CÓMO EE.UU. PRETENDE ERIGIRSE EN GENDARME DE LA AMAZONÍA
Ariel
Noyola Rodríguez, RT
5 jul 2023
La
deforestación de la región amazónica representa un asunto de seguridad nacional
para Washington que amerita la intervención de sus Fuerzas Armadas con el
objetivo de salvaguardar uno de los 'pulmones naturales' de la Tierra.
La selva de
la Amazonía, que atraviesa el territorio de ocho naciones de la región
suramericana, está en la mira del Gobierno estadounidense desde hace buen
tiempo atrás.
Sus
pletóricas riquezas naturales la han convertido, de facto, en un activo
estratégico para la superpotencia.
La Amazonía
genera entre un 16 y un 20 % del agua dulce del planeta, posee
un 25 % de la biodiversidad terrestre, 6.000 especies de animales y al
menos 40.000 especies de plantas.
Su deforestación implica
un riesgo existencial para Washington, así se desprende de varios
documentos sobre seguridad nacional publicados por el Gobierno norteamericano
desde la década de los 2000.
Las
pletóricas riquezas naturales de la Amazonía la han convertido, de facto, en un
activo estratégico para la superpotencia.
Y justo a
partir de esa fecha es que uno de los objetivos de la política exterior
estadounidense consiste en llevar a cabo acciones orientadas a su conservación,
entre ellas, intensificar la cooperación internacional.
Recientemente,
Brasil y Colombia son dos de los países donde EE.UU. ha logrado imponer la
visión de que, para salvaguardar uno de los 'pulmones naturales' de la Tierra,
es necesario el despliegue de sus Fuerzas Armadas.
CORE 23:
un ejercicio militar inédito en Brasil
En lo que
va de su tercer mandato, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha dejado
claro que uno de sus principales objetivos consiste en reposicionar a Brasil
como un actor de gran relevancia en el escenario internacional.
Sus
pronunciamientos a favor de alcanzar una salida pacífica en conflictos
regionales, su apoyo para fortalecer el bloque de los BRICS (acrónimo
de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), así como su decisión de relanzar
los esquemas de integración del Cono Sur, son botón de muestra de su compromiso
con el multilateralismo.
Lula no
pretende un rompimiento con la Administración de Joe Biden, pero tampoco actuar
con sumisión.
En el
Palacio de Itamaraty, una política exterior basada en el unilateralismo no
tiene cabida. El Gobierno brasileño ha expresado, sin cortapisas, su interés de
mantener una buena relación con EE.UU., sin embargo, también ha puntualizado
que no será al costo de aceptar imposiciones.
No se
pretende un rompimiento con la Administración de Joe Biden, pero tampoco actuar
con sumisión.
Lula
defiende una política exterior de mayores equilibrios, una que pone el acento
en buscar contrapesos para no dejarse vapulear por los designios de una
sola potencia.
Con todo,
no ha resultado sencillo para su Gobierno romper con varias inercias que ponen
en un serio predicamento la soberanía del gigante suramericano.
Desde EE.UU, altos funcionarios del Gobierno federal insisten en mantener la cooperación en los rubros de la seguridad y la defensa, misma que escaló durante la Administración de Jair Bolsonaro.
EE.UU. se propone seguir apuntalando la cooperación en las áreas de la
seguridad y la defensa ofreciendo apoyo para detener la deforestación de la
selva.
Como parte
de los acuerdos suscritos con Washington durante la presidencia de Bolsonaro,
en 2020 se estableció uno que contempla la capacitación de las Fuerzas
Armadas, el intercambio de información y tecnología, así como la realización
de ejercicios militares conjuntos hasta 2028.
Aprovechando
que para Lula salvaguardar el medio ambiente constituye un asunto prioritario,
EE.UU. se propone seguir apuntalando la cooperación en las áreas de la
seguridad y la defensa ofreciendo apoyo para detener la deforestación de la
selva.
Como parte
de esta colaboración entre países se tiene programado entre octubre y
noviembre de este año llevar a cabo un ejercicio militar
conjunto por vez primera en la Amazonía brasileña.
Se trata de
CORE 23, una maniobra militar que implica el despliegue de elementos de los
Ejércitos de Brasil y EE.UU. en las guarniciones de Belém, Macapá, Oiapoque,
así como en el Distrito de Clevelandia do Norte.
En 2021, un
ejercicio idéntico se realizó en varias localidades de Sao Paulo y Río de
Janeiro; en aquel momento se desplegaron 990 militares, de los cuales, 240 eran
de origen estadounidense.
CORE 23
implica el despliegue de elementos de los Ejércitos de Brasil y EE.UU. en las
guarniciones de Belém, Macapá, Oiapoque, así como en el Distrito de Clevelandia
do Norte.
El año
pasado, meses antes de la toma de posesión de Lula da Silva, EE.UU. fue sede de
la segunda edición de este ejercicio militar: CORE 22 se llevó a cabo en Fort
Polk (Luisiana), con la participación de por lo menos 200
elementos de las Fuerzas Armadas de Brasil.
En la Unión
Americana, quienes promueven estos ejercicios militares aseguran que son
indispensables para compartir experiencias e intercambiar conocimientos entre
países sobre técnicas, tácticas y procedimientos de defensa.
Para
Brasil, sostienen, no son sino experiencias que contribuyen a mejorar las
capacidades de sus Fuerzas Armadas, que hasta cuentan con la oportunidad de
certificarse en operaciones internacionales.
En aras de
evitar una confrontación con la potencia del Norte, hasta el momento, el
presidente brasileño ha optado por no echar atrás los acuerdos que fueron
formalizados por su antecesor.
A mediados
de mayo de este año, a través del Comando Militar Norte, el Ejército de Brasil
recibió a varios elementos de su contraparte estadounidense para comenzar a
preparar lo que será el primer ejercicio militar conjunto en la Amazonía.
Cabe
recordar que tres meses antes, en febrero, tras su encuentro con Joe
Biden, el presidente Lula aseguró que Brasil contaría con el apoyo de EE.UU.
para proteger uno de los denominados 'pulmones naturales' de la Tierra.
Hoy queda
de manifiesto que el primer componente de esa ayuda ofrecida por el inquilino
de la Casa Blanca es un fondo de unos 500 millones de dólares para su
conservación. Y, el segundo componente, el despliegue militar.
Colombia:
una política de puertas abiertas
Gustavo
Petro persigue con ahínco, desde que tomó posesión como presidente
constitucional de Colombia, el objetivo de hacer de su país una 'potencia
mundial de la vida'.
Es una
encomienda que, sin embargo, su Gobierno ha dejado claro, hasta el momento, es
imposible de llevar a cabo en solitario.
Para el
presidente de la nación suramericana, ha resultado indispensable el apoyo de
potencias mundiales como EE.UU. y coaliciones militares como la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para hacer realidad una de sus
principales promesas de campaña.
Bajo el
argumento de proteger el medio ambiente, el Gobierno colombiano autorizó el
despliegue de Fuerzas Armadas norteamericanas en la región de la Amazonía.
Durante su
visita a Colombia en noviembre de 2021, ya con Petro como presidente en
funciones, la jefa del Comando Sur de EE.UU. ('US Southern Command'), Laura J.
Richardson, se reunió con altos funcionarios del Gobierno, así como con
autoridades de las Fuerzas Armadas.
Desde esa
ocasión, Richardson consiguió trabar un acuerdo que era clave para Washington:
bajo el argumento de proteger el medio ambiente, el Gobierno colombiano
autorizó el despliegue de Fuerzas Armadas norteamericanas en la región de la
Amazonía.
Semanas
después, sin ocultar su satisfacción por suscribir este acuerdo con el Comando
Sur de EE.UU., Petro incluso se declaró dispuesto a solicitar el apoyo a la
OTAN, con la que Colombia mantiene actualmente una relación de colaboración en
calidad de socio global.
El
acuerdo de cooperación con las Fuerzas Armadas de EE.UU. para salvaguardar la
integridad en la Amazonía opera en la opacidad, sin supervisión y control.
Los pactos
entre el Gobierno emanado del Pacto Histórico y la Administración de Biden han
generado oposición de comunidades locales que habitan la Amazonía,
así como de algunos representantes populares, que alertan sobre un atentado
contra la soberanía y riesgos de violaciones a los derechos humanos.
Y es que el
acuerdo de cooperación con las Fuerzas Armadas de EE.UU. para supuestamente
salvaguardar la integridad en la Amazonía opera, hasta la fecha, en la
opacidad, sin supervisión y control.
Igual que
sucede en el grueso de países latinoamericanos donde EE.UU. tiene desplegados
militares, en la Amazonía colombiana no se conoce el número de
elementos en operación, sus tareas específicas ni el armamento y
equipo que se utilizan.
Los
bienes comunes en clave geopolítica
Bajo el
argumento de que los Gobiernos de países en desarrollo no cuentan con la
capacidad para hacer un buen manejo de sus ecosistemas, potencias como EE.UU.
han venido proyectando una geopolítica ambiental, explica en
entrevista exclusiva con RT, Manuel Sarmiento, concejal de Bogotá.
Nuevos invasores |
Sarmiento
sostiene que concebir a la Amazonía como un 'bien común' de toda la humanidad
sirve de coartada para que EE.UU. intervenga de forma directa en la
toma de decisiones más allá de sus fronteras, relegando a un segundo plano
a los Gobiernos nacionales.
Bajo esta
narrativa se insiste que, para poner un alto a la deforestación de la selva
amazónica, que desde Washington es considerada asunto de seguridad nacional, se
requiere de una estrategia conjunta, la única posibilidad para resolver el
problema.
Así las
cosas, la Administración de Biden propone establecer un fondo de unos 500
millones de dólares para la conservación de este 'pulmón natural' de la Tierra,
así como el despliegue de sus Fuerzas Armadas.
Sobre el
despliegue de militares en la Amazonía, Manuel Sarmiento advierte que se trata
no solo de una grave violación de la soberanía de la nación
suramericana, sino que además se abre la puerta para que se atente
contra los derechos humanos de las comunidades que habitan la región.
El concejal
de Bogotá recuerda que como parte de la 'Operación Artemisa' —maniobra militar
dirigida a erradicar la deforestación—, se violaron derechos humanos en
Colombia.
Años atrás,
explica, se presentaron denuncias por la explotación sexual de menores en la
base militar de Tolemaida, así se hizo constar en el Informe de la Comisión
Histórica del Conflicto y sus Víctimas, publicado en 2015.
Sin
embargo, detalla que como parte de los acuerdos que se trabaron desde los
tiempos del Gobierno de Álvaro Uribe, a los elementos de las Fuerzas Armadas de
EE.UU. se les otorgó 'inmunidad diplomática', con lo cual, no pudieron ser
juzgados en la nación suramericana.
Además,
sostiene que, en varias ocasiones, militares estadounidenses han
sido acusados de contribuir con el tráfico de drogas en territorio
colombiano y, no obstante, no se les han podido imputar delitos por
esta misma inmunidad.
Sarmiento
concluye que se requiere de la intervención gubernamental para la conservación
de la Amazonía, sin embargo, lamenta que se impongan condiciones desde
el exterior para que Colombia y otros países latinoamericanos terminen
cediendo el control de la selva.
CONGRESO DE PERÚ AVALA LEY QUE AUTORIZA INGRESO DE TROPAS DE EE.UU. CON
ARMAS DE GUERRA
RT 22 jun 2023
En la misma sesión, el pleno votó a favor de que entren a la nación
andina unidades navales de Japón.
El pleno del Congreso de Perú aprobó este jueves el proyecto de ley que
autoriza un nuevo ingreso al país de tropas estadounidenses con armas de
guerra.
La resolución legislativa fue avalada con el voto de 66 legisladores,
mientras que 37 lo hicieron en contra y cinco se abstuvieron.
Se trata de un intercambio bilateral de operaciones en la selva con las
Unidades Operativas de la Comandancia General de Operaciones de la Amazonía, a
desarrollarse en la ciudad de Iquitos, del 24 de junio al 9 de julio.
Unos 87 integrantes del Cuerpo de Infantería de Marina de EE.UU. estarán
durante 16 días en suelo peruano en la Base Naval de Iquitos.
"Los beneficios se encuentran orientados a incrementar las
capacidades militares, así como desempeñar a cabalidad los roles estratégicos
de las Fuerzas Armadas, permitiéndoles adquirir conocimientos sobre nuevas
técnicas, tácticas y procedimientos, e incrementar el nivel de entrenamiento y
la interoperabilidad de los medios involucrados; así como, fortalecer las
relaciones bilaterales con las armadas involucradas", se lee en
el documento oficial del proyecto de ley.
En ese sentido, "se considera que los beneficios son altamente
favorables para los intereses de la Marina de Guerra del Perú y del Estado
Peruano".
Diego Bazán, presidente de la Comisión de Defensa Nacional, defendió la medida mediante la lectura de un texto sustentatorio. "El Poder Ejecutivo señala que esta actividad no afecta en forma alguna la soberanía e integridad territorial, ni involucra la instalación de bases extranjeras".
Si Castillo autorizaba, lo procesaban por traición a la patria
Luego de justificar la resolución legislativa, el congresista Bazán
dio paso al debate de la iniciativa, sin embargo, se votó sin discusión
alguna.
No obstante, la activista Lucía Alvites opina que la entrada de tropas
estadounidenses al territorio peruano es una clara vulneración a la
soberanía del país y "profundizaría la salida violenta a una crisis
política".
"Con el historial que tiene Estados Unidos de injerencia en golpes
militares en América Latina, es altamente alarmante", aseveró Alvites.
Nuevo
ingreso
A finales del mes pasado el Gobierno de Dina Boluarte autorizó la
entrada de tropas estadounidenses para "realizar actividades de
cooperación de entrenamiento con las Fuerzas Armadas", como parte de un
acuerdo efectivo entre el 1 de junio y el 31 de diciembre.
Mediante una resolución legislativa, publicada en el Boletín de Normas
Legales del Diario Oficial El Peruano, se precisó que harán
"distintas actividades de cooperación de entrenamiento con las
Fuerzas Armadas asociadas con el Ejercicio Militar Internacional
Resolute Sentinel 2023".
De junio a agosto entrarán al país andino con armas de guerra
integrantes de las fuerzas especiales, de la Fuerza Aérea (USAF, por su sigla
en inglés) y de la Fuerza Espacial (USSF) de EE.UU.
Acceso a
militares japoneses
Posteriormente el pleno del Parlamento debatió y votó el ingreso de
unidades navales y de personal militar extranjero con armas de guerra de Japón.
Ejército
de EE.UU. en Perú: críticas y un historial de excesos en América Latina
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