ELAND VERA: “BOLUARTE NO LLEGARÁ [A PUNO] PORQUE LA POBLACIÓN REACCIONARÍA DE MANERA MUY VIOLENTA”
El periodista
y docente de la Universidad Nacional del Altiplano asegura que el anuncio del
viaje de la mandataria a Puno sería parte de un cálculo político para observar
la reacción de los ciudadanos ante esta posible visita luego del incidente en
Ayacucho.
por
Carlos Paucar,
LA
REPÚBLICA, 27 de enero, 2024
“No
se entiende [en Lima] la rebeldía [que existe] en el sur”, nos dice de entrada
Eland Vera, analista político, investigador, periodista y profesor de la
Universidad Nacional del Altiplano. Opina que el anuncio del arribo a Puno de
Dina Boluarte es solo parte de un cálculo político, que no llegará, y que aún
no ve liderazgos que encaucen el descontento de la población.
—El
premier Alberto Otárola ha indicado que Boluarte va a viajar a Puno. No es
oficial, pero ¿cómo se entiende?
—Bueno, me
parece que es una estrategia, un globo de ensayo para ir midiendo los ánimos en
Puno con respecto a los sucesos de Juliaca del año pasado. Siguen midiendo,
evaluando el pulso de la opinión pública regional y de los movimientos locales.
Me parece que cumple esa función. Porque obviamente hay que descartar que haya
una buena intención, una sana intención, eso no hay. Lo que hay es cálculo
político.
—Además
advierten que si viaja, van a tomar todas las precauciones para que no ocurra
lo de Ayacucho.
—Creo
que no va a haber esa visita porque la población reaccionaría de manera muy
violenta. Están midiendo el ánimo y ahí va a quedar. No me queda la menor duda
de que, por razones de seguridad, van a evitar la llegada de Boluarte a Puno.
—La
pregunta es ¿por qué Boluarte se empecina en ir a regiones donde es evidente
que no la van a recibir bien?
—La
visión del régimen es ir de manera estratégica a buscar tener una mejor
relación con el sur. Porque, en un mediano o largo plazo, la señora Boluarte y
Otárola van a tener que afrontar procesos judiciales. Buscan una buena
relación con el sur para limpiar su imagen. Pero quedará solo en eso, en un
cálculo gubernamental ante posibles consecuencias por las denuncias contra
Boluarte y Otárola.
—Sus
ministros respaldan el viaje. ¿Comparten esa distorsión de la realidad, esa
miopía?
—La
miopía es para determinados sectores, pero en el caso del sur las cosas están
claras. Lo tenemos claro en Ayacucho, Cusco, Puno. En sectores como Lima
piensan que esto ya sucedió y más bien hay que pasar al siguiente capítulo. Ahí
se demuestra claramente la gran diferencia de temperamento, de opinión, en Lima
y en algunas regiones.
—En
realidad, hay un fondo histórico. Y es que siempre Lima ha tenido,
históricamente, un mayor control sobre la zona norte del Perú. El norte es
como un apéndice de Lima. A diferencia del sur andino y el sur en general, que
siempre ha tenido mayor nivel de autonomía, de cuestionamiento al Estado
centralista, a las expresiones de discriminación, a la baja calidad de los
servicios públicos, en fin, a todo lo que siempre ha caracterizado al sur. El
norte siempre anda en buena sintonía con Lima aunque, claro, tampoco hay que
generalizar, también ha habido movimientos muy fuertes en el norte. Pero hay
mucha diferencia entre el norte y el sur. El sur es la evidencia más clara del
fracaso del Estado-nación republicano. Donde tú notas claramente que
fracasó el Estado-nación —o el supuesto Estado-nación— es en el sur,
especialmente el sur andino.
—¿Es
el fracaso de la clase política limeña, lo que llamaste la coalición de mafias?
—La
coalición de mafias es lo que hay ahora. Pero lo que hay históricamente es
el fracaso del diseño centralista del Estado peruano. Y donde la gente reclama
más y lo tiene más claro es en el sur. No solamente la clase o élite
política. Es el diseño histórico del centralismo político, económico y cultural.
Y los sureños, especialmente los del sur andino, sabemos que ese no es el
diseño que queremos para el futuro. Por eso se malinterpreta y no se
entiende la rebeldía del sur. Es una rebeldía que quiere construir mejores
relaciones ciudadanas y un mejor Estado que sea al servicio de todos.
—¿Y
cuánto se ha profundizado esa rebeldía con todo lo sucedido a inicios de año?
—¿Y
cómo se manifestará políticamente?
—¿Cómo
será en las futuras elecciones, congresales, a la presidencia?, ¿cómo se va a
canalizar ese rechazo? ¿Hay movimientos políticos que logren encauzar ese
reclamo y fastidio? Creo que todavía está en construcción, no se notan
claramente liderazgos que puedan aprovechar este descontento.
—A
propósito de liderazgos, ¿hay autoridades regionales, como el gobernador de
Ayacucho, que se unen al Gobierno en estos momentos?
—Diría
que no está mal, porque en política hay que ser pragmáticos. Independientemente
de los principios, valores, que debe tener todo político y organización, debe
haber una cuota de pragmatismo. Si va a haber una obra para la región, no hay
por qué rechazarla. Hay algo superior, que es el Estado, que somos todos,
y si hay una decisión de política estatal, ahí estamos todos. No es como el
Gobierno. No vería de mala manera esos actos, aunque algunos lo califican de
traición, pero no, son actos pragmáticos, que al final pueden beneficiar a la
población. Es un poco complicado, pero en la práctica es así.
—Hay
misas, vigilias, recordatorios de las víctimas, ¿por pragmatismo el Gobierno
podría mostrar algo de empatía? ¿Cree que es posible eso?
—No,
no creo que sea posible, sería hacerse disparos a los pies. Están en curso las
denuncias de lesa humanidad cometidos por el Gobierno. Lo que tiene que
agilizarse con respecto a las víctimas es que desde Juliaca se haga la
investigación fiscal. Pero el Gobierno lo que va a buscar siempre es el maquillaje,
el cálculo, la cosa táctica. No creo que actúe principístamente, porque actuar
principístamente sería dispararse a los pies. Va a continuar su juego de
tácticas. No veo principios en este régimen, no tiene principios.
—Hay
discursos en Lima que hablan de reconciliación nacional. ¿Cree que sea posible
mencionarlo siquiera en estos momentos?
—En
realidad, la reconciliación nacional, la integración, la búsqueda de
cohesión, todo peruano bien nacido lo desea. Lo anhelamos. Pero con el actual
Gobierno, lo veo poco probable. En todo caso, pienso que todos estos sucesos
trágicos deben llevarnos en el futuro a pensar en una integración de todos los
peruanos. <>
Puno sí es el Perúpor Marisa GlaveLa Republica, 12 de enero, 2024:Se cumplió un año de la matanza en Puno. Murieron 22 civiles y 6 militares, los primeros por impacto de arma de fuego y los segundos ahogados en un río por negligencia de sus superiores. Se cumplió un año de dolor, de búsqueda de justicia y también de impunidad.Esta semana el Gobierno Regional de Puno ha declarado duelo regional y se izó la bandera a media asta. Los hijos de la región han muerto. Murieron por las ansias de poder del bloque de Gobierno. Por la frívola pretensión de Boluarte y Otárola de hacerse del sillón presidencial, así como el cínico accionar congresal que busca a como dé lugar mantener sus privilegios.En Juliaca, el bypass de la salida a Cusco amaneció con gigantografías colgadas del puente. En cada una de ellas el rostro de una víctima. Vidas cortadas abruptamente. Las balas y perdigones no distinguieron, asesinaron a manifestantes que protestaban contra el Gobierno, también a simples transeúntes por el solo hecho de estar ahí. Campesinos, trabajadores, profesionales, estudiantes, adolescentes, todos y todas víctimas por defecto, por no tener ciudadanía real.El bypass fue también el altar en el que se celebró una misa valiente, de esas que hacen recordar a la que fue la iglesia del sur andino, comprometida con su gente y no con los poderosos de turno. El padre Luis Zambrano abrigó los corazones de los familiares, no solo con solidaridad, sino levantando la voz para exigir justicia.La madre de una de las víctimas habló en la misa. Sus palabras expresan con claridad el dolor y el desconcierto ante el nivel de violencia del Gobierno. Dijo: “¡Dina asesina! ¿Por qué mataste a mi hija? Para ti no será nada, para mí era valiosa, era mi razón para vivir”. Yamileth, de solo 17 años, era estudiante universitaria en Cochabamba y había vuelto a pasar las fiestas de fin de año con sus padres a Juliaca. Su muerte solo se explica por el desprecio de quienes nos gobiernan.Ningún congresista electo por la región estuvo presente. Pero sus rostros fueron puestos sobre burros, los llevaron para no olvidar a quienes traicionaron a su pueblo y se atornillaron a sus curules dando la espalda a la demanda de adelanto de elecciones. Solo dos mujeres congresistas participaron, Ruth Luque y Susel Paredes, ninguna electa por Puno.Hace un año, Boluarte salió en un mensaje a la nación negando las graves violaciones de derechos humanos por parte de militares y policías, intentando culpar a los transeúntes y manifestantes por sus propias muertes. Ofuscada, terminó diciendo “Puno no es el Perú” para justificar su permanencia en Palacio.Hoy que 9 de cada 10 peruanos la repudia. Hoy que decenas de miles de personas recordaron a sus muertos podemos decir, con dolor y con mucha convicción ¡Puno sí es el Perú!
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