ARTICULO 46
César Hildebrandt
Tomado de
HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 690 14JUN24
C |
reí que todo estaba
perdido, pero no. En el túnel en el que languidecemos ha aparecido, otra vez, una
luz.
Empieza a entrar en
vigencia el artículo 46 de la Constitución, ese que nos libera de obedecer a un
gobierno usurpador.
Es la Fiscalía la que se
suma a la hasta hoy discreta trinchera de resistencia frente al hampa
legisladora acovachada en el Congreso.
Resulta que la Junta de
Fiscales Supremos, los presidentes de las Juntas de Fiscales Superiores y los
presidentes de las Juntas de Fiscales Provinciales del Perú, en representación
de todos los miembros del Ministerio Público, han salido a decir, en un comunicado,
que algunas de las últimas medidas tomadas por el Congreso golpista
“colisionan contra el orden constitucional, los valores y principios
democráticos que sustentan la existencia y las funciones asignadas al
Ministerio Público...”.
Así de claro.
Chillico |
No sólo eso. La Junta de
Fiscales Supremos, en otro valeroso gesto de legítima insumisión, afirma que la
ley que intenta la prescripción de los delitos de lesa humanidad es
abiertamente inconstitucional e “inviable jurídicamente”. Y señala que su
aplicación significaría el injusto archivamiento de unos 600 procesos en curso,
incluidos los de Chuschi, Huanta, Accomarca, Putis o Cantuta-Pativilca.
El 2 de junio el Fiscal
de la Nación ya había sostenido que el pandillero dictamen aprobado en tomo al
crimen organizado “afectaría la eficacia de los allanamientos y lesionaría las
facultades de la Fiscalía para perseguir el delito”.
Mientras tanto, la
expresidenta del Tribunal Constitucional Marianella Ledesma afirma que “la población
tiene el derecho a la insurgencia” como rechazo a la pretensión de secuestrar los
sistemas judicial y electoral.
Y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se preocupa y vigila.
Y la relatora de Naciones Unidas observa desconfiada la situación del
Perú capturado por los partidos-maras.
El hampa congresal está preocupada. Por eso ha salido a rechazar el
comunicado de los fiscales unidos.
Lo que más le duele son los puntos tres, cuatro y cinco del trascendental
pronunciamiento:
“3.- EXIGIR a los
integrantes del Congreso de la República el respeto irrestricto de la
Constitución Política del Perú, la separación de poderes y la institucionalidad
democrática del país.
4.- CONVOCAR a la ciudadanía y a todas las instituciones democráticas a
sumarse a la defensa de la democracia y el Estado de Derecho, que se pretende
socavar, de aprobarse los Proyectos de Ley.
5.- EXHORTAR al
Poder Ejecutivo a cumplir su función de control de legalidad y de
constitucionalidad de los proyectos que se envíen para su promulgación.
¡Apuntaron a la madre
del cordero!
Porque aquí el problema
es que el Congreso de los delincuentes puede gobernar porque así lo ha
decidido la protodelincuente que tenemos en Palacio. Ni siquiera lo ha
decidido: se lo impuso la alianza de la derecha pútrida, encabezada por el
fujimorismo, la izquierda nicaragüense de los Cerrón y sus judas andinos y las
patotas de César Acuña, los nosequienes de Somos Perú, las Pompadour de Avanza
País y los Cochrane de lo que fue Renovación Popular.
El constitucionalista
Ornar Cairo también cita, como posible salida democrática, el artículo 46 de
la Constitución. ¡No estamos solos!
La señora Boluarte está
nerviosa.
Ahora ve que no es así y
que los primeros asomos de rebeldía constitucional acaban de brotar.
Los peruanos, empezando
por los fiscales, han decidido actuar y sublevarse.
Es lo que cabe frente a
un régimen que encama el crimen en sus múltiples facetas.
No hay nada político que
discutir con las organizaciones que han copado el Congreso. No son partidos los
que están allí al frente de las comisiones claves y tomando decisiones en las
juntas de portavoces. Son siglas que nada significan, franquicias que pueblan,
mayoritariamente, forajidos salidos de las ruinas de la partidocracia.
No hay debate racional
posible con quienes han dado un golpe de Estado congresal para lograr que el
crimen cunda, la informalidad se normalice y la impunidad se extienda, cual
máquina del tiempo, retroactivamente.
Y no puede haber
consideración democrática alguna con una señora que va a Palacio a fingir que
gobierna. Estamos frente a un gobierno ilegal, socialmente repudiado y
probadamente vinculado a sórdidos intereses. Un régimen al que se treparon,
para coparlo, los derrotados en las últimas elecciones.
Los fiscales nos han
dado el ejemplo. <>
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