LIMA PERU
16 AGOSTO 2019
ENFOQUE SOBRE “TÍA MARÍA”
Escribe: Milcíades
Ruiz
E
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n su artículo “SIN DAR PIE CON BOLA”,
publicado por el diario La República, del 15 de agosto, Diego García Sayán,
tomado por muchos como izquierdista y progresista, lamenta que el proyecto “Tía
María” no vaya, y plantea la creación de un aparato estatal similar al
policiaco para “prevenir y enfrentar –política y socialmente- a sectores
extremistas que se oponen y opondrán a rajatabla a cualquier proyecto minero
importante”.
Esta es la mentalidad de quien ha sido ex ministro
del gobierno de Paniagua y de Toledo, presidente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, gestor de la Carta Democrática Interamericana de la OEA que
hoy se aplica a Venezuela y propuesto por el Perú a la Secretaría General de
ese organismo controlado por EE UU. Tiene muchos galardones otorgados por
diversos gobiernos. Toda una celebridad.
No obstante, advierto en su opinión, el viejo
pretexto republicano de justificar la represión de las luchas populares,
aduciendo que el pueblo es incapaz de rebelarse, si no fuera por los
“infiltrados” comunistas (hoy terroristas). También culpa al gobierno por haber
dejado sola a la Southern en el “proceso de discusión social y del debate
del Estudio de Impacto Ambiental”.
Vaya pues, el ex juez internacional, nos dice que el
gobierno debió parcializarse desde un comienzo con el depredador, por cuanto el
proyecto “Tía María” es de interés público. Nos dice que lo medular en el
“pésimo manejo de este caso” es la “ausencia de políticas e instituciones
públicas de prevención y gestión de la conflictividad social”.
Interpreto que aboga por un espionaje de control a la
población a fin de que el represor tome medidas preventivas y desactive toda
rebeldía haciendo uso de todas las armas que dispone. Por ejemplo, eliminar
cabecillas, aislar a los radicales, comprar consciencias, etc. No como ahora
que según su opinión “Nadie ata pie con bola”. Pero cualquier especie de
“Gestapo” contra el pueblo sería pernicioso, aunque lo diga el gestor de la
Carta Democrática de la OEA.
Estamos en otros tiempos y mientras por un lado se
pugna porque el internet llegue a todo el país, con un gobierno digitalizado,
por otro lado, se tendría que controlar y hackear a la población en red que no
acepte los abusos, persiguiendo a las redes sociales para que no hablen de los
daños de la minería de gran escala, ni del cambio climático, ni de los
corruptos.
Actualmente, los líderes de la población se informan
a través del internet, sobre lo que viene pasando en otros lugares y
naturalmente, las noticias sobre la lucha de los afectados por los relaves
mineros, marchas y paros, llegan a muchos lugares en el instante. Vayan a una
reunión de campesinos y verán a los jóvenes líderes hablar en defensa del medio
ambiente y otros temas de actualidad.
Ya no es como antes, en que los campesinos ignoraban
las noticias. Muchos de ellos ya cuentan con celulares con internet y usan
aplicativos. De modo que, echarle la culpa a los extremistas y terroristas como
causantes de los reclamos sociales no solamente es retrógrado sino fantasioso.
Aunque prohíban el internet, no se podrá impedir la protesta social cuando los
abusos consuetudinarios ya no se ajustan a la época actual.
Pero ¡Que tal raza! Son los entreguistas de nuestros
recursos naturales los que, coludidos con nuestros depredadores, ocasionan el
conflicto social en zonas pacíficas del ande y no, a la inversa. Es la CONFIEP
la que ha presionado al gobierno para que otorgue la licencia al proyecto “Tía
María”. Entonces, ¿No son ellos los culpables del conflicto social? ¿Por qué
tomar las cosas al revés?
Pero el paradigmático ex juez, nos dice: “Para que todo
se maneje de otra manera, hay que tener claras tres cosas”.
“Primero, que la conflictividad social es parte
inevitable del paisaje. No va a extinguirse. En lugar de querer seguir tapando
el sol con un dedo, lo que hay que hacer es prevenirla y procesarla. Así como
hay policías, jueces o autoridades municipales, ya es hora que el Estado cuente
con una institucionalidad seria para esto.
Segundo, la realidad muestra que cuando se actúa con
previsión, proyectos ambiciosos –y hasta “imposibles”- se hacen viables, la
gran mayoría de la población concernida participa y los radicales/rupturistas
acaban aislados.
Tercero: (…) Con una población bien informada y
participante de una política pública adecuada, los radicales se quedarían como
pez fuera del agua y la gente haría respetar sus derechos. Es hora de darle fin
a la política del avestruz”.
Como se podrá apreciar, este enfoque del problema se
inscribe en la línea de la derecha que reclama la imposición a la buena o, a la
mala. Quizá yo esté exagerando en mis apreciaciones sobre este personaje
influyente, pero su opinión me hace pensar que no está del lado del pueblo. Y
si de prevención se trata, es preferible no encontrarlo en la lista de
candidatos de izquierda. Ustedes que dicen.
Agosto, 2019