EL SAQUEO DE LOS RECURSOS GENÉTICOS DE LA GANADERÍA DE LOS CAMÉLIDOS
Y EL GRAN DESCONTENTO SOCIAL DE LAS MASAS DEL SUR.
Por:
David Jiménez Sardón
En
REPORTE Nº 127, Puno, julio 2023
Hasta no hace mucho tiempo,
el país y particularmente la región Puno, era el principal referente en la
producción de fibra de alpaca en el mercado mundial para la fabricación de
tejidos planos de alta gama; esto debido a la excepcional calidad de la fibra
de los camélidos sudamericanos, cuya crianza se asentó desde hace siglos en los
Andes del altiplano principalmente de nuestras regiones del sur. Los estragos
producidos por la política neoliberal en la ganadería nacional al amparo de la
Constitución actual muestran sus frutos: Ya no somos la primera y principal productora
de fibra de alpaca, hemos sido desplazados por la producción de la Oceanía y
por países como Australia y Nueva Zelanda.
El impacto social de la perdida de nuestra posición
en el mercado mundial de las fibras de los camélidos repercute directamente en
la encomias de los pobladores del ande peruano y en particular de los mas
pobres, este hecho es fácilmente comprensible por cuanto las tierras
localizadas por encima de las 3,500 msnm son pasturas nativas -que representan
casi la cuarta parte superficie del territorio nacional- están en las regiones
del sur como Puno, Cuzco Arequipa, Ayacucho y Junín; por tanto sus tierras
tienen como principal vocación la ganadería de alpacas y llamas, actividad a la
que el poblador de las comunidades campesinas de las serranías se dedica; por
tanto la quiebra de este sector por la baja del precio de la fibra y la reducción
de su productividad condena irremediablemente a cientos de familias a la
extrema pobreza, a la descapitalización de su ganadería y el abandono de los
campos.
Los antecedentes del saqueo de material genético del
país se dieron durante la década de 1970 cuando el Ministerio de Agricultura
suscribió un convenio con la Cooperación Neozelandesa, con el propósito mejorar
las pasturas nativas y posibilitar un manejo más eficiente de la ganadería,
principalmente de los camélidos en el altiplano puneño. Con este fin llegaron
“expertos” extranjeros en instalación de pastos cultivados y manejo animal, se importó
semillas de leguminosas y gramíneas de Nueva Zelandia para incrementar la
soportabilidad de la pastura nativa, mediante la introducción de nuevas
especies como el Ryegrass y los tréboles, hasta aquí todo parecía una loable
acción de la cooperación internacional en favor de nuestra ganadería.
Sin embargo, el tiempo demostró que el verdadero
propósito de los neozelandeses y australianos era otro; ellos estaban
interesados en aprender la chanza y el manejo de las alpacas y llamas con el
fin de fomentar la cría de estas valiosas especies en sus respectivos países. A
la finalización del “convenio de cooperación” no solo aprendieron sobre la
crianza y manejo de los camélidos, sino que identificaron las mejores zonas con
ejemplares de alto valor genético, se llevaron técnicos locales y contrataron a
los mejores científicos en genética de las Universidades del país. La
importancia de este proyecto de “cooperación técnica” de parte de los Estados
“cooperantes” fue de tal nivel, que varios de los técnicos extranjeros que
laboraron en Puno al retornar a sus países de origen ocuparon cargos de
Ministros de Agricultura e importantes puestos en los sectores ligados a la
ganadería de sus respectivos gobiernos. La Cooperación no vino a favorecer,
vino a apropiarse de nuestro banco genético.
Curiosamente durante los años 90 y concluido el
proyecto con los neozelandeses, se produjo un gran contrabando de alpacos
reproductores de alto valor genético a través de la frontera, donde luego de
una cuarentena en Chile se exportaban estos reproductores a Australia. Los
alpaqueros puneños fueron presa fácil de los acopiadores de ganado para
contrabando, debido a la falta de rentabilidad de la crianza de la alpaca
causada por la desaparición del crédito para la ganadería, la ausencia de la
extensión agropecuaria y la fragmentación de la tierra en pequeños minifundios.
El inmediato efecto de estas graves circunstancias no se dejó esperar, la
ganadería regional de camélidos sufrió una gran descapitalización de animales
de “plantel” denominado así a lotes de animales de alto valor genético. En
poquísimos años de 150 “planteles” de alpacas que existían en 1985 en el
altiplano puneño, a inicios del presente siglo solo quedaban menos de 20
“planteles”, el resto se fue al extranjero o termino en camales con la
consiguiente reducción de la población de alpacas en el país.
La denuncia del mas importante genetista peruano
residente en Nueva Zelanda, el Dr. William Vivanco -al que no se puede acusar
de interés político alguno- en un informe técnico luego de su visita a la
Región Puno el año 2004 en alusión a los industriales textiles del país es
indignante, decía
“....La propia industria contribuye al deterioro de
la actividad alpaquera pagando precios bajísimos y actuando como EXPORTADORA de
alpacas mejoradas, así es, aunque parezca increíble, la misma industria de
transformación de fibra de alpaca, vende alpacas al exterior creando
competidores para su propia industria, la única explicación a esto es que al industrial
no le interesa ni la alpaca, ni la fibra, ni los productores, el industrial es
un simple comerciante que aprovecha del mercado actual y el día que se hunda la
alpaca buscara otra cosa que vender”.
Pero, no contentos con este saqueo y promovida desde
el Estado; como dirían en nuestra tierra "sobre piedras palos” la política
nacional de total desprotección a la ganadería y del libre mercado a rajatabla,
le tenía reservado a la economía del alpaquero de las comunidades y de los
pequeños productores una nueva medida aún más agresiva.
El estado peruano bajo la justificación de que el
mercado lo regula todo y de “que no se puede controlar el contrabando de
alpacas y por tanto hay que legalizar su exportación”, autorizó la exportación
de alpacas y llamas para reproducción, ésta fue la medida más nefasta y
antipatriótica que se dio y que afectó directamente al poblador alto andino al
abolir la prohibición de la exportación de la alpaca y la llama que la
impusiera como protección al indígena el libertador Simón Bolívar. Al amparo de
esta autorización de exportación el Perú vendió alpacas y llamas de que
salieron con el beneplácito del Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos CONACS,
que debido al irrisorio sistema de identificación de animales superiores, sin
ningún tipo de identificación y transabilidad permanente; lo único que hizo fue
invertir fondos del Estado para colocar aretes -fáciles de ser cambiados- en
animales superiores que supuestamente no se debían exportar pero que fueron
precisamente los salieron con números cambiados. El CONACS en la práctica se
convirtió en una agencia de identificación de animales de alto valor para los
contrabandistas y exportadores.
A decir del gran genetista peruano “es penoso ver
que prácticamente el Perú se ha coludido contra el poblador indígena alto
andino, pobre la gravedad de esta medida de permitir la salida de la llama y la
alpaca afecta directamente a las poblaciones más vulnerables del campo por
cuanto la población de alpacas y llamas esta casi exclusivamente en manos de
comunidades campesinas que son los núcleos sociales más pobres y explotan
tierras donde ningún animal exótico introducido al ande sudamericano puede
explotarse de forma productiva y eficiente. En esos pisos latitudinales los
camélidos no solo sobreviven, sino que producen tanto crías como fibra y carne
utilizando los extensos recursos forrajeros de las praderas alto andinas a más
de 4,000 msnm. Los Camélidos sud americanos son el único sustento real del
poblador de la sierra alta”.
Los grandes beneficiarios de esta política antinacional fueron Australia y Nueva Zelanda que se llevaron no solo los conocimientos de la crianza de las alpacas y llamas, sino lo mejor de nuestro capital genético y el conocimiento suficiente que fuera producto de miles de años de domesticación de estas especies de parte del poblador andino. Ya en tierras de Oceanía con este valioso material y mediante la importante Asociación de Criadores de Alpacas de Australia, mediante su Programa Nacional de Mejoramiento Genético de la Alpaca, con registros genealógicos, pruebas de progenie , determinación de valores de cría, etc. desarrollaron grandes avances en la investigación de reproducción mediante embriones, genética y tecnología de para la estandarización y manejo de la finura de la fibra de las alpacas; fuimos fácilmente desplazados del mercado mundial y exfoliada nuestra riqueza genética. <>
PD. Por razones de trabajo estuve en Australia y
pude visitar la Asociación de criadores de alpacas, al momento de mi estadía en
Sídney la noticia era: China hizo un pedido a firme a la Asociación de
Criadores de Alpacas de un millón de libras de fibra de alpaca. Pude también
visitar algunas estancias de criadores de alpacas y llamas y con gran
indignación pude constatar que efectivamente Australia y Nueva Zelanda nos
llevan gran ventaja y son los grandes jugadores del mercado mundial de fibra y
que nosotros como país volvimos a perder otro patrimonio genético.
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