LOS MITOS SOBRE PUNO
“UNA REVISIÓN DE LOS NÚMEROS DEL CRECIMIENTO PUNEÑO
DESMIENTE TODOS LOS MITOS”.
Jaime de Althaus, EL COMERCIO 11/2/2023 21H7
Una revisión de los números del crecimiento puneño
desmiente todos los mitos. El primero es el que le echa la culpa de lo que
ocurre al centralismo. Veamos. En el 2021, Puno representaba el 2%
del producto nacional, pero ese año el gasto público en la región fue el 3,3%
del total nacional, y los proyectos de inversión pública alcanzaron el 3,7% del
total (MEF). Es decir, Puno, recibe más de lo que da. El problema está en
la corrupción local y regional, lo que inflama a la gente. Según el
contralor Nelson Shack, en Puno se han dejado de gastar en cinco años S/2.600
millones, con los que se hubiera podido cerrar muchas brechas.
En efecto, entre el 2004 y el 2019, la pobreza en Puno cayó
abismalmente, del 79,3% al 34,7%. Surgió una clase media emergente, un
capitalismo popular que incluso acudió a la banca formal a buscar
financiamiento. En efecto, el valor de los créditos de la banca múltiple entre
el 2001 y el 2021 se multiplicó por ¡29!, pasando de S/82 millones a S/2.388
millones. Una expansión exponencial.
Y es aquí donde nos empezamos a asomar a los
problemas. Es posible que una parte de esos nuevos prestatarios tuvieran
problemas para pagar sus créditos con la pandemia. De hecho, la pobreza, que
había caído tanto, volvió a subir ocho puntos luego de la pandemia, llegando al
42,6% en el 2021. No hay peor fragilidad, malestar y frustración que no poder
pagar obligaciones y perder un nivel de vida ya alcanzado.
A ello se sumó la mayor presión de la Sunat. La
recaudación creció en Puno a una tasa mayor que el crecimiento
de la producción. En efecto, entre el 2007 y el 2021 el valor bruto de la
producción a precios corrientes se multiplicó por tres. En cambio, entre esos
mismos años, la recaudación por tributos internos se multiplicó por cinco. A su
vez, los ingresos recaudados por tributos aduaneros se multiplicaron por seis,
con un gran crecimiento el 2021 y el 2022, lo que significaría que aduanas se
puso fuerte esos dos últimos años. Y el número de contribuyentes pasó de 51.300
a nada menos que 319.000.
Entonces, es posible que el crecimiento de ese
extendido capitalismo popular emergente haya chocado con el límite impuesto por
una tributación y unas regulaciones excesivas impuestas por Lima, que les
impedían formalizarse o mantenerse en la formalidad y pagar sus obligaciones al
mismo tiempo, en circunstancias de caída económica general, estallando contra
el sistema bajo el liderazgo de una izquierda radical precisamente antisistema
que atizó la indignación generada por la posverdad de unos poderes limeños que
derrocaron a su representante Pedro Castillo. Y con el soporte
de una minería ilegal que tampoco se puede formalizar debido a normas
imposibles de cumplir.
¿POR QUÉ PUNO?
Richard Webb,
EL COMERCIO 12/2/2023
“Que esperabas pues” –contesta un Puno sufrido–.
“Siempre me han tenido de último” –continúa– “colocado en el fondo del barril e
identificado con el atraso boliviano. Recién a finales del siglo XX me
conectaron con Cusco por una carretera decente”.
Y, efectivamente,
revisando cálculos realizados hace medio siglo en base al censo de 1961, se
comprueba que el atraso productivo de Puno tiene larga
historia. Una de sus provincias –Huancané– era incluso la más pobre del país.
El altiplano, además, ha estado identificado con sequías y hambrunas, una de
ellas fue muy grave a fines de los años cincuenta y motivó la creación del Plan
Sur con ayuda externa. La emergencia alimentaria en ese momento se sumaba a la
amenaza creada por la reciente revolución cubana. Una de las iniciativas de
esos años fue la creación de las cooperativas de crédito en pueblos rurales que
empezó en un pequeño pueblo de Puno.
Pero hay una segunda
posible explicación para la nueva emergencia política centrada en Puno,
que también es plausible, aunque consiste en exactamente lo contrario al primer
argumento. En vez del atraso, el protagonismo protestante sería consecuencia de
las muy buenas noticias económicas que viene reportando la región puneña desde
inicios del nuevo milenio. Según las cifras oficiales, la economía de Puno ha
sido boyante durante al menos dos décadas. Su producto por persona aumentó un
42% entre el 2004 y el 2021, más que duplicando el avance de apenas el 13%
logrado por Lima. Además, el despegue económico abrupto de Puno no
ha estado concentrado en una mina, como sucedió en Apurímac por el impacto de
Las Bambas. En Puno, más bien, el avance se ha producido en una
generalidad de actividades y lugares, incluyendo una nueva agricultura,
minas, desarrollo urbano y multiplicación comercial. Todo esto
estimulado y financiado por una multiplicación del gasto público. Como
resultado de ese dinamismo se ha reducido la pobreza en casi la mitad de su
nivel inicial durante este breve período del siglo XXI (2004-2021), bajando de
un 79% a un 43%.
¿Habría que optar entre
estas dos explicaciones – aparentemente contradictorias– de la violencia que se
ha desatado actualmente en Puno? Una profesora de la Universidad de
Yale, Amy Chua, ha sugerido –en su libro “El mundo en llamas”– que en realidad
las dos interpretaciones no se contradicen y que la experiencia mundial
registra muchos casos de avance económico acelerado acompañados de turbulencia
política. Afirma, además, que un factor desestabilizante en muchos casos ha
sido la diferencia racial y de castas. Esto ocurre porque el despegue económico
casi siempre viene acompañado de cambios difíciles de digerir a nivel personal
y social, como es la migración acompañada muchas veces de la separación de
familias y cambios en las reglas de juego en los entendimientos personales que
acompañan toda actividad humana. La aceptación de tales cambios puede requerir
altos niveles de tolerancia y confianza en otras personas.
En cuanto a esas
relaciones personales, habría que tener en cuenta el efecto de los cambios
económicos en una población caracterizada por una fuerte presencia de
diferencias raciales, comunales y de preferencias políticas.
Ciertamente, el
paralelismo entre las recientes revueltas –primero en Ica y ahora en Puno–
es sugestivo del poder desestabilizante del rápido progreso económico. <>
ESFORZADO APRENDIZAJE EN LA LUCHA POR UN FUTURO DE DIGNIDAD Y JUSTICIA |
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