miércoles, 1 de septiembre de 2021

ARTE COREOGRAFICO POPULAR PUNEÑO

 EN UN ANIVERSARIO MÁS DEL

BALLET FOLKLORICO ALTIPLANO

Arnaldo Uribe Enríquez

En mi calidad de Director General del Ballet Folclórico Altiplano, a nombre del sub Director, mi hermano Guillermo "Wilito" Uribe, de  mi hijo Adrián Uribe Carreón, actual Director Artístico, quiero agradecer sobremanera, los saludos, elogios, recuerdos, reconocimientos, opiniones de los amigos en Lima, de provincias, del extranjero, de colegas, docentes, alumnos, integrantes de diferentes generaciones de la institución, vertidas por diversos medios acerca de mi persona y sobre el BALLET ALTIPLANO en sus 41 años de trabajo cultural.

Permítanme una breve retrospección en el camino andado, para justificar las salutaciones. En 1971, recién llegado de Puno, me hice cargo de la dirección artística de la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, institución que estaba en ciernes, empezando. Después de 10 años Brisas era ya ampliamente conocida y con una sólida base artística continuó hasta convertirse en la mejor institución cultural del país en su género.

En esa misma época de inicios, empecé a enseñar danzas puneñas en diferentes colegios “pitucos” encontrando una Lima eminentemente racista y discriminante. Sin embargo, la convicción, paciencia y fuerza mental de la que venía premunido no me hizo fracasar en ninguno de los casos, pues a mi salida de Brisas en 1980, fundé el BALLET FOLKLORICO ALTIPLANO, con la cual en 1982 actuamos en el Concurso Miss Universo que se realizó en Lima, ocasión en la que presenté tres danzas puneñas que fueron Carnaval de Arapa, Tucumanos y Diablada, ante 390 millones de personas en el mundo entero a través de la televisión.

Luego de eso, las puertas de instituciones y eventos se abrieron inmediatamente, ya que nos presentamos en el Campeonato Mundial de Voley, Sicla, Concursos anuales de miss Perú, presentaciones en Acho, viajes a todos los departamentos del Perú; luego a países aledaños como Chile, Ecuador, Colombia, Argentina, Brasil y el salto a países allende los mares, Europa, Asia, EE.UU., México, representando y mostrando casi por ocho años, la maravillosa diversidad de danzas y música de costa, sierra y selva del Perú, sin dejar de  priorizar, por supuesto, el arte folclórico de Puno.

Más tarde fundé el Consejo Peruano Calificador del Folklore, COPECAFOLK en el año 2004.

El BALLET ALTIPLANO, tuvo señaladas características en su formación y vivencia artística. La disciplina, el amor por nuestro país, el respeto por la tradición de los pueblos, la mística, el respeto recíproco, la ayuda mutua, el compañerismo, el no al transfuguismo, sudar la casaquilla y la lealtad a su formación, fueron esencia de la práctica y difusión de nuestro trabajo cultural. Los danzarines conformaban un grupo de chicas y muchachos que sin ser de Puno amaban a Puno, tanto o más que yo mismo.


Hoy BALLET ALTIPLANO entra en una nueva etapa bajo la dirección artística de Adrián, mi hijo, quien por su amor al Perú, sus dotes creativas, su honestidad, responsabilidad y conocimientos, ha superado largamente mi trayectoria, lo cual me llena de orgullo y satisfacción. Él prepara un nuevo espectáculo y convocatoria.

Vaya un agradecimiento especial al programa “Capital Del Folklore” que se transmite en Arequipa, bajo la amena conducción del periodista y comunicador social don José Antonio Cuba Jiménez quien hace muy poco ocupó parte de su programa para expresar un homenaje al BALLET ALTIPLANO.

De otro lado y accediendo al pedido de crear filiales en otras Regiones, anuncio que la primera filial será en Arequipa.

Reitero el agradecimiento a todos, muchas gracias. <>

LA COYUNTURA POLITICA

 

Cohesión ante la agresión


Milcíades Ruiz
en LA PATRIA.PE

La oposición al gobierno de izquierda desarrolla su estrategia de deslegitimarlo de cualquier manera. Una de las vías es asegurar la existencia de una organización criminal en el gobierno regional de Junín para el financiamiento de la campaña política del partido ganador. Logrado esto, la plancha presidencial y su bancada no tendrían validez. Pero también se traman otras opciones de deterioro que conducen al mismo fin, sin encontrar mucha resistencia. Diversas señas, podrían preludiar una situación adversa. Veamos.

La precariedad de un contendor frente al abrumador ataque adversario, lo coloca en una disyuntiva dramática. O muere con honor, combatiendo sin arriar banderas, o de lo contrario, busca un arreglo (diálogo) para sobrevivir y volver en mejores condiciones. Pero ceder en el inicio, podría convertirse en claudicación progresiva, desnaturalizando las banderas primigenias. Le pasó al Partido Aprista, que terminó pasándose al campo contrario. La historia registra muchos de estos casos.

En la entrevista que le hace el diario La República al ministro de Justicia, Aníbal Torres, el 29 agosto último, este afirma lo siguiente: “El gobierno es uno de izquierda, por supuesto que con participación también de la derecha” (…) “Por eso se le ha pedido al presidente del banco central de reserva (Julio Velarde) que se mantenga en el cargo. Por eso se ha nombrado como canciller al doctor (Óscar) Maúrtua. Y estamos trabajando conjunta y muy ordenadamente.”

Y sobre la reunión tensa que tuvo con V. Cerrón, agrega que fue: “por esos desacuerdos entre el partido y el presidente” (… ) “… pero lo cierto es que quien ha ganado la elección es Pedro Castillo. Él es quien toma las decisiones, y el señor Cerrón es el secretario general del partido y ese es su ámbito de actuación.”

Estas afirmaciones del influyente paisano del presidente, que ya antes había cuestionado al canciller Béjar para forzar su renuncia, denota falta de cohesión política en el equipo gobernante. Pero decirlo abiertamente, tiene una intención encubierta. Quizá por ello, el ejecutivo empezó a tirar por la borda a su mejor cañón que estaba en la cancillería y jabona el piso de los cuestionados por la oposición, para liberarse de los ataques.

Pero, ceder posiciones facilitando el avance enemigo podría ser contraproducente. Por ejemplo, si por evitar los ataques se aparta al cuestionado Cerrón, entonces el ejecutivo podría quedarse sin bancada en el Parlamento, quedando indefenso. Por eso, dar muestras al enemigo de que el gobierno no es como lo pintan, que no hay peligro izquierdista, con el fin de que cesen los ataques, por favor, podría ser una mala influencia. No creo que eso detendrá a la oposición.

Si comparamos el texto del discurso inaugural de la gestión del ex canciller Dr. Héctor Béjar, con el discurso inaugural del premier ante el Congreso, el contraste es evidente. El primero, es un discurso ideológico de izquierda neta. El segundo no lo es. Este mantuvo el estilo tradicional de gobiernos pasados sin mostrarse diferente por ser de izquierda. Las promesas electorales, algunas de las cuales fueron omitidas, quedaron apagadas y sin fuerza política, quizá para evitar la desaprobación.

La aprobación ha sido interpretada como un gran triunfo, pero esta apreciación podría ser engañosa. El apoyo popular puede verse afectado si no hay una ofensiva de medidas populares para generar defensa frente a los ataques. ¿Cómo defender a un gobierno al que no le debemos nada todavía? Están próximas las elecciones municipales y todo lo alcanzado podría diluirse por falta de motivación.

Mientras tanto, ya se ha emitido el Marco Macroeconómico Multianual 2022-2025 que debería definir el nuevo rumbo del país al amparo de una administración izquierdista. También la nueva política económica que deje atrás los daños causados por el neoliberalismo. Pero se sigue con el mismo esquema del FMI sin cambios determinantes. No recoge las promesas electorales ni denota un giro hacia la izquierda en el manejo económico.

El borrador del presupuesto para el 2022, ya está en el Congreso y todo lo ofrecido, tiene que estar presupuestado para cumplir compromisos electorales. ¿Será? La paciencia se agota y la desesperanza aumenta.

He aquí un breve resumen de los supuestos económicos sobre los que desarrollará la economía nacional con la nueva administración estatal:

I. MARCO MACROECONÓMICO MULTIANUAL 22- 25

1.   Se espera que un crecimiento mundial de 6,0% en el 2021 y de 3,7 % al 2025, nos ayude.

2.   Se espera un crecimiento nacional: 10,5% en 2021 (después de haber caído 11% el año pasado), y 4, 1% al 2025

3.   En el 2020, el déficit fiscal y la deuda pública ascendieron a 8,9% y 34,7% del PBI, respectivamente. En 2021, se espera reducir a 4,7% del PBI. Se anhela una reducción ordenada y gradual del déficit fiscal: 3,7% del PBI en 2022; 2,7% en 2023; 1,7% en 2024; y 1,0% del PBI en 2025.

4.   Se espera un crecimiento de los ingresos fiscales de 19,9% del PBI en 2021. Desde el 2022 a 2025, estos crecerían a un ritmo promedio de 4,9% real, lo que les permitirá expandirse a 20,4% del PBI en 2025. (¿?)

5.   La deuda pública será de 35,3% del PBI en 2021, una de las menores en A.L. (37,4% del PBI en 2023, para bajar a 31,7% del PBI en 2030)

6.   El gasto público de 2022 a 2025, priorizará servicios públicos intensivos (educación, salud), así como la inversión pública. El gasto público será equivalente a 21,9% del PBI en 2022 y se estabilizará en 20,3% del PBI (pre pandemia) en promedio para el periodo 2023-2025. Actualmente, hay ineficiencia del gasto público equivalente al 10% del gasto total.

7.   Se espera un crecimiento de la inversión privada: 20,0% en 2021 y 5,5% en el 2022. La inversión minera crecería 15,9% en 2021 y 7,6% en el 2022.

II. PRINCIPIOS DE POLÍTICA ECONÓMICA

1.      Mayores recursos fiscales. Tenemos 20% del PBI, inferior al promedio de América Latina y el Caribe (2019: 27,1% del PBI) y OCDE (39,9% del PBI). El incumplimiento del IGV alcanzó el 38,1% de la recaudación potencial (la tasa más alta de los últimos 10 años), mientras que el incumplimiento del IR en 2019 alcanzó el 49,5% de la recaudación potencial. (Los morosos lucran y capitalizan con nuestro dinero, perjudicando nuestro desarrollo).

OBJETIVOS:

u Incremento de la progresividad del sistema tributario

u Simplificación y armonización del sistema tributario

u Perfeccionamiento de los impuestos al consumo

u Racionalización de los beneficios tributarios

u Reducción del incumplimiento tributario

2.    Crecimiento económico:

2.1           Corto plazo: Rápida recuperación económica, impulsando las inversiones, tanto pública como privada y fomentando la generación de empleos de calidad.

2.2          Mediano plazo: Impulso a la competitividad y productividad de la economía. Generación de nuevos motores de crecimiento en sectores con alto potencial productivo. Se continuará impulsando un clima de negocios atractivo para la inversión privada.

III.    LINEAMIENTOS DE POLÍTICA ECONÓMICA

3.1           Corto plazo: Entrega de subsidios económicos, programas de empleo temporal y facilidades crediticias a los segmentos más vulnerables. Asimismo, se continuará impulsando la inversión pública y privada.

3.2          Mediano plazo: Cierre de brechas estructurales (Informalidad laboral, inclusión financiera, ampliación digital, diversificación productiva, innovación tecnológica, mejorar plan nacional de competitividad, Impulso a sectores con potencialidad económica: Forestal, acuícola, turismo).

IV.    POLÍTICA FISCAL

A.    Sostenibilidad fiscal y reducir déficit (en 2020 ascendió a 8,9% del PBI. En el 2021 se espera 4,7% del PBI). El déficit fiscal se reducirá gradualmente: 3,7% del PBI en 2022; 2,7% del PBI en 2023; 1,7% del PBI en 2024; y 1,0% del PBI en 2025.

B.    Asegurar recuperación e incremento de ingresos fiscales: Perfeccionar la tributación; racionalizar las exoneraciones poco efectivas y de pocos beneficiarios.

C.    Inversión pública de calidad y eficiencia.

D.    Calidad y eficiencia en el gasto público para fomentar bienestar.

E.    Mejoramiento de la gestión fiscal en gobiernos regionales y municipales.

V.    POLÍTICA TRIBUTARIA

 Incrementar la progresividad tributaria. Énfasis en el control y ?scalización, para combatir el incumplimiento, la evasión y elusión. Recaudación en el 2019 fue de 14,4% del PBI, en el 2020, fue de 13,0% del PBI.

– Automatización electrónica de registros y libros contables, declaración y pago de impuestos. Masi?cación de comprobantes de pago electrónicos.

 Optimizar la recaudación de la renta minera, resguardando la competitividad del sector.

 Se continuará con la política de racionalización tributaria preferencial, para evitar la creación de nuevos beneficios, evaluar eliminación, sustitución o prórroga de los ya existentes, de corresponder.

 Ampliar la base tributaria del impuesto a la renta. Lucha contra la evasión y elusión fiscal por parte de las empresas multinacionales y las personas de elevados ingresos.

 Optimizar la recaudación de los principales impuestos municipales (Predial, alcabala y patrimonio Vehicular). Brindar asistencia técnica para mejorar la recaudación municipal. (Cuidado. Esto va contra los bolsillos populares).

-Se evaluarán cambios en el esquema fiscal minero que permitan mayores ingresos al erario nacional a través de una mayor progresividad, pero sin afectar la competitividad del sector.

—ooOoo—–

Como se puede apreciar, bien podría ser el plan de un gobierno de derecha, pues no hay diferencia sustancial con lo que se espera de un gobierno de izquierda. Para el MEF, no pasa nada. todo sigue igual. Hay sobre optimismo en las inversiones extranjeras, la política económica sigue como la de gobiernos anteriores. No hay problema monetario, no hay inflación, ni riesgos de conflictos sociales, ni revisión de contratos y concesiones vende patria. ¿Y el impuesto a la riqueza?

La CEPAL nos dice que las cifras de pobreza en el Perú para el 2021 estarían en torno a una tasa de 28,4%, que representa aumento 13 puntos porcentuales frente al año prepandemia (2019) y la pobreza extrema pasará 3% a 8,6% con una brecha muy amplia entre la zona urbana y rural. Pero en este esquema de gobierno, eso no interesa.

El enfoque revela una política económica pasiva, dependiente de los precios internacionales de materia prima y la depredación de nuestros recursos naturales, incluyendo los forestales que depredan la Amazonía. No se propone por iniciativa propia y ganar mercados internacionales para expandir la economía nacional hacia afuera. Solo se limita a esperar lo que otros hagan. No se busca elevar la capacidad de resiliencia frente las crisis sanitaria y económica ni desarrollar nuestras ventajas por medios propios. Pero por lo pronto, esta sería la base macroeconómica de la política gubernamental actual.

“Lo que mal empieza, mal acaba”. Ojalá que esta sentencia popular no se cumpla en este caso. En la izquierda, hay mucha voluntad de ayudar todavía. Hay personalidades muy capaces dispuestos a poner el hombro sin ningún interés personal. Hay especialistas de izquierda muy calificados que desean colaborar, pero están marginados. ¿Los gobernantes, se dejarán ayudar? O pedirán ayuda a la derecha. Todavía se pueden corregir fallas. Ustedes ¿qué dicen? <>

LIBRO ESCRITOS POR LA PUNEÑIDAD (descargar libro en formato PDF)

 ESCRITOS POR LA PUNEÑIDAD

Se autoriza su descarga para temas de difusión cultural y educativos, citar la fuente y los créditos del autor de la publicación de la siguiente manera:

Vásquez Cuentas, G. (2021). Escritos por la Puneñidad. Universidad Nacional del Altiplano, Puno, Perú. Primera edición – Abril 2021, pp. 620. 


https://drive.google.com/file/d/1adGbQWbM_t-9dQt7AAiCkSMozuJ1fyf2/view?usp=sharing

martes, 31 de agosto de 2021

ACERCA DEL SIKU O ZAMPOÑA ALTIPLANICA

 FIESTA: ¿PORTAZO O ESCLUSA?

UNA MIRADA A LA FABULOSA FIESTA DE LA CANDELARIA DE PUNO DESDE EL MODELO CONVERSACIONAL DE LA ZAMPOÑA

Escribe: Augusto Sánchez Torres en JULI ETERNO N° 38, págs. 24 a 31

La disputa en una reunión festiva (especialmente en el marco andino) se inscribe por una parte en el sentido unívoco de la afirmación identitaria cultural, con la posición por otra de que ésta debe inscribirse en el marco inevitable de la apertura a otras culturas y a los tiempos nuevos y por ende en la polivalencia de sentidos, es antigua y no escasa en argumentos en el campo de las humanidades. Uno de esos debates se hace presente casi anualmente en la famosa fiesta de La Candelaria de Puno, acontecimiento festivo religioso-cultural que logró ser reconocido por la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad (Unesco: 27 de noviembre de 2014). El dedicarle estas líneas a la fabulosa fiesta puneña, nos sirve también para dar una mirada general a la fiesta celebrativa andina.

Algunas preguntas que nos planteamos son las siguientes: ¿Tiene la festividad de la Candelaria uno o más sentidos? ¿Es la Candelaria solo una fiesta religiosa, o a la vez es un carnaval, una muestra cultural identitaria, una festividad religiosa aymara-quechua?; ¿un negocio, una esfera pública para el status (político, social, económico)? Son cuestiones que requieren un amplio espacio para tratar de responderlas. Aquí ofrecemos un pequeño aporte inicial. Y para ello usaré el modelo complementario y recíproco de la zampoña.

 

Preludio

Este trabajo se enmarca en el encuentro de dos horizontes. El primero está configurado en nuestra realidad multicultural y dentro de ella la región aymara y la música de las zampoñas; éste, diríamos, es el lugar desde donde escribo y que en mayor parte es mi destinatario también. El otro horizonte es el mundo de la Academia y de la música comúnmente llamada “clásica”, cuyas voces resuenan mayormente en registro occidental, con el cual entablo conversación. Y que – a pesar que muchos puedan negarlo –algunas de esas voces se me hacen muy familiar. Digo esto porque cuando leo a Gadamer (filósofo alemán), o a Taylor y Kymlicka (filósofos canadienses) y a los filósofos interculturales (la mayoría de cuño occidental), me parece escucharlos en clave de zampoña, porque tematizan el diálogo tal cual la estructura de la zampoña. Este instrumento sui géneris en su estructura se hace posible por su conversación inacabable entre ira y arka. No conozco que haya algún otro instrumento musical que requiera de dos ejecutantes. Su estructura es dual y está dividida en dos hileras de cañas donde cada una tiene las notas musicales que la otra no tiene, por lo que se requiere de ambas para entonar una melodía. Intuyo que en el zampoñista (del altiplano peruano o de otro lugar) subyace una predisposición (natural) para la alteridad, pues, es necesario escuchar al otro sin el cual no habría música. Es un ejercicio de complementación, reciprocidad y equidad.

Sostengo que la fiesta, como ambiente celebrativo y como centro de la acción comunitaria, también se desarrolla en el sentido conversacional y complementario de la zampoña: tiene un topos primigenio pero para su vivencia recurre a la alteridad, escucha las voces de ‘otros’ y junto a ellos se desarrolla en el tiempo en una constante complementación recíproca, en lo que Gadamer llama “fusión de horizontes”.

Purismo versus pluralismo

Tal como señale a la entrada de este trabajo indagaré sobre el conflicto de apreciación que surge por el propósito de otorgarle una identidad a la fiesta de la Candelaria de Puno. Por un lado, se muestra un grupo que[1] llamaré puneñistas puristas, o culturalistas etnocéntricos puneños. Estos se caracterizan porque anteponen un sentido de primacía de lo local, de lo puneño (en la danza, en la música, en la identidad, etc.) como punto de partida y validez de la fiesta. Junto a este grupo aparece la iglesia ‘oficial’ puneña que actúa en el afán de darle un solo sentido a la fiesta: el religioso católico, el de la veneración a la Virgen María. Ambos, lo uno en lo cultural y lo otro en lo religioso, pretenden presentar la fiesta como una univocidad de sentido: la fiesta es puneña y católica. Estos principistas o puristas actúan bajo el paradigma del PORTAZO: maximizar el valor de lo propio y subvalorar el aporte de lo no-puneño y de lo nuevo; cuando no, negarlo o eliminarlo. En sus manifestaciones desmesuradas suelen argumentar que las danzas que no son de corte puneño no deberían de ejecutarse, que las bandas de música extranjera deberían de excluirse (generalmente referidas a las bolivianas), que la ropa de los danzarines solo debería ser producto del artesano local, por anotar algunas expresiones.

En el otro extremo hay un frente de aprovechamiento económico y político, e inclusive social, que saca ventaja de la fiesta para sus casillas particulares. Interviene en la fiesta porque obtiene beneficios materiales, pero no se identifica con ella. Lo denominaré el del sin sentido. Por ahora no me ocuparé de este grupo, sino del anterior y del que presentaré a continuación.

En efecto, al otro lado de los puristas, hay uno más amplio que vive la fiesta en una pluralidad de sentidos, pluralidad que reconoce distintas formas de relación con la fiesta de la Candelaria, y que a pesar de su multiplicidad no se muestra desparramada sino reunida en torno a un topos común: el lugar y el tiempo memorable celebrativo, es decir, Puno, la Virgen de la Candelaria y los primeros días de febrero. Estos, a quienes llamaré los pluralistas, actúan bajo el paradigma de la ESCLUSA: las expresiones espirituales, culturales actúan como bisagras, permiten desde su experiencia original dialogar con otras tradiciones y se abren a nuevas expresiones. A mi parecer es esta última la que vitaliza la festividad toda. Me inscribo en ella.


Tengo la impresión que desde hace mucho tiempo la fiesta de la Candelaria carece de una única unidad de sentido; tiene una polivalencia de sentidos. El asunto que se haya arropado primeramente en la tradición cristiana-católica no le quita que haya mostrado otros sentidos, o que sea el medio de expresión de otras sensibilidades culturales y sociales. Me refiero primero a que además de lo típicamente católico la fiesta ha venido develando su sentido más auténtico, el del mundo aymara-quechua y su religare con la pachamama (una muestra es el faustuoso concurso de danzas autóctonas). Aquí la Virgen de la Candelaria ha tomado otra denominación muy familiar: es la mamita de la Candelaria. Y dado que su celebración es en febrero, es la imagen que bendice los nuevos frutos de la tierra y espanta las heladas; es la guardiana de las familias y de las comunidades; es la madre celestial; es la imagen sincrética de la pachamama con la madre de Dios.

Otro sentido es el que tiene que ver con que la fiesta de la Candelaria es vivida en el marco de lo festivo-carnavalesco. Habría que anotar aquí que, aunque se desborda en su esencia carnavalesca no se aleja de lo que le congrega: el topos común y el tiempo memorable.

¿Está mal que esta fiesta haya devenido en varios sentidos? Obviamente que no. La fiesta si bien tiene un momento originario que le da una identidad primaria fuerte, no podría seguir existiendo sin alimentarse de lo ‘de afuera’ y de lo nuevo. Aquí me parece crucial relievar el modelo dialógico y bipolar de la zampoña: aquí no hay ‘vida’ sin el otro y sin el diálogo; lo otro es mi complemento. La fiesta también significa un espacio de diálogo de la pluralidad de sentidos buscando un lugar sincrético. Restringir, reducir y subsumir los diferentes sentidos a uno solo (por decir, al religioso católico cristiano; o dar validez sólo a lo “puneño”) no hace sino entorpecer ese carácter dialógico de complemento; y al contrario puede empujar hacia algún modo de dominio violento. Pero tampoco debe extrañarnos que para unos el valor unívoco originario tiene más sentido, y eso no está mal. Lo negativo radicaría en enseñorear y canonizar a lo unívoco solamente en perjuicio de la vitalidad existencial múltiple.

Debo de precisar que cuando hablo de multiplicidad de sentidos no necesariamente estamos hablando de nuevos sentidos en estricto (no creo que haya nuevos sentidos en sí), sino de sentidos que van apareciendo desde la luz del mito fundante (fiesta religiosa católica), pero que recogen los nuevos tiempos y los aportes de lo foráneo. Estos sentidos fusionados no necesariamente desconocen su mito fundante, sino que viven transfigurados por la alteridad y la contemporaneidad que les toca vivir. Es como si un pie estuviese en el mito fundante pero el otro en las nuevas experiencias vivenciales. Así, es un encuentro siempre entre el pasado y el presente, o entre lo propio y lo extraño; es siempre una zampoña dialógica que tiene al arca y al ira en una conversación sin fin. Por lo que no se pierde el carácter originario, identitario, sino que esta se muestra en cada tiempo con los rasgos inclusivos o de la época o de lo extraño.

No está por demás revisar un poco lo referente a la tradición. Los “puristas” pretenden reivindicar una tradición conservadora. En verdad, la ciencia social ya nos ha dicho que no hay tradiciones ni culturas cerradas, todas van abriéndose a nuevos encuentros con otras tradiciones. No suena bien por eso que algunos ‘puneñistas’, inclusive de raigambre intelectual, hayan emprendido una batalla verbal con sus pares de Bolivia respecto de la originalidad y de la correspondencia de algunas danzas, aun cuando ambos gozamos de una sola vena cultural. Ya sabemos que las expresiones artísticas, culturales, espirituales, rituales, festivas no son patrimonio sólo del que los crea sino también del que los vive, o mejor, de la comunidad que le da vida y vigencia; entonces, el patrimonio viene del lado del que baila, del que ejecuta (música), del que ritualiza, del que practica.

La fiesta, por ello, no es un portón que pone parámetros, sino una esclusa que está abierta a nuevas experiencias de sentido; y que en su vitalidad, además de tener una pertenencia comunitaria originaria, se ve impulsada a ser inclusiva y exógena. Es inclusiva porque recepciona los aportes de propios y extraños en cada momento festivo (cada año), y es exógena porque se abre a otros horizontes, a otras tradiciones; o se vale también de otras tradiciones. Una fiesta como la Candelaria es típico ejemplo de encuentro de horizontes, encuentro de tradiciones, de diálogo de horizontes. En la práctica se cumple este encuentro, esta interculturalidad. No hay que olvidar que el pueblo danzante y festejante maneja simbológicamente estos encuentros; a veces no requiere ni verbalizarlos, ni escribirlos, ni conceptualizarlos. Pues, lo simbológico no siempre se dice, sólo se vive. Por ello, prohibir la participación de bandas bolivianas, o criticar a los festejantes ‘afuerinos’ suena mal. El arte en general y la música en particular no se pueden canonizar, ni regionalizar ni cerrar. La fiesta es fiesta porque en ella participan muchos. Lo festivo si bien tiene una centralidad por el origen, por su desarrollo posee apertura. La fiesta es origen e incremento. No hay cultura pura, ni fiesta pura. Una fiesta se vitaliza por el reconocimiento del otro, y esos otros, en verdad son la vivencia de lo que se pretende propio. En otras palabras, lo propio tiene una fuerte relación dialéctica con la alteridad, con lo extraño y lo nuevo.

A pesar de los puristas o de las voces ‘oficiales’ de la fiesta de la Candelaria, el pueblo que percibe la fiesta como su alma o como símbolo, seguirá aceptando a los de adentro y a los de afuera, seguirá sacando lo sagrado de su origen, pero lo irá enriqueciendo con el horizonte de lo nuevo y de lo extraño.

La zampoña y la pluralidad de sentidos

La perspectiva analizada líneas arriba también lo podemos asociar a la práctica de la zampoña. Parto aquí desde mi experiencia como ejecutor y director de grupo de zampoñistas del Centro Cultural Melodías Ilave, grupo muy reconocido por las innovaciones al interior de la orquestación musical zampoñistica. Igual que en la fiesta de la Candelaria, en la ejecución de la zampoña también se presenta ese debate entre puristas y aperturistas.

En este punto hay la necesidad de reforzar el punto sobre la tradición. Debo de diferenciar entre “tradicionalismo” y “tradición evolutiva”. Considero “tradicionalista” a los conservadores de la ejecución de la zampoña. Para ellos no se debe modificar en nada la manera “originaria” de la zampoña. Este autoctonismo conservador no tiene asidero conceptual, porque tendríamos que saber quiénes son los portadores de la “cosa en sí”. Y sabemos que las manifestaciones culturales no tienen una fijación en el tiempo; cambian. Y como diría el filósofo Gadamer, la historia tiene efectos, es decir todo crece recogiendo las afectaciones de los tiempos que van transcurriendo.

Al otro lado está la “tradición evolutiva”, entendida como la continua experimentación de las manifestaciones culturales en el tiempo de acuerdo a las influencias de los momentos que nos toca vivir, pero sin olvidar el mito fundante, aquello que encontramos y dieron los primeros sentidos a nuestra “existencia musical”. “Tradición evolutiva” es “historia efectual”, es la fusión de distintos horizontes: del pasado con el presente, de los pasados con los presentes. Esta diferenciación marca entonces el asidero conceptual desde donde partimos. Hacemos tradición entendida como tradición evolutiva, no tradicionalismo; nos ubicamos en la interculturalidad y la fusión de horizontes; no perdemos lo que somos, pero no nos quedamos como estatuas frías ni repetimos el pasado; somos hijos de los tiempos, tenemos claro el presente que vive dialogando con el pasado e intuyendo el futuro. Nos aperturamos a las expresiones de otras culturas, dialogamos con ellas. De occidente rescatamos su técnica orquestal, la hacemos nuestra prudencialmente en lo que se puede (no en todo), así producimos un producto interculturalizado, no cerrado.

Colofón

Podría resumir lo arriba señalado con que la vivencia festiva o cualquier identidad cultural funciona no cerrándose en lo suyo sino algo como un salir quedándose, un ir sin irse, una ida regresando, una apertura desde tu dato originario. En buena cuenta, es una experiencia de entrada y salida infinita, un ofrecer algo a otro y recibir de este otro algo para tu ‘lugar’, para ti mismo. Es como en una conversación que nunca termina y siempre queda algo por decir, pues siempre hay algo nuevo por aprender.

El modelo de la zampoña como metáfora para encauzar este pequeño análisis sobre la fiesta de la Candelaria, puede servir para analizar otras fiestas y también para hablar de la esfera pública intercultural (o las esferas públicas interculturales). Una esfera pública intercultural debería de permitir el diálogo de la pluralidad de las culturas diferentes, que tienen sensibilidades y racionalidades diferenciadas. Otra cosa es una esfera pública monocorde, unívoca y colonizada por una sola cultura (con los medios de comunicación y con el poder político de cómplices). Esta esfera unívoca es como una zampoña quebrada y sólo produce la trama rancia y desabrida de la mala música de la unilateralidad. Este repertorio unilateral nos es muy conocido y tiene muchos rostros: déspota, excluyente, ciego a la diferencia, etc. etc. La esfera pública intercultural es lo contrario: inclusiva y dialógica como la zampoña.

Inevitable apostar, entonces, por la esclusa y no por el portazo.

_______________________

[1]1 Frase atribuida al filósofo alemán Hans-Georg Gadamer quien sostienen que toda comprensión humana se ajusta al modelo conversacional. “Somos diálogo”, somos siempre “fusión de horizontes” sostendrá. Cf. Gadamer, H. (1998). Oír, ver, leer. En Arte y verdad de la palabra. Barcelona: Paidós.

lunes, 30 de agosto de 2021

CONGRESO PERUANO Y CONSTITUCION POLÍTICA

 


EL VOTO DE CONFIANZA

Y COQUITO

Por Jorge Rendón Vásquez 

C

oquito es un simpático libro para familiarizar a los niños con el alfabeto y proveerles las primeras nociones de la civilización en la cual vivimos.

Expectando el kilométrico torneo parlamentario del 26 y 27 de agosto para decidir si le daban el voto de confianza al primer gabinete ministerial del nuevo Presidente de la República, me vino a la mente la necesidad de la existencia de un Coquito constitucional para los congresistas que han hecho el leit motif de su vida entorpecer, complicar, obstruir y, finalmente, tratar de abatir al Presidente.

Sí, un libro de las primeras letras del Derecho Constitucional.

Y ¿por qué?

Porque, la elección de los congresistas no imparte un título habilitante en Derecho Constitucional y porque “Para ser elegido congresista sólo se requiere ser peruano de nacimiento, haber cumplido veinticinco años y gozar del derecho de sufragio.” (Constitución, art. 90º; los artículos que cito a continuación son de esta norma suprema). En la práctica, si los candidatos a congresistas no tienen un programa de servicio a sus votantes o, dicho con más propiedad, si lo que quieren es solo ser elegidos, les basta con prometerles el oro y el moro y manipularlos con las técnicas de la alienación. No se les exige ningún conocimiento. Y así se conforma el Congreso, con cierta cantidad de representantes que creen que la recepción de sus credenciales opera el milagro de convertirlos en los máximos exponentes de la sabiduría jurídica.

La maratónica sesión de la semana pasada lo confirma.

¿Qué se trataba?

El presidente del Consejo de Ministros y estos debieron concurrir al Congreso “para exponer y debatir la política general del gobierno y las principales medidas que requiere su gestión” (artículo 130º). Exponer y debatir, no aprobar por el Congreso. ¿Por qué? Porque corresponde al Presidente de la República “Dirigir la política general del Gobierno.” (art. 119º.3) y porque “La dirección y la gestión de los servicios públicos están confiadas al Consejo de Ministros y a cada ministro en los asuntos que competen a la cartera a su cargo.” (artículo 119º). Es obvio que si la dirección de la actividad del Poder Ejecutivo requiriera la aprobación del Congreso de la República, el Poder Ejecutivo perdería su independencia y la dirección de sus actividades pasaría a los congresistas. Pero, entonces, ¿por qué la Constitución ha dispuesto que el Poder Ejecutivo debe exponer su plan de actividades ante el Congreso? No para aprobarlo, ya que la Constitución no le confiere al Congreso esta facultad. Lo ha hecho para que ejerza su función de “Velar por el respeto de la Constitución y de las leyes” (artículo 102º.2). De modo que si la política general del gobierno pudiera infringir la Constitución y las leyes, tendría que observarla, indicando los artículos de estas normas que podrían ser violentados, y no otorgaría, por eso, el voto de confianza.

Los congresistas de derecha, a coro con los opinólogos, articulistas y propietarios del poder mediático, incluidos los pretendidamente independientes, le atribuyeron al Congreso la facultad de descalificar el plan de gobierno del Poder Ejecutivo y negarle el voto de confianza, como les viniera en gana. Es decir, dejaron la Constitución en el desván de las cosas de deshecho, y se lanzaron al ataque con la ferocidad de los piratas.

No lograron su propósito, ya que el Consejo de Ministros obtuvo el voto de confianza por 73 votos contra 50. Otro tema es indagar las razones por las cuales las bancadas que no son de Perú Libre y Juntos por el Perú apoyaron ese voto.

Picones, algunos congresistas de la derecha recalcitrante anunciaron, entonces, que llamarían a varios ministros para hacerlos censurar, sin duda, porque creen o alguien les ha dicho que poseen la facultad de hacerlo a su antojo.

Veamos qué dice la Constitución al respecto. El Congreso puede llamar a los ministros para interpelarlos (artículo 131º). No se alude a alguna causa en este artículo. Luego, el Congreso puede censurar a los ministros (artículo 132º). Tampoco se menciona en este artículo una causa. Pero es evidente que, en ambos casos, se debe invocar alguna, que solo puede ser la infracción a una norma constitucional o legal o a varias, ya que quienes ejercen el poder del Estado “lo hacen con las limitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen” (artículo 45º). En otros términos, deben invocar siempre los artículos de la Constitución y de las leyes que enmarcan sus actos y los que habrían sido infringidos por los funcionarios a los cuales quieren interpelar, censurar o acusar, ya que una función del Congreso es “Velar por el respeto de la Constitución y de las leyes, y disponer lo conveniente para hacer efectiva la responsabilidad de los infractores.” (artículo 102º.2). En tal sentido, las infracciones imputables a los ministros lo son por sus actos como tales, puesto que “Los ministros son individualmente responsables por sus propios actos y por los actos presidenciales que refrenden.” (artículo 128º), vale decir que responden por los actos correspondientes a sus funciones como ministros. Y esto es coherente con la división de roles de los poderes públicos. El Congreso sólo puede considerar u objetar, de ser el caso, la manera como se cumplen las funciones públicas por las cuales existe el Estado y no otros aspectos personales de los ministros ni lo que pudieron haber dicho o hecho antes de ser ministros. En materia constitucional, la interpretación y aplicación de las normas constitucionales es restrictiva.


Otra congresista se salió del carril al utilizar el tiempo de su intervención para tratar de descalificar al ministro del Interior de quien dijo que seguía ejerciendo el cargo de fiscal ahora que es ministro. Por supuesto tampoco examinó el artículo 126º de la Constitución que dice: “Los ministros no pueden ejercer otra función pública, excepto la legislativa.” (artículo 126º). Ejercer. Se ejerce una función cuando se practica los actos inherentes a ella, y el ministro del Interior desde que asumió este cargo no ha ejercido el de fiscal. Esta congresista fue Fiscal de la Nación de 2008 a 2014 y se recuerda que se negó a acusar al Presidente de la República, el tristemente célebre Alan García, por el negociado de los narcoindultos. Es posible suponer que haya sabido también de los otros hechos de corrupción de este personaje por los cuales él prefirió pegarse un balazo cuando la Justicia llegó a su casa para conducirlo a la cárcel.


MALCRICARMEN

Y sigue la racha. Una congresista de la derecha recalcitrante ha presentado un proyecto de interpretación de la Constitución para conferirle al Congreso más poderes de los que esta le asigna. En efecto, la Constitución dispone que es atribución del Congreso “Dar leyes y resoluciones legislativas, así como interpretar, modificar o derogar las existentes.” (artículo 102º.1).  Interpretar las leyes y resoluciones legislativas; no interpretar la Constitución.

Fue, por lo demás, vergonzoso que los congresistas de la derecha recalcitrante y otros elevaran su airada voz de protesta cuando el Presidente del Consejo de Ministros empezó su exposición en Quechua, la lengua del Tahuantinsuyo y de varios millones de compatriotas. Era la Lima virreynal rediviva, la que, por su boca y actitud, ponía el grito en el cielo contra la población andina, a la cual la dominación hispánica y la casta blanca que la heredó en el poder del Estado condenaron a la discriminación absoluta y al escarnio. Para esos congresistas el Quechua, además de ser una lengua proscrita es tan extraña, como el Pastun, el Farsi, el Tagalo, el Arameo o el Sardanapalí. El Primer Ministro les mostró la Constitución y les leyó el artículo 48º: “Son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes, según la ley.” Aludía a que el recinto del Congreso de la República no es Lima solamente, sino el Perú. La situación es similar a la que se da, por ejemplo, con el local de las Naciones Unidas en Nueva York o con las numerosas organizaciones internacionales cuya sede se halla en Ginebra. Están físicamente allí, pero en su interior los Estados donde se encuentran no imponen sus leyes y costumbres.

En síntesis, que falta hace un Coquito constitucional para ciertos congresistas.

(29/8/2021)

JOSE LUIS AYALA COMENTA EN DIARIO UNO

 VASQUEZ CUENTAS Y LA IDENTIDAD CULTURAL

José Luis Ayala, Diario UNO 29AGO21

El permanente, con­tinuo proceso dialéctico de tratar de reconocemos cómo somos y, hada dónde vamos, ha sido y será una tarea ardua para tratar de saber por qué so­mos una nación fallida, un Estado escindido y una República, como dijo Jorge Basadre: Secuestra­da. Lamentablemente, la pandemia ha frustrado el gran debate que debió haberse realizado con ocasión del Bicentenario de la Independencia del Perú. Los historiadores, científicos sociales y escri­tores, no han respondido a tres preguntas básicas: ¿Qué hemos sido?, ¿qué somos?, ¿qué debemos o podemos ser? En sín­tesis, qué clase de sociedad debemos construir. 

Esta amarga frustración histórica, marcará a una generación de jóvenes sumidos en una negativa experiencia que se tradu­cirá en un evidente desen­canto social. A lo que es preciso añadir, el drama de miles de niños huér­fanos que ha dejado la pandemia y ahora están sumidos en un horrendo sufrimiento. El Perú sa­queado por la cacocracia (gobierno de los cacos), no atenderá a quienes llega­rán a la adolescencia sin un oficio para sobrevivir en un mundo adverso.

El libro publicado por Guillermo Vásquez Cuen­tas. “Escritos por la puneñidad” es en realidad una antología muy personal que incide sobre la necesi­dad de redefinir una iden­tidad plural, pertenece a un concepto mayor en referen­cia a la identidad nacional. Los temas son variados, se refieren a la cultura popular, Festividad de la Candelaria, Titicaca, Desarrollo, Política, Personas, Instituciones y Pueblos. Es una antología que recoge textos que datan de varios años de un traba­jo periodístico continuo, así como el ejercido de una acción cultural destinada a revalorar un proceso continuo de permanencia y cambio.

En Algunas reflexiones sobre la identidad nacional, Guillermo Vásquez Cuentas dice: “La Nación aimara tiene un pasado suficientemente esclarecido respec­to a sus orígenes remotos y próximos, tiene una trayectoria histórica suficientemente conocida y tiene en la actualidad una existencia objetiva y comprobable en la realidad de los países de Bolivia, Perú y Chile”.

Sin embargo, no se puede dejar de mencionar a los ay­marás de Argentina. Según una encuesta del 2018, hay un millón de personas con identidad aymara radica­das en Buenos Aires, Jujuy, Neuquén y Humahuaca. Se trata de una única comuni­dad con personería jurídica reconocida por el Estado Ar­gentino. Además, hay otras comunidades en Rodeo, San Marcos, Luján y La Huerta.

“La división actual -es­cribe Vásquez Cuentas- de la Gran Nación Aimara es históricamente injusta por lo que asiste a los aimaras el derecho fundamental de forjar su unidad social, cultural y política, por cual­quier medio que sea idóneo para conseguir y mantener el propósito estratégico per­manente, cual es la unificación integral de las tres par­tes en que se halla dividida. 1 (Es preciso tener en cuenta a los aymaras de Argentina).

Las luchas por la integra­ción y liberación de los pue­blos originarios en el siglo XX han sido constantes. “El aymarazo”, texto de análisis desde el Derecho Consue­tudinario de Jaime Ardiles Franco, es una muestra de la capacidad de movilización y defensa de la Nación aymara como riquezas de sus territorios. Sobre este tema Vásquez Cuentas hace las si­guientes Recomendaciones:

“1- Erigir el propósito estratégico permanente de la unificación de la Nación Aymara como finalidad suprema y objetivo máxi­mo de todos los aimaras.

2- Construir un organis­mo promotor, unificador y coordinador único en el ámbito de la Nación Aimara encargado de desplegar, sos­tener y coordinar la lucha y la acción política en pos de la forja de la unificación nacional. Tal organismo de dirección debe crearse me­diante un proceso participativo de todas las partes, colectividades y organiza­ciones políticas y sociales, identificadas indubitable­mente como aimaras y que actúan en todas y cada una de tres partes aimaras”. 2.

El proceso de decoloni­zación social, política, cul­tural y económica está en marcha. Es una respuesta a las desacertadas afirma­ciones económicas y filo­sóficas de Francis Fukuyama, quien aseveró que no habrá razones para que los pueblos avasallados se rebe­len, porque se iba a impo­ner el sistema democrático y sobre todo los Derechos Humanos. No ha sido así, el rumbo de la historia actual ha tomado otra vía. ¿Cuál ha sido la respuesta y reac­ción del poder económico dominante? La judicialización, represión y muerte de personas que se expresan contra toda clase de explotación y abusos del poder.

El libro de Vásquez Cuentas, “Escritos por la puneñidad”, editado por la U.N.A., es un registro de las preocupaciones de un cronista del siglo XX que observa los acon­tecimientos para dar un testimonio de su tiempo histórico. Por eso, los temas son variados. Sin embargo, hay una evidente ausencia de crítica analítica pedagógica tan necesaria, así como el uso de instrumentos de aná­lisis desde las ciencias so­ciales. Ninguna sociedad permanece estática, todo está en movimiento cons­tante. Así, el émbolo de la historia social es la bús­queda del bien común.

¿A qué se debe que los historiadores como in­vestigadores sociales no se hayan pronunciado a través de ensayos en referencias al Bicentenario de la Independencia del Perú? Los pocos trabajos que es posible leer no se refieren a un tema fun­damental: ¿Qué clase de República somos? ¿Qué clase de República debe­ríamos construir? Habrá que esperar textos de des­linde, de reconstrucción y esperanza. Todavía hay tiempo, nunca es tarde.

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1 - Guillermo Vásquez Cuentas. Escritos por la puneñidad. Universidad Nacional del Altiplano. Puno. Pág. 581. Industria Gráfi­ca Altiplano. 2021. Puno.

2- Guillermo Vásquez Cuen­tas. Escritos por la puneñidad. Universidad Nacional del Altiplano. Puno. Pág. 582. Industria Gráfica Altiplano. 2021. Puno