AGUA: PELIGRO ESPECULATIVO
Escribe: Milcíades Ruiz
Ha llegado la noticia de que el agua se negocia en bolsa
de valores de Wall Street, como sucede con el maíz, café, oro, cobre y otros
commodities, dado que su precio se está elevando y será cada vez más escasa con
el cambio climático. Sin agua no hay agricultura ni alimentos, pero en
California la demanda de agua ha duplicado su precio. Para muchos, la noticia
les resbala por el momento, pero Jaime Llosa en su reciente libro “La Pequeña
Agricultura en el Perú”, nos advierte sobre los peligros en nuestras cuencas y
territorio nacional.
A la bolsa acuden los especuladores a comprar acciones en
las empresas más lucrativas y hacer contratos de abastecimiento de productos a
futuro antes de que suban de precio y así obtener altas ganancias. Pero el agua
no es producto humano, sino un recurso natural de consumo directo que discurre
libremente. Es de todos y de nadie. Entonces, ¿Cómo es que se cotiza en bolsa
como producto con dueño? El capitalismo no tiene escrúpulos, solo ve
rentabilidad sin reparar en el daño social. La inversión privada se está
adueñando de las cuencas hidrográficas.
¿Es que este bien social, queda sujeto a la oferta y demanda
como cualquier mercancía? ¿Por qué hacer contratos a futuro con el agua? ¿Es
que su precio será por lucro especulativo, posición de dominio, monopolio,
acaparamiento y demás vicios del mercado libre? ¿Por qué privatizar el agua?
Porque el estado no cuenta con la eficiencia que solo la tiene la empresa
privada nos dirán los neoliberales. De hecho, ya existen empresas en los países
desarrollados que tienen concesiones de cuencas completas.
¿Se imaginan al valle Cañete, la cuenca del Titicaca o del
Urubamba, entregadas a una empresa concesionaria como se hace con Machu Picchu,
nuestros puertos, aeropuertos y otros negocios a 30, o más años? Peor aún, si
el agua que consumimos se cotiza en bolsa, como producto transable, el futuro
de la población es incierto. ¿Permitiremos eso en nuestro país? Ahora que tanto
se habla de refundar la república, ¿no es esto, un asunto constitucional?
La globalización y el cambio climático nos están obligando a cambiar hasta nuestra moral y no advertimos los peligros, hasta que ya es tarde para reaccionar. Las condiciones de vida en el planeta se vienen deteriorando incesantemente y pese a las advertencias no hay reversión. La ecología planetaria está se está erosionando de manera sistémica afectando el aire, suelo, subsuelo y el agua que es la sustancia de la vida misma.
Los niveles de contaminación van en aumento y ningún rincón
de la tierra está libre de ella, esparcida por la rotación planetaria y los
grandes vientos encontrados. Vivimos dentro de una cápsula planetaria y el
calentamiento global por efecto de gases de efecto invernadero derrite los
glaciales que surten las lagunas de nuestra cordillera donde nacen las fuentes
de agua superficial. La ecología es sistémica y lo que deteriora una de sus
partes, afecta a la totalidad.
Consecuentemente, el deterioro climático trastorna muchos
ciclos de vida terrestre desajustando la vida natural y la fisiología del
sistema de vida humana, en todos los aspectos. La pandemia genocida es solo uno
de los tantos resultados de este desbarajuste planetario, al que le seguirán
otros desastres de mayor magnitud, sino le ponemos freno al deterioro
generalizado.
La pureza del agua es fundamental para la conservación de la
salud y de la vida, pero el aire, la está contaminando desde sus orígenes en la
atmósfera y glaciales. Con agua contaminada se producen los alimentos. Por
ejemplo, el cadmio es un metal pesado que daña riñones, esqueleto y pulmones.
Está en el aire y la lluvia la lleva al suelo y ríos infectando organismos
acuáticos, pero también las plantas lo absorben como el caso del cacao, base de
los chocolates. También se le encuentra en cereales, tubérculos y otros
sembríos.
Pero este, es solo un caso entre muchísimas vías de
contaminación y deterioro ambiental. ¿La escasez de agua, será pronto un grave
problema para el Perú? Esto es lo que nos advierte el experto en cambio
climático, Jaime Llosa Larrabure, en el libro indicado. Transcribo algunos
párrafos:
“El Cambio Climático Global es un fenómeno de orden natural
pero acrecentado, en forma notable, por el hombre. Dicho cambio se expresa en
el aumento progresivo y acelerado de la temperatura media del planeta y en su
pluviometría. Esto tiene consecuencias sociales y económicas de diversa índole
y naturaleza que afectan la vida en sus diferentes expresiones dando lugar a
amplios fenómenos en su mayoría negativos de orden tanto biológico como socio
económico.”
(…)
A. Fenómeno: aumento de la temperatura media
a1. Expresión: Pérdida de glaciares.
Efectos:
-- Pérdida acelerada de las importantes reservas de agua
contenidas en los glaciares, afectándose la provisión de agua en tiempo de
estiaje para los cursos de agua, los manantiales y los humedales (bofedales).
-- Disminución del efecto Albedo (se refiere a la reflexión
de la luz solar).
-- Los ríos costeros de régimen regular, que vierten sus
aguas a la Vertiente del Pacífico, perderán, en el corto plazo, su condición de
tales.
Consecuencias:
-- Reducción de la superficie cubierta por bofedales, lo que
produce en el corto plazo, en época de estiaje, sobrepastoreo de los pastizales
(mayor carga animal, en una menor superficie de pasturas) y en el largo plazo,
que los pecuaristas, en mayor número, miembros de Comunidades Campesinas, deban
reducir sus hatos ganaderos, afectado con ello, sus ingresos, como el contar
con el estiércol para abonar sus cultivos.
- Disminución del volumen de agua en los ríos y manantiales,
afectando su disponibilidad para el consumo humano y animal, así como para los
cultivos irrigados.
- Los valles costeros irrigados con aguas de ríos de régimen
regular se ven obligados a replantear sus cédulas de cultivo, remplazándolos
por aquellos menos exigentes en agua.
- Se afecta el turismo paisajista y el de aventura.
a2. Expresión: Elevación de piso altitudinal de
los cultivos en la Sierra.
a3. Expresión: Se han generado nuevos espacios
para la aparición y/o mayor proliferación de vectores portadores de
enfermedades trasmisibles (insectos), así como de ambientes propicios para la
mayor incidencia de enfermedades fungosas:
También nos advierte sobre la alteración del patrón de
lluvias en periodicidad como en intensidad, heladas y friajes en forma
inopinada, y el incremento de la evaporación, con las siguientes consecuencias:
Ø Según el grado de alteración de las lluvias puede
ocurrir que: (i) se deje de sembrar; (ii) se siembre y se pierde la cosecha; o
bien, (iii) se coseche bastante menos de lo usual. Con ello se verá afectada la
seguridad y suficiencia alimentaria, así como la agrobiodiversidad (ocurrirá
una erosión genética). Según los especialistas, la pequeña producción agrícola
es responsable del 70% de los productos alimenticios que forman parte de la
Canasta Nacional de Consumo Familiar (Cámara de Comercio de Lima, 2017).
Ø Que se incrementen los conflictos por el agua.
Ø Que aumente la migración definitiva.
Ø Que se incrementen los índices de pobreza, de
desnutrición de morbilidad y mortalidad infantil.
Ø Que se incremente notablemente, la erosión de suelos
de los Andes Centrales en su vertiente Oriental. Habiéndose estimado la
apreciable cifra de 1,300 millones de toneladas por año, la
Ø producción sedimentaria de la Cadena Andina (IRD,
2014).
Ø Que haya un aumento de la evaporación del agua en
cursos de agua, lagos y lagunas y suelos, obligando a mayor frecuencia entre
riego y riego.
Prosigue el análisis exhaustivo con la pequeña producción
agropecuaria en las actuales condiciones de desarrollo capitalista, aportando
una serie de propuestas técnicas para una nueva ruralidad. Pero lo mostrado,
nos plantea retos en las nuevas condiciones de vida planetaria, la preservación
de la agricultura para la seguridad alimentaria y la biodiversidad.
El asunto es que, lo que pase con la agricultura nos afecta
directamente a todos, aunque no tengamos consciencia de ello. Si ella pierde
sus bondades, las consecuencias las sufriremos todos. Mucho dependerá de las
decisiones políticas que se adopten y de la lucha de la población por salvarse
de tales amenazas. Si no queremos que nuestra descendencia sea víctima del
despiadado sistema que le pone precio al agua y al aire que respiramos,
tendremos que cerrar ahora mismo, el camino a la fagocitosis capitalista. Dejar
hacer y, dejar pasar, ha sido nuestro error histórico. ¿Hasta cuándo?
Diciembre 12/2020
MULTITUDES EN CALLES Y CARRETERAS:
UNA MIRADA DIALÉCTICA
Por Jorge
Rendón Vásquez
Las multitudes en
las calles de Lima y otras ciudades, que echaron abajo al gobierno de Merino
(Acción Popular y sus iguales), protestaban contra la expulsión del presidente
de la República Martín Vizcarra, perpetrada por parlamentarios que tuvieron el
descaro de hablar en nombre de la moral.
Comenzaron siendo
muy pocos, y, al terminar esa semana de noviembre, eran cientos de miles.
¿Qué motivaba,
realmente, a esos ciudadanos, en su mayor parte jóvenes?
El repudio a la
corrupción que, para ellos, se reflejaba en ese momento en los rostros de los
parlamentarios que votaron por la vacancia de la presidencia, como si hubieran
sido gotas de aguas servidas. Fue el episodio que siguió al referéndum de 2018
modificatorio de la Constitución y a la aprobación de la disolución del
Congreso de la República en 2019, expresada en las encuestas.
Las raíces de
esta indignación surgían del rechazo al modus operandi del
poder empresarial que promovía la corrupción, financiando a los partidos
políticos tradicionales y de aventureros para encaramarlos en los poderes del
Estado. Era, por lo tanto, una expresión de la condena a la burguesía
propietaria de los medios de producción y a la pequeña burguesía agrupada en
esos partidos políticos, repudio cimentado, muy claramente para algunos y
difusamente para otros, en los preceptos de la moral y en la noción de la
democracia como un sistema de gobierno de ciudadanos iguales ante la ley y
organizados como Estado de derecho. En el fondo fue una manifestación de la
lucha de clases.
Dos semanas
después, los trabajadores agrícolas comenzaron a salir a las carreteras,
exigiendo la derogatoria de la ley que les había confiscado una parte de sus
derechos sociales y alargado la jornada de trabajo hasta retrotraerla al siglo
XIX. Eran trabajadores en su mayor parte jóvenes, niños aun cuando se dio esa
ley. Fue una expresión ya más directa de la lucha de clases que abandonaba la
mimetización tras los conceptos políticos de las protestas contra la vacancia.
Para limpiar sus
rostros, los parlamentarios que habían votado por la vacancia, derogaron esa
ley, quedando los trabajadores agrícolas sujetos al régimen laboral común. En
más de veinte años de vigencia de esa ley, los propietarios de los fundos
agrícolas que los habían comprado a los antiguos beneficiarios de la reforma
agraria, se enriquecieron acumulando el valor no pagado por el trabajo de
aquellos obreros y además las reducciones impositivas.
Luego vinieron
las manifestaciones de los colectiveros interprovinciales a los que se les
niega el acceso al mercado del servicio de transporte en beneficio de las
compañías de autobuses y aéreas; se añadió el sordo rumor de los empleados
públicos del inconstitucional régimen CAS y la presencia en los cerros de
campesinos y trabajadores mineros disconformes con el tratamiento que les dan
las empresas mineras. Fue como si las compuertas de la protesta social se
hubieran abierto, dejando correr los huaycos laborales en las vías públicas.
Como la lucha de clases
no es unilateral, el poder empresarial y sus delegados en el Estado
contratacaron disponiendo que la policía disolviera por la fuerza las
manifestaciones urbanas contra la vacancia y luego las de las carreteras, con
el resultado de tres jóvenes abatidos y numerosos heridos. Esta medida fue
complementada con una investigación por el ministerio del Interior, la policía
y la fiscalía para determinar quiénes fueron los promotores de las
manifestaciones y someterlos a la justicia.
Se extendió la represión a los militantes del Movadef para crear la impresión de que este grupo minoritario estaba tras las manifestaciones populares. Correlativamente, por ciertos medios de prensa y el runrún echado a correr se insistió en la idea de que cualquier manifestación de protesta social o política tiene origen “terruco”, epíteto que les viene muy bien como “cuco” para tratar de atemorizar a incautos. No tuvieron ningún reparo en calificar con este epíteto a parlamentarios opuestos a la vacancia que son total y evidentemente ajenos al Movadef. Los artífices de estos infundios no cayeron en la cuenta, para nada, de que con ellos relievaban indebidamente a ese movimiento que, verosímilmente, nada tuvo que ver con las protestas en las calles y carreteras.
Tratando de
salvar de su naufragio lo que fuera, los grupos parlamentarios de los partidos
tradicionales y aventureros comenzaron a aprobar ciertas leyes con las que,
entendieron, daban satisfacción a los trabajadores en las calles, incluyendo
una inconstitucional ley sobre la devolución de aportes al Sistema Nacional de
Pensiones a los trabajadores que no alcanzasen los veinte años de aportación,
sin ningún estudio legal ni matemático actuarial del asunto y sin fijarse que
la situación de estos trabajadores estaba ya considerada en el Decreto Ley
19990 que les atribuía pensiones equivalentes a sus aportes, y que el gobierno
de Fujimori suprimió en 1992.
Ante el embate de
las multitudes y el desprestigio de los grupos políticos tradicionales y
aventureros, el poder empresarial parece haberse replegado a una posición de
espera, observando cuáles grupos políticos en decadencia que lo servían, o los
nuevos, podrían recibir su cooperación económica e influencia y tener alguna
posibilidad en las próximas elecciones.
Por el lado de la
contraparte, dividida en una multitud de grupos sin ideología ni programas, el
panorama es de un pesimismo irredimible.
Como no es
posible que la mayor parte de la ciudadanía alcance una conciencia política más
lúcida e informada, erradicando la alienación a la que se la ha sometido y,
ante la inexistencia de partidos con ideologías de cambio, es posible que
diriman los grupos de aventureros que ya se pavonean como el arma secreta del
poder empresarial.
Por lo tanto, lo
que salga de las elecciones de abril habrá de continuar la presente situación
con un Poder Ejecutivo desprovisto de respaldo político, un Poder Legislativo
conformado por representantes que ignoran la normativa del Estado de Derecho y
las necesidades del país y de las clases sociales explotadas y un Poder
Judicial burocratizado, lerdo y exento de toda responsabilidad por la emisión
de sus decisiones contra la ley.
En el plano
estructural, la economía capitalista seguirá su desarrollo, como ahora, ganando
más con la astenia ideológica y organizativa de las clases trabajadoras.
Manuel Prado, un
astuto político de la oligarquía financiera, dos veces presidente del Perú,
decía: “En el Perú, los problemas no se resuelven nunca o se resuelven solos”,
lo que podría leerse como que la antítesis está todavía lejos de disputarle el
protagonismo a la tesis.
(13/12/2020)
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