UNICACHI:
EL MILAGRO DEL ALTIPLANO
Omar Aramayo
Dominical de EXPRESO 19MAR23
E |
l quechua, aymara, o puquina, del Altiplano, desde
la antigüedad prehispánica es un trashumante. John Murra para explicar este
fenómeno sostiene la tesis del control vertical de los pisos ecológicos.
Así, nuestros antiguos parientes establecieron anclajes en los más altos picos
de la cordillera, como en los valles interandinos o en los valles de la costa,
allí se trasladó con sus caravanas de llamas y llevó hasta el Altiplano los
frutos de la costa, ante todo pescado, y del Altiplano productos preciados como
el maíz, la papa y una diversidad que todavía no ha llegado aún a la cocina de
Gastón Acurio.
Para el comercio y para sus empresas bélicas el
aymara contó con un descubrimiento extraordinario: la liofilización de la carne
y de los productos vegetales. En el siglo XX con la facilidad de los medios de
transporte, los puneños del campo crearon un nuevo tipo de comercio y economía
en varias ciudades: La Paz, Moquegua, Tacna, Arequipa, Cusco, crearon Juliaca
ciudad comercial eminentemente; en Lima, primero el gran emporio de Gamarra,
luego los mercados y galerías de Unicachi. Sin olvidar que los ebanistas más
connotados de Villa el Salvador vienen de la península de Capachica.
Los migrantes de Santa Rosa de Melgar, del norte de
Puno, tienen la galería Yolita, de quince pisos. Los confeccionistas
vienen de Santiago de Pupuja, donde se origina el Toro de Pucará, todo al
mayor. Antonio Velásquez, confeccionista del distrito de Ollaraya, tiene tres
inmensos edificios y una sucursal en México. En el distrito de Ate se han
agrupado 31 comunidades puneñas y creado la Escuela Superior Teodoro Valcárcel,
para la formación de docentes en música y danzas puneñas. Pero el milagro
comercial del Altiplano es el que realizan los migrantes de Unicachi, una
pequeña y hermosa población a orillas del Lago de Wiñaymarca, a cinco kms de la
frontera con Bolivia, con menos de cuatro mil habitantes, y que se han
dispersado por Rusia, China, y otros países del mundo.
En los 50s y 60s trabajaron en construcción civil,
pesca de anchovetas, fábricas de harina de pescado, textiles, cerámica, y de
canillitas. Jacobo Cabrera Avendaño, el patriarca, promovió la "Asociación
de trabajadores unicachinos en el mercado minorista de Lima" En los 70s
del siglo pasado se reunían a jugar fútbol con los representantes de los otros
cinco distritos de la provincia de Yunguyo, a la cual pertenecen. Y a celebrar
a su santo Pedro, el 29 de junio de cada año, a bailar Soldados Palla Palla y
tocar zampoña, y con los años una señorial morenda. En esos encuentros se gestó
el gran emporio Unicachi, que a la fecha se ha reproducido en 20 distritos
limeños: Carabayllo, Norte Chico, Ciudad de Dios, La Parada, Lurín, Avenida
Abancay, y otros.
El secreto para esta eclosión organizada, de grandes capitales, son los valores tradicionales del trabajo corporativo, (y la gran voluntad de trabajo), el ayni, la minka, la protección del necesitado, la ayuda al recién llegado, al emprendedor. Estos aymaras del lago de Wiñaymarca en su trayectoria han sido liderados por visionarios como Esteban Cabrera, Jacobo Cabrera, Cristian Yapuchura, Rafael Coarita Uchazara, este último promotor del megaproyecto la Ciudad Comercial de Ventanilla, con el complejo educativo que le corresponde. Desgraciadamente Coarita Uchazara nos dejó en la pandemia, pero dejó a su hija Esther Coarita Ucharico.
Un grave problema oscurece estas iniciativas de
inmensa repercusión para el desarrollo del país, es el progreso, la idea del
progreso, observada ya en el siglo XIX por Charles Baudelaire, el avance de lo
material sobre lo espiritual, el despojamiento de lo humano por lo práctico.
Así las segundas y terceras generaciones de migrantes, al contacto con los
hábitos de la ciudad y víctimas del racismo y la exclusión pierden su identidad
aymara, y su valor más importante: el idioma; felizmente, a la par en Londres,
aparecen intelectuales no solo calificados académicamente, si no de gran
temperamento, bondad, certitud, y visión de futuro, profesores como Daniel
Coarita o Lucio Marcial, nativos del lugar. En menos de diez años la región
Puno tendrá dos megaciudades, mayores que Juliaca: llave, y la ciudad que se
evidencia intermitente a riberas del lago de Wiñaymarca, la otra parte del
Titicaca, cuya capital seguramente será Unicachi. <>
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