CONFUSIÓN
E INCERTIDUMBRE
Existe
confusión e incertidumbre en el proceso electoral que tienen distinta
procedencia.
Una
primera fuente es la frondosa
normatividad partidaria y electoral hecha para aplicar rigurosamente a los
partidos cuando estos prácticamente no existen. Llamar partidos a los pequeños
caudillos con franquicia electoral es un abuso del lenguaje. Algunas normas
electorales han sido dadas en pleno proceso electoral y han generado más
confusión. ¿Se aplican o no esas normas a este proceso electoral o son para el
siguiente? Si son para el siguiente, ¿por qué darlas ahora? Si son para el
actual proceso, ¿por qué cambiar las reglas de juego cuando ya comenzó el
partido?
Una
segunda fuente es la actuación de
los organismos electorales que, sometidos a una fuerte presión política y
mediática, se mueven confusamente entre dictámenes que declaran inadmisibles o
improcedentes a las decisiones de los actores políticos. Sospecho que sus
dictámenes no son uniformes frente a casos parecidos.
Una
tercera fuente es la excesiva fragmentación
partidaria que genera caos en la administración electoral, llena de siglas al
país, pero produce un vacío de ideas y propuestas sólidas. Además, hace difícil
la elección del ciudadano.
Una
cuarta fuente es el enorme poder de
los medios concentrados empeñados en imponer y mantener a determinados
candidatos del establishment y en bloquear a los del antiestablishment
económico o político. Ellos despliegan sus propias campañas y contracampañas
cuya efectividad miden las encuestas que contratan. Hasta ahora su éxito es muy
pobre. Casi todos los candidatos del establishment están cayendo y no han
podido contener la emergencia, en algunos casos vigorosa, de los pitufos
(Guzmán, Verónika y Barnechea). Su éxito se reduce a la demolición de Acuña y
al mantenimiento de Keiko como favorita.
En
quinto lugar, las encuestas inciden
no solo en el estado de ánimo de los candidatos sino también en los organismos
electorales. Cuando las encuestas los favorecen, no se quejan. Cuando muestran
su caída, sostienen que las encuestas son manipuladas. El nivel de apoyo
electoral de los candidatos incide probablemente en las decisiones de los
organismos electorales. Es menos riesgoso sacar del juego a un candidato que
araña el subsuelo que echarse abajo un candidato que sube
aceleradamente en las
encuestas. ¿Manipulan o no las encuestadoras? Las vinculadas a partidos,
manipulan, pero las serias no arriesgan su prestigio ni su dinero.
Dinosaurios |
Los
candidatos que caen y ven difícil remontar y los pitufos que no pueden despegar
son la sexta fuente de confusión e
incertidumbre. Dramatizan demasiado, pierden el sentido del ridículo, se
encadenan a las rejas de Palacio de gobierno, presentan quejas, apelan las
decisiones de los organismos electorales, buscan culpar a estos y al gobierno
de su inminente fracaso. Es probable que, in pectore, quieran que el proceso
electoral naufrague.
Llama
la atención que los ciudadanos, pese a su volatilidad y en medio de la
incertidumbre, sean los que ponen orden superando la fragmentación y
concentrando sus votos en candidatos viables. Ellos no son solo votos
(Schumpeter), ni solo electores (Weber) sino también ciudadanos plenos y muchos
de ellos contestatarios.
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