023 ocurrió el escenario más seco “de los últimos 59 años”. Según
un reporte de julio, los caudales de los ríos Huancané (Puno), Tumilaca
(Moquegua), Locumba (Tacna), Vilcanota (Cusco) y Mantaro (Junín) estuvieron
“por debajo de sus registros históricos”.
El lago Titicaca
presentó una reducción de su caudal que no se veía desde la temporada
1982-1983. “Desde que empezó la sequía, un metro y cincuenta centímetros del
lago se han evaporado”, explica Sixto Flores.
La sequía de los
primeros meses del 2023 dañó los cultivos en el sur y, en consecuencia, ha
perjudicado dramáticamente el ganado. “Lo que sembramos de quinua, avena,
cebada o pasto para el ganado, todo se ha secado. No recuerdo una cosa así
desde hace 30 años”, señala el dirigente agrario Julián Páucar, natural de
Ayaviri.
Según cifras del
gobierno regional de Puno, para noviembre del año pasado, cuando la escasez de
agua redén comenzaba, 35,094 hectáreas de cultivos se estropearon, siendo los
más afectados los campos de papa y quinua.
En didembre del año
pasado el Gobierno Regional de Cusco reportó 19,658 hectáreas de cultivos
“perdidos y afectados”.
Las cosechas de maíz fueron
las más afectadas. Y en Apurímac, la sequía dejó un saldo de 8,948 hectáreas de
cultivos perdidos y 123,708 cabezas de ganado afectadas.
A la falta de lluvias también
se sumaron las altas temperaturas. Según el instituto meteorológico, en
noviembre y octubre pasados la región andina soportó temperaturas máximas de
hasta 3 grados centígrados por encima de lo habitual. “Se observaron días cálidos, muy cálidos y extremadamente
cálidos con una frecuencia de hasta 15 días consecutivos, y en algunas regiones
como Puno y Ayacucho se registraron valores que igualaron e incluso superaron
los récords históricos previos”, indica el informe.
Las consecuencias han sido
mortales para el ganado. El mes pasado Luis Condori, alcalde del distrito de
Ñuñoa, en Puno, anunció que la crisis climática ya ha ocasionado la muerte de
3,234 crías de alpacas en su jurisdicción.
En mayo pasado el Ejecutivo
amplió la declaratoria de emergencia hídrica en Puno y Arequipa e incluyó
distritos de otras seis regiones -Junín, Apurímac, Huancavelica, Pasco,
Ayacucho y Tacna-. El gobierno también repartió el “bono sequía” -de hasta
3,200 soles- entre 250 mil pequeños agricultores y ganaderos en 407 distritos. También
activó el “seguro catastrófico agrario” por montos similares. Los agricultores
dicen que las ayudas fueron sólo un parche.
Julián Páucar señala que
ganaderos y agricultores continúan afectados por la falta de agua. "Esas
medidas no han cambiado el panorama. No hay agua, no tenemos pasto. Los canales
de irrigación, los bofedales, los manantiales y los nevados se han secado. ”Los
comuneros están vendiendo sus animales a precio de remate porque no hay con
qué alimentarlos”, dice el dirigente,
En Tacna también viven
el azote de la sequía. Juan Garcia Rojas, vocero de las juntas vecinales y
asociaciones de viviendas del distrito Gregorio Albarracin, donde vive más del
50% de la población de la ciudad de Tacna, describe una crisis hídrica similar.
“Varias zonas de la
ciudad reciben agua solo por horas. En nuestro distrito tenemos agua gracias a
los pozos subterráneos. Ahora esta crisis hídrica va a exponer más nuestra
debilidad y va a afectar otros sectores como la agricultura”, dice.
Esta semana la Empresa
Prestadora del Servicio de Saneamiento de Tacna ya anunció que racionará el
uso del agua en la ciudad.
Y las expectativas de
cara al próximo año no son nada auspiciosas. El meteorólogo Sixto Flores señala
que en los siguientes tres meses el déficit de lluvias continuará. “El panorama
de las precipitaciones no es favorable, habrá lluvias por debajo de los
promedios históricos”, asegura.
Los expertos del Senamhi
ratificaron el pronostico hace dos semanas en una reunión a puerta cerrada.
“Las condiciones hídricas deficitarias continuarán en los próximos meses en
los ríos de la red hidrográfica del Titicaca, con categorías hasta debajo de lo
normal, siendo estos niveles críticos de deficiencia”, dice uno de los
documentos que los especialistas pusieron sobre la mesa.
La sequía en el sur
andino también afectará al suministro eléctrico. Según la revista
Energía-Minería, las 200 centrales hidroeléctricas que actualmente funcionan
en el Perú producen el 63% de electricidad.
En junio pasado César Butrón,
presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional
(COES), que agrupa a generadores, transmisores, distribuidores y grandes usuarios
industriales de electricidad, señaló a “El Comercio” que “la peor sequía en 22
años” había dejado “casi sin agua” a tres de los reservorios más grandes del país:
Cerro El Aguila, Mantaro y Chaglla.
Los reservorios de
Mantaro y Chaglla son los que se utilizan para suministrar energía a la ciudad
de Lima. A fines del año pasado, para evitar disrupciones en el servicio
eléctrico, el COES tuvo que reactivar las centrales de Samay (Arequipa) e Ilo
(Moquegua) y obtener energía quemando diésel, una opción cara y altamente
contaminante.
“Las centrales hidráulicas han bajado su
producción fuertemente. El país está produciendo 20% menos electricidad de lo
normal. Las centrales están trabajando más de lo debido y consumiendo mucho
combustible”, advierte el exviceministro de Energía Luis Espinoza.
La quema de diésel ha
elevado los precios de la energía a los grandes consumidores hasta siete
veces. Hace un mes el COES advirtió que otra alternativa sería usar gas natural
o energía eólica y solar, pero solo hay diez proyectos en camino y no sería
suficiente para cumplir con el abastecimiento.
“Si en el 2025 no llegan
más proyectos y no hay nada más a futuro, vamos a empezar a quemar diésel
(...). Estos escenarios de baja fuerza en los ríos podrían poner en jaque al
sistema”, indicó César Butrón durante su presentación en la Expo Energía Perú
2023.
“Con el tiempo esa situación
va a terminar impactando en todos los clientes de electricidad. Si no
equilibramos mejor la situación -dice el exviceministro Luis Espinoza-, no
descarto que haya situaciones de racionamiento. <>