ALASITA,
EN LA FERIA DEL
RECUERDO
Escribe: Adolfo
Huirse Cayro
Tomado de revista AL DIA, Puno 3 de mayo 2024
N |
o fue el anhelo o el deseo oculto
de prosperidad y abundancia, como se tipifica a esta popular y singular feria
de las miniaturas que tiene lugar en Puno, en paralelo a la Fiesta de la Cruz de
Mayo.
Chiquillos como éramos, la
‘prosperidad’ no tenía ningún significado para nosotros.
Nos encandilaba sí, esa visión
polícroma de casas de uno, dos y varios pisos, ajenas a nuestra realidad
lacustre, y de infinidad de elementos caseros como cocinas primus, cajitas minúsculas de fósforos Llama, cajetillas ínfimas de
cigarros Inca o Indígena, cocinillas de barro cocido con tres ‘hornillas’ y sus
respectivas ollitas junto su mini p’ukuna, camas como para los 7 enanitos del
cuento de Blanca Nieves además de su menaje de casa en perfecta miniatura.
No faltaban los q’epis pletóricos
de papas, ocas, izaños o las reclamadas mini cargas de coca, ni qué decir de
algunos billetes minúsculos de los que circulaban entonces.
No habría que olvidar las rumas de
la ‘passanccalla’ (ahora conocida como ‘palomitas de maíz’) y ¡el maná! con sus
blancas y azucaradas redondeces invitando al goce del paladar. En fin.
Era un soñado mundo de colores que
más tarde se convertiría en industria.
Veinte años después de haber
salido de Puno, un retorno a la ciudad de nuestro ensueño, justo en la fiesta
de Cruz al filo de los años 80, nos regaló la parafernalia que hoy es la Feria
de las Miniaturas, la vieja y querida ‘Alasitas’, con ‘s’ final de nuestro
español plural.
La Feria de los Deseos o los
Anhelos, ahora dispersa ordenadamente a lo largo de diez o veinte cuadras a lo
largo de la avenida Floral, casi a orillas del mismísimo y mágico Titicaca, en
la bahía de Puno.
En nuestro tiempo infantil y casi
juvenil, la feria era de un solo día, el 3 de mayo. Ahora es de quince días
ejerciendo como un imán para propios y extraños, turistas incluidos.
Se dice ahora que esta Feria representa
el anhelo de prosperidad y riqueza de ilusionados feriantes que acuden a
comprar las miniaturas de casas, autos, camiones, herramientas agrícolas,
hoteles en miniatura, dinero, títulos, pasaportes, alimentos envasados u otros
artículos, depositarios de la emocionada esperanza de que esos deseos se
convirtieran en hermosa realidad.
Las illas se encuentran muy
arraigadas en la región andina, especialmente en el altiplano extendido hasta
las pampas argentinas y el norte chileno.
En La crónica del Perú de Pedro Cieza de León (un
documento de 1553) -nos recuerda internet- se menciona a las illas
como “cuerpo del que fue bueno en la vida”. Esta referencia hace alusión
a presuntos cultos mortuorios que eran muy comunes en el Incario, ritos que
-dicen los entendidos- implican una acción clave para comprender el significado
de las Illas: son elementos ocultos o guardados de gran valor que solo son visibilizados
bajo ciertas circunstancias.
Personaje omnipresente
en la feria es el Ekeko como
miniatura propiciatoria cuyo nombre aparece en el vocabulario castellano-aimara
del jesuita Ludovico Bertonio (1612), para referirse a una divinidad
prehispánica.
Empero,
en términos plásticos, la figura evidencia -nos ilustra la red- la apropiación
popular de un estilo escultórico ibérico, introducido a los Andes durante
el virreinato. Así, se tiende a aceptar que la representación contemporánea del
Ekeko habría surgido a fines del período virreinal, asociado a determinados
atributos religiosos presentes en la cosmovisión indígena.
Miniaturas, deseos, Ekeko, illas, las Alasitas resumen un inacabable recuerdo infantil-juvenil del Puno del siglo pasado. <>
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