viernes, 5 de julio de 2024

HILDEBRANDT INCIDE EN ASUNTOS DE POLITICA COYUNTURAL

 ¿DEJAREMOS 

LA CORTE INTERAMERICANA?

César Hildebrandt

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 693, 5JUL24

E

l gobierno fingido de Dina Boluarte está pen­sando en retirarse de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

No lo dice este columnista. Lo dice gente que ocupa puestos gubernamentales y que está preocupada por la deriva de los últimos acontecimientos.

La trama, según esta fuente, es más complicada y siniestra. De lo que se trata es de apostar a fondo por el fu­jimorismo y de auxiliarlo en todo lo que se pueda.

Si eso requiere una ley que prescriba los delitos de lesa humanidad, como la que acaba de aprobar en segunda votación la Comisión Permanente del Congreso, pues ahí está la mesa servida.

Mechain en Peru21
-Boluarte cree que sólo el fujimorismo puede li­brarla de la cárcel y hará o mandará hacer todo lo que pueda fortalecer a Keiko Fujimori-dice la fuente.

La señora que va a Pa­lacio ha sido convencida de que la presencia de Al­berto Fujimori romperá el hechizo que maldijo a su heredera y que, ahora sí, Fuerza Popular llegará al po­der. Y que con ese gobierno de apologistas del crimen, los suyos (sus crímenes) se encubrirán y pasarán al limbo de la impunidad.

-No sabemos si hay un pacto formal, pero todo indica que sí. Que ha habido conversaciones y que la meta es muy clara: lograr que Keiko Fujimori, con su padre en la plancha o a la cabeza del senado, obtenga lo que hasta ahora no pudo lograr- añade nuestra fuente.

Ahora resulta explicable casi todo. Ahora las piezas se ordenan y la figura aparece: un gobierno fantasmal que ha permitido la dictadura parlamentaria porque de lo que se trata, precisamente, es de armar un escenario donde la fuerzo hegemónica del Congreso tome la posta en 2026.

Boluarte confía en una tersa continuidad que le permita eludir la prisión.

Los ensayos se han venido haciendo y la obra está vir­tualmente terminada.

Por eso hay un Tribunal Constitucional aparente, una Defensoría bajo doma, una Contraloría adicta y un gobierno formal dispuesto siempre a la humillación.

Y por eso están los planes contra la Junta Nacional de Jus­ticia, el Jurado Nacional de Elecciones, la ONPE, el RENIEC.

De lo que se trata es de no dejar pieza suelta con miras al 2026. La derecha regresa a la cueva del fujimorismo a detener el tiempo y pintar bisontes. La señora que va a Palacio coin­cide penalmente con esta perspectiva. El Perú es un rehén en esta conspiración de los peores. Para difundir la campaña están los medios reunidos en torno a la idea de que el país debe seguir siendo la pampa bonita donde los cuatreros dictan la ley y las ovejas votan. Para eso está Willax, el canal de un protodelincuente que se sirve de sicarios de la comunicación. Willax y el resto.

Momento cumbre de estos planes será retirar al país del ámbito de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Eso nos pondría a la altura de Venezuela, empeño en el que el régimen viene trabajando asiduamente desde hace más de año y medio.

Todavía hay asuntos pendientes y piedras en el camino, pero la gentuza del gobierno apócrifo ya está en ello. De allí las amenazas a las ONG, el proyecto para elevar las penas en los “delitos de prensa”, la ley que excluye a los partidos políticos de la posibi­lidad procesal de ser considerados como organización crimi­nal, la propuesta fujicerronista (aprobada en primera votación) que debilita abiertamente el combate contra el crimen en banda. Para no hablar de la ley que premia la tala ilegal condo­nando el crimen eco­lógico como hecho consumado, la que mutila la figura de la colaboración eficaz o la que favorece abier­tamente la minería ilegal ampliando otra vez el plazo de su inscripción y pa­ralizando, por tanto, su persecución.

A lo que se suma lo de ayer: la Comisión Permanente del Congreso del hampa, convertida en Asamblea Consti­tuyente hechiza, decide que los delitos de lesa humanidad perpetrados antes del 2002 han prescrito.

Esto es un golpe de Estado en manada. Este es un país en coma. Es como si nos hubiésemos enamorado de la in­decencia.

La podredumbre del fujimorismo es el Chanel Número 5 de la señora que va a Palacio tarrajeada y tintineante.

Macera tenía razón. <>

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