LA TRAICIÓN DE FRANCISCO
MORALES BERMÚDEZ
(Crónica narrada por un Oficial de Infantería, MANUEL PICHIHUA MEDINA, cuya indignación sigue latente).
RECUERDO
AQUELLA ÉPOCA, COMO SI HUBIESE SIDO AYER, ERA OFICIAL RECIÉN EGRESADO DE LA
EMCH, DORMÍAMOS EQUIPADOS Y CON EL ARMAMENTO LISTO, ESPERANDO LA ORDEN QUE
NUNCA LLEGÓ PARA ATACAR A CHILE, RECUPERAR ARICA Y TARAPACÁ... LA OPORTUNIDAD
PERDIDA POR UNA TRAICIÓN Y UNA HISTORIA QUE MI GENERACIÓN CASI TUVO EL HONOR DE
ESCRIBIRLA PUES PREPARACIÓN, DECISIÓN, VALOR Y CORAJE SOBRABAN...
Hace
43 años un grupo de patriotas, civiles y militares, no aceptamos la felonía de
Morales Bermúdez y escribimos una página de dignidad que ha pretendido ser
olvidada, es un hito importante en las luchas sociales de nuestra nación. Esta
página de recuerdo para la gran cantidad de comprometidos que sacrificaron su
vida, estabilidad y familia, para dejar a nuestros hijos un país con justicia
social.
Los
hechos:
El 6 de agosto de 1975, era el día “D” para recuperar Arica y Tarapacá, los guerreros del Perú de aire, mar y tierra, estábamos “aprestados” desde antes del 18 de febrero de 1975, cuando se reunieron Banzer y Pinochet en “El abrazo de Charaña”, fecha que en un acto desesperado de Chile, Pinochet ofreció la salida soberana por Arica a Bolivia, con el objetivo de impedir el ataque de nuestras tropas.
El 6 de agosto de 1975, era el día “D” para recuperar Arica y Tarapacá, los guerreros del Perú de aire, mar y tierra, estábamos “aprestados” desde antes del 18 de febrero de 1975, cuando se reunieron Banzer y Pinochet en “El abrazo de Charaña”, fecha que en un acto desesperado de Chile, Pinochet ofreció la salida soberana por Arica a Bolivia, con el objetivo de impedir el ataque de nuestras tropas.
Llegó
a conocimiento de los chilenos que de concretar el ofrecimiento de entregar la
salida al mar a Bolivia, nuestros 400 soldados blindados, el ejército de tierra
y 1 200 paracaidistas, con nuestra flota aérea, fuerzas navales y miembros de
la Guardia Civil para el control poblacional, irrumpiríamos hacia Arica y
Tarapacá, en tres columnas, una por la costa y otra por las estribaciones de la
cordillera con dirección a Iquique y un envolvimiento vertical (paracaidistas),
se sabía que en los territorios peruanos en poder de Chile sólo habían 30
blindados antiguos “Sherman”. Pinochet desistió del ofrecimiento, dejando un
sabor de burla a las aspiraciones de Bolivia.
Estados
Unidos (Kissinger) comprendió que la decisión de Velasco para recuperar Arica y
Tarapacá era irreversible, perder la guerra por parte de Chile, representaba la
caída del régimen y la izquierda volvería al poder frente al anarquismo que
genera la derrota. Con ese panorama maquinaron el golpe de Estado para sacar
del poder a Velasco, ubicaron a los felones con el cabecilla Morales Bermúdez.
La felonía fue detectada por el Gral. Gilardi, puso al corriente a Velasco de
la conspiración de generales del entorno, entre ellos Richter Prada, Vargas
Prieto, Fernández Maldonado, Rodríguez Figueroa, Sala Orosco, Bellina, Sánchez
y otros más. No se sabe si Velasco quedó convencido o no, se limitó a llamarles
la atención exigiéndoles lealtad a los conspiradores, desoyendo la
recomendación de Gilardi, Meza Cuadra y de Ibáñez, que lo prudente era pasar al
retiro a la mitad de los conspiradores y al resto quitarles mando de tropa.
Por
esta llamada de atención los plazos para concretar la traición se retrasaron,
no pudieron articular el golpe antes del 6 de agosto de 1975, fecha prevista
para el ataque de nuestras fuerzas. En un acto de audacia, Morales Bermúdez,
solicitó postergar la orden de invasión por 30 días, aduciendo el no haber
completado el sistema de defensa antiaérea. 48 horas antes del ataque (4 ago
75), llegó la contraorden a todas las unidades comprometidas con la invasión,
los paracaidistas que
estábamos en el Cuartel Salaverry de Arequipa, para el
salto del 6 de agosto, nos vimos precisados a desactivar el avituallamiento y
desarmar el equipo aerotransportado, de igual manera el resto de unidades,
desactivaron todo lo previsto hasta nueva orden.
Juan Velasco Alvarado |
La
conspiración de la felonía avanzó, Artemio García había convencido a la mayoría
de mandos en Tacna para sublevarse contra Velasco, colocando como motivo su mal
estado de salud. “La cabecera golpista sería la heroica ciudad”, paradojas del
destino. La seguridad de los golpistas estaba en Chile, si algo salía mal se
refugiarían cruzando la frontera y pedirían protección, se sobreentiende que
darían a conocer a Chile los planes de defensa y ataque de nuestras fuerzas.
Los
golpistas con Morales Bermúdez llegaron a Tacna el 27 de agosto con el
“paraguas” de conmemorar la vuelta al Perú de Tacna, fecha emblemática y de
alto valor patriótico. Algunos coroneles no sabían de la traición, como fue el
caso del coronel Julián Juliá Freire, años después fue Comandante del Ejército;
quien al ser convocado a la reunión de Comando, manifestó que las unidades de
caballería blindada estaban totalmente aprestadas para cruzar la frontera.
Morales Bermúdez le dijo: “la acción militar no es contra Santiago, sino contra
Lima”, la noticia fue demoledora; pero lo que más desmoralizó fue observar que
la mayoría de los mandos estaban de acuerdo con derrocar a Velasco.
Las
burdas explicaciones para postergar el ataque fueron de que “los chilenos
sabían sobre la invasión y no sería una sorpresa, luego fijarían otra fecha en
el tiempo más corto”, pasaron los meses y las postergaciones se sucedieron y se
alargaron los plazos, a los oficiales que habíamos demostrado mayor vehemencia
en el ataque fuimos cambiados de colocación a oficinas del Cuartel General.
Fue esta, una de las tantas traiciones y oportunidades perdidas de darle grandeza a nuestra Heredad Nacional, justo cuando teníamos un Objetivo Nacional: "Recuperar nuestra amada Arica y Tarapacá".
Fue esta, una de las tantas traiciones y oportunidades perdidas de darle grandeza a nuestra Heredad Nacional, justo cuando teníamos un Objetivo Nacional: "Recuperar nuestra amada Arica y Tarapacá".
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*¡Difúndelo!, que los jóvenes conozcan
la verdadera historia de este general miserable cobarde, que traicionó a la
bicolor y con ella evitó la reincorporación al seno patrio de Arica y Tarapacá.
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