sábado, 31 de diciembre de 2022

COSTUMBRES EN EL PERU PROFUNDO

 LAS GUAGUAS (tant’awawas)

Rocío Silva Santisteban

Revista EL DORADO abril-junio 1999, p.20

“Al muerto el hoyo, al vivo el bollo”. Este refrán español tiene su origen en la tradición muy arraiga­da de preparar panes dulces para el Día de los Di­funtos. En el Perú, desde el pueblo más alto de la cordillera hasta el más cercano al desierto, se preparan para esa fecha las llamadas guaguas o panes en forma de niños.

Según la investigadora Rosario Olivas Weston, estos bollos suelen adquirir otros aspectos como el de caballito o de paloma. En algunas regiones se amasa a la familia entera: “mamá”, “papá” y “guagua”. En Arequipa se ela­boran adornados de confite, cubiertos de mazapán y con caritas de yeso. En el Cusco, donde se los rellena de dul­ce de frutas, mermelada y manjar blanco, actualmente se continúa con la costumbre de “bautizar” a las gua­guas, al igual que en Cajamarca. Los niños o adolescentes realizan una es­cenificación del bautizo, con sacerdo­te, padrino y madrina. Al final todos terminan comiendo un pedacito de la guagua. En la zona de Ayacucho se barnizan con huevo para que adquie­ran un tono dorado y en Arequipa se les agrega el tradicional pastizaje de mazapán para formar la cara y los adornos del vestido.

En Ancash las guaguas (tant’awawas) tienen dimensiones gigantescas: pueden llegar a medir de dos a tres metros, están hechas en forma de mujer y de hombre y se hornean a fuego muy lento durante 24 horas seguidas. Si la guagua tiene figura de mujer se adorna la pollera con el tiznado del hollín del homo (generalmente la leña es de eu­calipto y si es hombre se tizna el bastón, siempre antes de hornear.

Las guaguas son infaltables en las fiestas grandes, sobre todo en los caporales y limpia de acequias. En las minkas (trabajo comunal de apoyo recíproco) para cons­truir techos o techada se amasan pequeñas guaguas que se cuelgan de la canaleta para las lluvias; todas “vestidas” con papel de seda de distintos colores. Luego serán arrojadas sobre los asistentes por el gato (un hombre que en la noche se sube al techo para probarlo), que va descolgando los regalos mientras esquiva los bastonazos de la concurrencia. En la zona del Callejón de Huaylas los que no tienen hijos bauti­zan a las guaguas, pero no se las comen sino que las entierran; es una tradición que desapareciendo. <>

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