LECTURAS
INTERESANTES Nº 826
LIMA PERU
18 MAYO 2018
ERA EL MEJOR
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT
EN SUS TRECE” N° 397, p. 12
N
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o nos han quitado sólo al mejor jugador. Nos han
dejado sin una usina de brío y carácter. Nos han arrebatado a un capitán, un
líder natural, un organizador de rebeldías, el hombre que se ponía el equipo
al hombro y trepaba la ladera. Si quisiera ser cruel, diría que nos han dejado
sin el más insólito de los jugadores peruanos.
En efecto, donde la mayoría ponía la cansina
resignación, la viudez de la voluntad, la vocación por el empate, la babita en
vez de las mandíbulas apretadas, Guerrero ponía el temperamento. Cuando otros
empezaban a mirar al vacío y a poner cara de derrota, ojos de Arica, lágrimas
de Pisagua, perfil de Tiwinza, venía Guerrero y nos hacía recordar que esta es
también tierra de corajudos y tenaces. Donde Pizarro, el conquistador de bolsas
propias, ponía el narcisismo, Guerrero se integraba a la maquinaria y exponía
las piernas sin pensar en contratos ni esponsores ni futuros negocios.
La mayor expresión de ese Guerrero decisivo fue esa
carrera larga en la que, perseguido por Godín -experto en derribos disimulados
y neutralizaciones matreras-, llegó hasta el arco uruguayo y definió por el
palo del arquero. Esa larga marcha había empezado con una pelota acunada en el
pecho y bajada en movimiento. Ese era el Guerrero que incendiaba al equipo, que
lo podía convertir, con el ejemplo, en enjambre, en ganas, en confianza.
Guerrero era la singularidad de un equipo discreto que había, sin embargo,
gracias a Gareca, encontrado un tono coral que lo hizo ganar en Quito o
empatar en Buenos Aires.
El mejor homenaje que podemos rendirle a Guerrero
es sobreponernos a la adversidad. Necesitamos un alquimista que prorratee el
temple de Guerrero entre los jugadores convocados, un repartidor de hostias
paganas, un psicólogo que haga control de daños y que explique que es en las
tempestades cuando se ven a los marineros de verdad.
El tributo que Guerrero se merece es el de la
dignidad. No más llantitos, por favor. No más jeremiqueadas. No más
apelaciones imaginarias. No más cuentos de abogados idiotas. Si nos dejaron
sin el héroe de las definiciones tendremos que afinar los automatismos y ser
una orquesta sin Paganini. Tendremos imperativamente que cambiar de
repertorio.
Sin aquel violinista, sin aquel solista desterrado,
tendremos que coser un equipo corto y bravo que deje la piel en cada uno de
los 90 minutos de juego.
Para eso está Gareca: para que las medianías crean
en sí mismas, para que los maltrajeados sientan que Armani los asiste, para que
los suplentones de sus equipos quieran vengarse de tanta postergación y tanto
olvido. Hay que hacerlos rabiar. Hay que convencerlos de que la vida no te da
segundas chances, que el fútbol no es sólo un juego sino un reemplazo de los
duelos de honor, que el arco de uno es un reducto y el del otro es el botín,
la presa, la recompensa por tantos años de sudar la gota gorda.
No más llantos. A trabajar como hormigas y a pelear
como leones. A ver si así podemos reírnos de la FIFA, la WADA y los hijos de la
guayaba que nos quisieron decapitar. ▒
Magali los prefiere rubios |
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