ALCANCES SOBRE LA EVOLUCIÒN DEL CASCO URBANO DE LA
CIUDAD DE PUNO
Tomado de la revista BRISAS,
octubre 1022
na extensa pampa que dividía
la naciente ciudad de Puno y el lago Titicaca, fue hasta los años 1940
aproximadamente, un lugar “multi usos*, conocida como “pampa Zúñiga” de
propiedad de la familia que lleva su nombre, lugar para pastar ganado, canchita
de fulbito o para hacer volar cometas.
Increíblemente era usada también
como aeródromo. En efecto, los
precursores de la aviación regional fueron un italiano de apellido Ghillardi
y el peruano Velasco Astete (cuyo nombre lleva el aeropuerto cusqueño)
quienes usaron la pampa en varios de sus vuelos uniendo Puno, Cusco y Arequipa.
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El Piquete |
En aquellos tiempos en que la ciudad de Puno
terminaba en la actual calle Tacna, la pampa Zúñiga’ era conocida también como
el “cenizal” por ser una especie de relleno sanitario donde se quemaba la
basura y heces de sus escasos 15,000 habitantes, recogida previamente por un
camioncito desvencijado conducido por un señor de apellido Catacora.
En esas épocas, luego de abrirse el enorme canchón
de propiedad de la empresa de ferrocarriles del Estado (actualmente la calle
‘Cahuide’), el ‘cenizal’ fue trasladado a la otra pampa donde actualmente funciona
el Hospital Manuel Nuñez Butrón y la esquina de Telefónica del Perú (calle
Arequipa con Federico More). [Llamada ‘El Piquete’. NdeR]
El canchón de la calle Cahuide empezó a ser
lotizado y entregado en parte de pago a sus trabajadores. En el sitio también
se construyó el colegio La Merced.
En aquellos años, los “mistis” (gente de tez blanca)
vivían en el centro de la ciudad y los indígenas, en la periferia.
Los límites de la ciudad estaban marcadamente
establecidos por el oeste la calle ‘llave’, por el este la calle ‘Tacna’, al
sur la actual calle ‘Federico More’ y prolongaciones y por el norte la actual
calle ‘Pardo’ donde se encuentra la Villa Militar que inicialmente fue el
Cuartel del Ejército, Batallón de Infantería Nº 15.
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La "Pampa Zúñiga" |
El Hijo Prodigo
Ya para entonces muchos puneños ilustres emigraron a
otros lares y ciudades más grandes y con mayores comodidades, sin regresar
jamás; otros en cambio, motivados por la vida tan dura y en cierta forma
atrasada de sus paisanos, emigraron con la promesa de retornar con alguna
novedad, uno de ellos el lampeño Enrique Torres Belón, un cincuentón que ya
había trajinado su figura en el campo político siendo Diputado 2 veces (años
1921 y 1929) y vicepresidente de su Cámara y notable propulsor de leyes de
trascendencia nacional entre ellos, autor del Código de Minería.
A Torres Belón se le atribuye la autoría de la ley
para la construcción de un estadio que años más tarde llevaría su nombre.
Se trata del Estadio Monumental construido a base
de una piedra gris porosa de fácil tallado, traída de la paradisíaca Isla de
Amantani, a 50 kilómetros lago adentro, de unas canteras en lo alto del
Pachatata, templo de adoración a los Apus del Altiplano, antes de que siquiera
algún mortal de pelo rubio se atreviese a surcar el lago y convertirla en lo
que ahora se le conoce como “turística”.
En aquellos años casi toda la escasa población puneña
se volcaba a espectar los partidos de fútbol a falta de otras formas de entretenimiento.
Veían el “fútbol macho” con “machuchos” (chimpunes con toperoles ajustados con
tornillos a la suela de cuero de vaca). Las roturas de huesos en estos
encuentros eran tan comunes como un estornudo.
Otro medio de entretenimiento era la Plaza de Toros
que hasta los años 70 funcionaba a cargo de la familia Garnica, en la
intersección de las actuales avenidas 'Simón Bolívar’ y ‘Titicaca’.
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1918 |
No se precisa cómo fue el traslado de los bloques de
piedra. ¿Acaso al estilo egipcio? Sin embargo, existe la presunción de que se
haya hecho en los barcos ‘Yapura’ y ‘Yavari’ (este último con un final de
triste recordación al ser "canibalizado” y vendido al peso, como chatarra,
a una fundición de Arequipa) que acoderaban en el puerto de Puno, a 400 metros
del Estadio, atravesando la pampa que en la actualidad se encuentra totalmente
urbanizada.
El último intento de la naturaleza para recuperar
el terreno del Titicaca se registró en el año 1985, cuando su nivel se elevó
en 2 metros (y luego de una prolongada sequía) llegando a cubrir la carretera
hacia la Isla Esteves y toda la zona urbana hasta la actual avenida ‘Simón
Bolívar’.
Con prolífica labor parlamentaria, Torres Belón
postuló en 1956 a Senador y, por supuesto, ganó.
Años antes, en 1953 apenas 6 grupos pequeños de danzarines
conformados por obreros, panaderos y carniceros de ascendencia indígena,
practicaban danzas con ropajes coloridos venerando a la imagen de la Virgen de
la Candelaria.
Como el racismo ya estaba enraizado, las autoridades
“mistis” prohibieron que las danzas salieran del límite del 'Parque Pino’.
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Estadio Torres Belon |
Poco a poco la música iba conquistando curiosos y
adeptos de los Sicuris de Mañazo, que tuvieron una primera escisión en
Orkapata y cuya historia merece otro recuento; lo cierto es que el primer
concurso de danzas fue elegido para la gala de la inauguración oficial del
Estadio Monumental de propiedad del Estado Peruano.
Enrique Torres Belón ilustre puneño, patricio,
fallece un 10 de octubre de 1969 a los 82 años en Lima, lejos de su Lampa y
Puno queridos por quienes dio toda su vida.
A falta de descendencia con la norteamericana Esther
Phillips, hoy tiene miles de hijos que evocan su labor y tan urgida presencia.
Fue impulsor de la creación del Taller de Tejidos de
Lampa y el Criadero de Chinchillas; gracias a su gestión se logró la reapertura
de la Universidad Nacional Técnica del Altiplano.
Al borde del oprobio.- Su obra monumental, el Estadio que lleva su nombre,
aparte de la donación de su biblioteca personal de muchísimos ejemplares y la
gestión de la creación del Hospital ‘Manuel Núñez Butrón’, hoy yace maltratada,
convertida en mercadillo cuando no vilipendiada entre la avaricia de un gremio
autoproclamado propietario del folclore y la danza, y de las taquillas de
eventos deportivos, coronado por la desidia de autoridades genuflexas que odian
el patrimonio histórico y monumental de su tierra.
Sin embargo, como el sentido común y perseverancia
son los bienes más escasos en Puno o acaso a los que primero ataca el soroche o
las heladas, las autoridades locales estarían dando sus brazos a torcer
permitiendo que la informalidad retome ilegal e ilegítimamente las áreas
invadidas.
El estadio monumental es una muestra de la larga
lista del inventario erosionado por la naturaleza y la insensibilidad de la
burocracia, y forman parte de esta lista el puente de Lampa, y muchas iglesias
y monumentos históricos y emblemáticos que merecen un largo relato. <>