PERÚ. ¡NO TE RINDAS…!
Por
Gustavo Espinoza M.
Diario UNO / Domingo 11 de diciembre 2022
S |
abiamente,
el uruguayo Mario Benedetti, nos aconsejaba: No te rindas, aun estas a tiempo / de alcanzar y comenzar de nuevo /
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos / liberar el lastre, retomar el vuelo.
/ No te rindas que la vida es eso / continuar el viaje / perseguir tus sueños /
destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo / No te rindas,
por favor no cedas / aunque el frío queme, aunque el miedo muerda / aunque el
sol se esconda, y se calle el viento / aún hay fuego en tu alma aún hay vida en
tus sueños / No te rindas…. “
Y
este texto escrito y diseñado para otro escenario y distintas circunstancias,
puede aplicarse con certeza a nuestro país y a la situación creada aquí en los
últimos días. Y es que, en el marco de una aguda crisis, hemos conocido un
desenlace inesperado y escuchado cánticos de victoria aullados por fuerzas
históricamente derrotadas, pero aun insepultas.
Cuando
se escriba lo ocurrido el pasado 7 de diciembre tendrá que señalarse que el
breve mensaje emitido por Pedro Castillo en horas de la mañana, fue un
verdadero salto al vacío. Unos dicen que fue engañado. Otros, que actuó bajo
presión y amenaza.
Los
hay también quienes aseguran que fue víctima de un complot siniestro en el que
participaron oscuros personajes que se infiltraron en su entorno, como había
ocurrido ya, cuando se manejaron irregularidades de orden financiero y
administrativo en la Casa de Gobierno. Y habrá, además, otras versiones aún más
truculentas
Como
suele ocurrir, cada una tendrá un poco de razón. La suma de estas versiones,
ayudará a entender los hechos, pero, en todo caso, nada permitirá -a corto
plazo- revertir lo sucedido.
Finalmente,
la Ultra derecha Neo Nazi logró alcanzar lo que había anhelado desde el 28 de
julio del 2021: echar del Poder al maestro rural que tuviera el atrevimiento de
derrotar a Keiko Fujimori en los comicios presidenciales registrados ese año.
Bastante
se ha escrito ya entorno a lo ocurrido. Cabe reflexionar entonces acerca del
significado de los hechos, y de su trascendencia; de la incidencia que tendrá
en el futuro del país, y en la vida de los peruanos. Veamos:
Durante
la República -como bien lo dijera Jorge Basadre- la oligarquía peruana renunció
a ser una clase dirigente, y se convirtió apenas en una clase dominante. A
comienzos del siglo XIX degradó a la sociedad peruana generando una
descomposición galopante. González Prada la describió con duras palabras:
“donde se pone el dedo, salta la pus”.
El
primer intento de cambiar esta realidad asomó en 1911 con el gobierno de
Guillermo Billingurts. Pero este fue depuesto por el Golpe de Estado de Oscar
R. Benavides, en 1914. El segundo, ocurrió en 1945, bajo la bandera del Frente
Democrático Nacional y José Luis Bustamante. Pero éste también fue derrocado
por Manuel Odria. El tercero, fue el de 1968: la insurgencia patriótica de Juan
Velasco Alvarado, también derribado en 1975 por Francisco Morales Bermúdez. La
más reciente -la cuarta- fue la que encarnó Pedro Castillo, con infausta
suerte.
Este
recuento no es casual. Sirve para confirmar lo que alguna vez dijera como
maleficio Gonzalo Rose adjudicándole a una voluntad suprema una práctica
siniestra: “Degüella, Dios de los incrédulos / al que intente cazurro /
transformar al Perú” .
Unos
y otros, han caído, pero la cálida semilla que sembraran en este suelo regado
con la sangre de millones, ha quedado impregnada y finalmente dará fruto. Es
cuestión de perseverar en una tarea en las que Túpac Amaru puso una primera y
grande piedra, y José Carlos Mariátegui un cúmulo de ideas y de acciones.
Ambos, nos legaron historia y rebeldía. Por eso bien puede decirse que los
sucesos del miércoles 7, no han concluido. Eso sólo ocurrirá con la victoria
del pueblo.
Es
decir, cuando los que baten palmas hoy, comprendan que perdieron para siempre.
Así lo acredita el pensamiento de millones, pero también la fatigada marcha de
hombres y mujeres que se movilizan desde el ande con la bandera del Perú en la
mano exigiendo respeto a la voluntad ciudadana.
Al
margen de sus intenciones y deseos, Dina Boluarte no la tendrá fácil. Tiene dos
caminos por delante. Uno, es el de la entrega a los designios de una Mafia
voraz y despiadada que querrá someterla y doblegarla a su capricho. El otro, es
el de la identificación con la causa del Perú, ¿Sabrá escoger? Por lo pronto,
debe comprometer a colaboradores de gestión que reúnan dos requisitos
esenciales: eficiencia y honradez. A ellos, no los habrá de encontrar en los
predios de la Mafia Golpista, que hoy sonríe satisfecha para la foto del
recuerdo.
En
todo caso, la vida habrá de enseñarle, y mucho. No es posible derrotar y
humillar a un pueblo cuando éste construye laboriosamente su unidad, fortalece
su organización, eleva su conciencia, y lucha por objetivo esenciales. Vale
decir, cuando entiende que más allá de las palabras, están las acciones.
Lo
confirman las movilizaciones registradas en los últimos días en Arequipa. Puno,
Cusco, Ayacucho, Huancayo y otras ciudades del interior del país. El 198
aniversario de la batalla de Ayacucho, es también un aliciente de victoria. Hay
que tenerlo en mente.
El
Perú, hoy expresa una voluntad indoblegable: no se rinde. <:>
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