MALOS AUGURIOS, BUENOS RETOS
Escribe: Milciades Ruiz
H |
ay
malos augurios sobre la economía peruana que, lejos de crecer se ha contraído
-0,45% en lo que va del año. No es mucho, pero si no hay crecimiento, los
problemas sociales se agudizan, sobre todo en los sectores más indefensos. No
podemos esperar mucho de este gobierno, ni supeditarnos a lo que haga. Hay que
prepararse para afrontar lo que se viene, con iniciativas de lucha eficiente.
Esta
situación se ha empeorado porque al mismo tiempo, el sol se ha recalentado
aumentando la intensidad de su radiación sobre los planetas cercanos. La prensa
aumenta la preocupación alarmando sobre un “Niño” global, “Niño costero” y
otros anuncios catastróficos. Pero el fenómeno de “El Niño”, es otra cosa. Lo
tenemos todos los años en el solsticio de verano, cada 21 de diciembre, como lo
saben los pescadores peruanos que acuñaron ese nombre por su cercanía a la
Navidad.
El
asunto es que, en esa rutina la corriente marina de Humboldt que viene del sur,
se encuentra con una corriente cálida que viene de Ecuador, en momentos en que
llegan al norte peruano el oleaje cálido empujado por los vientos desde el
centro del océano Pacífico, dado lugar al “Niño”. Puede ser un evento débil y a
veces catastrófico cuando ocasiona lluvias torrenciales. Es lo normal.
Pero ahora resulta que, desde junio empezó una tormenta solar cuyas “llamaradas” se extendieron más de lo normal recalentando nuestra atmósfera, cuando ingresábamos al invierno como ocurre cada 21 o, 22 de junio. En ese momento el planeta se había alejado del sol y su inclinación nos quitaba alumbramiento solar, como sucede cada año. Es por eso que al hemisferio sur no le ha afectado tanto como al hemisferio norte, que la tormenta lo agarró en pleno verano.
Los
astrónomos del Centro de Predicción del Clima Espacial de la Administración
Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) comprobaron que el pasado 14 de julio,
ocurrió una tormenta solar “CME”- caníbal. La segunda eyección se detectó un
día después con una alta velocidad y el 18 de julio, se produjo otra tormenta
solar caníbal que incluso afectó los satélites artificiales. Pero la tormenta
continúa, previéndose que se prolongará hasta el 2025.
El
asunto es que, el calentamiento de la temperatura en nuestro país, trastorna
los ciclos biológicos y los ciclos industriales pues al no haber frío no hay
demanda de ropa de invierno, etc. La campaña agrícola anual termina en junio
con las últimas cosechas. A partir de julio se van acabando las existencias y
los precios suben.
En
el caso de la papa la sierra abastece hasta julio. Es cuando entra la papa de
la costa. Pero este año, por el alza de la temperatura, no se ha sembrado en
costa como en otros años, y entonces los precios se han elevado por
desabastecimiento. Pero el calor afecta también la floración de los frutales,
como el limón y otros cultivos, disminuyendo su producción. Entonces los
precios suben considerablemente, contribuyendo a una mayor inflación y gasto
familiar en todos los productos.
No
está en nuestras manos controlar el clima ni el conflicto en torno a Ucrania,
ni la recesión económica mundial. Son factores externos y tampoco podemos
echarle la culpa al gobierno de esos factores adversos. Pero sí, está en manos
del gobierno resolver el desabastecimiento. La exportación de alimentos
también, desabastece el mercado interno provocando inflación. El año pasado se
ha exportado más 4 millones de toneladas de productos agropecuarios (SUNAT).
En
este caso, si esto hace daño a la economía popular, se tiene que regular para
combatir la inflación. Aunque, valgan verdades, no hemos acostumbrado a la
comida barata en perjuicio de los campesinos que producen alimentos. Pero hay
formas de gobernar equitativamente y esto sí podemos exigir a los gobernantes.
La justicia social no cae del cielo, hay que lucharla hasta conseguirla.
En
el cuarto trimestre sabremos con mayor certeza cuan fuerte será “El Niño” y
mientras los ciudadanos costeños piensan en los desastres que podrían ocurrir,
los agricultores, que son mayoría nacional, estarán esperando un año agrícola
bueno, con abundante agua. Las lluvias torrenciales causan desastres pasajeros
en la costa, pero luego hasta los áridos cerros reverdecen, la vida florece en
todas partes, habrá buenas cosechas y, resucita la economía.
“No
hay mal que bien, no venga”, es la dialéctica popular.
Agosto
22- 2023
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