domingo, 22 de mayo de 2011
POBREZA Y MINERIA EN PUNO
Escribe: Juan José Vera Del Carpio
20/05/2011
Sigue en pie la pregunta ¿cuáles son los principales problemas de la región Puno?. La respuesta siempre ha estado intencionada por la ideología o la especialidad profesional de los preguntados. Personalmente, tomando como insumos esas valiosas opiniones concluyo que no habrá mejor horizonte para el millón doscientos mil puneños, sino se resuelven los flagelos de:
1. La pobreza; 2. Falta de empleo; 3. La limitada producción de alimentos; y, 4. La superación de los pasivos medioambientales.
Por lo mismo, creo que todo lo que se haga en la región y que no apunte con eficiencia a superar estas limitaciones, las penurias de cientos de miles de puneños, especialmente campesinos continuará lastimosa e inexorablemente. Los temas son interdependientes, sin embargo hay que establecer una prelación. En tal sentido, lo primero que debemos resolver es tema de la pobreza.
En esta línea de argumentación preguntemos ¿es posible que Puno deje de ser pobre? Yo sostengo que sí. Que Puno tiene el suficiente potencial de riquezas humanas, sociales y naturales que largamente pueden permitir que, sobre todo el campesinado, salga del estado de postración en que se encuentra.
También considero que las principales causas de la pobreza se encuentran en:
a. La inhumana explotación sufrida en las últimas centurias por el campesinado de origen quechua aymara en el altiplano y de otras etnias menores en el espacio de trópico húmedo de Sandia y Carabaya.
b. Por la depredación del espacio andino de la altipampa, cuyo bosque fue arrasado, ocasionando el endurecimiento del clima y la sustitución de su fauna nativa de camélidos sudamericanos.
c. Por la deficiente administración de los recursos de que dispone Puno, por parte de sus élites dirigentes. Destaco la responsabilidad, sin excepciones, a quienes en los últimos 50 años han sido autoridades regionales, en especial a los que han hecho prevalecer sus apetitos e intereses políticos, ideológicos, partidarios o de grupo, por encima del interés general, sea desde el puesto político, la conducción administrativa, la cátedra universitaria, el liderazgo gremial o barrial y a quienes hablando “a nombre del pueblo” han planteado escenarios que han acelerado el empobrecimiento de la población regional.
Para empezar a desenredar la maraña de tragedias que nos llevan al punto en que nos encontramos sugiero abordar y superar el primer punto. Es decir atender
la superación de la pobreza pero no con el afán de hacer diagnósticos o encontrar culpables y abundar en disquisiciones socio económicas, ideológicas o políticas, sino con el sano afán de encontrar soluciones.
Empecemos señalando que la situación de pobreza incluye:
a. Limitaciones en el nivel educativo, que impide que las personas se incorporen más fácilmente a la modernidad y productividad. Sin embargo, paralelamente, hay un bagaje cultural autóctono, vital, que devienen del ancestral acervo quechua aymara.
b. Deteriorada salud del 70% de la población que estadísticamente ha sido identificada como pobre, generalmente a consecuencia de ausencia de medidas preventivas y un pésimo sistema asistencial.
c. Problemas nutricionales, en especial en la primera infancia y adolescencia
d. Descapitalización, a consecuencia de la fuga histórica del ahorro regional hacia ciudades de la costa o Lima. Asimismo baja productividad de las actividades agropecuarias y productivas, con excepción de algunas explotaciones mineras, de transporte e hidroeléctricas.
e. Problemas de gobernabilidad social y política, que impiden una articulación de soluciones.
En una primera etapa, la atención de los tres primeros puntos deben ser afrontados por transferencias del gobierno central, considerando que la economía fiscal de la región no da para atender la demanda de un sistema de educación, salud y nutrición renovado. Tan es así que a la fecha, de cada sol que el Estado gasta en Puno (sin considerar Poder Judicial, Fuerzas Armadas y Universidad) sólo se financia con impuestos poco menos de 30 centavos. Es decir el resto del país subsidia el gasto público de Puno en un 70%.
La educación, salud y nutrición es el espacio social más urgente. Pero eso no soluciona la pobreza, apenas mejora la calidad de vida de los pobres y prepara las condiciones para salir de su estado de postración.
La producción, es decir la creación de riqueza es lo que realmente soluciona la pobreza. Ahora bien, nosotros contamos con recursos humanos y naturales para trabajar. Lo que no tenemos es capital y tecnología y este factor nadie lo va a dar gratis.
Por lo tanto el asunto está en cómo negociar el ingreso de capitales. La ausencia de imaginación para establecer las condiciones regionales de negociación no debe llevarnos a decir que no se va explotar tal o cual recurso (energía, minas, turismo, pesca, etc), salvo que sea una estrategia momentánea, mientras se diseña un esquema o estrategia de negociación.
Este es el caso de la minería y también del proyecto hidroenergético del Inambari. Creo que no le conviene a Puno decir permanentemente no a las inversiones. Obviamente tampoco estoy de acuerdo a implementar los proyectos tal cómo se quieren hacer. De ninguna manera. En todo caso planteo resumidamente mi propuesta.
a. El nivel central del Estado y los inversionistas deben considerar que tan importante como la inversión productiva es la inversión regional y social. Por lo tanto el financiamiento inicial de los proyectos debe incluir la capitalización de un conjunto de proyectos que avancen en la generación de producción regional, incremente la productividad y mejoren las condiciones de vida regionales. Es decir la región debe beneficiarse y capitalizarse desde un inicio y no esperar el canon que se calcula a partir de la renta generada.
b. Por ejemplo, toda nueva inversión minera e hidroenergética que se haga en Puno, debe incluir, en su inversión inicial, recursos para capitalizar un “Fondo de Inversión Regional”, mediante el cual se debe dar vialidad a los siguientes proyectos:
* No menos de 150 mil hectáreas de pasto cultivado e infraestructura para el manejo integrado de cuencas
* Importación de otras regiones o países de animales para potenciar la ganadería a partir de esos pastos.
* Creación, en esas nuevas pasturas, de empresas rentables, de propiedad de campesinos y cuyo modelo organizativo y de administración debe ser escogido por ellos mismos.
* Proyectos tecnológicos agropecuarios en el área que circunda el Lago Titicaca.
* Programas de potenciación de los cultivos de Café, Cacao y cítricos.
* Reordenamiento de la minería informal y contaminante.
* Programa vial (carreteras, puertos ribereños, etc)
* Otros proyectos productivos rentables (turismo, pesca, etc)
Considero que un monto de no menor a mil 500 millones de dólares será necesario para acometer estos proyectos (ver mi libro “Puno entre la pobreza y el desarrollo”)
¿Cómo se pagarán estos mil millones de dólares, que ingresarían juntamente con el inicio de la inversión productiva de esos proyectos?. Esta deuda será responsabilidad del gobierno central, que se haría cargo del canon, a fin de pagar con ello la deuda. Ese será su problema.
Bueno, podríamos seguir con el tema. La extensión no me lo permite. Sólo intento provocar una discusión. Quien tenga una solución mejor que la diga, pero no se puede seguir con la política de decir No a todo lo que sea producción e inversión, pues esa opción no crea riqueza, sino genera más pobreza. Bien, si se me permite, más adelante abordaré los otros temas.
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