GRACIAS CONGRESISTA
César Hildebrandt
Tomado de
HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 666, 15DIC23
E |
l congresista Juan
Carlos Lizarzaburu, miembro de esa organización llamada Fuerza Popular, habla
de las tetas de una colega y no se da cuenta de que tiene el micro abierto.
Dice que la colega (Patricia Juárez) se pone rellenos en el sostén, como otras,
porque las tiene chiquitas y porque él ya la ha “mirado bien”.
Todos oyen el comentario
idiota vertido literalmente en el seno de la subcomisión de acusaciones
constitucionales, pero la sesión no se suspende. Y esto que la preside una
mujer: Lady Camones. Ella está acostumbrada al machismo hirsuto de su patrón,
César Acuña.
En el congreso de los
delincuentes, Lizarzaburu nos ha hecho un favor: ha retratado en pocas palabras
el antro donde medra, el basural donde babea, la filial de la covacha donde
calcula el volumen de las mamas que luego ranquea. Nos hace recordar aquella
escena de la película basada en el megaestafador Bemie Madoff: el empleado de
más confianza del oscuro inversor compara las vaginas de las asistentes con
marcas de automóviles y nombra desde la modesta chica Honda hasta la suntuosa
señorita Mercedes. Todo un asco.
No le basta al congreso
de los delincuentes darse gratificaciones de saqueo y provocar al país con
leyes que alientan el crimen, destruyen las reformas sanadoras y pretenden el
control absoluto del Estado. A eso deben sumar la procacidad.
No nos sorprendamos, quien milita en Fuerza
Popular y finge que hace
política cuando lo único que le interesa es exprimir el presupuesto, tiene que
ser alguien capaz de adivinar la naturaleza del pezón que tiene al frente. Una
cosa va con otra. No hay fineza posible en un cortesano de madame K. En el
antiguo testamento, después del diluvio universal de neoliberalismo caído en
modo estalactita, el patriarca Fujimori encerró a su esposa con una soldadura,
la maltrató públicamente, le desconoció una deuda que había admitido por
escrito y luego la reemplazó, como primera dama, con su hija. La señora Higuchi
jamás se recuperó de ese episodio.
Le agradezco al señor
Lizarzaburu el trabajo realizado y bendigo al micrófono abierto que nos permitió
escucharlo. Si algo faltaba para completar el retrato de Lo que es el congreso,
eso era la observación del fujimorista Lizarzaburu sobre la sobria tetamenta
de una compañera de bancada.
Fujicerronismo lo convirtió en su feudo |
La democracia es un
sistema que imaginó a un pueblo informado votando por los mejores. La
democracia es, en ese sentido, darwinismo puro, meritocracia de multitudes.
Pero esa es la teoría, la narrativa heroica, el mito.
En el Perú la democracia
está basada en el rugido y la creencia. Rugen los eslóganes, reverberan las
voces viejas de las monsergas, y escuchan y creen los que se acostumbraron a la
humillación.
“Miente, pero habla
bonito”, dicen. “Roba, pero hace obra”, gimen. Venimos sucesivamente de una
teocracia totalitaria, de un virreinato abusivo, de una república plagada. de
arbitrariedades y matanzas.
¿Cuándo aprendimos que
la democracia es una construcción cultural y no una fecha de votación en el
calendario? Nunca. ¿Aprenderemos alguna vez? No tengo la menor idea. El congreso
es lo que hicimos en las urnas de votación.
Es nuestro vòmito. <>
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