EL VIOLINISTA |
sábado, 5 de junio de 2021
ANALIZANDO LA COYUNTURA ELECTORAL
EL SALARIO DEL MIEDO
Nicanor Domínguez
Tomado de
NOTICIAS SER.PE 3JUN21
P |
arecería
que cada cinco años, en el contexto de las elecciones presidenciales, el Perú
enfrenta el fin del mundo. El “comunismo internacional” quiere destruirnos, nos
dicen casi todos los medios de comunicación. Sin embargo, a último minuto en la
segunda vuelta, nos salvan los candidatos más a la derecha del espectro
político: Toledo, García, Humala (domesticado después de asumir el mando) y
Kuczynski. Por desgracia, todos estos “héroes de la democracia” terminaron
invariablemente enjuiciados por corrupción. La alternativa de hoy, ya
descartada en las elecciones del 2011 y 2016, es la candidata Fujimori, que no
tiene que esperar a gobernar para tener juicios en curso por corrupción.
Debe ser complicado presupuestar la llegada de ingentes ingresos por propaganda electoral “anticomunista” cada cinco años. Quedan cuatro años de “vacas flacas” de por medio. Hacen recordar la famosa película del director francés Clouzot, ‘El salario del miedo’ (1953): cuatro
expatriados europeos son contratados por la ‘Southern Oil Company’ para manejar, por pésimos caminos, dos camiones cargados de nitroglicerina para apagar un incendio en un yacimiento petrolero. Una obra maestra del suspenso en el cine, ha sido también vista como una descarnada crítica existencialista sobre la postguerra y una denuncia del imperialismo norteamericano en Latinoamérica. La publicidad de las campañas electorales peruanas no parece menos desesperada que la decisión de los cuatro camioneros del film, mostrándonos los más bajos impulsos de quienes hacen buen dinero con el temor del prójimo, demonizando o “terruqueando” al contrincante.
Hace
cinco años, en abril del 2016, publiqué en Noticias SER el texto que sigue. En
ese momento se “terruqueaba” incesantemente a Verónika Mendoza, porque parecía
que iba a pasar a la segunda vuelta y enfrentarse a Keiko Fujimori. Debiera
quedar claro que quienes no distinguen entre los distintos y variados grupos de
Izquierda, y los mezclan indiscriminadamente, actúan políticamente. Mezclan
intencionalmente la ignorancia con el miedo, especialmente el miedo que quieren
promover entre la población y, en estos días, entre los votantes. Así se ganan
su salario.
La
Izquierda peruana contra Sendero Luminoso (1970-2000)
La
Izquierda en el Perú puede ser definida como aquella “tradición crítica”
desarrollada por diversos intelectuales, políticos y sus seguidores, que, desde
al menos Manuel González Prada y su “Discurso en el Teatro Politeama” (1888),
han cuestionado el estado de cosas en el país como injusto y han propuesto, tras
diagnosticar los problemas a enfrentar, variadas maneras de resolver ‘los
males’ que aquejan a nuestro país. En un reciente libro del historiador José
Luis Rénique, Incendiar la pradera: Un ensayo sobre la revolución en el Perú
(Lima, 2015), se propone esta interpretación y se incluye a una serie de
intelectuales y políticos peruanos dentro de esta larga “tradición crítica”,
comenzando precisamente con González Prada, pasando por Haya y Mariátegui,
siguiendo con Luis de la Puente Uceda y Hugo Blanco, hasta llegar a los líderes
de la “Nueva Izquierda” y a “Sendero Luminoso”.
Es
muy cierto que, si exceptuamos a González Prada, todos estos personajes han
partido de la tradición política marxista, aunque sus maneras de entender y
aplicar esas ‘herramientas de análisis’ han sido muy variadas, y en más de una
ocasión hasta opuestas. Ejemplos ya clásicos: la Polémica Haya-Mariátegui
(1928), la división del Partido Comunista Peruano entre “moscovitas” y
“pequineses” (1964), la ruptura de los maoístas peruanos entre “Bandera Roja” y
“Sendero Luminoso” (1970), la quiebra del frente electoral ARI (1980), la
disolución de “Izquierda Unida” (1989), las tres mini-candidaturas
izquierdistas en las elecciones presidenciales del año 2006 (que sumaron apenas
el 1.17% de los más de 14.6 millones de votos emitidos, por lo que no hubo
ningún parlamentario izquierdista en el período 2006-2011 --en el cuestionado
segundo gobierno de Alan García--, cosa que no había ocurrido nunca antes,
desde las elecciones a la Asamblea Constituyente en 1978).
En cierto sentido, la historia de la Izquierda peruana, que refleja en parte la historia de las ideas izquierdistas (marxistas o no-marxistas) a nivel mundial, es una historia de las sucesivas divisiones y fragmentaciones de sus seguidores. La polémica entre Marx y Bakunin que terminó con la Primera Internacional (1872), la ruptura de los Socialistas rusos entre “Bolcheviques” y “Mencheviques” (1903), la división de los partidos Socialdemócratas y la aparición de partidos Comunistas en apoyo de la Rusia soviética (1920), la caída en desgracia de Trotsky y su exilio ordenado por Stalin (1925-1929), la ruptura y mutua descalificación de los partidos comunistas de la Unión Soviética de Khrushchev y la China de Mao Zedong (1960-1963). Todos ejemplos históricos, ampliamente conocidos, de las tendencias centrífugas de la Izquierda internacional.
Y,
sin embargo, para la mayoría de sus críticos de ayer y hoy, la Izquierda es
vista como una amenaza monolítica a punto de destruir el mundo existente, ese
creado por el desarrollo industrial capitalista en los últimos 250 años. ¿A qué
se debe semejante ignorancia? ¿Por qué el anticomunismo, a lo largo del siglo
XX y en aún el siglo XXI, simplifica la complejidad de los procesos históricos
y políticos de aquellos a quienes ve como sus rivales? ¿Es, acaso, el miedo a
perder privilegios lo que obnubila la razón? ¿O estamos ante una típica
simplificación del “discurso” político contemporáneo, que necesita mensajes
sencillos para repetirlos ‘ad nauseam’ hasta que se conviertan en el “sentido
común” de la gente?
Sea
cual fuere la razón, la visión anticomunista sobre la Izquierda distorsiona
cualquier intento de estudiar y comprender a cabalidad el desarrollo histórico
de esta corriente política. Un caso relevante es el de “Sendero Luminoso”,
parte importante del proceso de fragmentaciones y rivalidades al interior de la
Izquierda peruana.
Producto
del caudillismo de su líder Abimael Guzmán, su origen en 1970 se encuentra en
la ruptura respecto de “Bandera Roja” y su dirigente Saturnino Paredes. Hasta
1980, “Sendero Luminoso” fue uno de varios grupos maoístas enfrentados entre
sí. Y, mientras el resto de la variada y antagónica Izquierda peruana de la
época se vinculaba a organizaciones sindicales de profesores, obreros y
campesinos, así como a organizaciones barriales en un país que experimentaba un
acelerado proceso de urbanización, los seguidores de Guzmán, principalmente en
la universidad ayacuchana, memorizaban el “Libro Rojo” de Mao y se aislaban,
esperando el final del Gobierno Militar (1968-1980).
El
Conflicto Armado Interno, iniciado en 1980 por “Sendero Luminoso”, no solo
estuvo dirigido en contra del Estado peruano y sus instituciones (gobierno,
poder judicial, fuerzas armadas y policiales), sino contra todo el sistema
político y social existente. Visto en términos absolutos como un sistema
injusto, y decididos a cambiarlo exclusivamente por la violencia, los
seguidores de Guzmán señalaron como blanco de sus asesinatos políticos a todos
aquellos que participaran “del sistema”. No solo a los distintos funcionarios
estatales (prefectos, policías, militares, médicos, profesores), sino también a
los representantes políticos elegidos a partir de 1980 (sus directos rivales,
desde el gobierno central a los gobiernos municipales). Como el resto de la
Izquierda peruana, desde 1978 con la Asamblea Constituyente, estaba
participando en elecciones y en estos distintos niveles de representación
(congreso) y gobierno (municipios), “Sendero” los marcó como sus principales
rivales y enemigos. Y en realidad lo eran, pues a lo largo de la década de los
80 la Izquierda peruana, especialmente a través del frente electoral “Izquierda
Unida” (1980-1989), les disputaba en todos los ámbitos (barrios, fábricas,
organizaciones) la representación de las mayorías del país (aquellas “clases
populares” que hoy se han convertido en los “sectores” D y E de las agencias de
márketing y las encuestadoras).
El crecimiento electoral de “Izquierda Unida” (IU) en las sucesivas elecciones municipales (1980, 1983, 1986, 1989), el triunfo de Alfonso Barrantes como alcalde metropolitano de Lima (1984-1986), los diversos gobiernos regionales en el interior del país (1989-1992), muestran el avance de esa opción política en el Perú de los años de la violencia. Y los líderes de la Izquierda, tanto de los partidos conformantes de IU, como de los independientes que apostaron por ese proyecto, y de los líderes sindicales y barriales, estuvieron en la mira de “Sendero Luminoso”, que infiltraba sus organizaciones (en un contexto de crisis económica y de la hiperinflación del primer gobierno de Alan García, 1985-1990) y los asesinaba. El caso más emblemático de esta guerra de “Sendero” contra los dirigentes populares de Izquierda lo constituye, sin duda alguna, el asesinato de María Elena Moyano, la teniente alcaldesa de Villa El Salvador, el 15 de febrero de 1992.
No
se equivocaba la periodista Patricia del Río cuando hace unas semanas, en la
quincena de marzo, aclaraba que calificar con ligereza de “terrucos” o
“terroristas” a quienes hoy se encuentran a la izquierda del espectro político
es una manipulación interesada e irrespetuosa. Los muertos de “Izquierda Unida”
en los 80 son prueba de ello. ▓▓
viernes, 4 de junio de 2021
LA COYUNTURA ELECTORAL SEGUN HILDEBANDT
César Hildebrandt
Tomado de
HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 542, 5JUN21
¿Por quién votaría Alan
García?
Por Keiko Fujimori.
¿Por quién votará el
director de “El Comercio”?
Por Keiko Fujimori.
¿Por quién votará Laura
Bozzo?
Por Keiko Fujimori.
Y así podría seguir.
Hasta la náusea.
El hampa fujimorista
está nerviosa, sin embargo.
Por eso habla de fraude,
de muertos que votan, de ficciones estadísticas. No están seguros de remontar.
Y el dato les viene de una encuestadora importante y confiable.
Por eso quieren, a lo Trump, poner la pica en Flandes y hablar de irregularidades que no existen. De allí la campaña contra el Jurado Nacional de Elecciones, con el que no han podido trapear el piso. Con la ONPE no se meten porque allí tienen, a la cabeza, a un amigazo de siempre, alguien que sí estaría dispuesto a muchas cosas con tal de que “el comunismo” no nos lleve al infierno.
Será un final de
fotografía que nos retrata como país en crisis. Hay que elegir entre la
heredera de una mafia de asesinos y ladrones y el representante de una
izquierda primordial que no sabe hasta hoy qué programa de gobierno será el
definitivo en caso de llegar a palacio.
Optar por Fujimori es renunciar a toda dignidad, es despreciarse, es matar el honor y la autoestima. Es lo que hicimos los peruanos cuando le rogamos a Simón Bolívar que fuera nuestro dictador, nuestro dios viviente, nuestro capataz superlativo. Es lo que hicieron muchos peruanos cuando los chilenos tocaron sus puertas tras la invasión de lima: avisar quien guardaba armas, casar a sus hijas con algún capitán carabinero, celebrar la próxima paz de mi general Iglesias.
Votar por la hija de un
delincuente y que tiene prontuario propio es una manera de morir. Votar por
una delincuente que recibía millones de bancos y empresarios y cubría esas
entregas con cócteles imaginarios y contribuciones inventadas e impuestas a la
fuerza es declararse en huelga de hombre. No puedes reclamar ciudadanía si el
miedo te hace votar por la jefa de una organización criminal.
El Perú mima a sus
hijos. Hay en estas tierras que amamos y donde habremos de sembrar nuestros
huesos un efluvio maligno que parece envenenar y marchitar. Haya de la Torre,
el reformista de los 30 y 40, terminó de aliado de Odría en los 60. Pablo
Macera manchó su biografía como congresista del fujimorismo. Miren cómo ha
terminado Vargas Llosa.
El Perú aplasta y, si
puede, te hace puré de sobras, sombra de ti mismo. Las elecciones de este
domingo son un nuevo desafío. Y lo repito: no es odio invencible el que nos
guía, es resistencia, es honor. No son palabras huecas: definen un modo de
vivir y de encarar la aventura de la existencia. Sin honor, inhalamos y
exhalamos, deyectamos, dormimos e intentamos perpetuarnos por instinto.
Castillo produce un
legítimo temor, lo sé. Pero de Castillo podemos deshacemos con relativa rapidez.
El Congreso evitará sus posibles desmanes, el Tribunal Constitucional hará lo
suyo, la prensa cumplirá su papel y no habrá el temor de que sea comprada o
extorsionada. Y si el señor Vladimir Cerrón quisiera erguirse como un
presidente de facto y paralelo, para eso está la figura de la sedición y la
usurpación.
No olvidemos, además,
que el señor Cerrón tiene todavía investigaciones en curso y que una próxima
condena por corrupción puede llevarlo directamente a la cárcel.
Hasta niños fueron masacrados en Barrios Altos. ¿Volvería el "modo Fujimori"? |
Cuando Sendero Luminoso
bajó sus armas, la derecha peruana, siempre obtusa, creyó que era el tiempo de
la revancha. Aliada de Fujimori, esa derecha vio con alegría que el gobierno se
hizo dictadura, que la Constitución golpista borró el Estado, que los sindicatos
eran obviables y que los derechos de los trabajadores debían mantenerse tan
sólo en apariencia. Hicieron fiesta cuando a los pobres se les condenó al
autoempleo y a los ricos se les rebajó los impuestos mientras las empresas públicas
se remataban bañadas en aceite. Creyeron que la fiesta iba a ser interminable.
Fue entonces que llegó
la pandemia y mandó parar. ¿Era comunista el Covid-19? No. Lo que pasó es que
permitió ver cuán mentirosos y harapientos habíamos sido. El Perú gentleman tenía
el cuello sucio, los puños negros, los sobacos olorosos de canícula. El tren
bala de nuestra economía era, en realidad, un tranvía de la vieja Magdalena. Se
nos cayó la cara de vergüenza.
Y de allí viene
Castillo, de esos sedimentos. El Perú omitido lo ha encumbrado.
La derecha, representada por “El Comercio” y sus locutores, quiere ahora que reprimamos a la cholería votando por una candidata criminal. Cree que así seguirá el corso Wong del “modelo”. Pretende ignorar que la situación es insostenible y que el maldito “modelo” tiene que ser destituido. No por el socialismo de partido único, por supuesto, sino por un contrato social que impida que el malbarateo de nuestros recursos continúe y que ponga a la igualdad de oportunidades como una meta común. Un “new deal” que no haga de la educación un sucio negocio y de la salud una subasta donde los buitres deciden quién se muere.
Si gente como Pedro
Francke permanece en el entorno de Castillo, es probable que tengamos una
versión moderada y viable de un país renovado. Para eso el señor Castillo tendrá
que romper definitivamente con Vladimir Cerrón, esa momia castrista, aunque eso
le cueste la animadversión de más de la mitad de su bancada. ¿Tendrá la
entereza para librarse del padrinazgo, del estalinismo achorado del camarada
Cerrón?
La “solución Castillo”
es tormentosa. Lo que pasa con la “solución Keiko” es que no existe. No hay
cómo enfrentar el reto de la crisis con un gobierno que, a la larga,
producirá Castillos en cada región. Keiko Fujimori es la promesa del caos, el
sonido y la furia. Si yo fuera maoísta, marxista oriental y paciente, querría
que ganara Keiko Fujimori. Con ella, lo sé, la pradera terminaría de
incendiarse. ▒▒
miércoles, 2 de junio de 2021
DESTACADOS INTELECTUALES PUNEÑOS
PERCY ZAGA BUSTINZA,
EL QUIJOTE
DEL ALTIPLANO
José Morales Serruto
N |
ació el 05 de abril de 1945 en la calle Lambayeque de la
ciudad de Puno y murió el 01 de diciembre de 2017 cuando era trasladado de
emergencia a la ciudad de Arequipa.
Teniendo todas las cualidades para brillar como uno de
los literatos más encumbrados en el firmamento literario del país y fuera de
él, no abandonó su tierra natal por la vanidad, se quedó en ella para hacer de
la esquina del barrio, de las bancas de la Plaza de Armas, de las calles y el
calor de su hogar, una verdadera facultad de literatura, en la que muchos han
bebido de su savia de gran maestro.
Muchos ya hablaron del poeta, maestro, político,
periodista, músico y literato Percy Zaga Bustinza, y más aún de su fructífera trayectoria
en la construcción de la sobria plataforma cultural de Puno: fundador de la
“Promoción intelectual Carlos Oquendo de Amat”, del Grupo de Arte “Utaraya” y
el Grupo “Qlisgen”, parte también del Centro Federado de Periodistas y el
Colegio de Periodistas. Sin lugar a dudas, Percy Zaga Bustinza -para nuestra
humilde percepción- es el intelectual más iluminado, talento privilegiado de la
literatura del altiplano, que sin arrogancia camina por las calles de Puno.
Nuestra intención no es hacer un análisis de su obra
poética, menos de su incansable y quijotesca labor, que lo llevó a enseñar a
los puneños sobre la vida y obra de los literatos de esta parte del país.
Queremos hablar del hombre de a pie, del ciudadano dispuesto a hablar con
cualquier otro, con humildad, en el puesto de la casera de la esquina,
saboreando una bebida, presto al consejo sincero y dispuesto a un aleccionador
diálogo de la vasta literatura puneña, y muchas veces más, cuando abría las
puertas de su casa de par en par, natural al destellar todo el calor humano de
su ser.
OGAL
Más
abajo de tu playa/ más abajo de tu arena/ de tu limo más abajo/ y más aún de
los peces/ los helechos, las raíces.
En
el origen mismo/ de tu nombre o tu ser/ hay otro lago, tan/ gigante, tan
hermoso/ tan pequeño como tú.
Humilde, íntegro, sincero, de palabra sencilla y
profunda como sus poemas, estos describen y afirman a don Percy Zaga Bustinza
como el literato puneño más importante del siglo XX y XXI, por la facilidad con
la que explica la complejidad metafórica de cada autor y deshilvana verso a
verso un escrito, que desarropa el alma del gran maestro que se esconde en esa
figura que irradia confianza y mucha seguridad para hablar de un tema muy poco
común para para los puneños: “Literatura”.
Tuvimos el privilegio de sentarnos en el calor de su
hogar, para escuchar de sus labios múltiples anécdotas, de su larga trayectoria
de vida, de cada una de sus facetas, de su largo recorrido, de su formación
como maestro, literato, bohemio, músico eterno y encumbrado dirigente político,
último y primer integrante de su ensueño y de su mayor realidad, su pasión inolvidable:
“Juventud Obrera”.
Refrescando su garganta con un sorbo de agua, dibujando
una sonrisa de satisfacción en su rostro, recuerda con orgullo y nostalgia el
día y el lugar de su nacimiento, la casa alquilada del Dr. Uriel Cáceres Olazo,
del jirón Lambayeque, donde vivía su mamá con una tía. Recuerda a su padre, que
era profesor, con el que vivió muy pocos años. Con orgullo afirma ser exalumno
de la escuelita 883, ahora Miguel Grau, y recuerda a la maestra Julia Masías
Arroyo, parte de un tronco cultural, quien le incentivó a él y a muchos a
escribir. En sus ojos se percibe un brillo de satisfacción y recuerda haber
ganado por el Día de la Madre un concurso de poesía que se difundió en Radio La
Voz del Altiplano, que lo motivó a seguir escribiendo a escondidas para
publicarlos en el Diario Los Andes, con otros nombres.
Sin forzar sus recuerdos, habla de los “Chasquis”, grupo
de jóvenes y adultos de ese tiempo, que promovían cultura, que los animaba a él
y a un par de amigos a ser parte de ellos; con ese sueño presentaron a
“Jóspani” sus poemas, para que sean admitidos, pero solo recibían respuestas
vacías, con el pretexto de que eran “propuestos”, aunque eternamente.
Lanzando un suspiro de satisfacción, habla de la llegada
de Gerardo García Rosales, y lo describe como un extraordinario artista,
dibujante, escritor, actor, poeta, bailarín, etc., y recuerda que en el Parque
Pino los tres amigos se negaban a quedarse sin horizonte cultural y deciden
crear un nuevo grupo, y rememora que descubrió a Carlos Oquendo de Amat, a
través de un libro titulado “Floresta de Poesía Peruana”, poemas para jóvenes,
editado por el Ministerio de Educación, en el que publicaban poemas de Enrique
Guzmán y Valle, César Vallejo.
En ella se publicaron dos poemas: “Madre” y “Poema”, y
los rubricaba “Carlos Oquendo de Amat. “Su poesía nos gustó mucho y al leerlo
descubrimos al poeta puneño que hasta ese entonces nadie lo tomaba en cuenta en
el Perú, menos en Puno. Nadie conocía a Carlos Oquendo de Amat, al poeta, el
más culto y más trascendente, nadie lo conocía; yo lo descubrí”, afirma con
cierta satisfacción.
Recuerda que Omar Aramayo les propuso que adopten el
nombre de “Carlos Oquendo de Amat” y recuerda que él propone el nombre
“Promoción Intelectual Carlos Oquendo de Amat”, que es considerado hasta este
momento el segundo movimiento cultural puneño después de Orkopata.
Entre sonrisas recuerda, con nostalgia, que su sueño
juvenil era consagrarse como un gran arquitecto, pero su padre quería que sea
maestro y que por eso decidió estudiar en la Universidad Nacional de Educación
Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, donde se formó como maestro y volvió a Puno
para trabajar en varios lugares de la zona como maestro.
Se confiesa amigo de Horacio Zevallos, y ser parte de la
dirigencia sindical del “SUTE”, por lo que fue subrogado en más de dos
oportunidades, y cuenta que en el lapso de su lucha por su reposición ingresó a
la Universidad San Marcos para estudiar literatura, lo que le mostró el amplio
horizonte de la literatura, que a su vez le ayudó a ordenar y entender el tema.
Recuerda con mucha emoción que fue alumno de grandes
maestros, como Washington Delgado, Antonio Cornejo Polar y otros que le
ampliaron su panorama literario. También recuerda que fue alumno de la
Universidad San Antonio Abad del Cusco, donde estudió periodismo, aunque tuvo
que abandonarlo por razones propias.
Para hablarnos de su producción intelectual, nos deja un
momento y empieza a poner en nuestras manos una colección de textos en los que
advertimos los títulos de “A Mayte”, “Mi País”, “Cantos, “Cinematógrafo de
lienzo y bambú”, “Mi ciego mi gallo y tú”, “Calendario Cívico puneño”,
“Diccionario Regional de la Cultura Puneña”, y “Biografías de ilustres
puneños”, mientras firmaba la dedicatoria a cada uno de los textos, contaba la
anécdota de que hacía algún tiempo había invitado a su biblioteca a un joven
literato, que al retirarse se dio cuenta que le había sustraído valiosos
libros. Pero al margen de ello, hay que destacar que muchos de esos poemas los
leímos en algunas antologías de poesía de circulación nacional, en muchas se
destaca “Pido perdón a los lagartos”.
Antes de terminar este ameno diálogo, no podíamos dejar
de hacerle una pregunta de regla: Si recordaba a alguna persona que lo motivó a
escribir. La respuesta fue contundente. “Me motivó la profesora Julia Masías de
Arroyo, Adolfo Bustinza del Carpio, además de dos o tres personas”, y aprovechó
para declararse fanático casi religioso de Gabriel García Márquez, Juan Rulfo,
que es extraordinario (su “Pedro Páramo” es genial, dijo), además de otros,
como Walt Whitman, sin duda Cervantes (el Quijote es una obra extraordinaria).
“Pero, como todos, sigo en el debate mundial de cuál es la mejor novela: si don
Quijote de la Mancha, de Cervantes, o Cien Años de Soledad, de Gabriel García
Márquez”, apuntó.
Retornando su memoria a nuestra región, habla de las
mujeres literatas a las que la sociedad nunca les dio el lugar que se
merecieron. Por ejemplo, Mercedes Bueno Morales, Milida Castillo, Gloria
Mendoza y, antes a ellas, recuerda a una señora “Catacora” que escribió “Poemas
en Azul”, que merecen ser estudiados.
Con la pedagogía de gran maestro, con la sobriedad de un
experto, empieza a describir y reflexionar sobre los grandes de Puno… Para
Percy Zaga, el más grande sigue siendo Carlos Oquendo de Amat. Cuenta que se
atrevió a estudiar su poesía y la describe. «Su poesía no tiene la música del
modernismo, no tiene el sentimiento del romanticismo de la época, su poesía es
imagen… ‘Madre tu nombre viene lento como las músicas humildes’ no dice nada,
pero es una imagen bellísima, que tu nombre ‘viene lento como las músicas
humildes’, ¿pero en qué está lo poético? ¿Dónde está lo bello?... que, entre
imagen e imagen de su poesía, encuentras lo poético y la belleza; entonces,
para poder captar esta belleza, hay que saber leer la poesía de Carlitos, entre
imágenes; ahí está la grandeza de Carlos Oquendo de Amat.
Churata es un Dios, es uno de los genios americanos en
este momento, está siendo estudiado en varios países de Europa, están
reproduciendo su libro, ‘El Pez de Oro’, su obra que es totalizadora, que nos
sacude la conciencia, es un americanismo profundo y habla de una raza, no solo
de una raza, sino de un conjunto de etnias, y es muy grande ya.
Admiro a Federico More, que hace del lenguaje lo que
hace un panadero de la harina; lo que quiere y demuestra, que a las 12 del día
son las seis de la mañana y no hay forma de contradecirle, porque maneja tan
bien el lenguaje, que los ha hecho llorar a los Miró Quesada del Comercio y
otros. Simplemente, un tipo genial en el manejo del lenguaje.
Solidaridad de amigos en momentos difíciles
Creo que Mariano H. Cornejo es uno de los grandes
pensadores. Su libro ‘Sociología General’ sigue siendo el libro oficial de la
Universidad Autónoma de México y la Universidad Notre Dame de París; sigue
siendo el libro que deben de estudiar sus alumnos.
Pienso que José Antonio Encinas no ha sido estudiado
hasta el momento. Decimos un gran maestro, ¿pero en que está la grandeza de
Encinas?... Encinas se adelantó a Mariátegui en plantear que la educación es
parte del problema social, que el problema educativo rural es el problema de la
tierra. Cuando Villarán, Alejandro Deustua, dominaban el pensamiento
ideológico, filosófico del Perú, que eran los grandes del Siglo XIX,
justificaban que no se eduque al indio y aparece Encinas y les demuestra que sí
se les debe educar, pero de forma diferente. Esos son los personajes
extraordinarios de la literatura de Puno», concluye el maestro.
Percy Zaga Bustinza, teniendo todas las cualidades para
brillar como uno de los literatos más encumbrados en el firmamento literario
del país y fuera de él, es el hombre que no abandonó su tierra natal por la
vanidad, se quedó en ella para hacer de la esquina del barrio, de las bancas de
la Plaza de Armas, de las calles y el calor de su hogar, una verdadera facultad
de literatura, en la que muchos han bebido de su savia de gran maestro. Zaga
Bustinza no es el que vuelve a la tierra revestido de arrogancia y petulancia a
reclamar honores, es el experto que te guía por la senda pedagógica de la
literatura; es el perfecto guía que te conduce por la ruta exacta de la cultura
literaria y el humano que irradia un gran calor humano.
Con todos estos méritos, no dudamos que las nuevas
generaciones de literatos que vienen, en un futuro no muy lejano, creen la
nueva corriente literaria zaguista. ▒▒
LECTURAS INTERESANTES SSOBRE LA COYUNTURA
TUFO DE LA CHOLEDAD
Eloy Jáuregui
Tomado
de LA REPUBLICA, 1JUN21
Un letrero en la marcha de las 4x4 del sábado: “No
al serrano resentido”. Es el argumento en estas elecciones. Una brecha al no
aceptar la “otredad” cultural, socioeconómica y racial. Como hace 500 años
cuando se aseguraba que el indio no tenía alma, por lo tanto había que tratarlo
como animal. Los comentarios luego del debate: “Castillo bruto”, “Castillo no
sabe ni hablar”, “Castillo no está preparado”. Obvio, su rival sí.
Asistimos a otro momento del neocolonialismo. La
ideología de la raza. Aquella fundada en las diferencias fenotípicas entre conquistadores
y conquistados. (Aníbal Quijano: Colonialidad del poder, eurocentrismo y
América Latina). Concepto construido como referencia a supuestas estructuras
biológicas en las relaciones sociales que fundadas en dicha idea produjo
identidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos,
blancos. A más racismo, más dominación.
RACISMO VERGONZOSO |
El deporte nacional es entonces exaltar las diferencias. Los blanquitos contra los cholos, los decentes versus los vulgares, los elegantes contra los huachafos y etc. En el fondo: ricos versus pobres. En economía y en la política. Raza, así, es una categoría mental de la modernidad. La cuestión racial está íntimamente ligada al status, lo que a su vez se basa en la idea de que el dinero blanquea. Y ni siquiera eso. Uno de Gamarra no entra en los salones de la Confiep.
Y ese es el plan del neofujimorismo y la pituquería.
El gamonalismo del siglo XXI “El cholo de mierda”. Juan Fonseca escribió que lo
del sábado, además de parecerse a un motor show, era una suerte de invasión
española al Tahuantinsuyo. Los carros de los conquistadores. Cierto:
“evidenciando lo que siempre ha sido el fujimorismo: una maquinaria criminal
para proteger a los ricos a través de la instrumentalización de los pobres”.
Y no es un retrato del ayer. El racismo opera como
verdad absoluta y se hace dogma político incluso entre las cumbres de la
miseria donde los pobres solo piensan en ser ricos. Así aparece el lumpen que
se engarza al populismo del táper y la limosna. Así, el racismo es trasversal a
la sociedad y crea un tramado de relaciones clasistas, de género, étnicas. Un
andamiaje de poder legitimado en el acto político. Y este domingo la choledad
(descrita por Nugent o Quijano) define el drama que viene y el que prosigue. No
se vota por idea sino por pigmentos de piel y por el olor del bolsillo. Una
lástima. ▒▒
martes, 1 de junio de 2021
ANALIZANDO LA COYUNTURA ELECTORAL PERUANA
SEGUNDA VUELTA:
EL ÚLTIMO DEBATE
Por Jorge Rendón Vásquez
Como fondo, las cámaras mostraron la plaza de armas,
desierta, silente y como si hubiera sido iluminada por los hermanos Vargas. Más
allá, las calles se insinuaban apenas hasta perderse en la oscuridad total
donde dormían los tres volcanes indiferentes al debate que habría de tener
lugar en el salón de actos de la Universidad Nacional de San Agustín.
A la derecha del proscenio fue colocada Keiko Fujimori, a
la izquierda, Pedro Castillo y, en el centro, los dos moderadores.
Se les asignó seis temas que los candidatos trataron en
dos horas y media, incluidos los interludios comerciales.
Podían haber sido veinte temas o sólo uno. Esto parecía no ser de importancia, puesto que no es posible desarrollar en el corto tiempo que se les asignó todo un programa de gobierno. Lo que importaba era el show de los dos candidatos frente a frente ante una audiencia de varios miles de espectadores, los que, en un grado u otro, se interesan por la política. Los demás espectadores habituales de esas horas tenían en sus pantallas otros canales, viendo telenovelas, noticias, películas o deportes.
El debate fue, en realidad, de dos intenciones y dos
estilos.
La candidata de la dinastía fujimorista no pudo ocultar
que no quiere para nada ningún cambio de importancia en nuestro país. Llenó su
tiempo con promesas de obras y donaciones que, a lo más, podrían ingresar en el
rubro de la administración regular de un Estado. Algunas fueron mentirosas,
como la oferta ya formulada en el debate de Chota de distribuir directamente
entre la población de las regiones el 40% del canon minero, para lo que un
presidente carece de la facultad. Se tendría que reformar la Constitución. En
cambio, el hombre del sombrero campesino prometió cambiar muchas cosas en
cuanto conciernan a la tarea de un presidente de la República o dar los pasos
para que cambien por ley o modificando la Constitución para que –dijo– no haya
más pobres en un país rico. Y esto fue contundente; fue el núcleo de su
mensaje.
En la figura y el discurso de los dos contendores se pudo
advertir la confrontación de dos estilos.
La candidata de los rasgos asiáticos tenía la sonrisa impresa
en el rostro, a todas luces estudiada y corregida, tal vez, muchas horas ante
el espejo, que, sin embargo, desapareció súbitamente cuando el maestro de
escuela dijo que la jefa de una banda criminal no podía gobernar nuestro país. Esa
sonrisa concordaba con una vestimenta, sin duda, estudiada por sus asesores de
imagen, y con un discurso fluido refinado en un centro de formación extranjero,
dicho sea de paso, con dinero sustraído al Estado peruano. En cierto momento,
me retrotraje a las novelas de misterio e intriga de comienzos del siglo veinte
en las que el personaje femenimo creado para encarnar el mal y la traición es
una dama asiática toda sonrisas y halagos para encantar a sus víctimas.
En el otro lado se veía a un personaje de sobrio vestir,
de expresión sencilla y espontánea, de origen campesino, nada sofisticado e
interesado en comunicar sus propuestas con persuasión pedagógica. Se podía
pensar en un personaje de Ciro Alegría, José María Arguedas o Manuel Escorza.
Al día siguiente, un colega abogado con quien me
comuniqué le reprochó al hombre del sombrero campesino sus nociones
aparentemente elementales sobre el Estado. No me dijo por qué este hombre
sencillo está ahora compitiendo en la segunda vuelta por la presidencia de la
República. Esta objeción me llevó a preguntarme si todos los candidatos a los
cargos electivos de los poderes Ejecutivo y Legislativo durante la vida de la
República conocían o conocen a fondo la conformación y las funciones del Estado
y, lo más importante, la estructura económica. Me atrevo a decir que no y en
muchos casos, de llegar a esos cargos, salen sin conocerlos con la solvencia de
los profesionales que tratan de cada área. ¿Por qué? Porque la administración
del Estado es una actividad compleja que solo puede estar a cargo de
profesionales especializados en los aspectos de los que ella se compone,
profesionales de cuya formación son responsabales las universidades. En la
cúspide del Estado, los políticos se limitan a dar las directivas generales
sobre la gestión. Es la manera de ser del Estado creado por la revolución
burguesa que tuvo que generar también la burocracia para hacerlo marchar, el civil
service. Si los políticos no actúan el Estado sigue marchando como un avión
dirigido por el piloto automático. En varios países europeos y otros cuando los
parlamentos no pueden nombrar al primer ministro por la imposibilidad de formar
mayorías, el Estado no se paraliza. Tampoco se detiene la economía ni las otras
relaciones sociales. Y la burocracia se muestra tan severa allí que no acepta
la intromisión política en su desenvolvimiento legal ni participar en las
decisiones políticas. Cierta vez en Gran Bretaña, un ministro llamó a un
director general para pedirle consejo sobre cómo proceder en un asunto concerniente
al cargo de ministro. El funcionario le respondió: la política la pone usted,
señor ministro.
Las funciones de los altos cargos políticos de los
poderes Legislativo y Ejecutivo las ejecutan, en realidad, los asesores. Son
ellos los que plantean lo que se debe hacer y no hacer en esos niveles, los que
escriben los discursos de sus jefes, a los que suelen llegar, en primer lugar,
los lobbies y también la corrupción si el político asesorado es sensible a esta
tentación, salvo que el político tome la iniciativa para el cohecho. Si el
político jefe está educado en una moral inconmovible no se dejará manipular y
castigará cualquier asomo de conducta desdorosa por mínima que sea.
La fibra de Pedro Castillo, su formación y actividad de maestro de escuela y su experiencia como dirigente sindical anuncian una moral íntegra, un conocimiento de lo que es preciso hacer en nuestro país para conjugar el desarrollo económico con la erradicación de las desigualdades más aberrantes y la capacidad de decisión para promover los cambios necesarios. El equipo técnico que va convocando es una garantía de un próximo buen gobierno. (“Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar” es un famoso verso de Antonio Machado.)
Al terminar el debate, el maestro se despidió mostrando
las palmas de las manos limpias.
Tengo la impresión de que el debate del domingo y el
comportamiento del maestro de escuela en él, bien analizados, dejaron esta
sensación a quienes lo espectaron y no están turbados por la cólera de que un
hombre del pueblo, sencillo y honesto pueda llegar a la presidencia de la
República.
(31/5/2021)