LA ULTRADERECHA ESTÁ JUGANDO CON LA GASOLINA … Y CON FUEGO
Por Jorge Rendón Vásquez
Sigue
la guerra de la ultraderecha contra Pedro Castillo, su gobierno y el pueblo del
que él es paradigma, utilizando su prensa, radio y TV y los periodistas,
opinólogos y caricaturistas que alquila.
El
5 de abril sacó a la calle en Lima a un grupo de pitucos y a otra gente convencida
o pagada para protestar por algo que no la perjudica ni daña a la pituquería:
el alza de los precios de la gasolina, el petróleo y los productos de primera
necesidad. No las perjudica, porque con sus altos ingresos pueden pagarlos sin
ninguna molestia; altos ingresos que se originan, dicho sea de paso, en las
ganancias que resultan del trabajo de obreros y empleados insuficientemente
pagados. Hubo, además, conatos de saqueos en algunos mercados.
Fue
una escalada que comenzo con la “huelga de los transportistas” echándole la
culpa al gobierno por el alza del precio de la gasolina y del petróleo. Y el
gobierno tuvo que transar con ellos, comprometiéndose a subsidiar el precio de
estos productos. Vamos a ver si con este subsidio, que les costará a todos los
peruanos, bajarán los precios de los pasajes y los fletes.
Después
del papelón que hizo la ultraderecha en el Congreso de la República con su
fracasado proyecto de vacancia de la Presidencia de la República la semana
antepasada, en su programa de ataque seguía esta escalada. Y también fracasó,
porque la mayor parte del pueblo, si bien no lo sabe del todo, presume que el
gobierno nada tiene que ver con el alza del precio de la gasolina y se limitó a
observar extrañada la manifestación de los pitucos.
Pitucos unidos jamás serán... ganadores |
¿Por qué ha subido el precio del petróleo?
Es
un efecto de la sanción de Estados Unidos a Rusia por la guerra de esta contra
Ucrania, ocasionada por la tentativa de Ucracia de ingresar al Tratado del
Atlántico Norte (NATO) que, según Rusia, la amenazaría. La sanción dictada por
Estados Unidos y acatada por los estados de la Unión Europea ha bloqueado,
entre otros valores, el dinero que debe recibir Rusia por las ventas de gas,
petróleo y otros bienes vendidos a los países europeos. La respuesta de Rusia
ha sido decidir que no continuará vendiéndoles esos productos si no se los pagan.
La escasez en perspectiva por esta posibilidad ha dado lugar a un alza
inmediata de los precios del petróleo y sus derivados y del gas. El barril de
petróleo se vende ahora a 130 dólares y el galón de gasolina en Estados Unidos,
país productor, cuesta 4.173 dólares (o sea 15.62 soles). La súbida es de más
de un 40%. Esto quiere decir que los productores de petróleo están aprovechando
esta situación para subir los precios y ganar mucho más a costa de los
consumidores. Obviamente, también se beneficia Rusia, cuyos ingresos por el
petróleo y el gas que vende a otros países se han incrementado por estos
precios. En realidad, la sanción contra ella perjudica, por el contrario, a
Estados Unidos, que sufre la inflación que el precio del petróleo le causa, y a
los estados europeos que se están quedando sin petróleo y gas y tienen una
inflación que ya llega en algunos países al 9%. El 40% del gas que Alemania
consume y que no quiere pagar llega de Rusia por un gasoducto. Hasta ahora solo
Hungría ha declarado que no aplicará las sanciones a Rusia, ya que el gas que
esta le suministra satisface el 75% de su consumo.
El
Perú no es ajeno a los efectos del alza del precio del petróleo, porque el 75%
de la cantidad que consume tiene que importarlo, lo que determina que sus
precios y el de la gasolina sean más altos. Y, como todo se transporta en
vehículos movidos a gasolina y petróleo, todo tiende a subir de precio.
La
derecha recalcitrante, personificada en el Congreso por 43 representantes de
los grupos Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País y algunos de sus
aliados de centro, no se ha referido a lo que sucede con el petróleo y, por
supuesto, no ha dado ninguna fórmula para anular o, por lo menos, reducir las
subidas de los precios. Con toda seguridad, si hubiera estado en el control del
Poder Ejecutivo habría dispuesto la disolución a balazos de una manifestación como
la de ayer en su contra.
Pero
hay algo más. La derecha recalcitrante cree que puede incitar saqueos y
manifestaciones con desmanes sin consecuencias para ella y sus mandantes. Se
sabe cómo tuvo que actuar el gobierno de Velasco para parar los saqueos del 5
de febrero de 1975, promovidos por el Apra. Los muertos casi llegaron a 100. ¿Y
si, de repente, las masas populares, respondiendo a las algaradas incitadas por
la derecha recalcitrante, salieran en manifestación por los barrios ricos de
Lima? Mejor sería “no hacer olas”, ¿no les parece? O para decirlo de otro modo:
no hay que hacer fuego cerca de la gasolina.
(Comentos,
6/4/2022)
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